Pájaros y murciélagos
Juan de Marsilio

Yo la miraba, miraba, 
me la quedaba mirando 
y el alma se me llenaba 
de murciélagos y pájaros.
De pájaros y murciélagos: 
“nunca, nunca” y “¿cuándo?¿cuándo?”, 
certeza de lo imposible 
y esperanzas sin embargo.
¿Esperanzas o ilusiones?
Hay espejismos tan claros, 
tan nítidos, tan precisos 
que uno creyera tocarlos.
¡Tocarla! ¡Por Dios, qué gloria!
¡Qué paraíso vedado!
Nomás para algún saludo 
las mejillas o la mano.
La piel de mi amor sin piel 
con chicharras de verano 
desnuda en la realidad 
del crudo invierno nevado.
Después – bastante después – 
pude mirar a otros lados. 
Me topé con unos ojos: 
también me estaban mirando.
Encontré el amor real 
y no era como el soñado: 
era con momentos dulces 
y con más momentos arduos. 
Con cuitas de fin de mes, 
con milagros cotidianos.
Ya no la miro, la miro, 
pero la estoy recordando 
(no hay por qué echar al olvido 
lo que se hubo amado antaño).
Los murciélagos se fueron.
Me quedan nomás los pájaros.

Canciones y romances
Juan de Marsilio

Ir a página inicio

Ir a índice de poesía

Ir a índice de de Marsilio, Juan

Ir a mapa del sitio