La lira y el vano viento
Juan de Marsilio

XV

 

Me encontrarán cuando quieran 
pero no para todo lo que quieran.
Podrán aducir 
tres millones quinientas treinta y un mil 
sensatas y patrióticas razones 
para comerme el pan podrido 
poniendo cara de que está muy bueno 
por santa disciplina partidaria, 
contando luego con el consuelo 
de que en realidad ninguno de los compañeros 
estuvo nunca de acuerdo 
con hacer así las cosas.
Soy hombre de partido, 
zapato gastado de tanta calle, 
ojos harto llorados 
del mucho muerto querido 
y del mucho gas. 
Pero tengo mi torre de marfil o cristal 
donde nadie me exige ni le exijo a nadie 
estar lo mismo para un barrido 
que para un fregado. 
Y esa regla debiera también cumplirse 
en el partido y la patria.

La lira y el vano viento
Juan de Marsilio

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