Don Pepe en el jardín
Ana Magnabosco

Personajes:

 

ABUELO - 85 años y adolescente de 13 años.

(Este personaje puede realizarse con dos actores.)

 

MARIANA - 17 años

 

ALEJANDRO - 45 años

 

CATY - 35 años

 

DON JOSE BATLLE y ORDOÑEZ - Anciano. De sobretodo negro.

 

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La escena es el comedor de una casa muy modesta. Los objetos  son los imprescindibles.  En un costado, la cama del abuelo.  En  el otro,  la escalinata de la quinta de Batlle en Piedras Blancas  y un banco de jardín.

 

UNO

 

Se  ilumina gradualmente la figura de José Batlle y Ordóñez,  con la  misma postura y el sobretodo que en la foto de la  escalera, en la quinta de Piedras Blancas. En  otro  punto de la escena se escuchan ruidos leves,  el  abuelo busca una caja de fósforos, enciende uno.

 

MARIANA - Abuelo ¿es usté?

 

ABUELO - Shhh...si nena, si.

 

MARIANA - ¿Está bien?

 

ABUELO - Si, mija...

 

MARIANA - Acuestesé abuelo, no se ponga a revolver. (Se escucha el llanto de un niño pequeño y ladridos lejanos)

 

BATLLE  - !¿Qué están haciendo?! !Rebaño de perdularios! !La cuestión social es una cuestión moral!

 

ABUELO  - (Asustado, se hace un ovillo, trata de  ocultarse  tras algo, hace un ruido involuntario)

 

BATLLE - ¿Quién anda ahí? (Avanza hacia el abuelo)

 

ABUELO  -  (Actitud y voz de un niño  casi  adolescente)  Io...io signore presidente...

 

BATLLE - Io, ¿quién? ¿Cómo se llama?

 

ABUELO - Salvatore...Salvatore Petrini, signor presidente.

 

BATLLE - Ah...así que usted es el hijo de Petrini. Bueno, bienvenido, pues.

 

ABUELO - Grazie, signore presidente.

 

BATLLE  - Déjese de tanto presidente, que aquí estoy en mi  casa. Dígame Batlle nomás.

 

ABUELO - Si, signor presidente.

 

BATLLE - ¿Así que usted es el nuevo ayudante de jardinero?

 

ABUELO - (Asiente con la cabeza, sin dejar de mirar el suelo.)

 

BATLLE - Me lo hacía de más edad.

 

ABUELO - Io...soy un uomo, signor presidente.

 

BATLLE - No lo pongo en duda. ¿Pero cuántos años tiene?

 

ABUELO - Dódichi casi catorce...se trabacar la tierra, se podar, estoy aprendiendo a hacere el injerto a la parra... signor  Batlle.

 

BATLLE - ¿Doce o catorce?

 

ABUELO  - (Mira el piso)

 

BATLLE - Me pegó un buen susto, ahí escondido.

 

ABUELO - No estábano escondido.

 

BATTLLE - ¿Qué hacía, pues?

 

ABUELO - Combatiendo la hormiga.

 

BATLLE - (Ríe con ganas)

 

ABUELO - Io laburo...per traere la mama y los bambinos dil paese.

 

BATLLE  - (Corta la risa y lo observa con gravedad, las manos  en

los bolsillos)

 

ABUELO - No me despida...

 

BATLLE - Usted debería estar en la escuela.

 

ABUELO  - Ma si, e que... il soldi de mio padre se envía  per  la comida di lei. Ma noi queremo que si véngano...e il barco e molto caro.

 

BATLLE - Está bien. Dígale a su padre que hoy de tarde lo  espero en el despacho.

 

ABUELO - ¿E fatto algo malo?

 

BATLLE - De ninguna manera.

 

ABUELO  - Mío padre a detto que la bataglia con la hormiga  e  mi responsabilidá. Guarde aqui il dagno qui han fatto.

 

BATLLE  - (Se inclina, observa) Tan industriosas, tan  inteligentes, pero tan dañinas.

 

ABUELO - (Acercando una latita) Io estoy aplicando cuesto veneno, ma sono dura...

 

BATLLE  -  Con qué gusto, a ser capaces de un tratado  leal,  les abandonaría  una  buena parte del predio, a condición de  que  no tocasen el resto.

 

ABUELO - (Lo mira asombrado, queda con la boca abierta, imitando

la postura de Batlle con las manos en los bolsillos) De vera?

*********

DOS

Se  ilumina el espacio de la casa. MARIANA está dándole el  pecho al bebé. ALEJANDRO escribe en la mesa.

 

ALEJANDRO - ¿Vos guardaste el diccionario?

 

MARIANA - (Absorta mira el bebé)

 

ALEJANDRO - ¿Me estás escuchando?

 

MARIANA - ¿Qué?

 

ALEJANDRO - Dónde está el diccionario que no lo encuentro.

 

MARIANA - No sé...

 

ALEJANDRO - No puede haber desaparecido.

 

MARIANA - No me acuerdo.

 

ALEJANDRO  - !Te dije que ese libro no se vendía, carajo! ¿No  ves que ahora lo preciso?

 

MARIANA - La Caty tiene uno.

 

ALEJANDRO - La Caty...

 

MARIANA - El más grande ya le va al liceo.

 

ALEJANDRO - Andá y pedíselo.

 

MARIANA  -  Ahora  debe estar durmiendo y  además  estoy  con  el nene...

 

ALEJANDRO - No me parece bien que ande de tanta amistad con vos.

 

MARIANA - La Caty es mi amiga.

 

ALEJANDRO - No quiero verla metida en esta casa.

 

MARIANA  - Esta casa es del abuelo. Si él la deja entrar,  yo  no soy quién para decirle que se vaya.

 

ALEJANDRO - Vos sabés lo que te estoy diciendo...

 

MARIANA - Sí, ya sé.

 

ALEJANDRO - Con la ilusión con que tu madre te compró ese libro...

 

MARIANA - Ya sé...

 

ALEJANDRO  -  (Cierra varios sobres) Como que me  llamo...vos  te recibís de bachiller.

 

MARIANA - No seas antiguo, viejo.

 

ALEJANDRO - Vos seguís estudiando.

 

MARIANA - Claro...(Sonríe triste)

 

ALEJANDRO - ¿Te reís?

 

ABUELO - (Atraviesa la escena con unas verduras, sale.) Corté  la acelga perque la mamma quiere hacer ravioli.

 

MARIANA - Me hace gracia...

 

ALEJANDRO - ¿Qué te hace gracia?

 

MARIANA – Me hacés gracia vos. No querés que vea a la Caty, pero me mandás a pedirle el diccionario.

 

ALEJANDRO - Si, es una contradicción, pero lo necesito.

 

MARIANA - Ta bien, viejo, ya fue.

 

ALEJANDRO - ¿Qué, ahora me tenés lástima?

 

MARIANA - Un poco, si.

 

ALEJANDRO - ¿Y vos? ¿Por qué no te mirás vos, eh?

 

MARIANA - No sigas viejo. Estás nervioso.

 

ALEJANDRO  -  Vos tendrías que estar nerviosa.  !No  empezaste  a vivir y ya estás con un hijo en los brazos!

 

MARIANA - ¿Y eso que cambia? La Caty se compró un diccionario de tres tomos. Con enciclopedia y todo. ¡Al contado, lo pago!  Seguro que  ella no tendrá que venderlo para comer.

 

ALEJANDRO – Callate…

 

MARIANA - Andá vos  y de paso mirá como tiene la casa y los hijos.

 

ALEJANDRO – Callate, te dije...

 

MARIANA – (Desafiante) !Envidia dan! Tienen ropa, comida, la heladera llena. ¡Masitas les trae, masas de confitería! ¿Y eso de dónde sale? Tenés  razón: del culo de la Caty sale!

 

ALEJANDRO - !Mirá, no te rompo la cara porque...! (Se detiene al ver entrar a su padre)

 

ABUELO – (Los mira desconcertado)

 

MARIANA - (Se sienta y sigue amamantando)

 

ABUELO - Nena, decile que le ponga ajo y mucha nueces.

 

MARIANA - No tenemos ni harina...abuelo.

 

ALEJANDRO - Voy a buscar.

 

ABUELO - ¿A dónde va?

 

ALEJANDRO - (Sale)

 

ABUELO - Nena...La mamma… ¿dónde esta?

 

MARIANA - No está mas abuelo. Ya no está.

 

ABUELO  -  (Se  acerca y mira al niño) No e buena  la  leche  con lágrima. ¿Per qué llora?

 

MARIANA - Por nada... abuelo, por nada.

*********

TRES

 

BATLLE  se pasea por el jardín, leyendo en voz alta. En una  mano el  grueso cigarro de mentol, en la otra unos papeles. Abuelo  se acerca  y  luego  lo sigue, escuchando  atentamente,  con  cierta inquietud alegre.

 

BATLLE  -  "Declaro,  señores, que me ha  abismado  siempre,  que siempre me  ha desconcertado esa indiferencia por la  gente  que sufre. Nunca he podido comprender cómo, gente que se conduele del sufrimiento de los gatos, del hambre de los perros ¡pueda  quedar indiferente ante la angustia de las familias proletarias!  Declaro, sobre todo, que no puedo comprender cómo, cuando aparece  una de esas formidables noticias que vi hace poco en un diario argentino,  según la cual una familia se moría en masa, de  necesidad, en  un barrio alejado, noticia que es un deshonor para un país  y un continente, no estallen los alaridos de indignación  en  los cuatro ámbitos del pueblo..."

 

ABUELO (Timidamente) Disculpe, Don Batlle...

 

BATLLE  -  (Sin  oirlo) "Y, sobre todo, lo que  nunca  he  podido comprender  es cómo puede asistirse indiferente al desfile de  la caravana  de los hombres sin trabajo que ofrecen sus brazos  para ganarse la vida y no encuentran quien se los tome. Porque si  hay un hecho que me parece evidente, de toda evidencia, es el derecho a  vivir  que tiene en una sociedad  medianamente organizada,  el sujeto que da su fuerza, su inteligencia, su voluntad, -todo  lo que tiene- para ganarse la vida."

 

ABUELO - (Se pone delante y le hace un saludo gestual que lo saca de la lectura) Perdone, Don Batlle...ma me disculpa que lo interrumpa...ma...quiero decirle algo.

 

BATLLE - Bien. Pero primero dígame: ¿qué fecha estamos hoy?

 

ABUELO - Hoy es..es sábado.

 

BATLLE - ¿Usted está asistiendo a la escuela?

 

ABUELO - Si señor, come usted lo mandó.

 

BATLLE - Entonces debe saber decir la fecha completa.

 

ABUELO - 18 de octubre de 1927.

 

BATLLE - (Sacude los papeles) ¿No es formidable este Arena?

 

ABUELO - ¿Don Domingo?

 

BATLLE  -  ¡El mismo! Esto lo dijo en el Senado hace  hoy  quince años. Escuche: "He meditado mucho, muchas veces, sobre el por qué de la indiferencia de los hombres ante la miseria de los  hombres y después de mucho meditar, me parece haber encontrado la  verdadera  razón de esa indiferencia. Es que el hombre, desde  que  ha dejado de ser una mercadería, ya no interesa a los demás hombres. Vive  en un medio en que todo vale, menos él.  Todas  las  cosas tienen  valor de cambio, menos él. Tiene un valor el buey,  tiene un valor el caballo, no tiene ningún valor el hombre. Mirado como máquina de trabajo, resulta la más barata de las máquinas: es  la única que no se vende, es la única que se obtiene gratis y que ni siquiera hay necesidad de amortizar para mantenerla. De ahí, señores, que mientras el industrial se desespera si se le rompe un torno, y el labriego se azora si se le enferma el  buey, tanto el industrial como el labriego se mantienen indiferentes si revienta  un obrero, porque un obrero no cuesta ni como el torno ni  como el buey, y detrás de cada caído hay diez que se  ofrecen para sustituirlo."

 

ABUELO - Señor Batlle, hoy cumplo quince años.

 

BATLLE  - (Lo observa grave por un instante) Entonces  Salvatore, podemos pensar que Domingo decía esto en el Senado, el mismo  día que usted nació.

 

ABUELO - Y...si, ma io quería decirle que...

 

BATLLE - Entonces es suyo. (le pone en las manos los papeles)  Es un regalo...tómelo pues y vamos a la casa a brindar con algo.

 

ABUELO - Es que..yo...quiero invitarlo a brindare a la mia casa.¡Vino  la mamma!  Ha arribato al Uruguay con  mis  hermano!  !Ya estano cuí!

 

BATLLE  -  (Contento le palmea la espalda) Vamos a su  casa,  pues.  Lo felicito,  mi amigo.  No sabe cuánto me alegra que  esté  ya  la familia reunida.

 

ABUELO - Si, siamo tutti, per fine, tutti insieme. Grazie, signore Batlle, tante grazie.

 

BATLLE - (Ríe) Usted se me ha puesto italiano de vuelta. ¿O no?

 

ABUELO - No...io ya soy uruguayo.

 

BATLLE  -  (Saliendo  ambos) ¿Y que ha dicho su  señora  madre  al llegar al país?

 

ABUELO - Ha dicho que cuesto paese e bello come un jardín.

 

BATLLE - Y no le falta razón, si la han traído del barco  derecho a este jardín... a mi jardín. ¿No le parece?

*********

CUATRO

 

MARIANA  toma  mate en la mesa del comedor. A su lado  el  abuelo duerme en el camastro. Se escuchan ladridos y la voz de Caty.

 

CATY  - !Mariana, Mariana! (Entra. Trae algún detalle exótico  en el cabello y una alegría algo forzada.) Permiso...¿se puede?

 

MARIANA - Hola...pasá. ¿Cómo andás?

 

CATY - Mijita qué cara. ¿Te sentís mal?

 

MARIANA - Shhh... bajá la voz que están durmiendo.

 

CATY - Ay, qué bruta.

 

MARIANA  -  (Bosteza) Entre el nene y el abuelo que anda  con  el sueño cambiado, anoche no pegué un ojo.

 

CATY - (La observa) Decime la verdá: ¿tuviste lío con tu viejo?

 

MARIANA - ¿Por?

 

CATY - Lo veo raro, como si andara loco. Ya ni saluda.

 

MARIANA - Está así por lo del trabajo.

 

CATY  - Es que también… ! Sólo a él se le ocurre poner  un almacén en este barrio!  Vos  perdoná  que  me meta...pero cualquiera se daba cuenta que con lo comunista que es tu viejo, lo iban a secar con los fiados! ¿O capáz que se le negó a alguien?

 

MARIANA - Yo que sé.

 

CATY  - Aquí todo el mundo tiene necesidá, nena. Tenía que  haber invertido  la plata del despido en  otra parte. Algo le va a salir,  inteligente  es, aunque...

 

MARIANA - ¿Qué?

 

CATY - Vos dirás que a mi qué me importa, pero yo lo aprecio...No se…me da como lástima  que sea tan ideal...

 

MARIANA – El siempre fue así.

 

CATY – Es que no hay vuelta. Si te  hacés  el gremialista, asustás a los grandes. Hay que achicar el cogote.

 

MARIANA - No va a cambiar.

 

CATY – Y ahí tenés lo que ganó. Lo despidieron.

 

MARIANA – A él y a todos. La fábrica se cerró.

 

CATY – Ah…

 

MARIANA – La liquidaron.

 

CATY - Y bueno... que se le va a hacer. Pero es un tipo bueno. Acompañó a tu vieja, la cuidó hasta el último momento.

 

MARIANA – (Triste) Si….se murió abrazada con él.

 

CATY – Pero no hablemo de tristezas. ¿Tu novio, ché?

 

MARIANA - No sé...

 

CATY  - (Observando que Mariana rasca con un dedo la mesa) ¿Y  qué escarbás ahí? ¿Se ve el futuro?

 

MARIANA - ¿Qué? ¿Viniste a joderme?

 

CATY - Pero decime una cosa: ¿somo amiga nosotras, si o no?

 

MARIANA - (Sin levantar la vista) Si, somos.

 

CATY - ¿En qué estás pensando?

 

MARIANA – En el nene. Me hubiera gustado que mi madre...lo conociera.

 

CATY - ¿De veras, no?

 

MARIANA - En el hospital...cuando lo tuve…la extrañé tanto.

 

CATY - ¡Y yo con este trabajo de mierda, que no te pude acompañar!

 

MARIANA- Caty...si  no hubiera sido por  vos  y  todo  lo que me compraste...

 

CATY - ¡Pero hacé el favor! Me encantó entrar a los shopping y elegirte el ajuar.

 

MARIANA – Es que…como te voy a decir…

 

CATY  - (Triste) Ya se. La madre es la madre y una la necesita en el momento del parto. (Intenta alegrarla) Pero para que vos  veas,  la alegría va por barrios. !Mirá lo que te traje!

 

MARIANA - ¿Y por qué?

 

CATY - Porque se me da la gana. ¿No lo pensás abrir?

 

MARIANA - Si...gracias.

 

CATY  -  Es el elefante de la suerte. Tenés que  ponerlo  con  la trompa hacia la puerta, así viene la plata.

 

MARIANA - ¿Y esta plata? Es mucho…

 

CATY  -  Es  para  atraer  la fortuna.  Bueno  hacé  lo  que  vos quieras... pagá la luz...no se. ¿Hasta cuándo van a estar a vela?

 

MARIANA - No la puedo devolver.

 

CATY - ¿Y quién te la prestó?

 

MARIANA - (La mira emocionada)

 

CATY  - No me digás que te vas a poner llorar...Esto  es  mierda, nena.  Va y viene.

 

MARIANA – (Llora)

 

CATY - ¡No me llores que no te aguanto! ¿Sabés lo que te pasa a vos? Te tiene amargada  el idiota de tu novio, que ni siquiera vino a conocer el hijo. Pero le podés hacer juicio por la paternidá. ¿O no sabés?

 

MARIANA - Papá dice que padre obligado no sirve de nada.

 

CATY - !Lo carcome el orgullo a tu viejo! ¿Y vos qué pensás?

 

MARIANA - (Levanta los hombros)

 

CATY  -  Estás  dolida vos... !Pero no seas pava, que  le dé el apellido! Sacale eso, por lo menos.

 

MARIANA - Si no lo quiere al nene...¿Para qué?

 

CATY  -  Tenés razón. !Ojalá se le hinchen las  bolas hasta que le revienten y  jamás nunca  pueda tener hijos, ni…(seña obscena) eso tampoco!

 

MARIANA – (Ríe)

 

CATY – Ah…¿te reís?

 

MARIANA – Mirá que sos loca, vos…

 

CATY – Soy sí. Pero de abajo, no de arriba. Por eso ahora escuchame bien: lo principal es que te  alimentés para tener leche, en lugar de andar llorando por ese hijo de…por ese mal nacido de tu novio. ¿Viste que fina pa hablar que estoy? (La observa un instante) ¿Comiste hoy?

 

MARIANA - (Mira la mesa sin contestar)

 

CATY  - Mirá lo que son las casualidade, anoche nomás atiendo  un cliente que tengo que es confitero, sabés...¿Y podés creer que  el viejo está tan baboso, que me trae dos kilos de masas? (Saca  una  bandeja) Tonce yo me dije: mañana me voy a  tomar  el mate  y a chusmiar con la Mariana y como me acordé que vos tomás dulce, me traje el azucarero. ¿Te gusta?

 

MARIANA - Si...es lindo.

 

CATY - Te lo dejo porque a mí ya me tiene cansada. Me compré otro de inoxidable. Lo vi, se me antojó y fue. Dame que yo cebo.

 

MARIANA - ¿Y tus gurises, comieron?

 

CATY  -  ¿No te dije que eran dos kilo? Allá quedaron  mirando  la tele y morfando. ¡Mirá sinó! ¿Sabés cómo le dan a la muela, esos?

 

MARIANA - Que rico…

 

CATY - Che...¿Tu viejo sabrá algo de electricidá o de plomero?

 

MARIANA – (Con la boca llena) Saber, sabe de todo un poco.

 

CATY - Es que tengo un amigo, que puede darle una changa.

 

MARIANA  - No va a querer...

 

CATY - ¿Por qué?

 

MARIANA – Se le ha metido que va a conseguir por el diario.  Hace cartas  y cartas. Los lunes se va tan temprano que es de noche, pero  igual no agarra nada. Debe ser por la edad…ya está viejo.

 

CATY  - ¡Pará ché! Si apenas pasó los cuarenta…Lo que pasa es que no hay trabajo!

 

MARIANA  - Y yo  encima con el bebé, que no puedo hacer nada.

 

ABUELO - (Dormido, desde la cama) "Temo, llevado por la  inclinación avanzada de mi espíritu, afirmar un hecho paradojal, y  sin embargo lo afirmo..."

 

CATY - ¿El qué?

 

MARIANA - No le hagas caso, habla dormido.

 

CATY - ¿Dijo algo de los espíritus?

 

MARIANA  -  Hace  una semana que anda buscando  un  discurso  que alguien le dió, papeles viejos...¿Ché, no sabés de alguna  guardería donde pueda dejar el nene?

 

CATY  -  ¿Tas loca vo? Si recién viniste del  hospital.  !Por  ley tenés derecho a descansar!

 

MARIANA - ¿Qué ley me hablás? Yo no estaba en caja.

 

CATY – ¿Y el auto ese que paró ayer, no era tu patrona?

 

MARIANA  -  Si.  Vino  a  ver el nene.  Me  trajo  un  montón  de

ropita...cosas lindas, sabés?

 

CATY - ¿La ropa es nueva o usada?

 

MARIANA - De los chiquilines…la tenía guardada.

 

CATY – (Indignada) ¿Y vos no le dijiste que tu hijo tiene las cosas más finas, de las mejores butiques?

 

MARIANA- Vino a decirme que no me precisaba más.

 

CATY  - ¿Te dio la guita?

 

MARIANA – No.

 

CATY – ¿No te trajo la guita del despido?

 

MARIANA – No. ¿Se lo pagan a las niñeras?

 

CATY - ¡No! ¡Si vos sos arrancada verde! ¡No te pueden despedir por maternidá! Está en la ley.

 

MARIANA - Yo ya sabía que iba a ser así. No te quieren con hijo chico. Tengo que buscarme algo en otro lado, donde no sepan del nene.

 

CATY  - !Pero vos más boba no podés ser! Te hizo ir hasta el ultimo día. ¡La panza te llegaba hasta acá! ¡Y no arreglaste nada!

 

MARIANA - Por lo menos vino a verme.

 

CATY  - Si, a tirarte con trapos viejos que le estorbarían en la casa. !Y se los acetaste todavía! ¡Patronas, patronas…a mi me lo vas a decir! ¡Me aburrí de sacar mugre ajena! Pero un día  me  di cuenta, sabés?. !Para esclava, prefiero de puta. Por lo menos cobro bien!

 

ABUELO  -  (Se sienta en la cama) " Yo temo que  al  abolirse  la esclavitud, tomada la cuestión en sus grandes líneas se le hiciera un presente griego a las masas proletarias..."

 

CATY - ¿Qué dijo? ¿Estaría escuchando?

 

MARIANA - Abuelo, abuelo...siga durmiendo.

 

CATY - Qué bruta soy, es que me olvido y hablo a los gritos.

 

ABUELO  -  (Se  levanta, da unos pasos aun  dormido)  "Cuando  el hombre era esclavo, tenía un dueño, y por lo menos tenía el valor del caballo, el valor del buey..."

 

CATY - (Le acerca la bandeja) ¿Una masita?

 

ABUELO  -  " Tenía un dueño que, cuidando su propio  interés,  lo alimentaba bien,  lo abrigaba bien, evitaba sus  enfermedades  y hasta se preocupaba por su cría, por una buena cría, porque  ella aumentaba su capital..."

 

MARIANA - (Intenta volverlo a la cama) Acuéstese, abuelo.

 

CATY - Shhh...pará, pará. Dejalo que siga. Tiene razón.

 

ABUELO - (Enardecido por el discurso, se desprende de Mariana  e ingresa a la zona del jardín)

 

"Vino la liberación en medio de la miseria, y con ella,  inmediatamente,  la  desmonetización del hombre, que empezó  esa  penosa circulación de todos los valores desmonetizados. Buscando  sintetizar  ese estado con un ejemplo, no se me ocurre otro que el  de esa locura del sultán de Turquía, que quiso liberar de perros las calles  de  Constantinopla y los puso en libertad  en  una isla. Pero, como se olvidó de proveerlos de comida, organizó la  jauría más desesperada, más formidable, más tremenda que se ha visto  en el  mundo, sólo comparable con las jaurías humanas que  a  veces producen los conflictos del trabajo, cuando a las grandes masas le falta el techo y el pan."

 

CATY – (Aplaude) ¡Eso mismo, don Salvador, bien dicho!

 

MARIANA – Shh…que lo despertás.

 

CATY - ¿Pero de veras está dormido?

 

MARIANA – (Lo acuesta) Shhh…

 

CATY – Tendrá la demencia senil y todo lo que vos quieras. ¡Pero qué lo parió este viejo! ¡Habla mejor que los políticos!

*********

CINCO

 

La  luz  ilumina gradualmente a Batlle, sentado en  el  banco  de jardín, mirándose una mano y luego observando un vuelo con  gran emoción. Salvador adolescente, en la faena de rastrillar hojas.

 

ABUELO  NIÑO- Le mostré al maestro el discurso que usted me regaló  y él  nos habló de la ciudad de Constantinopla. Yo  quisiera  saber sobre Turquía. ¿Son países muy antiguos, no? Si no es mucha molestia Don Batlle...podría prestarme algún libro de ciudades?

 

BATLLE - (Sigue mirando muy emocionado.)

 

ABUELO - Don Batlle...

 

BATLLE - Ana Amalia...Anita...

 

ABUELO - (Mira hacia el mismo punto, sin comprender.)

 

BATLLE - Hijita...

 

ABUELO - ¿Quién?

 

BATLLE - Una mariposa bellísima...suave, se posó en mi mano y  yo sentí...es ella...Anita, mi hija.

 

ABUELO - (Se persigna) ¿La señorita?

 

BATLLE - ¿Siente su perfume?

 

ABUELO - No...la verdad que no sabría decirle.

 

BATLLE - ¿Hay otra vida luego de esta?

 

ABUELO - (Algo asustado) No sé...señor.

 

BATLLE - ¿Por qué se persignó?

 

ABUELO  - Porque como ella está... Disculpe Don Batlle, no  quise molestar.

 

BATLLE - ¿Usted cree en dios?

 

MUCHACHO - (Mira el suelo) Disculpe...

 

BATLLE - No hay nada que disculpar. Usted es un hombre. !Defienda sus ideas, sus creencias. Ante quien sea, póngalas a prueba!

 

ABUELO - No sé… si puedo.

 

BATLLE - Alcanza con que diga lo que piensa.

 

ABUELO - Mi madre nos habla de Dios...y ella es muy buena.

 

BATLLE  - (Pausa en que medita, serio.) Excelente argumento.  ¿Vió que puede? ¿Pero usted, cree en un dios superior, si o nó?

 

ABUELO - ¿Quién si no podría haber hecho tanta variedad de plantas, chicas y grandes, y las flores tan bonitas y frescas? Las  lombrices... son asquerosas y sin embargo le airean la  tierra... Todo está bien hecho, vuelve a brotar, a nacer. Tanta cosa buena, alguien la pensó. ¿Si no fue Dios... quién?

 

BATLLE - (Sonríe levemente) Un cura, seguro que no.

 

ABUELO - Yo dije que creo en Dios.

 

BATLLE  - (Lo invita a sentarse) Venga, Petrini. (Pausa en la  que medita  la  pregunta)  Dígame amigo...si es que  hay  una  fuerza creadora, superior, todopoderosa y supremamente inteligente, ¿ por qué decidió llevarse un ser puro y bueno como mi hijita?

 

ABUELO - (Trata de buscar una respuesta, emitiendo sólo un largo suspiro)

 

BATLLE - ¿Por qué, pudiendo tanto, le dio tanta preponderancia al dolor?

 

ABUELO  - (Conmovido por  el sufrimiento del otro.) La señorita era tan buena y tan linda...yo se que está en el cielo, con todos los ángeles, al lado de Dios.

 

BATLLE - (Sonríe ensimismado. Pausa en la que aun parece buscarla en el aire.) ¿Usted cree?

*********

SEIS

 

MARIANA  pasea y canta al bebé, mira hacia la puerta. Entra  ALEJANDRO con una bolsa.

 

ALEJANDRO  -  Tenés que cerrar la puerta, están bravas las  cosas  en el barrio para estarse regalando así.

 

MARIANA - ¿Qué nos podrían sacar? Ya ni la radio tenemos.

 

ALEJANDRO - Traje algunas cosas para la comida.

 

MARIANA  - Dejé abierto porque estoy mirando al abuelo...hoy  no anda bien.

 

ALEJANDRO  -  (Ambos miran) Menos mal que se entretiene  con  las plantas.

 

MARIANA – Si no fuera por las verduras que saca...no se qué comeríamos.

 

ALEJANDRO - ¿Cuánto hace que no toma el remedio?

 

MARIANA - Yo que se...desde que se le acabó.

 

ALEJANDRO - Anda hablando solo, lo precisa.

 

MARIANA  - Conversa medio italiano, con un tal  don  Pepe, ¿quién es?

 

ALEJANDRO - Pobre viejo...

 

MARIANA - ¿Será un amigo de antes?

 

ALEJANDRO - Debe ser el Pepe Batlle.

 

MARIANA - ¿Vos lo conocés?

 

ALEJANDRO - Pero decime una cosa, ¿en qué mundo vivís vos? ¿Qué  hacías en el liceo? ¡Don José Batlle y Ordoñez! ¿No sabés quien es?

 

MARIANA – No. Me suena el apellido, pero no sé. ¿Y qué? ¿ Tiene algo que ver conmigo, también?

 

ALEJANDRO  - Batlle fue un político importante,  el inventor de la clase media y el que cimentó con  bases  sólidas, los principios de esta ruina.

 

MARIANA - No te entiendo nada, pero igual no me expliques  porque no me interesa.

 

ALEJANDRO  -  Tu abuelo lo conoció de chico...le laburaba  en  la quinta, de jardinero. (Sacando unos comestibles) ¿Y hacer un guiso te interesa? Todo es política, nena. !Hasta si comemos o no!

 

MARIANA - Me aburren cuando se ponen a discutir.

 

ALEJANDRO  -  Ojalá  pudiéramos conversar... está  cada  día  más chocho, el viejo. A vos, tendría que importarte la política.

 

MARIANA  - ¿Para qué? Hablan y hablan y después...se quedan en puras palabras.

 

ALEJANDRO  - ¿Ves que tenés opinión? Eso es la democracia.

 

MARIANA - !Pollo, trajiste un pollo!

 

ALEJANDRO - Gallina. El Toto me prestó unos pesos. Traje fruta  y un vinito.

 

MARIANA – Ah…gallina.

 

ALEJANDRO - Dejá que la preparo yo. ¿Hay cebolla? La voy a  empezar fritando unas cebollitas... (busca)

 

MARIANA – ¿Y dónde está tu democracia?

 

ALEJANDRO - En esta cebolla.

 

MARIANA - No digas pavadas. ¿Compraste pan?

 

ALEJANDRO - ¿Conocés otra verdura mas democrática? La encontrás en el restorán mas pituco y en la cacerola mas piojosa.

 

MARIANA - ¿Dónde está el pan?

 

ALEJANDRO  -  Ahí tenés, pan.

 

MARIANA - (Quita un trozo y come con ganas)

 

ALEJANDRO  - (Se sirve vino) Ahí tenés…¡el pan! Vos sos derecho y te lo querés ganar,  pero no  encontrás como, entonces te dicen: pero señor, hay  libertad, ¿de qué se queja? Haga la suya y no joda. !Sálvese quien pueda!

 

MARIANA – Servime un poquito, viejo...

 

ALEJANDRO - Y no importa si para eso hay que matar al vecino.

 

MARIANA - ¿Por eso te fundiste?

 

ALEJANDRO - Yo no sirvo para comerciante.

 

MARIANA - El abuelo dice que vos saliste bueno pero atravesado.

 

ALEJANDRO - (Se ríe)

 

MARIANA - Papá...¿estás contento...por algo?

 

ALEJANDRO - (La abraza)

 

MARIANA - Pará que me apretás el nene. Tenémelo un poquito...

 

ALEJANDRO - !Mucho brazo tiene este gurí!

 

MARIANA - Por ahora es lo único que le puedo dar.

 

ALEJANDRO  - (Contento) !Dale maña, nomás! (Pausa en que duda si compartir la ilusión) Pasé por la cantina  y tenía un mensaje.

 

MARIANA - !Te llamaron!

 

ALEJANDRO - Me tengo que presentar mañana para una entrevista.

 

MARIANA - No te ilusiones mucho, por las dudas... !Abuelo, entre que ya hace frío!

 

ALEJANDRO - Gracias por el aliento.

 

MARIANA - No, es que...!qué suerte, viejo!

 

ALEJANDRO - ¿Vos que edad me das? Pero decime la verdá.

 

MARIANA - La que tenés: cuarenta y cinco.

 

ALEJANDRO - No se para qué te pregunto.

 

MARIANA - ¿Mentiste?

 

ALEJANDRO - !Sangre joven  quiere el sistema!

 

MARIANA - ¿Cuántos te sacaste?

 

ALEJANDRO  -  ¿Vos también, creés que un  tipo como yo, en la flor de la edad, no sirve? ¡Veinticinco años de experiencia comprobada en el oficio, tengo!

 

MARIANA - Y bueno...

 

ALEJANDRO  - ¿A vos te parece que  yo ya estoy para tirar?

 

MARIANA - Podés hacer otra cosa...

 

(Pausa en la que se miran intensamente)

 

ALEJANDRO - Me van quedando dos: vender caramelos o...robar.

 

MARIANA - Si te peinás medio alborotado, disimulás las canas.

 

ALEJANDRO - ¿Te parece?

 

MARIANA - Julio andaba el otro día con unas pilchas nuevas...¿Por qué no se las pedís? Así te vas a la entrevista bien vestido…

 

ALEJANDRO - Tenés razón. Ya vengo. (Sale apurado)

 

MARIANA  - Viejo...

 

ALEJANDRO – (Asoma la cabeza) ¿Qué?

 

MARIANA – Parecés de treinta…sos un tipo bien lindo.

 

ALEJANDRO – Andá…

 

MARIANA -

(Queda mirando hacia la puerta,  luego  llama:) ¡Abuelo....abuelo, entre que hace frío!

*********

SIETE

 

Se  ilumina  la escalinata. Salvador adolescente,  con  gruesos guantes  y  una  tijera de poda, imita la postura y  el  ceño  de Batlle. Dice el discurso con énfasis de orador.

 

ABUELO - "Y pregunto, señores, si no es verdaderamente  admirable que, con un régimen así, detrás de cada desesperado no surja  un asesino!  

Y  pregunto si no es todavía más admirable  que  en  el campo puedan crecer y engordar las majadas, defendidas por tenues alambres, mientras languidecen de hambre y de frío los hombres en el  camino!  !Decididamente, señor presidente,  los  humanos  deben venir al mundo con frenos morales demasiados formidables para  que no estallen ante tanta injusticia y tanta iniquidad! Pues  bien,  señor  presidente: frente a ese  tan  evidente  como injusto desinterés del hombre por el hombre, es necesario  levantar  un  gran interés, un interés superior, el  interés  de  una entidad suficientemente poderosa y altruista, que sea  capaz  de dar  abrigo a todos los desesperados. Y esa entidad no puede  ser otra que el Estado."

 

BATLLE  - (Paseando por el jardín, se acerca lentamente y  sonríe observándolo)

 

ABUELO  - "Para garantizar el derecho a la vida, es necesario  dar algo más que de comer. Para que se pueda decir que en una  sociedad bien organizada está realmente garantido el derecho de vivir, será necesario que los desamparados tuviesen a su alcance todo lo que  fuese  esencial, tan al alcance como el aire, como  el  sol! Porque  tan  esenciales como la comida son otras cosas,  sin  las cuales tampoco se puede vivir"

 

BATLLE  -  (Aplaude) Estos paseos por el jardín están  llenos  de sorpresas.

 

ABUELO  - (Sale del ensimismamiento, se le cae la tijera.  De  un salto  baja  de la escalinata, muy avergonzado)  Disculpe,  señor Batlle...(Trata de disimular podando algo cerca.)

 

BATLLE - Realmente, me impresionó. ¿Estaba imitando a alguien?

 

ABUELO - (Sin mirarlo) Perdone...

 

BATLLE - ¿Se lo sabe de memoria?

 

ABUELO - Si, señor. Fue un regalo que usté me hizo…

 

BATLLE - Continúe entonces, por favor.

 

ABUELO - No puedo...perdone.

 

BATLLE  - !Déjese de perdones! (Sonríe) Yo también me sé alguna parte…Son palabras  memorables. Me ha dado mucho gusto escucharlo. ¿Cómo es que sigue?

 

ABUELO - (Apenas audible, mirando el suelo) "Se dirá que esto  es demasiado caro..."

 

BATLLE  - Ah...si. "Se dirá que esto es demasiado caro. !Y si  lo fuera! ¿Qué función más augusta para un Estado, que la de mantener las  vidas?  ¿Qué deber más primordial que sostener  a  todos  sus habitantes? ¡Además, es necesario hacer sentir bien claramente que el sostenimiento de los desamparados jamás sería una gran  carga para el Estado, porque las masas son ruborosas, y tienen más  que el  rubor del vicio, el rubor de la miseria! !Sólo in  "extremis" se mendiga, sólo cuando no hay otra cosa de qué vivir se va a  la limosna!  El hombre de trabajo sólo cuando no puede, sólo  cuando se  le cierran todas las puertas, pide socorro; y entonces es  un deber elementalísimo ayudarlo".

 

ABUELO - (Lo ha escuhado con respeto y admiración, hace el  gesto

de  aplaudir y no se anima.) Señor Batlle, usté es un hombre  muy grande y muy bueno.

 

BATLLE  - (Lo observa grave, como midiendo si es  adulonería.  El Abuelo  sostiene una mirada de admiración sincera) El  mérito  es ajeno.  En primer lugar, de mi querido Arena, al construirlo  con tanto  entusiasmo, y en segundo, de usted, al evocarlo. A  ambos, les doy las gracias.

 

ABUELO  - De nada. No, por favor. ¿Cómo me va a dar usté las  gracias?

 

BATLLE  -  Porque  lo merece. Y ahora dígame  si  esta  explosión oratoria la debemos a algún hecho en especial.

 

ABUELO - (Duda) Lo que pasa es que...hoy es jueves y...

 

BATLLE - ¿Y?

 

ABUELO - Algunas personas pobres...se han tomado la costumbre  de venir al portón a mendigar y...

 

BATLLE - ¿Y?

 

ABUELO  - La señora Doña Matilde que es tan buena...ha dicho  que tenga  preparada una canasta con verduras...Y como usted  siempre dice  que ...la limosna envilece a quién se le dá...yo  pensé  en repartirles mientras les digo el discurso, qué le parece?

 

BATLLE - (Ríe) Ah, mi amigo...usted es de las pocas personas  que me hace reir con ganas. ¿Alguna vez se lo he dicho?

 

ABUELO  -  Si,  señor Batlle. No le diga a doña  Matilde  que  le conté. Ella dice que a usted no le gusta dar limosna.

 

BATLLE - ¿Me cree tacaño?

 

ABUELO - No señor, faltaba más.

 

BATLLE - Escuche amigo: la generosidad es una de las bellezas  de la  personalidad humana. Pero para resolverse a dar, es  preciso, pues,  dar una cosa apreciable, de lo cual resultase  algo  útil: salvar de una verdadera necesidad, encaminar a un hombre…si se dispone a dar algo, que sea de valor. Y ahora que digo, usted va a ir a la universidad.

 

ABUELO - ¿Yo?

 

BATLLE - Si. No podemos desperdiciar una memoria tan portentosa.

 

ABUELO - Pero yo estoy gustoso así, de jardinero.

 

BATLLE  - No me discuta. Los veteranos vemos más lejos.  Ni  bien termine la primaria, va a ingresar al liceo.

 

ABUELO - (Sonríe como iluminado) Muchas gracias, señor...

 

BATLLE - Yo no le estoy dando  nada, El que va a tener que estudiar, es usted. (Subiendo por la escalinata) !Matilde, Matilde!

*********

OCHO

 

Sentado a la mesa, el ABUELO revisa papeles, revolviendo una caja llena de polvo. CATY da vueltas nerviosa, buscando algo.

 

ABUELO - Mire este libro, ¿ve?

 

CATY - (Sin mirar) Si, lo veo.

 

ABUELO - ¿De vera, lo ve?

 

CATY - (Mira) Ay, Don Salvador, no sacuda eso que la tierra  puede darle alergia al nene.

 

ABUELO  - Este libro me lo dio él. Es una reliquia...Si don  Pepe non se hubiera muerto, oggi ío sería un gran abogado...

 

CATY - Ah, si...claro.

 

ABUELO - ¿Sabé lo que me decía? ¿Lo sabe?

 

CATY - No, ¿qué?

 

ABUELO - Salvatore usté tiene una memoria formidable! Formidable!

 

CATY - Mire usté...¿y dónde guardó la bombilla abuelo?

 

ABUELO  -  Por  ahí, buscá que debe estar. Don  Pepe  me  quería, me aconsejaba come a un figlio.

 

CATY - ¿Qué Pepe?

 

ABUELO - Pepe per José. ¡Don José Batlle y Ordoñez! Un uomo estraordinario, maraviglioso!

 

CATY – Con ese apellido…que quiere que le diga.

 

ABUELO - ¿E qué tené que decir vo? Si no lo conociste. Don pepe me quería molto. Io le salvé la vida...¿nunca te lo conté a vó?

 

CATY - ¿Y cómo fue?

 

ABUELO  - Primeramente, a la primera presidencia le han fatto  un atentado con una mina, en la calle General Flores, ma se  salvó. Iba con tutta la familia. El cochero era Martinelli...

 

CATY - Tiene algo que ver con el...(Seña contra la mufa)

 

ABUELO – Si, mica…el de la cochería. ¡Fuoi un miracolo!

 

CATY - Don  Salvador...¿a mi me parece o usté se me está  poniendo  medio italiano?

 

ABUELO  - ¿Cóme medio? !Io sonno italiano! ! E Domingo Arena  también era italiano, come ío!

 

CATY - ¿Y ese quién es?

 

ABUELO - Tú no say quien era Domingo? Aspeta qui ya te muestro.

 

CATY  - Lindo lo suyo, se acuerda de cosas del siglo pasado y no sabe dónde puso la bombilla.

 

ABUELO - ¿Un siglo? Ma no, Arena gran amico mío! Venía al giardino a conversar con Don Pepe, e dopo se ponía a oler tutta la rosa. Ma non la arracaba. Le gustaba apreciarla a la planta. ¡Sono bella, te felicito Salvatore, me decía!

 

CATY – Mire usté qué rico tipo, no?...(Sigue buscando)

 

ABUELO – Propiamente. Fué el creadore del magno proyecto del tesoro...un  uomo grande, un visionario.

 

CATY - Un qué?

 

ABUELO - !Lo trovato, lo encontré! Lee...lee hica, lee.

 

CATY  - Bueno…si insiste. (Sopla las hojas llenas de polvo, lee silabeando)

" Yo hubiera  deseado  crear frente al gran tesoro  de  la  Asistencia Pública el gran tesoro de la Subsistencia Nacional..." Siga  usté abuelo, leer me cansa la vista.

 

ABUELO - Ma esto e un proyeto maraviglioso...

 

CATY - (Encuentra la bombilla) !Pero mire donde estaba!  (Prepara

el mate)

 

ABUELO - ¡Don Pepe ha fatto la jornada de ocho hora, la pensione a la  vejéz,  la ley del divorcio e molta cosa buona para  la  masa proletaria.!

 

CATY  -  Mire abuelo, la única masa que yo conozco es  la  de  la confitería. Y ahora que dice, ya que usté está tan vinculado…¿ por qué no le consigue un puesto a su hijo?

 

ABUELO - ¿Ma que dice? Cuesta patria me ha dado molto. Io e  lavorato per il honore de servire al paese y al partido.

 

CATY - Y mire como vive...

 

ABUELO - ¿Cómo vivo? !Con la frente alta, vivo!

 

CATY - Ta bien, pero hay tantos que se acomodan. Si quiere yo  lo acompaño a hablar con algún político.

 

ABUELO - ¿Come se te ocurre acomodarti? ¡El laburo se gana per mérito!

 

CATY – Pero me extraña Don Salvador, si usté trabajó en casa de políticos, debería saberlo. Los de arriba siempre caen parados. Para ellos no hay crisis, se acomodan todos.

 

ABUELO – Non ti oigo niente.

 

CATY - Ah...ahora está sordo. Qué bien.

 

ALEJANDRO - (Entra muy abatido) Hola...¿y Mariana?

 

CATY  - Salió a buscar trabajo. El nene duerme tranquilo, es  tan buenito...

ABUELO - Lee, hico lee.

 

CATY - Primero déjelo tomar un mate. (A Alejandro) Está con  toda la tanada encima.

 

ALEJANDRO - No es problema tuyo.

 

CATY  - (Le ofrece un mate, insinuante) No hace tanto, no  pensabas  lo mismo…

 

ALEJANDRO - (Le da la espalda, sin recibir el mate)_

 

CATY - Ta bien, no necesitás echarme sinó querés mas nada  conmigo.  Pero  tu  hija  está muy sola y hay  momentos  en  que  otra mujer...ayuda.

 

ALEJANDRO - Le hace falta la madre.

 

CATY - ¿Y qué culpa tiene si se le murió?

 

ABUELO - Leggi mico, que cuí está la soluzione.

 

ALEJANDRO  - (Lleva al Abuelo hacia la puerta) Vaya papá, vaya  a mirar...los almácigos.

 

ABUELO – Ma… ¿per qué?

 

ALEJANDRO - Los gorriones...

 

CATY - Mirá, si es cuestión de plata, vos sabés que vivo al  día, pero algo te puedo dar.

 

ALEJANDRO - ¿Qué?

 

CATY - Hasta que el cuerpo aguante, como dicen...hasta que me  de la nafta.

 

ALEJANDRO  - ¿!Pero vos por quién me tomaste? ¿Te creés que soy  un fiolo? No quiero tu plata, no la necesito.

 

CATY - Prestada...

 

ALEJANDRO - !Yo tengo principios sabés, a esta altura es lo único que tengo, pero tengo!

 

CATY - ¿Y eso se come, che?

 

ALEJANDRO - (Grita) !Tomatelá, ya, y no te  aparezcas mas por esta casa! (El bebe llora).

 

CATY  -  Mirá, viejo, mi madre me dió como se da un gato.  Y  yo decidí que quiero tener una familia, sabés? Como en las  películas. Una familia a la que no le falte nada. Yo también tengo principios. (Levanta el bebe y lo  hamaca) Pero para tenerlos, primero hay que comer. !Pucherear todos  los días! Según parece, los que vivimo en este barrio tenemo un  solo destino: puta o chorro. Muy bien. Después de todo no importa cómo te ganés la vida. El asunto es poner sobre la mesa todos los días el guiso.

(Estrecha al bebé que se calma y esconde la cabeza en el abrazo)

A mi ya me torcieron el pezcuezo, pero yo la peleo por mis hijos! Con mis  hijos no van a poder, eh...con ellos no!

(Le pone al niño en los brazos) ¡Y vos deberías hacer lo mismo! (Sale)

*********

NUEVE

BATLLE está sentado en el banco del jardín, algo achuchado, aspirando grandes  bocanadas  del cigarro.  Cada  tanto  experimenta accesos de tos.

 

ABUELO NIÑO- (Baja la escalinata con una manta y lo envuelve.)

 

BATLLE - Gracias.

 

ABUELO  - Doña Amalia le manda decir que usted no  debería  estar aquí, que está muy frío.

 

BATLLE - ¿Usted también?

 

ABUELO  - Es que cae el sereno y si se resfría no lo podrán  operar.

 

BATLLE  - Yo no me resfrío. Por favor, tráigame el  telescopio.

 

ABUELO – Yo se lo pido…pero la señora se va a negar.

 

BATLLE - Dígale que lo acepte como el último deseo de un condenado.

 

ABUELO - No diga eso.

 

BATLLE - No me discuta...mi amigo.

 

(Abuelo sale, Batlle queda mirando el cielo)

 

BATLLE - (Comienza a hablar cuando siente la llegada del otro)

¿Sabe?  Mi verdadera vocación era estudiar los astros.  Yo  no quería ser un político.

 

ABUELO - Mire si hubiera querido, eh?

 

BATLLE - ¿Se burla?

 

ABUELO - No, señor presidente.

 

BATLLE - Déjese de macanas. (Sonríe pícaro) Llámeme como me  nombran por ahí. Y mire que lo he sentido...

 

ABUELO - Como usted quiera... Don Pepe.

 

BATLLE  -  Venga, siéntese aquí conmigo. (Pausa en la  que  ambos

miran  el firmamento) ¿Usted pensó en la inmensidad en  que  vagan los mundos infinitos?

 

ABUELO - (Carraspea, se acomoda la garganta)

 

BATLLE  - (Mira por el telescopio) Poblados quizás, vaya a  saber de qué diversidad de seres, de organismos  inimaginables...Cuando vuelva  del  hospital, le prometo recorrer con  usted  todas  las constelaciones,  una  por una y lo voy a obligar  a  retener  los nombres...(Le  da el telescopio) Téngalo que ya me cansa.  Se  lo encargo.

 

ABUELO - Con todo gusto...Don Pepe. Acomódese la manta.

 

BATLLE - Ya ve mi amigo, tuve que padecer esto para comprender lo que  una  enfermedad  artera, puede cercenar la  libertad  de  un hombre. Resulta que ahora recibo órdenes de todos, hasta suyas.

 

ABUELO - Queremos cuidarlo, Don Pepe.

 

BATLLE  -  Si,  si. Usted también se ha puesto del  lado  de  los médicos. Me hacen sentir desvalido como un...

 

ABUELO – Aquellas… ¿no son las tres Marías?

 

BATLLE - Cámbieme el tema nomás, que usted también va a llegar  a viejo.

 

ABUELO - Y usted después que yo.

 

BATLLE  - (Se ríe y le da un acceso de tos) Me consuela el  haber echado a andar el proyecto jubilatorio con Martinez Trueba. Ahora hay que hacer avanzar la jubilaciones para todos. Nada mas justo, que asegurarle la vejéz a los que han trabajado toda la vida  sin salir de la pobreza.

 

ABUELO - Como usted diga.

 

BATLLE  - ¿Y usted no? ¿Me está prestando atención? (Repara en  el

aire ausente del abuelo)

 

ABUELO - Estaba pensando en hacerle una pregunta.

 

BATLLE - Ya veo. Bien, el trago amargo, cuanto antes, mejor.

 

ABUELO - Aquel hombre que lo quizo matar con un puñal... Por  qué lo dejó ir? ¿Por qué no lo mandó preso?

 

BATLLE - Siempre recuerdo, agradecido, que fué usted quien lo vió merodeando y me alertó. Pero parece que lo defraudé.

 

ABUELO  - Es que no entiendo por qué lo dejó ir. Estaba  armado, decidido, confesó la intención...

 

BATLLE - Ya lo creo. (Se levanta y recrea la escena)  Cuando lo llevaron a mi despacho, yo empecé por abrir la navaja que le habían quitado al individuo y dejarla sobre el escritorio. Le pregunté qué motivos tenía para  ultimarme  y él, muy firme, me respondió que era mi enemigo, que  por mis  ideas quería asesinarme, que eso era parte de  un  conjuro. Entonces  yo,  empuñé la navaja y le dije: bueno,  lo  que  usted quería  hacer  conmigo, yo voy a hacerlo  con  usted.  ¡Prepárese! Entonces  el sujeto en vez de asustarse, ensancha el pecho  y  se lanza tan decidido contra el filo, que si no retiro el brazo rápidamente, se ensarta.

 

ABUELO - ¿Y por qué nunca lo contó?

 

BATLLE  - (Tose muy agitado) Es que se trataba de un problema moral, de difícil  solución. ¿Qué hubiera hecho usted ante un individuo que está dispuesto a morir?

 

ABUELO - Pero declaró su intención de...

 

BATLLE - Amigo...¿Cómo no dejarlo ir? Equivocado, es cierto,  pero merecía todo mi respeto. Estaba resuelto a morir por sus  ideas, lleno de valor.

 

ABUELO - (Muy emocionado) Don Pepe, yo daría mi vida por usted.

 

BATLLE - Lo sé, hijo. Y no sabe cuánto se lo agradezco. (Pausa en la que ambos luchan con la emoción)

 

ABUELO – (Lo toma del brazo) Vamos para la casa…está agitado. Este frío no es bueno…

 

BATLLE – Déjeme estar un poco más.

 

ABUELO - (Lo ayuda a sentarse nuevamente)

 

BATLLE – Mi amigo…permítame disfrutar estas estrellas…usted sabe tanto como yo…que de ese hospital ya no vuelvo.

 

ABUELO - ¡Pero cómo se le ocurre decir eso! Faltaba más, con lo adelantada que la medicina está…con los nuevos tratamientos…

 

BATLLE – (Pausa en que lo mira intensamente) ¿De verdad piensa eso?

 

ABUELO - ¡De veras, se lo digo!

 

BATLLE – (Lo palmea con afecto) Gracias…mijo. ¿Ve? Aquella de allá es la Osa Mayor y aquella otra, Orión...

*********

DIEZ

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MARIANA atraviesa la escena con una bolsa, muy apurada. Se vuelve al reconocer a su padre sentado en el banco.

 

MARIANA - Papá...

 

ALEJANDRO - (Con el rostro oculto entre las manos, no contesta)

 

MARIANA - Viejo, ¿qué hacés en la plaza?

 

ALEJANDRO - (No contesta)

 

MARIANA – Papá..¿ te sentís mal? (Le quita las manos del rostro)

 

ALEJANDRO - (Mira hacia adelante, los ojos fijos)

 

MARIANA - ¿No estabas trabajando? Es increible, nunca vengo  para este lado y hoy se me ocurre pasar por aquí...!Viejo… ¿qué pasó?

 

ALEJANDRO - (No contesta)

 

MARIANA - ¿Estás mareado?

 

ALEJANDRO - (No contesta)

 

MARIANA  - (Intenta levantarlo y no puede) Vení, vamos  hasta  la farmacia.

 

ALEJANDRO -(No contesta, pero se niega a levantarse)

 

MARIANA - Papá, hablá, decíme algo.

 

ALEJANDRO - (No contesta)

 

MARIANA - Viejo por favor, no me hagas esto. ¿Tomaste?

 

ALEJANDRO - (Llora)

 

MARIANA - Vamos para casa. Dormís un poco y vas a ver lo bien que quedás. (Intenta levantarlo de un brazo) Vamos...

 

ALEJANDRO - (No se mueve. Llora)

 

MARIANA - No me asustes, papá. ¿Te duele algo?

 

ALEJANDRO - No estoy trabajando.

 

MARIANA – ¿Pero como? Si entraste en la empresa…estabas contento. ¿Qué paso?

 

ALEJANDRO - Te mentí...fui a la entrevista pero ni siquiera me atendieron. Había como cien tipos con experiencia y más jóvenes que yo…

 

MARIANA  -  Ta...ya  te va a salir otra  cosa...mañana  mismo  me consigo una limpieza, para eso siempre hay laburo.

 

ALEJANDRO  - Vos tenés que seguir estudiando. Se lo prometí a  tu madre.

 

MARIANA - Todo bien, pero si por ahora no se puede...

 

ALEJANDRO - Tenés que cuidar a tu hijo.

 

MARIANA - Ya veremos cómo hacer...

 

ALEJANDRO - Le juré a tu madre que te iba a cuidar.

 

MARIANA - No pienses más. Dale, vamos para casa.

 

ALEJANDRO - Me falta valor para robar...soy un cobarde.

 

MARIANA - !Pero qué decís, viejo?! ¿Estás tomado?

 

ALEJANDRO - Con qué voy a tomar...¿con qué agarro la copa, me querés decir? Un hombre sin trabajo se queda sin brazos.

 

MARIANA - No te desanimes viejo. Podés salir a vender algo...todo el mundo  vende algo...quiero decir, se puede hacer el  día  con eso.

 

ALEJANDRO  -  (Se  abre la chaqueta y saca un  manojo  de  peines baratos)

 

MARIANA - ¿Estás vendiendo ?

 

ALEJANDRO – No sirvo para esto…tengo tanta verguenza... que nadie me compra. No vendí ni uno. Ya ves...una docena. Aquí están.

 

MARIANA - Dale, viejito, vamos a casa.

 

ALEJANDRO - Ya ves....yo soy un buen tornero. Solo sirvo para eso.

 

MARIANA - Vamos, viejo...no te desanimes. (Lo abraza y lo mece como a un niño.)

 

ALEJANDRO – Soy un buen tornero…un buen tornero.

*********

FINAL

(Se ilumina la escalinata. BATLLE aparece y adopta la postura  de la foto.)

 

BATLLE - !Salvatore, Salvatore!

 

(Se ilumina la cama del ABUELO, este se levanta con la lentitud y dificultad del viejo, camina hacia BATLLE.)

 

ABUELO - Voy, signore presidente, ya voy.

 

BATLLE - Por fin, mi amigo, hace rato que lo estoy llamando.

 

ABUELO – Non le oigo muy bien...signore presidente.

 

BATLLE - Por favor, dígame Don Pepe.

 

ABUELO - Bene, bene, Don Pepe.

 

BATLLE - ¿Pero cómo? ¿Otra vez se me volvió italiano?

 

ABUELO - E lo vieco, lentamente, volvemo a la semilla... e ío  a la semilla era tano. ¿Se ricorda?

 

BATLLE - Cómo no. Justamente, lo estaba llamando porque confío en su memoria. ¿Recuerda el final de aquel discurso de Arena?

 

ABUELO - Si, Don Pepe.

 

BATLLE - Menos mal, porque a mí se me olvidó.

 

ABUELO - (Se acomoda la garganta, tose.)

 

BATLLE - (Susurra) Por favor, dígalo en uruguayo.

 

ABUELO - Haremo lo posibile, Don Pepe.

 

BATLLE - Adelante, pues.

 

(Mientras  se  desarrolla  el discurso, en la  penumbra  se  verá a CATY con ropas vistosas, ayudando a vestirse a MARIANA. La  amiga la ayuda, la peina, hasta que luce provocativa.  Por último veremos a ambas esperando los clientes. Caty enseña a Mariana una postura para pararse.

 

ABUELO  - " Yo habría deseado crear frente al gran tesoro  de  la Asistencia  Pública, el gran tesoro de la  Subsistencia  Nacional.

Habría  obligado  a  que contribuyeran a ese  tesoro,  todos  los juegos,  todos los vicios, todas las  instituciones  industriales del Estado. Porque veo en ellas el gran derivativo que nos ha  de permitir suprimir los impuestos indirectos, que son el gran azote del pueblo! Habría tratado de que contribuyeran a ese tesoro  los ricos con sus donativos, halagando su vanidad para atraerlos,  ya fuera con estatuas, ya fuera creando una legión de honor para los más generosos, legión que si pudiera formarse sería tan  respetable como la de los héroes y la de los hombres de ciencia,  porque para aliviar las angustias del mundo los generosos pueden ser tan útiles como los héroes y los sabios. Y cuando tuviese  organizado ese  tesoro, trataría de establecer inmediatamente en  todos  los poblados,  junto  a las escuelas y cerca de  los  hospitales,  el

refugio para los necesitados. Allí se daría comida al hambriento, ropa  al desnudo, abrigo al que no tuviese techo. Allí  para  la madre  con  cría debería correr el alimento como el agua  de  las canillas.  Se  organizarían además grandes  chacras  y  pequeñas obras  públicas  para dar trabajo, aunque sea por turnos,  a  los infelices desocupados que claman por él día a día. Y cuando todo eso  estuviese  hecho,  los que comemos opiparamente  y  los  que vivimos en casas confortables, podríamos hacerlo con más tranquilidad de espíritu y menos remordimiento, a la espera de esos días mejores  que siempre se anuncian y que nunca llegan. Y cuando  en esos prospectos que se lanzan a la circulación para dar brillo al Uruguay, podamos decir que por nuestras leyes, en nuestro país no hay gente sin comer, ni mendigos desnudos, estemos seguros de que ante  la  gente honrada del mundo quedaremos mejor  que luciendo grandes avenidas y hermosos bosques!"

 

(Dirige su mirada a BATLLE y nota que está llorando, se acerca)

Ma...Don Pepe...¿esta emocionato?

 

BATLLE - ¡Lo han matado, Salvador! ¡Nos mataron a Arena!

 

(Ambos se estrechan en un abrazo de dolor)

VOZ  EN OFF: " He escuchado con gran complacencia-  como  siempre sucede cuando toma la palabra el señor senador por Montevideo Dr. Domingo Arena- he escuchado su brillante discurso y la exposición de ensueños de futuro sobre el mejoramiento de la clase proletaria."

(Las palabras se cierran con una risotada general)

 

BATLLE  - (Iindignado) ¿!Qué están haciendo?! !Rebaño de perdularios! La cuestión social, es una cuestión moral!

 

(La luz declina lentamente)

 

(Grita furioso) ¡La cuestión social, es una cuestión moral!

Ana Magnabosco

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