Así pernoctarás

- 2 -

Y ante el brutal misterio de mi niñez callada debía
encintarme, parir, callar?
disfrazado pasaré, en el medio de las rutas
del sur loco y del oeste absurdo sabes
los versos son malos no te quiero

estoy triste esto debe acabarse

- 5 -

Hasta cuándo seguirá este verano persiguiéndonos
feroz, inacabable.
Cuándo cuándo abortarán las rosas del hastío
y acaso llegue abril?

No lo sabemos. Tristes hados rabiosos contemplan nuestras caras.

Y al fin
cuando todo, acabado, pernoctó queda grande
una triste mujer
encinta,

muy tediosa.

- 7 -

Dolores
tanta soledad, y a qué.
Ya nos veremos pues, cuando el lobo revuelve
sus cuatro patas locas, tristes, dulces.
Y ya no seas cruel, porque el alba, y
no seas más cruel pues el alma, y
ya no seas cruel, porque la noche.

- 21 -

Parto hacia ti como hacia las derrotas
triviales, que queman matan, y
ya no sé por qué te escribo ahora, mientras
la mano que manó del carpintero in-
venta dulces quebrados, emanaciones de su pequeño hijo

- 28 -

En estas ferias súbitas, trastocadas,
letales; pude dormir haciendo
de mi siesta un doblez, de mi mano un
incansable cerrojo inacabado. Así,
en tanto mis risueñas cuñadas me trastornan, fui
para mi tío un pez, para
mi madre lerda un tácito final.
¿Qué más decirte Elsa? En esta esfera
no hemos cohabitado, simultáneos, vendiendo
y comprando
lo que no se podía; las palabras.

Estoy muy triste, Elena; tal vez
no escriba más.

- 33 -

De que algo sea errado:
ésa es la sensación.
No olvidarse los pares, el destino
(tal vez muy pronto esperaría ella)...

¿Quién ha sido cabal? ¿quién
ha gritado? Aquí
se queda un bosque desnudo, seco,
alerta.

Aleteará tu vientre en las mañanas:
morena del almíbar: sabré
callar. Así,

cuando al alba te nutras de mis frailes
- de mis especies muertas-:

espera, morirás.

- 36 -

Es gracioso, Susana:
a veces la palabra amor nos entrevera como
naipes ya usados, ya sucios, ya baratos.
En la tierra de nadie, seca, suelta
ha callado el color entre tus manos. Así,
cuando Aleixandre diga piedra, yo diré mañana;
pues el amor no es un río que devora las toses,
pues morir a la manera del calamar angosto, abominable, triste, no
nos marea, no
nos matará.

- 38 -

Primavera invade los jardines
era en verano, lo recuerdo claro
(nada importan los gestos, el puñal, la tez)
Alcoholizadamente fuimos ciegos,
mi inolvidable loba. Ahora,
al conjuro fatal de las sonatas
pienso que me reboto, y me reboto
¿Qué más decir? Te has ido y te recuerdo;

con el vaso ensangrentado en el lugar de la sortija.

- 41 -

Y me hice justiciero, tosco, introvertido;
hábil como la remolacha, y como
el alcanfor, versado
en sueños roncos. Frágil, irresoluto, en medio de las muertes
en el espacio víme, ciego, niño,
sin poder despistar. Así, atrabiliario, envarado, torpe, lúbrico
viajaba hacia las dulces, tristes lunas
(Además, mi cortés convaleciente, hermano mío:
hice genuflexiones, travestí, lloré,
hasta el hartazgo sucio).

Ir a índice de Poesía

Ir a índice de Katzer, William

Ir a página inicio

Ir a mapa del sitio