Puerto Decepción
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Juan de Marsilio

El negocio consiste 
en decirle “bizarro perfume” al hedor 
y a la perversión llamarla 
“divertimento posmoderno”.

El negocio, 
precisamente por ser negocio, 
consiste en aferrarse 
fuertemente a valores: 
Euro, Dólar, Yen, acciones, 
etc., etc., etc..

El milagro se logra creándose o comprándose 
un dios a medida: 
omnipotente para hacer favores 
y omniprescindente 
a la hora de juzgar 
la conducta de su propietario.

Se trata 
de un sistema complejo 
de tergiversaciones 
de la semántica 
que requiere de su usuario la capacidad, 
primero, 
de memorizarlo 
y luego de olvidarse de que se trata 
de un complejo y deliberado 
sistema 
de tergiversaciones.

Puerto Decepción
Juan de Marsilio

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