Trinidad
Juan de Marsilio

La primera persona de la diosa

se llama Adrenalina.

Miedo de esto, de aquello y de lo otro.

Prisa y presiones.

Y esa cosa terrible en todo el cuerpo

que lo pone en tensión y parece

quererlo destrozar,

estar por destrozarlo.

 

La segunda persona

es

la Inercia, aunque no parece.

Porque aunque todo se muestre

cambiante, vertiginoso,

las más veces

quedamos fijos mientras todo pasa,

o si nos movemos

es por obra y gracia

de la corriente que nos lleva.

 

La persona menor es la Anestesia.

Un piadoso aturdimiento

que toma en sus manos nuestro dolor

- por un rato aunque sea -

para que, sin esa

grande alarma y defensa

que es la conciencia del estar sufriendo,

caigamos mejor en poder

de las dos primeras

personas de la  diosa.

Ni para hoguera
Juan de Marsilio

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