Estos días así
Juan de Marsilio

                                       I


Estos días así, 

como sin vida.

Estos días así, 

como sin aire.

Estos días así como con todas 

las costillas quebradas.

Estos días así, 

como sin días, 

como sin tiempo del que al cabo pasa, 

estos días así, 

como de plomo.

Estos días así, como sin luz, 

como sin fe como sin nada, como

sin nada salvo sin.

Y con todo el horror.

Y sin el grito.


                                       II


Estos días así como sin brújula.

Estos días así como sin mí.

Estos días así como con otro 

que me robó la piel para vestirse 

y no la lleva bien.

Estos días así como con asco 

de esto que no soy yo pero soy yo.

Y estos ojos idiotas que no aprenden 

que no deben mirarme en el espejo.


                                      III


Uno lo mira todo 

como a través de un vidrio oscurecido.

La nada es un cristal oscurecido. 

El mundo es un cristal oscurecido.

Y la fe son los ojos 

viendo tras el cristal lo que no existe, 

haciéndolo existir.


Hoy no existe mi fe: 

detrás del vidrio oscurecido veo 

un vidrio oscurecido y otro y otro 

y así hasta el infinito.


                                    IV


Estos días así, como de eterno 

inventario y pesaje de cenizas.

Estos días en que 

lo que no es hospital es cementerio.

Estos días baldíos, estos días 

calcados uno de otro con carbónico gris.

Estos días de andar con un dolor, 

no desmedido pero sin embargo.

Estos días oscuros como sótanos 

donde se aburren hasta las arañas.

Estos días así, 

de comer con desgano 

y engordar sin crecer.

Estos días así también podrían 

ser la raíz de nuevas pleamares, 

si uno tuviera fuerzas 

como para soñarlo.

Estos días así, 

tan sin futuro.

                                   V

Cuando viene allí, llegando, 

ese que pareciera 

cargar sobre los hombros desvencijados 

todo el dolor del mundo 

y ni una gota menos de dolor 

es buena cosa verlo a tiempo de 

apartarse a un rincón en que parezca 

que uno no se da cuenta de que llega, 

para luego salir sin mucho ruido 

a cumplir diligencias urgentes 

en alguna otra parte.


Pero mejor todavía 

es estar entrenado 

para apartarse a rincón 

en que uno pueda fingir 

que no se ve apartándose 

a un rincón adecuado para fingir 

que no ve cómo viene allí llegando 

ese que pareciera 

cargar sobre los hombros desvencijados

todo el dolor del mundo 

y algunas 

gotas 

más. 


                                        VI


Mucho fui condenado al Purgatorio: 

toda la eternidad menos un día

- temo a veces 

que mi único día en el Paraíso 

hubo pasado ya 

sin que yo me enterara.


                                            VII


Estos días así, 

en que sangra la herida 

con pésimo porqué 

y peor para qué.

Estos días así, 

en que las cicatrices 

duelen más que los tajos.

Estos días así, 

en que uno ya se sabe 

por crímenes y pecados que perpetró 

– excusado en sensatas 

razones de rutina – 

condenado a cadena pluscumperpetua.

Estos días así son el infierno.


                                         VIII


Estos días así son pesadillas: 

no que se deba 

decir que “ya pasó, 

fue sólo un sueño” 

sino, por el contrario, 

remar para salir del remolino 

bien conscientes de que 

nos va la vida 

en alcanzar o en construir 

aguas más navegables 

y luego, 

si es que hay éxito en la empresa, 

cuidar el rumbo y el casco 

para no volver más 

a esa parte espantosa de la realidad 

que son las pesadillas 

– o para tener alguna 

chance de salir 

si alguna vez volviéramos.


                                        IX


Estos días así 

también terminan algún día para 

darle paso a otros días de otra índole 

– unas veces mejor y otras peor: 

a estos días así 

también les pasa a veces 

que otros vienen que buenos los hacen.


Estos días así 

siempre terminan algún día 

- que es a veces el día de morir.

Juan de Marsilio

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