LAS FIERAS, de Duilio Luraschi. Editorial Caracol al galope, Montevideo, 2002. 129 pp. - por Gabriel Sosa - El País Cultural - 1º de noviembre de 2002.  

LA LITERATURA uruguaya es una cuestión de cuentos, a pesar del apoyo incondicional que diversos concursos oficiales y las grandes editoriales extranjeras dan a la novela, formato de moda desde hace unas décadas. La realidad marca que en la narrativa local pocos novelistas han alcanzado cimas de excelencia. La mejor tradición literaria nacional está compuesta por un puñado de novelistas y una buena cantidad de cuentistas magistrales. Incluso en la actualidad, no son más que tres o cuatro los escritores capaces de escribir novelas realmente buenas, aunque se promocione un cúmulo de autores de largo aliento que publican extensos textos carentes de interés, de estilo, de categoría o de las tres cosas. Incluso textos más breves, cuentos largos o nouvelles publicados por autores excelentes (como es el caso de los primeros libros de Henry Trujillo) aparecen rotulados como “novelas”, para hacerlos más vendibles. Las razones de este fenómeno no vienen al caso, pero lo cierto es que la novela se ha convertido en el formato excluyente que acapara el interés de los sellos editoriales capaces de promocionar adecuadamente a sus autores.

Al margen de esta corriente, autores buenos, mediocres y de los otros se debaten para publicar su obra, compuesta por textos cortos. Así es que abundan las ediciones de autor, las editoriales artesanales y los editores quijotescos, que generalmente terminan de la peor manera posible. el asunto aquí es que una gran parte de la producción nacional, que se entronca directamente con la mejor tradición literaria del país, tiene que revolverse en los márgenes de una industria editorial ya de por sí mezquina y devaluada por la crisis. El cuento, el género uruguayo por excelencia, se debate en un apartheid editorial.

Un caso ilustrativo  es el de Duilio Luraschi, un autor casi desconocido a pesar de llevar publicados cinco libros de relatos, y de haber recibido críticas elogiosas. Luraschi (Montevideo, 1963), que publica regularmente desde 1995, sigue porfiado en el género. Los trece textos que componen Las fieras, entre breves y muy breves, gozan de un lenguaje terso, pulido y conciso, que en más de una ocasión se las ingenia para entrar en lo fantástico. La mayoría de los cuentos están basados en una anécdota mínima o en una locación cotidiana, y casi todos tienen como bisagra de su acción un icono religioso.

Si bien los textos del libro son desparejos en calidad, su brevedad y el buen manejo del lenguaje hace que aparezcan pequeñas sorpresas, y que la lectura del conjunto esté puntuada por buenos momentos, y por instantes de auténtico placer literario.

Algunos relatos, como “Silencio”, que abre el volumen, o “Pollo al horno”, hasta resultan memorables.

Las fieras no es un libro redondo ni perfecto, sí es el libro agradable y digno de un narrador nato.

Lo que queda claro de su lectura es el placer de escribir de Luraschi, su vocación de cuentista y su solvencia en el oficio. Si Las fieras no es perfecto, puede sospecharse que entre los cinco volúmenes ya publicados por su autor podría sin mucho trabajo recopilarse una docena de grandes cuentos, que darían una magnífica recopilación. Una magnífica recopilación que ninguna “gran” editorial se dignaría a tocar ni con un palo. El lector que quiera mantener contacto con lo mejor que se escribe en Uruguay en la actualidad hará bien en armarse de paciencia, desconfiar de las grandes promociones y de los premios y ponerse a buscar en las casi desapercibidas ediciones de sellos menores.

Entre mucha hojarasca el lector paciente podrá encontrar, si no diamantes, por lo menos algunas perlas.

Gabriel Sosa

EL PAÍS CULTURAL.  1º de noviembre de 2002.  

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