Esther de Cáceres: la celebración religiosa (1903-1971)

por Graciela Mántaras Loedel - Jorge Arbeleche

Mujer de extrema sensibilidad y fina cultura, animó un círculo de intelectuales de persistente labor. En él confluyeron, permanente o transitoriamente: Eduardo, Enrique, Eladio y Rafael Dieste, Carlos Vaz Ferreira, Jules Supervielle, Susana Soca, Enrique Casaravilla Lemos, Vicente Basso Maglio, Felisberto Hernández, Francisco Espínola. Joaquín Torres García, Juan Parra del Riego y otros.

Ya anotó Alejandro Paternain que la abundante bibliografía de esta poeta no es el resultado de multiplicidades ni búsquedas ni cambios. Por el contrario, a lo largo de treinta y seis años de labor poética son los mismos temas y las mismas modalidades las que comparecen al servicio de su experiencia religiosa. Debe agregarse que tampoco es advertible el cambio por crecimiento o ahondamiento, ni en la vivencia religiosa ni en la destreza poética. Sus trece libros bien podrían ser uno solo. Casi lo mismo puede afirmarse de su proficua ensayística. La vivida hondura de la experiencia religiosa que esta poesía expresa y testimonia, se vierte en los cauces del gozo, la exaltación, la plenitud; los escándalos de la Encarnación, el pathos y las agonías de la fe le son, en cambio, infrecuentes.

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