El equilibrista
Ana Magnabosco

Personajes:

 

ISMAEL - 18 años.

 

INES - 50 años… largos.

 

PORTERO - Señor mayor, edad indefinida.

 

La acción se desarrolla en la azotea de un edificio muy alto. Cada tanto se escuchan ruidos lejanos provenientes de la calle.  Es la  madrugada de un domingo de verano.

 

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"Premio Anual de Literatura" otorgado por el M.E.C. Año 1994.

Género : Drama.

 

ISMAEL  - (Con ropa liviana y descalzo, está acostado en  el piso,  mirando  el cielo. Respira profundamente. De  pronto  se levanta y comienza a saltar como un bailarín, por distintos elementos o volúmenes que se encuentran en el techo.)

 

!Señores y señoras, queridísimos niños, bienvenidos al circo! Al gran  circo de las estrellas! Ocupen sus lugares y presten  atención. !Magos, payasos, malabaristas! El monumental oso de Siberia traído  especialmente para actuar hoy ante ustedes. !Y  la  luna! !La bella luna, señoras y señores!

 

(Sube a la cornisa y camina haciendo equilibrio peligrosamente, mientras silba una alegre musiquita circense y vuelve a repetir a  mayor velocidad todos los saltos anteriores, incluida la caminata  por la cornisa. Al finalizar emite un ruido sordo imitando la aclamación del  supuesto público. Va hasta el lugar en que se encontraba inicialmente y lanza un grito largo, abriendo los brazos. Cae extenuado en el piso como  en la postura inicial)

 

(Después  de  unos instantes de silencio, se abre violentamente la  puerta  de acceso a la azotea y entra Inés, corriendo en dirección a la cornisa. Tropieza con Ismael))

 

INES - Ah...

 

ISMAEL - (Aún jadeante) Hola.

 

INES - Salga....¿qué hace acá?

 

ISMAEL - Nada...

 

INES - ¿Cómo nada?

 

ISMAEL - Lo mismo que usted, supongo.

 

INES  -  (Temblando)  Necesito  respirar...Con  este  calor...me estaba ahogando... Aquí corre el aire.

 

ISMAEL - Si, se siente la brisa.

 

INES - (Tiembla )

 

ISMAEL - ¿Le dio frío?

 

INES - No, no...Estoy nerviosa.

 

ISMAEL - Nos conocemos de vista, creo.

 

INES - No.

 

ISMAEL - Yo vivo en el octavo.

 

INES - Soy...muy distraída.

 

ISMAEL- Nos vemos en el ascensor.

 

INES - (Con leve descontrol) Yo...no miro.

 

ISMAEL - ¿Es una noche hermosa, verdad?

 

INES - Puede ser.

 

ISMAEL - (Se levanta) Estaba haciendo gimnasia.

 

INES - ¿Aquí?

 

ISMAEL - Cualquier lugar sirve para entrenar. Soy atleta.

 

INES - Ah...claro. Me pareció oír gritar...(Mira desconfiada  el lugar)

 

ISMAEL - Era yo. (Grita nuevamente con alma y vida)

 

INES - (Con un leve temblor) Dame...

 

ISMAEL - ¿Qué?

 

INES - Por favor...de lo que tengas...dame.

 

ISMAEL  - (Advierte la desesperación, se mira en señal de que  no tiene nada) No se qué quiere...

 

INES - Puedo pagar...ahora no, pero puedo pagar.

 

ISMAEL - Dígame qué...

 

INES - (Revisa rápidamente el lugar) ¿Dónde está? De lo que  tengas...necesito  algo,  ya. No puedo aguantar más.  (Se  le  viene encima palpándolo ) !Por favor, cualquier cosa! Un porro, pastillas, lo que sea ....algo...pero dame!

 

ISMAEL  -  (La separa con fuerza) !No tengo nada!  ¿Qué  te  pasa? ¿Estás loca?

 

INES - (Lo observa asombrada mientras tiembla en espasmos)  ¿No estás...?

Te lo pido por favor…necesito tomar algo. Vos estas drogado…una persona normal no grita así…

 

ISMAEL  - (Desconcertado) No. Yo grito porque tengo ganas.  (Con cierta verguenza) Soy atleta, me cuido.

 

INES - (Lanza un grito espantoso como antes lo hiciera él)

 

ISMAEL - Podés hacerlo mejor todavía, mirá...(Grita él) !Ahhh....!

 

INES - (Furiosa) Esto es ridículo...yo grito de rabia!

 

ISMAEL - Está bien. Aquí nadie te oye. (Grita de nuevo)

 

INES - !Estoy desesperada!

 

ISMAEL - Entonces gritá lo más fuerte que puedas. (Grita)

 

INES - (Se suma al grito anterior ) ¡No tengo nada!

 

ISMAEL - Yo tampoco.

 

INES - Es que no tengo un peso.

 

ISMAEL - El motivo da lo mismo. (Se apronta a lanzar otro grito pero se detiene ante la angustia de la mujer)

 

INES - Me quitaron las llaves de casa. Las escondieron.

 

ISMAEL - ¿Y a dónde querías ir?

 

INES - !A la calle...en la calle hay de todo!

 

ISMAEL – Tenés razón...

 

INES - (Temblando en espasmos) Me dejaron...encerrada.

 

ISMAEL - Tranquila, señora. Puede salir. Está en la azotea.

 

INES - No, no.

 

ISMAEL - Respire, respire hondo.

 

INES - No. (Grita) !No!

 

ISMAEL  -  Como  quieras. (Se aleja, abre los  brazos  y  respira profundamente)

 

INES  -  ¿Y si me das la tuya? !Por favor, la de  la  puerta  del edificio, por favor!

 

ISMAEL  -  Yo tampoco la tengo. A mí también  me  dejaron adentro.

 

INES - Esto es una porquería...no hay nada.

 

ISMAEL - Hay aire, mucho aire.

 

INES - (Grita) !Porquería! !Porquería!

 

ISMAEL - Eso...gritá que aquí nadie te oye.

 

INES - !Todo es una porquería! (Da vueltas, gritando hasta caer extenuada.)

 

ISMAEL  -  (Se  acerca,  con cierto temor la  toca  con  un  pié) Eh...eh...¿te sentís mal?

 

INES - (Llanto espasmódico)

 

ISMAEL - (Se echa en el piso de cara al cielo) ¿La puedo ayudar?

INES - (Llora)

 

ISMAEL - Llorar es bueno.

 

INES - (Llora en silencio)

 

ISMAEL - Hoy se ven las estrellas.

 

INES - (Se va calmando)

 

ISMAEL - Aquella es mi favorita, ¿la ve?

 

INES - No.

 

ISMAEL  -  Siga mi brazo...tiene que verla. Es la  que  más  está brillando.

 

INES - No me interesa.

 

ISMAEL - Usted se la pierde.

 

INES  - (Mira en la dirección que él le indica) ¿Y a quién  le importa?

 

ISMAEL - Casi siempre hay nubes de humo y no se ven.

 

INES - Yo me quiero morir. (Se da vuelta y mira el suelo)

 

ISMAEL - Pero cuando brillan como hoy, vale la pena mirarlas.

 

INES - (Pausa en la que se escucha el llanto)

 

ISMAEL - Allá está la Cruz del Sur. Y más allá...

 

INES - (Sigue llorando)

 

ISMAEL - ¿La puedo ayudar?

 

INES - Callándote.

 

ISMAEL - (Silba un conocido tema de los Beatles)

 

INES  - (Después de pausa en la cual se calma) Odio todo eso  de las constelaciones y las galaxias.

 

ISMAEL - A mí es lo que más me gusta.

 

INES - Debés estar loco.

 

ISMAEL - Si.

 

INES - ¿Y qué hacés aquí arriba?

 

ISMAEL - Pienso.

 

INES - Estás loco, entonces.

 

ISMAEL - Aquí se respira bien.

 

INES - Es mejor no pensar en nada.

 

ISMAEL - No se puede.

 

INES - Si...se puede olvidar.

 

ISMAEL  - Ante la inmensidad del universo, no hay nada  realmente importante.  (Espera causarle impresión con la frase,  pero  ella parece no escucharlo) ¿Suena imponente, no? Pero lo mejor de todo, es que es verdad.

 

INES  - (Sube a la cornisa, da un paso, cierra los ojos. Retrocede.) Suena a librito de auto-ayuda.

 

ISMAEL - ¿No te tirás?

 

INES - Estoy harta de sermones.

 

ISMAEL - Entonces tirate.

 

INES - (Vuelve hasta él, extrañada) ¿No te asusta que me suicide delante tuyo?

 

ISMAEL - Cada cual es dueño de su vida.

 

INES - ¿Estás drogado, no?

 

ISMAEL – No. Estoy muerto.

 

INES -(Agresiva) ¡Otra frase hecha! ¡Que sabrás vos de la muerte a tuedad! (En sorna) Cada cual es dueño  de su  vida...cada uno es forjador de su destino. Detesto los refranes. Es de una soberbia  eso de pretender encerrar en una frase...la complejidad de...

 

ISMAEL - ¿Del universo?

 

INES – No me interesa seguir hablando.

 

ISMAEL – Entonces mirá esto. (Salta a la cornisa y da una  rápida vuelta, entonando la marchita del circo)

 

INES - (Cierra los ojos) Ay, no! No lo hagas, por favor.

 

ISMAEL - (Salta de la cornisa y hace una reverencia) Demostración gratuita, sin obligación de compra.

 

INES  -  Por  favor,  no  lo  hagas  más.  Me  da  vértigo   de sólo...!Podés matarte, ¿no te das cuenta?!

 

ISMAEL - Estoy acostumbrado.

 

INES - (Se aleja temblando)

 

ISMAEL – Sí, soy equilibrista.

 

INES - (Se acurruca en un rincón)

 

ISMAEL - ¿Te lo creiste?

 

INES - No.

 

ISMAEL - Estudio matemáticas...ingeniería.

 

INES - Y no te gusta.

 

ISMAEL - Me programaron para tener éxito.

 

INES - (Agresiva) ¡Entonces te va bien!

 

ISMAEL - Como equilibrista, más o menos...

 

INES - No estoy para bromas.

 

ISMAEL - ¿Y usted?

 

INES - Yo no hago nada.

 

ISMAEL - Eso es lo que a mí me gustaría, ves?

 

INES - No sabés lo que decís.

 

ISMAEL - Estar en la nada y no hacer nada...ah!

 

INES - (De nuevo en el borde de la cornisa, mira hacia abajo) Hay cosas que ya no tienen arreglo...

 

ISMAEL - (Silba)

 

INES  -  (Cierra los ojos, mareada) Eso es una canción  de  los Beatles.

 

ISMAEL - (Continúa silbando)

 

INES  -  En la época de esa canción yo estaba más flaca  que  un fideo...

 

ISMAEL - Si querés podés ser la gorda del circo. Te invito.

 

INES - ¿Qué?

 

ISMAEL - De mi circo. Nunca falta el enano y la mujer gorda.

 

INES  -  (Entre ofendida e incrédula) Esto se arregla  con  una dieta.

 

ISMAEL - Te lo digo en serio. Vení. (Salta a la cornisa) Si caminás  de acá hasta allá una sola vez, le perdés el miedo.  Después es cuestión de entrenamiento. !Vení!

 

INES - Mejor me voy. (Sale) Chau...

 

ISMAEL  - (Baja de la cornisa al quedarse sin público y vuelve  a la posición inicial, silbando y mirando el cielo)

 

INES - (Vuelve a entrar y lo observa unos instantes en silencio ) ¿En tu casa no tendrás una botella, para prestarme?

 

ISMAEL - ¿Una botella?

 

INES - Algo fuerte...lo que sea. Y disculpá...el pedido.

 

ISMAEL  -  Tengo unos padres perfectos. No fuman,  no  beben,  no hablan. Lamento pero no puedo darte nada. No hay nada...de eso.

 

INES - ¿No les importa que estés a esta hora en la azotea?

 

ISMAEL - No están enterados.

 

INES - Decime la verdad...¿Qué hacés acá?

 

ISMAEL - Ya te lo dije: pienso.

 

INES - ¿A las tres de la mañana?

 

ISMAEL - ¿Hay alguna hora estipulada para hacerlo?

 

INES - No...pero es tan raro...a tu edad...

 

ISMAEL - Tendría que estar en una discoteca.

 

INES - Sería lo normal.

 

ISMAEL - Pero yo no soy normal.

 

INES - No parecés un...

 

ISMAEL - ¿En qué casillero me vas a poner?

 

INES - En ninguno. No me importa, ya tengo bastante con ...

 

ISMAEL - Exacto. Es mucho mejor mirar las estrellas.

 

INES - (Se acurruca en un rincón) ¿Ellas no preguntan, cierto?

 

ISMAEL - (Silba)

 

INES - ¿Te molesta que me quede un rato?

 

ISMAEL - La azotea es de todos.

 

INES - ¿Te gustan los Beatles?

 

ISMAEL - Me gusta la música.

 

INES - Te estoy preguntando pavadas.

 

ISMAEL - No.

 

INES - Perdoná...no quiero estar sola.

 

ISMAEL - ¿A qué le tenés miedo?

 

INES - A nada. Sos muy jóven...no quiero hablar...de eso.

 

ISMAEL - Está bien. Acá arriba se puede hacer lo que uno  quiera. (Silba)

 

INES  - (Después de un instante en que se hace un ovillo)  Estoy desesperada.

 

ISMAEL - ¿Mataste a alguien?

 

INES - !Cómo se te ocurre!

 

ISMAEL - Es una pregunta más amplia.

 

INES - Tengo un mono tremendo...no puedo pasar sin nada...fuerte.

 

ISMAEL - (Continúa silbando)

 

INES - De todas formas no podrías entenderlo.

 

ISMAEL - Insistís con las etiquetas.

 

INES  -  Se  supone que a tu edad, no se ha  vivido.  Hay  cosas que...

 

ISMAEL - ¿Qué?

 

INES - La desilusión, las traiciones, la falta de...

 

ISMAEL - ¿Esperanza?

 

INES - ¿Cuántos años tenés?

 

ISMAEL - (Como respuesta sigue silbando, mirando el cielo)

 

INES - ¿Me estás escuchando?

 

ISMAEL - Soy mucho más viejo de lo que parezco.

 

INES - Tenés la vida por delante.

 

ISMAEL - Eso me suena a frase hecha.

 

INES  -  Tenés razón...quise decir que todavía  no  viviste  lo suficiente.

 

ISMAEL - Querés decir que no sufrí lo suficiente.

 

INES - Si. (Algo fastidiada) Y podés darte el gusto de mirar la luna a las tres de la mañana.

 

ISMAEL - La luna es asunto de sabios y de poetas.

 

INES - Y el circo...y toda esa pavada de jugar al suicida. Tendrías que estar durmiendo.

 

ISMAEL - Prefiero mirar las estrellas.

 

INES  -  Tus  padres...no  tendrán  un  tranquilizante...¿una pastilla para dormir?

 

ISMAEL - (Va hacia ella) Dame la mano.

 

INES - ¿Pero qué estás haciendo?!

 

ISMAEL – (Sube a la cornisa) Vamos, nos tiramos juntos. ¿Te imaginás mañana? El  chico del octavo piso y la señora del...del...

 

INES - Tercero...pero no...de ninguna manera, no.

 

ISMAEL  -  Titulares: Enigma trágico. ¿Una historia de amor o  un  problema entre vecinos?

 

(En el forcejeo Ismael pierde levemente el equilibrio. Inés se desprende histérica)

 

INES - !¿Pero qué hacés? ¡bajate de ahí que te podés caer! ¡No te das cuenta que hay veinte pisos! ¡a qué estás jugando, eh?! ¿Quién sos vos?! ¡¿Un loquito? Un estúpido?

 

ISAMEL - Un vecino noctámbulo, soy.

 

INES - !Un inconsciente, sos! Un niño que no sabe lo que está haciendo.

 

ISMAEL - Me gusta eso. Soy un niño… jugando.

 

INES - !Bajá por favor...¿no te  das cuenta que te podés caer de verdad?!

 

ISMAEL - Me gusta jugar.

 

INES - !Te podés matar!

 

ISMAEL - ¿Y...?

 

INES -  Voy  a llamar a tus padres. (Amaga  salir,  Ismael  la detiene) !Soltame, estás loco!

 

ISMAEL – (La toma de los brazos, firme) Quiero estar acá.

 

INES - !Estás haciendo una locura! Podés caerte!

 

ISMAEL - ¿Y?. ¿No dijiste que todo era una porquería?

 

INES - Son cosas que se dicen...estoy mal.

 

ISMAEL  -  Llegamos a la misma conclusión. (Sube nuevamente y camina por la  cornisa) !Señoras  y señores, pasen a ver al equilibrista suicida y  a  la señora triste! (Salta peligrosamente) !Ambos tienen el arrojo y la imprudencia, de arriesgar sus vidas por pura diversión!

 

INES - !Eso no es cierto!

 

ISMAEL - !El público necesita historias trágicas!

 

INES  - No. No...!Bajate por favor! No sigas....bajá. !Ay,  Dios mío! (Amaga irse)

 

ISMAEL - (Salta y corre impidiéndole el paso) No te vas. Por  fin encontré a alguien con quien hablar de esto. (Le toma las  manos) Si te vas, me tiro.

 

INES - ¿Qué? Yo no tengo nada que ver. No me hagas esto. Estoy mal...no es divertido.

 

ISMAEL - ¿Cuántos años tenés?

 

INES - (Incómoda) No interesa.

 

ISMAEL - Interesa, si.

 

INES - (Temblando) Cincuenta...largos.

 

ISMAEL - ¿Y te parece que yo puedo esperar a los cincuenta,  para subir un día a la azotea pensando lo mismo que vos?

 

INES - Tu vida recién comienza. Tenés todo por delante.

 

ISMAEL - Si, las mejores calificaciones, campeón en  atletismo, unos padres que dicen pensar sólo en mi. ¿No es suficiente?

 

INES - Por supuesto que lo es.

 

ISMAEL - No señora. No lo es. El único fin de esta vida...¿Cuál es para vos?

 

INES - ¿Ser felíz ?

 

ISMAEL - Perdió señora. Es...es... (Se levanta, imita  trompetas) !Tener éxito! (Imita la aclamación del público)

 

INES - Y si...

 

ISMAEL  -  Estudiar, entrenar, prepararse, ser  el  mejor,  para luego tener las mejores oportunidades, el mejor sueldo, la mejor casa, las mejores vacaciones...

 

INES - ¿Eso no está bien?

 

ISMAEL  -(Grita) !No! !Yo no quiero tener nada! !Nada! !Ni  mejor ni peor! !Nada! !Nada! ¡Nada!

 

INES  - Pero es sencillo. Te hacés ermitaño o misionero  en  el Africa...con renunciar a los bienes materiales ya está. ¿Creés  en Dios?

 

ISMAEL - Los dioses son un invento humano.

 

INES - Son necesarios...en los peores momentos.

 

ISMAEL - ¿No me digas? ¿Vos creés?

 

INES - Creo, sí.

 

ISMAEL – No se suicidan los que tiene fe.

 

INES - (Incómoda) Podés ser voluntario de la cruz roja o...

 

ISMAEL – ¿Y repartir lo que a otros les sobra ?

 

INES  -  Se puede dar talento, tiempo, bondad...todo eso no  se

acumula en sentido material...

 

ISMAEL – Cosas de las que usted tendrá mucho para dar…

 

INES - A mi…se me pasó la vida sin…Perdí todo...estoy...vacía.

 

ISMAEL – No hay como vaciarse para volverse a llenar.

 

INES - ¿De qué?

 

ISMAEL - De usted misma.

 

INES  - (Muy molesta) !Basta de frases  huecas! ¿Sabés qué tiene mi mundo interior? !Whisky tiene!

 

ISMAEL - (Como para si) Mierda....(Salta de nuevo a la cornisa  y la  recorre silbando, en maniobra más peligrosa ya que cruza  los pies como si fuera por un alambre)

 

INES  - (Evita mirar, sentada en cuclillas con la  cabeza  entre las rodillas)

 

ISMAEL - (Grita, abriendo los brazos) !Ahhhhh....!

 

INES - Ya te vas a enamorar y te vas a agarrar la cabeza  cuando te acuerdes de esa cornisa.

 

ISMAEL - (Baja, se acerca) ¿Es el antídoto perfecto, verdad?

 

INES - Claro que si...por supuesto.

 

ISMAEL - ¿Y si no lo encuentro?

 

INES - No hay más que proponérselo para...

 

ISMAEL – ¿Y porqué no aplicás en tí ese maravilloso remedio?

 

INES - Ya estoy vieja.

 

ISMAEL - ¿Quién lo dice?

 

INES - Con solo verme...

 

ISMAEL  -  Entonces tengo razón. Me rehuso a formar parte  de  un mundo tan cruel que mide a las personas y las clasifica. Por aquí los  viejos:  moda y comida para viejos. Por aquí  los  gordos: dieta y ejercicios para gordos.

 

INES - Podés luchar por cambiar eso. ¡Sos jóven!

 

ISMAEL - ¿De veras?

 

INES - Si, los jóvenes son libres...nuevos, puros.

 

ISMAEL - Frase hueca, te agarré.

 

INES - (Vuelve a la cabeza entre las rodillas) Tenés razón. Hacé lo que quieras. (levanta la cabeza) ¡Pero esperá que yo no esté presente!

 

ISMAEL - ¿Y cómo se es realmente libre?

 

INES - No lo se...vos sos el jóven libre. Es tu turno.

 

ISMAEL - ¿Yo soy libre?

 

INES - (No contesta, permanece ovillada)

 

ISMAEL - (Grita) ¡Míreme! ¿Yo soy libre? !Míreme a los ojos!

 

INES - (Se miran un instante intensamente)

 

ISMAEL - (Grita, dando vueltas por la azotea) !Propongo volver al trueque!  !Que  cada cual ofrezca lo mejor de sí, lo  que  pueda dar!

 

INES - El mundo se llenaría de vagos.

 

ISMAEL - ¿Sabías que vago proviene de vacaciones?

 

INES - (Niega con la cabeza.)

 

ISMAEL - Vacaciones: tiempo vacío. !Vacío....qué palabra!

 

INES - A mí me asusta.

 

ISMAEL - Vagos, han sido los más grandes creadores.

 

INES - Linda excusa para no hacer nada.

 

ISMAEL  - Una mente vagabunda es tan importante como  un  cerebro trabajador.

 

INES - De veras estás loco.

 

ISMAEL - Las matemáticas nacieron en Egipto porque allí había una casta de sacerdotes vagos. O sea, con tiempo para pensar.

 

INES - ¿De dónde sacaste ese disparate?

 

ISMAEL - De Aristóteles.

 

INES - ¿Quién tiene tiempo para pensar?

 

ISMAEL - ¿Se pueden cambiar las reglas del juego ?

 

INES - Mi generación luchó por cambiar las cosas que consideraba...

 

ISMAEL  -  No sigas. ¡Las cosas importantes! Me lo sé de memoria. Sos de la edad  de  mis viejos. Se reventaron. ¿Y qué? ¿Cambiaron algo?

 

INES - Hicimos todo lo posible. Teníamos ideas, sueños...

 

ISMAEL - Si, claro. De los quince a los veinticinco, como en un  ejercicio estúpido. Después te atrapa el sistema y pensás: qué  bobo que fui cuando era jóven. ¿No es cierto?

 

INES - No. No es así...se tienen utopías. Ganas de cambiar el mundo.

 

ISMAEL  - Y después te decís: ya pasé la edad de las  ilusiones, ya fui lo suficientemente ingenuo. Ahora, veamos a quién reviento.

 

INES - ¿Ves? Estás en la edad de la utopía. Por si no te enteraste: no se puede vivir sin dinero. !Hay que comer!

 

ISMAEL  - Es verdad. (reverencia en burla) Me arrodillo ante  tí, señor dinero.

 

INES - Tampoco lo es todo. (Sonríe) Sos medio payaso, ¿no?

 

ISMAEL – Totalmente de acuerdo. Y como el aire por ahora es gratis. (Hace inspiraciones)

 

INES  -  Me hacés acordar a mi época, las flores, los  hippies  y todo eso.

 

ISMAEL  -  Si,  muy bonito. !Lástima que tu  generación  armó  el desastre y ahora que nosotros lo arreglemos!

 

INES - ¿Mi generación? ¿De qué estás hablando?

 

ISMAEL  -  De mis abuelos. (Triste) Vivían en el campo. Comían de lo que sembraban. Estoy seguro que tenían tiempo de visitar a sus vecinos.

 

INES - Y eran pobres e ignorantes y soportaban incomodidades...

 

ISMAEL  - Tenían tiempo para conversar y mirar a los ojos  a  sus hijos.

 

INES - No se puede generalizar. En todas las épocas ha habido padres terribles y también de los otros.

 

ISMAEL - (Terminante) !Ellos eran felices. Más felices que nosotros!

 

INES - ¿Y eso quién lo asegura?

 

ISMAEL - Yo.

 

INES - Si, a tu edad todo es blanco o negro.

 

ISMAEL - El abuelo Manuel sabía el nombre de todas las estrellas. No quiso que lo llevaran al hospital. Se empeñó en morir en  su cama.  ¿Sabés  cuales  fueron  sus ultimas palabras?!

 

INES - ¿Cómo voy a saberlo?

 

ISMAEL - He vivido. ¿Qué te parece?

 

INES - (Pausa en la que se miran intensamente) Maravilloso.

 

ISMAEL - Yo estaba...yo era el único que estaba en la casa.

 

INES - ¿Y los demás? Tus familiares...digo...

 

ISMAEL - Trabajando. ¿Y para qué?

 

INES – Quizás para que no le faltara nada a tu abuelo.

 

ISMAEL – (Niega con la cabeza baja)

 

INES – Bueno, hay que trabajar…tampoco se puede vivir sin…

 

ISMAEL - Para qué sirven la era  nuclear, la informática, los descubrimientos, si no podés estar, cuando  se te muere un un viejo querido como ese viejo.

 

INES - Es que el trabajo es una obligación. A veces es imposible estar con los enfermos al mimo tiempo.

 

ISMAEL – ¿Vos qué hubieras hecho?

 

INES – No se…

 

ISMAEL - ¿Cómo que no sabés?

 

INES - No se, no. No tengo todas las respuestas. Soy una simple ama de casa.

 

ISMAEL - ¿Y dónde está tu casa? ¿En una nube?

 

INES - Puede ser...

 

ISMAEL - "No se". La frase perfecta para escabullirse.

 

INES - Para pedir cuentas, tenés a tus padres. Yo ya pagué  las mías... con los míos.

 

ISMAEL - No puedo hablar con ellos.

 

INES - Insistí.

 

ISMAEL - No. Esto es una charla de suicida a suicida.

 

INES - Esa palabra es horrible...no la digas.

 

ISMAEL - Es la justa. (le toma las manos) Decimeló por favor: ¿para vos qué es más importante? Cumplir con una obligación o acompañar a un ser querido?

 

INES - (Se suelta las manos y se aleja enojada) ¡No sé! Ya te dije, no se. A mi no me preguntes eso…no te puedo decir nada. ¡No quiero hablar! ¿No entendés? (Conmocionada) Si bajás a tu casa…y me hacés un prestamo…conseguís algo de dinero…¿No me harías el favor de comprarme una botella de whisky? Disculpá que te pida…pero lo necesito.

 

ISMAEL – No puedo volver a mi casa. Estoy igual que vos. Para mis padres no existo.

 

INES - (Enojada) Sí, ya me lo dijiste: estás muerto. ¡Pero haceme el favor., si tenés la vida por delante…(Se asoma a la cornisa y dice con rabia: ) ¡El mundo es de los jóvenes! (Ríe)

 

ISMAEL - ¿Te divierte?

 

INES  -  Después que dije  eso  de  las frases hechas...cada cosa que voy a decirte...

 

ISMAEL - (Sonríe) Y el futuro es de los jóvenes. !Qué buen chiste!

 

INES - Mi marido se fue con una chica de veinte. ¿Qué puedo hacer?

 

ISMAEL - Podés gritar...qué te parece...dale, animate. Yo te acompaño.

 

INES - ¿Seguro que no se oye?

 

ISMAEL - Segurísimo.

 

(Ambos gritan como locos hasta quedar extenuados)

 

INES - !Hijo de puta! !Te fuiste y no me importa! !No me  importa! Me oís? !No me importa!

 

ISMAEL - !Quiero vivir! !Déjenme vivir! !Quiero vivir!

 

(De pronto se miran y ríen a carcajadas)

 

INES - Es...como una liberación.

 

ISMAEL - Lo es.

 

INES - Vos estás deprimido. ¿Te vió un médico? Ahora hay unas vitaminas muy buenas para eso.

 

ISMAEL - Ya tomé las vitaminas, también los antidepresivos.

 

INES - ¿De qué te reís?

 

ISMAEL - De lo mismo que vos.

 

INES - No. Vos estás pensando en algo.

 

ISMAEL  -  Me río de una frase...hecha...para  vos  que  te gustan las frases...

 

INES - ¿Cuál?

 

ISMAEL - "La juventud es el único mal que mejora con los años."

 

INES - No es divertido. Es verdad.

 

ISMAEL - (Repentinamente grave) Fuí al sicólogo, al siquiatra, y hasta me llevaron a un curandero.

 

INES - ¿Y qué te diagnosticaron?

 

ISMAEL - Que es cuestión de tiempo. Que ya se me va a pasar.

 

INES - ¿Y tus padres qué dicen?

 

ISMAEL - En mi casa no se habla.

 

INES - Algo deben pensar...

 

ISMAEL - No piensan. Miran televisión.

 

INES - Bueno...¿qué imaginás que podrían llegar a pensar?

 

ISMAEL - Que estoy de vivo.

 

INES - ¿Y tus amigos? Tenés amigos?

 

ISMAEL - Amigo...que hermosa palabra.

 

INES - ¿Solamente una palabra?

 

ISMAEL - Creen que soy un estúpido idealista.

 

INES - ¿Y con ellos no hablás?

 

ISMAEL - Sólo hablan de conseguir dinero, pasarla bien.  Tomar y aturdirse... por un rato.

 

INES - No está mal buscar un poco de felicidad.

 

ISMAEL - ¿Eso es la felicidad?

 

INES - Para mí es estar bien, aunque sea por momentos.

 

ISMAEL - Estás confundiendo estar bien, con bienestar. El bienestar proviene del éxito.

 

INES - (Ella lo mira midiéndolo, asombrada) El bienestar ayuda.

 

ISMAEL - Pero nunca a cambio del estar bien, interior.

 

INES  -  Claro, contás desde siempre con una  cama  mullida,  un hogar confortable, la heladera llena...

 

ISMAEL  - No son más que medios. El fin soy yo. Mi  yo  interior, sin cama y sin heladera.

 

INES - (Asombrada, no sabe que decir)

 

ISMAEL - Y como no puedo hacérselo entender a nadie: renuncio. Me borro  y listo. (Se trepa a la cornisa, da la vuelta cantando  la musiquita del circo)

 

INES  -  (Lo observa en silencio y luego se tira  en  el  suelo mirando al cielo)

 

ISMAEL - (Se acerca) Parece que te convencí.

 

INES - Estoy pensando.

 

ISMAEL - (Se tira como ella) Te parece que soy un estúpido  idealista?

 

INES - Aquella estrella de allá...es el lucero del alba.

 

ISMAEL - ¿Si?

 

INES - Por lo menos así le llamaban cuando yo era chica.

 

ISMAEL - Yo la conozco por otro nombre.

 

INES - ¿Cuál?

 

ISMAEL - Lucero del alba es mucho más lindo.

 

INES - Debe hacer cuarenta años que no miraba el cielo.

 

ISMAEL - (Silba)

 

INES  - Uno se siente pequeño. Miraste el cielo tirado  en el pasto?

 

ISMAEL - Soy un producto del asfalto.

 

INES - ¿Y de noche en la playa?

 

ISMAEL - ¿En la playa? Mi madre siempre tenía miedo de que enfermara por la humedad.

 

INES - ¿Tenía?

 

ISMAEL - Es una forma de decir.

 

INES - Entonces hay muchas cosas que aún no probaste.

 

ISMAEL - Sólo una que me importe.

 

INES - ¿Cuál?

 

ISMAEL - Trabajar en el circo.

 

INES - ¿Y por qué no lo hacés?

 

ISMAEL - No los puedo defraudar.

 

INES - ¿A quienes?

 

ISMAEL - Soy el hijo perfecto. Obedezco, soy dócil, tengo éxito.

 

INES  - Entre morir y escapar...ellos preferirían que te  fueras ya.

 

ISMAEL - No. No puedo.

 

INES - ¿Cómo que no? Siempre se puede hablar.

 

ISMAEL  -  Ya han hecho todo por mí.  Viven  para  mí, trabajan como burros para que yo...No sabés cuánto me gustaría poder abrazarlos…conversar.

 

INES -¡Claro que sí! Siempre se puede llegar a un arreglo. Podés probar por un tiempo y ver si es realmente lo que te gusta...

 

ISMAEL  -  Si pudiera volver atrás y borrar cosas...que han pasado.

 

INES - !Siempre se puede!

 

ISMAEL  -  Yo quisiera decirles cuánto  siento esta incomunicación. Pero no nos vemos.

 

INES - Tenés que hacerlo.

 

ISMAEL - Cuando regreso están durmiendo o mirando televisión.

INES - Son tiempos difíciles. Tenés que comprender…a veces es una forma de no pensar.

 

ISMAEL - Es el pánico de mirar.

 

INES - ¿Cómo?

 

ISMAEL - ¿Notaste que la gente no se mira?

 

INES - No.

 

ISMAEL - Porque vos tampoco mirás a nadie.

 

INES - Miro, claro que miro.

 

ISMAEL  -  Yo digo mirar en serio. MIrar hasta adentro.  Mirar  y encontrarse. Mirame, dale...

 

INES - Estás medio loco vos...

 

ISMAEL  -  ¿Ves? No te animás. ¿Por qué tenés verguenza? Si  uno  de veras mirara...no estaríamos tan solos.

 

INES - Quizás tus padres están demasiado preocupados...

 

ISMAEL  -  Por renovar el auto...

 

INES - No seas tan duro.

 

ISMAEL - No viven. Se  están matando con el trabajo.

 

INES - Muchos quisieran tu suerte.

 

ISMAEL - Yo te la regalo.

 

INES  -  No digas eso. Se preocupan por tu futuro. Si  a  vos  te parece que en forma equivocada, lo podés hablar.

 

ISMAEL  - Ya lo hice, pero les da miedo. Cada vez que lo intento,  se paralizan. Terminan discutiendo entre ellos.

INES - ¿Pero qué es lo que no pueden entender?

 

ISMAEL – Que yo quiera pensar. Les parece que me detengo, que no hago nada.

 

INES - Es lógico que te presionen para que no pares. Sos muy jóven.

 

ISMAEL – ¡Ese es el punto! No estoy parado. Estoy haciendo equilibrio.

 

INES - Es una  etapa...ya vas a ver como pasa.

 

ISMAEL  - Ah... ahora viene la teoría de las etapas.  Otro casillero. Te prevengo: no lo aguanto.

 

INES - Y es verdad, mirá...me sale otra frase hecha...

 

ISMAEL - Bueno, dale.

 

INES - "Juventud divino tesoro, te vas para no volver."

 

ISMAEL - !Flor de verso!

 

INES - Si, creo que es de una poesía...pero no me acuerdo.

 

ISMAEL - Seguro que la escribió un viejo.

 

INES - Sos cínico, ¿eh?

 

ISMAEL - Era. Tiré la toalla...me cansé.

 

INES - Que no daría yo por tener otra vez tu edad.

 

ISMAEL - Y yo por llegar hasta la tuya.

 

INES - ¿Qué?

 

ISMAEL - Nada...nada.

 

INES - ¿Cómo te llamás?

 

ISMAEL - Ismael, el loco.

 

INES - Ismael, es un nombre muy dulce. Yo sabía el significado de los nombres…creo que Ismael es algo así como el enviado…pero no me acuerdo. Tampoco me acuerdo de otras cosas…son las secuelas…

 

ISMAEL  -  Cierto.  Elegiste matar tus neuronas de  una  en  una.

!Gloriosamente ahogadas en alcohol!

 

INES - (Lo mira triste un instante.) Disfrutá tu juventud...estás en una edad hermosa..

 

ISMAEL  - ¿Te interesa la poesía?

 

INES - No me cambies de tema...

 

ISMAEL - Usted cambia de tema todo el tiempo.

 

(Pausa en la que ambos quedan mirando el cielo.)

 

ISMAEL - ¿Creés que se paga un precio por ser libre?

 

INES - !Me hacés cada pregunta?! No se...no estoy preparada para contestarte eso.

 

ISMAEL - ¿Cómo te llamás?

 

INES - (Sonriendo) Inés, la loca.

 

ISMAEL - (Sonriendo) Iba a decir algo original pero...

 

INES - ¿Si?

 

ISMAEL - Es un nombre muy dulce.

 

(Otra pausa larga, ambos miran el cielo.)

 

INES - No me gusta este silencio.

 

ISMAEL - ¿No te parecen increíbles las estrellas?

INES -  Es  increíble  que  estemos  en  el  centro   de   la ciudad...mirándolas.

 

ISMAEL  - Son las mismas que ha visto el primer hombre  sobre  la tierra, te das cuenta? ¿Te imaginás el hombre de las cavernas?

 

INES - Uno se olvida que están...

 

ISMAEL - Pero ellas siguen estando ahí arriba.

 

INES - Esta conversación contigo...¿qué estoy haciendo yo aquí tirada en el suelo? Esto es increible.

 

ISMAEL - ¿Te hubiera gustado vivir en esa época?

 

INES - ¿En cuál?

 

ISMAEL - En los comienzos de la historia.

 

INES  - Realmente estás loco. (trata de incorporarse) A mi ya  me duele  la  espalda de estar en el piso...me imagino  lo  que sería dormir en una cueva.

 

ISMAEL - Seguro que no les preocupaba el éxito.

 

INES  - ¿Y el éxito de conseguir comida, de mantener el  fuego, de llegar vivo al final del día?

 

ISMAEL - Era un éxito estimulante. !Pura supervivencia!

 

INES - Te quiero ver perseguido por un mamut.

 

ISMAEL - Por lo menos era un problema real.

 

INES - Habría competencia igual que ahora.

 

ISMAEL - Los débiles no sobrevivían.

 

INES - Es cierto.

 

ISMAEL - En la prehistoria yo no contaba el cuento.

 

INES - No confundas débil con sensible.

 

ISMAEL - ¿Nos los enseñan como sinónimos, no?

 

INES - Puede ser...pero vos ¿cuántos años tenés realmente?

 

ISMAEL - Los que vos me quieras dar.

 

INES - La mayoría de los de tu edad no saben lo que  es un sinónimo.

 

ISMAEL – En ninguna época hay lugar para los sensibles. Es justo que nos maten, que vayamos desapareciendo.

 

INES - ¿Qué disparate decís?

 

ISMAEL  - Todos los sensibles que conozco, beben, se  drogan,  se evaden, o se matan, que después de todo es lo único que pueden hacer.

 

INES - Eso es una barbaridad.

 

ISMAEL - Te incluyo. ¿Se puede andar por la vida con el corazón en la mano?

 

INES - (Por un instante lo mira asombrada) ¿No tenés frío?

 

ISMAEL - No.

 

INES - De a ratos me corre como un chucho...

 

ISMAEL - (Se levanta de un salto) Vamos a hacer una fogata.

 

INES - ¿En el techo?

 

ISMAEL - ¿Y por qué no? ¿Quién lo impide? Busquemos algo para hacer fuego, vamos.

 

INES - ¿Aquí?

 

ISMAEL - En todas partes hay algo para quemar.

 

INES - (Mira sin mucho ánimo)

ISMAEL  - !Ya encontré! (Saca papel de diario y unos  palitos  de un tanque)

 

INES - ¿Y el fuego?

 

ISMAEL - Se ve que no has sido scout. !Cha, cha, chán!

 

INES - No me digas que vas a frotar dos piedras...

 

ISMAEL  -  (Saca un yesquero y enciende los papeles)  !Cha,  cha, chán! Igualito que en las cavernas, salvo el encendedor.

 

INES - (Rie) No puedo creerlo. También fuiste boy scout.

 

ISMAEL - Ya te dije, el niño perfecto. Inglés, computación. música, gimnasia, alemán...y todo sin protestar.

 

INES - Ojalá mis hijos hubieran sido...(Se arrepiente)

 

ISMAEL - ¿Tenés hijos?

 

INES - No...no tengo.

 

ISMAEL - No te creo.

 

INES - ¿Y por qué?

 

ISMAEL - Esos pechos alimentaron a un pueblo.

 

INES - Pero...¿cómo?...¿qué sabés?.

 

ISMAEL  - Tenés estrías. Mi madre aún lucha con las  estrías.  Ha invertido una fortuna en cremas y unguentos mágicos.

 

INES - (Cruza los brazos sobre el busto instintivamente)

 

ISMAEL - ¿Quién dijo que son feas las estrías?

 

INES - Son horribles.

 

ISMAEL  - En la antiguedad, las cicatrices señalaban los  méritos del guerrero.

 

INES - Que gracioso.

 

ISMAEL - Una mujer que ha amamantado, ha sido generosa.

 

INES - Cuando la piel se deteriora, es fea.

 

ISMAEL - Y en la cultura descartable, lo que ya se usó se tira.

 

INES - Decíselo a mi marido.

 

ISMAEL - Todos somos tarde o temprano, desechables.

 

INES - (Con asombro) Te vuelvo a preguntar: ¿cuántos años tenés?

 

ISMAEL - Dieciocho.

 

INES - ¿Realmente ?

 

ISMAEL - ¿Te incomodo, no?

 

INES  -  Al  contrario, estoy asombrada, nunca pensé  que  a  tu edad...

 

ISMAEL - Volvimos al casillero.

 

INES - Quiero decir...te encuentro muy maduro.

 

ISMAEL – Quedé libre en filosofía, según mi profesora, por inmaduro.

 

INES - !¿No?

 

ISMAEL  -  Parece que la  molesté todo el curso haciendo  preguntas  a  sus preguntas. Fué incómodo para ambos, porque ella no me quería contestar.

 

INES - ¿Y en el examen?

 

ISMAEL – Como era escrito, entré en su casillero de buen alumno.

 

INES - Me imagino a la pobre mujer...

 

ISMAEL - ¿Qué pasó con tus hijos?

 

INES - Tienen una madre alcohólica.

 

ISMAEL - Pero eso no es definitivo.

 

INES - Lo es. Perdí todo lo que me importaba.

 

ISMAEL - Podés dejar de beber.

 

INES - ¿Por cuánto tiempo? Por esta noche...por un rato.

 

ISMAEL - Por lo que vos quieras.

 

INES - La luna se escondió tras el edificio.

 

ISMAEL - Eso parece un verso.

 

INES  - Aquel...cómo era...la luna...la luna con su  polizón  de nardos. El niño la mira, mira. El niño la está mirando.

 

ISMAEL - ¿Te gusta la poesía?

 

INES - ¿Sirve para algo?

 

ISMAEL - ¿Te gusta o no te gusta?

 

INES - Sí. Claro que sí.

 

ISMAEL  -  Sirve para tenerla a mano en momentos como  este,  por ejemplo. (Salta a la cornisa e inicia la caminata)

 

INES - !No, por favor, otra vez no!

 

ISMAEL  - La luna vino a la fragua con su polizón de  nardos.  El niño la mira, mira. El niño la está mirando. En el aire conmovido mueve  la luna sus brazos y enseña, lúbrica y pura, sus senos  de duro  estaño.  (Grita) Huye, luna, luna, luna.  Si  vinieran  los gitanos, harían con tu corazón collares y anillos blancos. (De  un salto  cae cerca de Inés que está inmóvil con los ojos cerrados para no verlo caminar por la cornisa) Seguí vos.

 

INES - Niño, déjame que baile.

 

ISMAEL  -  Cuando  vengan los gitanos, te  encontrarán  sobre  el yunque...

 

INES - Con los ojillos cerrados.

 

ISMAEL - Huye, luna, luna, luna, que ya siento sus caballos.

 

INES - (Emocionada) Niño, déjame, no pises mi blancor almidonado.

 

ISMAEL - (La abraza) ¡Qué bueno, Inés, qué lindo!

 

INES  - No se cómo me acordé...desde que iba a la  escuela que no lo decía. Teníamos que aprenderlo de memoria. ¿No es absurdo  que se obligue a memorizar una poesía? Sin embargo, ahora  me doy  cuenta  que todos estos años lo he llevado aquí  dentro.  

 

ISMAEL - Es bueno tener cosas bellas adentro...

 

INES - Y vos ¿cómo es que lo sabés?

 

ISMAEL - Ufa...ya se lo que sigue: tan joven, ¿cómo puede ser  que este chico tenga cerebro?

 

INES - No te burles.

 

ISMAEL - A ver esas neuronas alcohólicas... ¿Quién es el autor?

 

INES - Federico García Lorca...el poeta de Granada.

 

ISMAEL  - A mí ni siquiera me lo presentaron. Oí que  durante  la dictadura era uno de los poetas prohibidos, así que lo leí  para ver de qué se trataba.

 

INES - ¿Prohibido?

 

ISMAEL - No me digas que no lo sabías.

 

INES - No. Estaba tan ocupada...de muchas cosas ni me enteré.

 

ISMAEL  - Pero estabas viva. Yo ni siquiera había nacido.

 

INES - No tengo...no tenía tiempo para leer.

 

ISMAEL - Yo lo descubrí hace poco, cuando me contaron.

 

INES - ¿Y por qué lo prohibieron?

 

ISMAEL - Parece que la belleza es terriblemente subversiva.

 

INES - (Emocionada) O te gustó mucho o tenés muy buena memoria.

 

ISMAEL - (En son de broma) Las dos cosas, modestamente.

 

INES  -  (Sonríe emocionada) Por el  olivar  venían, bronce y sueño, los gitanos.

 

ISMAEL - ¿Te das cuenta que la luna es la misma?

 

INES - ¿La misma?

 

ISMAEL  - La misma que inspiró a Federico y la misma que  lo  vió morir. La misma que estamos mirando ahora.

 

INES  - (Riendo) Sos un muchacho fuera de serie. No puedo  creer que camines por la cornisa.

 

ISMAEL - No camino. Hago equilibrio.

 

INES - Llamalo como quieras. Podés dar un traspié y caerte.

 

ISMAEL - ¿Y? ¿A quién le importa? Un loco menos en este mundo.

 

INES - No digas eso. A mí me importa.

 

ISMAEL - ¿De veras?

 

INES - Si.

ISMAEL  - Te creo. No tenés que asustarte. La cornisa es un desafío.  Me gusta sentir la fragilidad de la vida.

 

INES - No me obligues a hablar con tus padres.

 

ISMAEL  - Igual no te van a creer. Perdoná la franqueza, pero sos la borracha del tercero.

 

INES - De todas maneras lo puedo intentar.

 

ISMAEL  -  Te van a decir que estás re-loca. (De un salto sube a la cornisa) Vení...

 

INES - No, por favor, otra vez no.

 

ISMAEL - Por lo menos dame la mano.

 

INES - La mano si, pero sinó me obligás a...

 

ISMAEL - Vení, no tengas miedo, subí...hace un rato te subiste.

 

INES - (Con mucho temor, sube)

 

ISMAEL - Confía en mi. (Ambos quedan en la cornisa tomados de  la mano)

 

INES  - Ismael... Podemos caernos. Te podés matar. !Por  favor,  no subas más! La azotea no es buen lugar para estar. ¿Por qué no bajamos?

 

ISMAEL - ¿No te parece un buen sitio?

 

INES - Quiero bajar...

 

ISMAEL - Shh...silencio....sentí.

 

INES - Siento miedo.

 

ISMAEL - No. Cerrá los ojos. Sentí.

 

INES - ¿Qué tengo qué sentir?

 

ISMAEL  - La soledad sonora, dijo el poeta. Cuando no se habla  a nadie, se habla consigo mismo...y se percibe al otro.

 

INES - (Cierra los ojos. Ambos quedan un instante así.)

 

ISMAEL - Y amanece el misterio...y entre las tinieblas se vislumbra el perfil de Dios. (El abre los ojos y la mira, sonriendo)

 

INES - (Siente que él la mira y también abre los ojos, sonríe)

 

ISMAEL - Está amaneciendo.

 

INES - Vivir es…como sentir a fondo, ¿verdad?

 

ISMAEL - Respirá hondo.

 

INES - (Respira)

 

ISMAEL - ¿A qué huele?

 

INES - A nafta...a ciudad.

 

ISMAEL  -  (Respira y sonríe.) En el campo sube el olor  de  la tierra al amanecer. Mejor bajamos, porque de repente con tanto perfume te me  mareás. (Baja y con cuidado la ayuda a bajar)

 

INES - Gracias.

 

ISMAEL  - No agradezcas nada. Desde hoy, la mitad de la  azotea es tuya.

 

ISMAEL - (Mirando contento) Ya está el sol. ¿Lo ves?

 

INES - ¿Dónde?

 

ISMAEL  - Tenés que ponerte acá. Entre estos dos edificios vas  a ver una rayita muy pequeña.

 

INES - No veo nada.

 

ISMAEL - Por ahora es apenas una línea.

 

INES - (Contenta) !Si...allá!

 

ISMAEL - Es el horizonte sobre el mar.

 

INES - ¿Desde aquí se ve el mar? No lo puedo creer.

 

ISMAEL – (Sonríe) Si, se ve.

 

INES  - Entre los edificios... es…un  centímetro. Qué disparate estoy diciendo...

 

ISMAEL  -  Desde arriba, las cosas tienen la  dimensión  que les quieras dar.

 

INES  -  (Mirando  el  lugar indicado)  Me  he  perdido  tantas cosas...Jamás se me ocurrió que desde aquí se podía ver el mar. ¿Por qué no me lo dijiste cuando me encontrabas en el ascensor?

 

ISMAEL - ¿Y qué hubieras pensado?

 

INES - Que estabas loco. Tenés razón.

 

ISMAEL  -  La gente cree que se  defiende  si  no habla.

 

INES - Cada cual tras los cerrojos de su pequeño castillo.

 

ISMAEL - ¿Otro verso?

 

INES - No, esa frase es mía. ¿Sabés que me dieron ganas de ponerme a escribir poesias? ¿Te debo parecer una veterana ridícula, no?

 

ISMAEL - No.

 

INES - Te quedaste pensativo.

 

ISMAEL - Ahora subirá el portero a bajar ese tanque.

 

INES - ¿Los domingos también?

 

ISMAEL - También.

INES - No tenía idea...pobre hombre.

 

ISMAEL - ¿Pobre? Parece contento. Sube cantando, ya lo  vas a ver.

 

INES - ¿Qué pensará si nos encuentra aquí juntos?

 

ISMAEL - ¿Tenemos que darle explicaciones?

 

INES - Se enterará todo el edificio.

 

ISMAEL - Cuando él sube me escondo ahí atrás. Prometeme que  todo lo que hablamos será un secreto.

 

INES - Si también me prometés algo. (Señala con la cabeza la cornisa) Dejás escrita una carta a tus padres y te vas.  Con  el tiempo lo van a entender.

 

ISMAEL - Me parece que no entendiste.

 

INES - Entendí sí.

 

ISMAEL - ¿De veras?

 

INES  - Creeme por favor, vale la pena. Yo no soy ningún  ejemplo...pero vivir vale la pena. Sólo tenés que tener paciencia. Todo pasa con el tiempo.

 

ISMAEL - ¿De veras? A mi me duele ahora.

 

INES - Pero tenés el remedio. (Grita con fuerza) !Ahhh...!

 

ISMAEL - (Se suma al grito)

 

INES - (Se ríen y abrazan) Querido...gracias.

 

ISMAEL - Vamos a saludar al sol.

 

INES - ¿Y cómo es eso?

 

ISMAEL  - Vení. Te parás así, ¿vés? Los pies sintiendo  el  suelo. Abrís  los brazos,  las palmas hacia arriba,  cerrás  los  ojos, respirás hondo y con el rostro hacia el sol, agradecés.

 

INES - ¿A quién?

 

ISMAEL  - (Le toma las manos) Al sol...a la vida...a Dios...a  lo que quieras. (Sube a la cornisa) !Señores y  señoras,  queridísimos niños,  bienvenidos  al circo! !Al gran circo de  las  estrellas!

Ocupen  sus lugares y presten atención. !Magos, payasos,  malabaristas!  El monumental oso de Siberia traído  especialmente  para actuar  hoy ante ustedes, pobre oso. !Y la luna! !La bella  luna, señoras  y señores, que gentilmente le deja paso al sol!  !Hermoso sol!  (Abre  los brazos, inspira profundamente y  desaparece  por detrás de un sobretecho, quedando la escena en silencio)

 

PORTERO  - (Entra distraído, cantando. Se detiene al ver a Inés.) Señora, ¿qué hace aquí? ¿Precisa algo?

 

INES - No...este...vine a ver el amanecer. Gracias.

 

PORTERO - (Sin dejar de observarla, sigue con el tanque)

 

INES - (Busca a Ismael en el lugar que se encondió y no lo encuentra.)

 

PORTERO - Que tenga un buen día, señora.

 

INES - (Muy nerviosa, tiembla) Espere, por favor…

 

PORTERO – Si, dígame. ¿Qué precisa?

 

INES - ¡Ayúdeme a buscar a un muchacho ¡

 

PORTERO  -  ¿Aquí? ¿Usted vio algo? Porque aquí es imposible que suba nadie que no sea del edificio…

 

INES  - (Se descontrola al oir una sirena  policial)  !Cállese! ¡Ay, Dios mío no lo permitas! (Va hasta la cornisa  seguida por el portero y la recorre mirando hacia abajo, descontrolada.) ¡No permitas esto, no!

 

PORTERO - ¿El qué, señora? Eso es una ambulancia, o la policía. A cada rato pasan.

 

INES - !Pero dónde, dónde?

 

PORTERO - Están con las sirenas que parece que jugaran...

 

INES - !Cállese por favor!

 

PORTERO - No se asuste, señora. ¿Qué le pasa?

 

INES - (Grita descontrolada) !No, no!

 

PORTERO - !Señora , se siente mal? Ahí abajo no hay nada. ¡Nada!

 

INES - (Cae de rodillas al suelo) ¿Por qué Ismael, por qué?

 

PORTERO  - (Da una vuelta rápida, mirando hacia abajo,  alarmado) No se asuste, la ambulancia ya se fué, no hay nada.  No paso nada.

 

INES - ¿Dónde está Ismael? (Grita) !Ismael, Ismael!

 

PORTERO  -  ¿Quién es Ismael, señora? ¿Algún  pariente,  un  amigo suyo? Cálmese por favor...quédese tranquila.

 

INES -  (Temblando,  hace  un  esfuerzo  por  calmarse)   Que tonta...de pronto bajó y no lo vimos...

 

PORTERO - Si la puedo ayudar...dígame como es...

 

INES - Ismael, el muchachito joven....el que vive en el octavo piso.

 

PORTERO - Sí, ya sé. (La levanta) Venga señora, la acompaño hasta su casa. Usted todavía no está bien.

 

INES - ¿Lo ubica, no?

 

PORTERO - Si...si. Quédese tranquila. Usted tendría que estar acostada. Si acaba de salir de la clínica. ¿Qué está haciendo aquí arriba?

 

INES  - Hacía tanto calor....subí a tomar aire...y me  encontré con él.

 

PORTERO - O de repente se quedó dormida y lo soñó.

 

INES - No, no. Estuvimos conversando...hasta que amaneció.

 

PORTERO - (Mirando con pavor a su alrededor) Señora, vamos.

 

INES - ¿Usted lo conoce verdad?

 

PORTERO - Si...y le puedo asegurar que no está aquí.

 

INES - ¿Cómo que no? Si hasta hace un momento estaba.

 

PORTERO  - Venga señora. (La toma del brazo y se encaminan  a  la salida)  (Tratando de encontrar las palabras) Ese  muchacho…. no vive más… acá. Se fué...el  mes  pasado, cuando usted estaba internada.

 

INES - No es posible, si recién estaba conmigo...¿Y a dónde se fué?

 

PORTERO  - (Antes de cerrar la puerta de acceso a la terraza,  se persigna) No sabría decirle, señora. Por favor, baje con cuidado.

 

INES  - (Abre la puerta) No, déjeme....estoy bien. (Se dirige  al centro de la azotea, con gran emoción cierra los ojos, adopta  la postura  de saludo al sol, inspira profundamente. La luz la  baña lentamente.)

 

PORTERO  - (Asoma la cabeza, temeroso. Después de un instante  de observarla con pena:) Señora...baje, por favor...

Ana Magnabosco

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