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El desayuno: “comida” de la que todos hablan y nadie sabe…
Dr. Félix E. F. Larocca

Hace unos días que participé en un cuestionario de diez preguntas en el portal livescience.com al que he contribuido. Es un buen site para mantenerse al tanto de los acontecimientos científicos mundiales.

 

Fallé la siguiente pregunta; que propone, como respuesta acertada, que: omitir el desayuno, como resultado, engorda.

 

Lo que no es cierto.

 

Yo mantengo, que la evidencia científica soporta lo opuesto a lo que ellos creen. Que el desayuno, si se elimina de la dieta, es beneficial; porque para la mayoría de los seres humanos el desayuno, es comida superflua, imposible de obtener y, a menudo, nociva.

 

Mi tesis en esta ponencia es simple: ¿Es el desayuno comida necesaria?

 

Como adelante, constataremos, que no lo es.

 

Pensemos en ello…

 

No es mi intención repetir lo que hemos dicho acerca de muchas de las falacias de la ciencia. Del hubris del que sufren muchos científicos y de la falta de acumen de otros --- quienes se supongan tenerlo.

 

El desayuno, el, “rey de las comidas”…

 

El desayuno… ¿comida de reyes? O, ¿Rey de las comidas? No, el desayuno es comida de “reyes absurdos y obesos”… Y no, como nos dice el refrán… que es colación deseable, para quienes son reyes --- porque los mantiene flacos.

 

Esta idea, tan generalizada de que el desayuno es alimento esencial es, simplemente equivocada, como estrictamente lo demostraremos, para el poder racional de quienes razonar deseen. 

 

Mi insistencia en apelar al razonamiento de manera insistente en esta lección, no es asunto fortuito, ya que resulta esencial --- si es que queremos establecer los hechos.                                           

 

Acerca de otro desayuno, acerca del desayuno escolar, refiriéndome al dominicano, ya he presentado un artículo acerca del mismo y otros más que citaremos en la bibliografía.

 

Lo que en la literatura encontramos

 

Una revisión de los escritos pertinentes acerca de este tema, es convincente y conclusiva. La mayoría de los seres humanos subsisten en dos comidas al día, y de acuerdo a Josef Brozek, una de ellas no es el desayuno por nosotros conocido.

Además, de que las dos comidas que los demás seres humanos consumen, son escuetas por nuestros estándares actuales.

 

En otras palabras, que no comen tanto…

 

Tenemos que hacer una pausa, para introducir conocimientos útiles derivados de las labores de un dentista a quien todos olvidaran y quien contribuyera más hacia nuestro conocimiento de la dieta humana que muchos de los gurús que dominan el escenario actual.

 

El héroe desconocido: el Dr. Weston A. Price (1870-1948).

El distinguido odontólogo estudió las siguientes culturas en persona:  

·         Los habitantes de Lötschental en Suiza

·         Los habitantes de las Islas Hébridas adyacentes a Escocia

·         Los Esquimales de Alaska y el Canadá

·         Grupos de aborígenes norteamericanos

·         Los habitantes de la Nueva Caledonia

·         Los de Fiji, Samoa, las Islas Marquesas, Tahití, Rarotonga, Nukualofa y Hawái

·         Los Maasai, Kikuyu, Akamba y Las Tribus Jalou de Kenia

·         Los Muhima de Uganda, Los Bantu y Watusi de Ruanda, Los Pigmeos y Wanande del Congo

·         Los Terrakeka, Dinka y Neurs del Sudán

·         Los aborígenes de Australia, los habitantes del Estrecho de Torres

·         Los Maorí de Nueva Zelanda

·         Los Tauhuanoca, los Quechua de los Andes y los Indios Serranos del Perú 

Por medio de sus investigaciones, el Dr. Price confirmó lo siguiente:

·         Que cada grupo estudiado, adaptaba su dieta al entorno que habitaba, de modo preciso. Eso lo sabemos, si se examinan mis ponencias en ese vademécum de información acerca de estos temas, llamado, monografías.com

·         Que la mayoría de los grupos estudiados medraba en dos ó menos comidas al día --- una de las cuales, no era el desayuno en el sentido, por nosotros, conocido

·         Que alergias, caries dentales, dolores de cabeza, trastornos cardiovasculares, tuberculosis, nefritis, depresiones, diabetes o cáncer eran inexistentes entre ellos

·         Como tampoco existiera la gordura en ninguna de sus formas. 

¿Qué encontró además? 

Que dentro del espacio de una sola generación de haber cambiado sus dietas simples y naturales por la nuestra. Repleta de azúcares refinados, comidas enlatadas y procesadas, harinas tamizadas y el resto de los fast foods con que la “civilización” hoy se “alimenta”, todo cambiaría para que llegaran a compartir las mismas dolencias que nos asedian. 

¿Aplauso?

No… 

Nada menciona, en su libro, el Dr. Price, acerca del ejercicio, porque asumió que todos supondríamos que las tribus analizadas tenían que movilizar sus anatomías para procurar qué comer.

Calentando el fogón…

Ahora revisemos un estudio reciente que se leyera, hace muy poco, por todas partes en la prensa norteamericana.

 

Mark Pereira, investigador, y miembro de la facultad de Salud Pública y Epidemiología de la Universidad de Minnesota, nos informa que el desayuno es comida esencial, y que ausencia de la misma, puede ser causa de la obesidad.

 

Así lo publica el Miami Herald del 2 de noviembre del 2007 y así lo anunció CNN.

 

Lean despacio…

 

“Puede ser”, es la clave… Frase incompleta e ignorada. Puede ser, repetimos. Puede ser…

 

“Puede ser”, no es decir que lo es.

 

Ese giro semántico, fue lo que los medios de propaganda de los cereales y fast food, aprovecharían para alentarnos a comer más --- consumiendo el desayuno --- transponiendo puede ser y substituyéndolo por, es causa de la obesidad.

 

Veamos, la foto de un desayuno sugerido por la revista Bicycling, basado en este reporte.

Este mismo menú, lo describen en detalle, y mientras lo hacen, de manera casual nos informan, que ellos asumen que quienes consuman esta colación exagerada, harán, por lo menos una hora de ejercicios diariamente. 

Dos variables importantísimas se omiten en el estudio de Pereira, la del ejercicio y la de la composición de lo consumido: en, y, después, del mismo desayuno. 

Veamos: 

· El desayuno al que Pereira se refiere ¿Debe de ser idéntico para todos los grupos humanos, todas las edades y todos los estados de la vida? Como sería durante la menstruación, lactación o el embarazo

· ¿Qué otras cosas nos recomienda comer durante el día para aliviar el temor a engordar, si es que nos desayunamos?

· Pregunta: si el desayuno es un profiláctico contra la obesidad. ¿No sería cierto que más desayuno = mejores los chances de no ser obesos?

· ¿No sería aconsejable, entonces, darnos una hartura para comenzar el día, seguido por otras dos más? Como de costumbre se hace.

· ¿Qué recomienda Pereira, comer para la ubicua merienda que todos gozan como parte de la jornada cotidiana?

· ¿Por qué, si la gran mayoría de americanos comen desayunos opíparos, como todos bien sabemos, la obesidad sigue su progresión inexorable?

· ¿Por qué el Dr. Pereira, nada nos dice del efecto deletéreo de los azúcares y de las grasas que embotan las funciones mentales, luego de ingerirlos?

Lo que desayunan la mayoría de los niños de nuestro mundo

Todo el mundo consume cornflakes (no decimos aquí, “copos de maíz”, porque todos son familiares con esa comida, por su nombre: cornflakes, como lo somos con los nombres de Wendy y los demás…).

Pero, mientras hablamos del desayuno, debemos introducir a otros dos caracteres invisibles, en esta epopeya.

Conózcanlos en base de un artículo que escribiera acerca de este tema

Las contribuciones a nuestra salud de Will Keith y de su hermano John Harvey Kellogg 

Dr. Félix E. F. Larocca

La historia de la mesa donde nos alimentamos está puntuada por la aparición de “comidas” cuyas aplicaciones y consumo desafían la inteligencia --- de todos quienes se arriesgan y se habitúan a comerlas --- mientras que enseñan a sus hijos a depender de las mismas.

Una importante contribución, en cuanto a la popularización de las comidas naturales, fue la de los hermanos americanos Kellogg: el Dr. John Harvey Kellogg (1852-1943), médico; y William K. Kellogg (1860-1951), filántropo y productor de “alimentos”.

Ambos eran miembros de la Iglesia Adventista del Séptimo Día. Grupo cristiano, que ha contribuido de manera decisiva al impulso del vegetarianismo en Norteamérica, mediante la recomendación (no obligación) a sus miembros de observar una dieta ve-getariana.

No lucen así porque son vegetarianos…

El Dr. Harvey Kellogg fue incansable abogado de una dieta sin carne. Lo que promulgara mediante su práctica médica, por el uso de sus publicaciones promoviendo la salud, en la aplicación de sus ideas idiosincrásicas acerca de la nutrición y de la sexualidad; y de sus opiniones únicas acerca de la prevención de enfermedades. Además de publicar una revista destinada a los mismos fines, Kellogg, fundó un instituto de salud y sanatorio en Michigan, que se hizo tan popular que pronto se abrieron más centros similares a lo largo y ancho de Estados Unidos.

A él se atribuye la célebre cita: "Si corre, no lo comas". A la que nosotros añadimos: “Come y corre”.

El Dr. Harvey Kellogg enfatizó el valor nutricional de la soja y de diferentes frutos secos. Junto a su hermano, inventaron y produjeron un gran número de productos alimenticios que los hicieron inmensamente ricos. El primero fue la mantequilla de maní, que se hizo extremadamente popular entre la población americana porque está colmada de ese enemigo de la salud: el azúcar.

Aunque fueron los primeros en fabricar y vender la mantequilla de maní, se sabe que ésta ya fuera consumida mucho antes, en el imperio incaico, pero los incas la comían sin el azúcar añadido.

El segundo de sus programas, consistió en formular varios tipos de productos enlatados, derivados de la soja. Aunque fueran muy distintos en composición de los derivados orientales de la misma, como el tofu.

Los productos de la soja Kellogg no eran más nutritivos pero, por el uso del azúcar, eran más sabrosos que los orientales. Los productos Kellogg fueron los primeros derivados de la soja que se hicieron populares en ese país. Estos, aún pueden ser adquiridos bajo la marca "Loma Linda", aunque misteriosamente, su precio es el doble al de tofu o tempeh de procedencia oriental.

Adivina adivinador, adivíname por qué…

De todos modos, los productos de la soja de los hermanos Kellogg, representaron un paso importante hacia la disponibilidad de productos agrícolas, sustitutivos de la carne; altos, que fueran, en proteínas.

La inclinación ética de los Kellogg era el desarrollo de comestibles vegetarianos, sanos y nutritivos --- desde un punto de vista médico. Además ellos serían inspirados por consideraciones morales y preocupación por la santidad del mundo animal.

No en vano, William Kellogg fundó el mayor santuario de pájaros de Michigan.

Aunque los pájaros no consumen los cornflakes.

Su misoginia y paranoia sexual los llevó a excesos y prejuicios en contra del ser humano, especialmente contra la mujer y los adolescentes jóvenes culpables del pecado de la masturbación.

Protege los pájaros, castiga la mujer… come y calla…

Pero la huella histórica dejada, y contribución indeleble de Kellogg fue, sin dudas, la invención del cornflake.

Esta “comida”, de méritos dudosos, y descubierta por serendipia, encontraría, a su tiempo, su lugar en casi todas las mesas del mundo. Como producto cada vez más controversial para la salud ya que se come cubierto de azúcar; a menudo, es preparado con azúcares, especialmente HFCS y se consume rápidamente confundiendo las respuestas de saciedad del hipotálamo.

Desayuna como rey…

Pero, no importa, es lo que la mayoría de los niños comen al empezar el día, casi universalmente.

Desayuno que, usualmente, consiste en un plato de cornflakes, nadando en leche, atiborrado de azúcar y sin fruta o jugo --- cortejando problemas de nutrición desequilibrada.

Un poco de historia

En nuestros artículos acerca de la serendipia hemos hecho hincapié en los muchos descubrimientos y contribuciones al bienestar y a la salud de nuestra especie en que el azar fuera participante fortuito.

La serendipia fue la causa para la invención del cornflake. Esa invención les representó a la compañía que los produce la suma sorprendente de 10,906 millones de dólares en el 2006.

Otros inventos existen que pudiéramos mencionar, incluyendo las galletas de Sylvester Graham, cuya biografía y logros son tan interesantes como las de los Kellogs.

Pero aun no hemos terminado con lo del desayuno.

Una retrocesión ficticia al mesolítico, donde nuestra especie esperaba su dispersión por todos los continentes; es necesaria antes de concluir.

Nace el día y, con los primeros rayos del sol, la tribu se apresta a trabajar.

Sabemos que no había despensas ni neveras y que los únicos miembros de la tribu que gozaban de provisión natural de alimentos eran los lactantes --- cuya comida se almacenaba en el seno materno. Los demás se dispersaban en búsqueda de qué comer.

Lo hacían sin haber desayunado, ya que, si hubiera acceso fácil a esta comida, el deseo por la caza hubiera cesado, a favor de lo inmediato y de lo expediente.

Las mujeres más jóvenes se compartían la recolección de bayas, vegetales y frutas, y alguna miel, si es que ésta existiera y fuese accesible sin riesgos de confrontaciones con abejas enfurecidas.

Arte prehistórico. Buscando miel. Cueva de la Araña en España.

Las mujeres mayores cuidaban de los niños, mientras que los hombres más aptos y hábiles, salían a la exploración y a la caza.

Cuando alguna presa se atrapaba; o se obtenía, como despojo de la captura por un animal mayor, ésta se preparaba y se compartía con todos los miembros del grupo tribal.

La cena era asunto de suerte, si es que la hubiera. Ya que no siendo dotados con la mejor de las visiones, y menos aún con los de la visión nocturna, salir a cazar, en la oscuridad, de nuevo, para nuestros antepasados era sino peligroso, suicida.

Así, que como no existía la despensa, la electricidad para refrigerar la leche y el azúcar refinado, no pudiéramos apreciar el espectáculo del niño feliz, obeso y satisfecho, que sigue.

¡Buen apetito, gordito!

En resumen

La evidencia acumulada gravita en contra de la importancia del desayuno, como la experiencia asimismo lo demuestra.

Para preparar, este artículo en respuesta a tantas interpretaciones equívocas acerca de las dietas, hemos consultado un sinnúmero de fuentes las que suministramos al final.

Importante entre ellas es la Biblia, en la que no se hace alusión directa al desayuno, a menos que no sea como terminación del ayuno ritualista y prescrito por la deidad misma.

El maná desafía comprensión y entendimiento, aun para quienes lo comieran, ya que no lo necesitaban (viajaban con sus rebaños), ni estaban hambrientos. Y, que además de todo, se hartaran de esta comida tempranera que el Dios, de entonces, con su generosidad, les impuso.

Para complicarlo más, hemos tenido la experiencia triste de ser testigos del comportamiento de padres que, creyéndolo su deber, alimentan a sus hijos en exceso; esperando que siendo gordos, los demás aprobarían de su diligencia en el bienestar que, como padres, proporcionan a sus hijos.

Por otra parte, también conocemos los hijos de familias afluentes quienes rehúsan el desayuno, como algo que no les apetece. Y que como resultado permanecen delgados y más saludables que sus hermanos y compañeros, que consumen nuestras tres comidas acostumbradas.

Acerca de las civilizaciones pre-colombianas de nuestro hemisferio, Reay Tannahill nos informa que los aztecas no comían antes del mediodía y que su primera colación consistía de gachas de maíz condimentadas con miel y pimientos, lo que les bastara hasta comer su otra comida. La que sería en la tarde temprana, cuando la temperatura era muy cálida para hacer nada más.

La última comida del día consistiría en tortillas, algunos que otros frijoles y una salsa hecha de tomates y ajíes.

Pero, que el desayuno evita la gordura. Es tan oxímoron como decir: “me siento bien mal”. Que es como, a algunos, el desayuno, los hace sentir.

Bibliografía

Los siguientes artículos míos relacionados a esta tesis aparecen en monografías.com

·         Economista: Alquimista

·         Los Economistas en los gobiernos sudamericanos

·         Memoria, comportamiento y comida

·         Fruta… ¡No, frito!

·         Dieta, depresión y ácidos omega

·         Centenarios y otros temas

·         ¿Por qué (a veces) la gente que come mucho no engorda?

·         Dangers of HFCS – High Fructose Corn Syrup

·         Donde se aprende de la Hiperactividad y de la Dieta Paleolítica

·         La Serendipia revisitada (apareciendo en Psikis)

·         El Onanismo de Nando

Otros:

·         Brozek, J: Comunicación personal. Saint Louis 1985

·         Brozek, J: (2001) Purkinje’s Vision: The Dawning of Neuroscience Lawrence Erlbaum

·         Price, W: (1939) Nutrition and Physical Degeneration

·         Colbert, D: (2002) What would Jesus eat? Nelson

·         Larocca, F. E. F: Para vivir cien años se necesita… un poquito de orden y otra cosita

·         Tucker, T: (2007) The Great Starvation Experiment: Ancel Keys and the Men who Starved for Science Univ. of Minnesota

·         Tannahill, R: (1988) Food in History Three Rivers

·         Critser, G: (2003) Fat Land Houghton Mifflin

·         Belasco, W: (2006) Meals to Come: A History of the Future of Food U. of California

·         Pijl, H. et al: Evidence for brain serotonin-mediated control of carbohydrate consumption in normal weight and obese humans. Int. J. Obes. Relat. Metab. Disord. 1993 / 17 (9) / 513-520

·         Davis, K: (1998) Don’t Know Much About the Bible Eagle Brook Morrow

Apéndice

En qué consisten los cornflakes de Kellogs (de acuerdo a Wikipedia):

·         Maíz refinado o procesado

·         Azúcar

·         Maltosa (otro azúcar)

·         HFCS (devastador para la salud humana)

·         Sal

·         Hierro

·         Niacinamida

·         Vitamina C

·         Vitamina B6

·         Vitamina B1 y B2

·         Vitamina A

·         Ácido fólico

·         Vitamina B12, y

·         Vitamina D

Dr. Félix E. F. Larocca

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