Puerto Decepción
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Juan de Marsilio

Me decía el amigo 
que en los días de la adolescencia 
había yo, muchacho triste, sido 
feliz sin darme cuenta.

Me decía el amigo 
que es obligatoria 
la pena en esta pobre vida nuestra 
y que sólo es feliz aquel que sufre 
por penas que valgan 
aunque sea un poquito la pena.

Eran así mis penas de juventud. 
Yo no las elegí, me fueron dadas.
Cuando pude elegir 
entré a sufrir por penas 
que en lugar de tristeza 
debieran darme asco.

Puerto Decepción
Juan de Marsilio

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