Tierra Santa de duelo por la muerte de Juan Pablo II

Hace cinco años, el Papa Juan Pablo II logró realizar su sueño de peregrinar a Tierra Santa. Y hoy aquí, en lo que para los judíos es su tierra prometida por Dios al pueblo hebreo y para los cristianos la tierra de Jesús, todos lo recuerdan con respeto. El mundo llora la muerte del Sumo Pontífice, pero está claro que el pesar no es exclusividad de los fieles católicos ni sólo de los creyentes cristianos.  

 

El Nuncio Apostólico en Israel, Monseñor Pietro Sambi, lo ha sentido directamente. “ES algo impresionante lo que está pasando”- declaraba a esta cronista antes de la muerte del Papa.”Recibimos una gran cantidad de mensajes, de llamadas, de e-mails, de personas judías y también musulmanas que me piden decir al Papa que han ido a la sinagoga o a la mezquita para rezar por él y por su salud. Eso es un fenómeno que nunca se había visto”.Y no tiene duda alguna cuando intenta explicar el fenómeno: “Creo que todo esto es una especie de restitución al Papa del amor que a lo largo de estos casi 27 años de Pontificado ha mostrado por Jerusalén, por la Tierra Santa y por sus habitantes, especialmente la sinceridad del corazón con que los ha invitado a la reconciliación y a la paz”.

En el Santo Sepulcro en la Ciudad Vieja de Jerusalem, se llevó a cabo ayer una Misa de duelo por el Papa, a la que fueron invitados autoridades religiosas judías y musulmanas. Pero durante toda la semana y ya en los días de agonía de Juan Pablo II, se combinaron allí distintos ritos cristianos, en una jornada singular en la que la Basílica, bastante llena de peregrinos, sentía que esta vez, las oraciones, tenían un sentido especial.

“Me da mucha emoción que haya coincidido estar aquí en Tierra Santa justo cuando en Roma murió el Papa, cuando su alma se fue al cielo”- dice José Luisinio Fernández, oriundo de Málaga, miembro de la Orden de los Caballeros del Santo Sepulcro, que espera en ordenada fila para entrar a la tumba de Jesús. “Está vacía, porque hubo resurrección y eso es lo que nos da la esperanza”- agrega.

De la esperanza hablaba también, en el Convento San Salvador, el Padre Noel, en una misa celebrada por la mañana del domingo. Junto a un soporte con velas y flores, fue colocada una fotografía del Papa fallecido, cuando se le veía joven y sano. Una cinta negra colocada en diagonal expresa el duelo. Pero el Padre Noel, le recuerda sin tristeza. “Juan Pablo II nos habló durante su Pontificado en varias ocasiones de la esperanza, una virtud cristiana muy importante, porque abre el horizonte a lo que Dios ha preparado para cada uno de nosotros”.

Un seminarista Franciscano oriundo de Medellín en Colombia, también sabe hallar consuelo. “Claro que me dio mucha pena oír que no está ya con nosotros, pero también me alegra saber que un hombre como nosotros puede ser Santo, porque él lo fue”- nos dice.

En los últimos días, al lugar acudían también no católicos que sentían la necesidad de expresar su angustia por la agonía del Papa. De allí salió el domingo, como siempre, la procesión de los ortodoxos griegos -la comunidad cristiana mayoritaria de Tierra Santa- encabezada por el Patriarca Irineus. Se abría camino por las callejuelas de la Ciudad Vieja, en camino hacia su Patriarcado, custodiado por la policía israelí. “Así marchan siempre, pero hoy todo tiene un significado especial, de respeto por la figura de Juan Pablo II”, explicó luego una mujer de edad, miembro de esa comunidad no católica.

El duelo central, casi de más está decirlo, es el de los católicos, que sienten haber perdido a su propio padre. “En el futuro habrá que reconocerle como Juan Pablo II el Magno”- nos dijo  el Cardenal de Santo Domingo en República Dominicana, Nicolás de Jesús López Rodríguez, Primado de las Américas (cargo que ostenta por ser la suya la diócesis más antigua del continente), que se dio cita en Jerusalem con un grupo de numerosos prelados católicos del mundo entero. Pero los elogios y la expresión de pesar, los comparten todos, expresándolos con especial énfasis figuras políticas y religiosas judías, que hablaron de “un hombre de paz” que murió -como dijera el Primer Ministro Ariel Sharon- y de una “pérdida para la humanidad”, como dijera el Canciller Silvan Shalom.

El Padre Artemio Vitores, Director del Convento San Salvador contó que sintió de parte de las autoridades israelíes un gran interés por el estado del Papa cuando aún se hallaba enfermo. “Logró un verdadero acercamiento y realmente le tenían mucho cariño y respeto”- afirmó. Y el Director General del Waqf -que administra las mezquitas- Adnan al-Husseini, dijo por su parte que también los musulmanes oraron por el Papa porque era un hombre de bien, defensor de la paz y respetuoso de todos.

Las callejuelas de la Ciudad Vieja de Jerusalem, que el Papa conoció personalmente en su histórico viaje a Tierra Santa hace casi cinco años, vivían ayer una mezcla de congoja y normalidad. “La vida sigue, es inevitable”- decía a esta cronista  una peregrina de Costa Rica que se sentía especialmente tocada por estar aquí en estos días difíciles para la Iglesia. “Pero siempre lo recordaremos, porque fue un verdadero gigante humano”.

Cerca del Santo Sepulcro, un grupo de jóvenes musulmanes observaba el movimiento. “El Papa era bueno, nos visitó aquí y pidió por la paz de esta tierra”- dijeron. Otros, unos hombres mayores, preferían no hablar. Y en la explanada de la Basílica, afuera, no pocos israelíes, judíos, comentaban que querían ver cómo sus vecinos cristianos vivían un día tan singular. “Ellos están hoy angustiados, porque sienten que pierden a su máximo líder”  -dijo un hombre, que quiso identificarse sólo como “un judío de Tel Aviv”. “Pero nosotros también respetamos mucho a este Papa, porque era un gran hombre y abrió las puertas al diálogo entre judíos y cristianos, determinando además que debe haber relaciones diplomáticas entre Israel y el Vaticano”.

El sábado, antes de la muerte del Sumo Pontífice, eran muchas las oraciones. “Aquí empezó todo, en esta tierra sagrada para tres religiones, porque es la tierra del Señor” -dice una monja a la que le cuesta contener el llanto. Asegura que vio gente rezando en muchos sitios. “Todos están preocupados, porque se nos va el Santo Padre, que fue un líder para el mundo entero, ya que fue el Papa del mutuo respeto, del diálogo, del acercamiento entre los hombres”. Se detiene un momento y piensa, como analizando sus propias palabras. “Da tristeza que se vaya, pero en realidad, así ya no sufrirá. Y sea como sea, luego estará con el Señor, lo cual ya es un alivio y consuelo para su eterno descanso”. Pocas horas después, se confirmó la muerte del Papa.

Ana Jerozolimski
Semanario Hebreo
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