El rescate de los rehenes en Entebbe, treinta años después

Surin Hershko, el único soldado israelí herido en el operativo, en entrevista con “Semanario Hebreo”.

“Nunca lamente haber sido parte de eso, a pesar de haber quedado en silla de ruedas”.
Ana Jerozolimski

Anteayer martes se cumplieron 30 años del histórico rescate de los rehenes israelíes secuestrados a  Entebbe. Fue uno de los hitos más emocionantes en la historia moderna del Estado de Israel. Cien combatientes de las Fuerzas de Defensa de Israel, volaron miles de kilómetros para salvar a sus conciudadanos que se hallaban en manos de terroristas. Entre esos soldados estaba Surin Hershko, en aquel entonces de 21 años, a punto de finalizar su servicio militar. Resultó fatalmente herido en el operativo y quedó paralítico de por vida. Pero no se arrepiente de nada. Una lección de vida, en la entrevista de hoy.

 La semana próxima publicaremos el testimonio de una de las rehenes salvadas por Surin y sus compañeros.

Surin Hershko

P: Surin, pasaron 30 años desde el rescate de los rehenes en Entebbe en el que tu participaste, el operativo que te cambió la vida.¿Dirías que si tratamos de resumir en una palabra algo tan grande, “orgullo” sería una descripción adecuada de lo que se sentía a raíz del rescate?

R: Sin duda, había un gran sentimiento de orgullo. Yo era soldado en una de las unidades regulares de los paracaidistas y sé que eligieron a los mejores soldados y los mejores comandantes para participar en ese operativo. Saber que yo fui parte de eso, que me eligieron para participar en un operativo de ese tipo, siempre fue un gran motivo de orgullo para mi. A veces se habla de cuándo está justificado o no utilizar medios militares en una determinada situación. Y creo que ese fue un ejemplo clásico de ese uso muy justificado. En el caso de Entebbe, estaba absolutamente claro quiénes son los buenos y quiénes son los malos de la historia. No sólo para mi, sino para todos los soldados elegidos, era sumamente importante participar en el operativo ,no sólo por el desafío y la aventura...

P:Sentimientos que existen por cierto en esa edad....Tenías 21 años o estabas por cumplirlos....

R: Así es. Pero también por la sensación de que estábamos cumpliendo una “mitzvá”, de que íbamos a ayudar a gente que no tiene cómo defenderse, que fue colocada en una situación terrible, gente a la que uno, como joven soldado, tiene la oportunidad de ayudar.Fue sin duda un gran orgullo ser parte.

P: ¿Alcanzaron a pensar que quizás no todos volvían o no volverían tal cual se fueron, sanos y enteros?¿Cuál era el peor escenario que habían imaginado?

R: La verdad es que no pensamos en eso para nada.Nuestra sensación era-y sentíamos una gran seguridad- que podíamos cumplir el operativo a la perfección y tener un éxito absoluto.Un año despuès del operativo entrevistaron a Itzjak Rabin, que era el Primer Ministro, y él dijo que cuando lo planeó, consideraba que todo resultado que fuera de no más de 15 muertos entre los soldados y los rehenes, sería un éxito , considerando lo complejo de toda la situación en la que se llevaría a cabo el rescate.

P: Y al final lo lograron con mucho menos que eso...

R: Así es.

P: Y hoy Surin, cuando sabemos cuál es tu situación personal y el hecho es que tú resultaste herido y quedaste en silla de ruedas a raíz del operativo ¿dirías que concuerdas con aquella apreciación de Rabin?

R: .......Cuando miro hoy hacia atrás, a ese operativo, está claro que el peligro era muy grande. Creo que realmente las opciones eran tener éxito absoluto o terminar en un fracaso colosal. Si algo se complicaba en el camino si algo andaba mal, nadie iba a poder rescatar allí a la gente.

P: Y emprendieron ese complejo camino, teniendo claro a qué van.....

R: Creo que emprendimos el camino sabiendo que la parte más compleja de ese operativo, era el rol que la Fuerza Aérea tenía que cumplir: un vuelo de 6.000 kilómetros, siete horas, sobre países que en aquellos años estaban todos en estado de guerra con Israel lo cual era un gran riesgo, lograr llegar y aterrizar allí cuatro aviones .Estaba claro que si ellos logran cumplir esa parte , desde el momento que estábamos en tierra, en el aeropuerto, para nosotros, como soldados de infantería, ya no importaría si hacíamos un operativo de rescate en Entebbe o en Kalkilia (Cisjordania). Deberíamos correr con la gente, disparar lo más rápidamente posible contra los terroristas y llegar lo más rápidamente posible a los aviones.

P: Con esta descripción, casi te diría que lo haces sonar sencillo...

R: En realidad no era más complejo que eso.EStaba claro que si la Fuerza Aérea cumplía exitosamente su parte,nosotros, los soldados, lograríamos sorprender.

P: Y ese es un elemento clave.

R: La sorpresa es una ventaja que ningún tipo de arma, por más sofisticada que sea, te puede dar.Y fue así.La sorpresa fue allí un elemento clave.

P: ¿Sentiste temor en algún momento?

R: Creo que el temor era de cara al aterrizaje.Abrieron todas las puertas poco antes del aterrizaje.Y así, por las puertas abiertas, vimos el aeropuerto de Entebbe. Estaba iluminado y totalmente en silencio. Al parecer eso nos dio cierta sensación de calma, de tranquilidad, de que parecería que iba a ser un operativo exitoso. Teníamos una sensación muy fuerte de seguridad, de fe en nosotros mismos, de que esa tropa, esos soldados, éramos capaces de hacerlo.Recuerdo que decíamos y sentíamos que para nosotros, el concepto de algo “imposible” no existía.

P: Aterrizaron entonces ...¿y?¿Qué hiciste?

R: Mi tropa tenía que tomar control de la terminal nueva, la activa.  La otra tropa, encabezada por Ioni Netaniahu, se debía dirigir a la terminal vieja.Ambas fuerzas debíamos irrumpir al mismo tiempo, cada una en su punto.Sabíamos que en la terminal vieja estaban los rehenes y los terroristas. No sabíamos qué pasaba en la nueva. Y teníamos información confirmada hasta 24 horas antes de nuestro aterrizaje.  Era muy importante entrar al mismo tiempo a las dos terminales justamente por esa incertidumbre acerca de si algo había cambiado y por ejemplo los rehenes habían sido trasladados a la terminal nueva. Entramos, oímos los disparos de la tropa de Ioni en la terminal vieja .Donde estábamos nosotros, estaba totalmente tranquilo.No había casi nadie.Había sólo algunos funcionarios locales, algunos civiles que esperaban un vuelo de la mañana siguiente.

P: En la terminal de al lado tenían a los rehenes y en esa terminal, salían vuelos como si nada....

R: Asï es. Esa terminal funcionó durante todo el tiempo , totalmente activa. Pues nosotros, en la terminal nueva, recorrimos y revisamos todo el edificio, todos los pisos, concentramos a todos los que encontramos en el piso de abajo.Yo tenía que llegar al techo de la terminal y hacer guardia desde arriba, cuidar que no haya sorpresas por ningún lado. Cuando yo salí para buscar las escaleras que conducían al techo, todo ya estaba nuevamente en silencio.En la terminal vieja ya habían matado a todos los terroristas, todo había terminado.

P: ¿Y los rehenes ya estaban en camino a los aviones?

R: Ya los estaban contando y concentrando. Habían matado ya a los seis terroristas.Había además muchos soldados ugandeses alrededor. Y todo se había calmado allí.Pero en la terminal nueva, en la que yo estaba, había quedado al parecer un policía o soldado ugandés que se escondió en el baño al oir los disparos.Cuando los disparos cesaron en la terminal vieja, él salió a ver qué pasaba y al parecer , cuando yo llegué al segundo piso, él me oyó subiendo las escaleras, me esperó en un rincón oscuro y me disparó.

P: ¿Perdiste el conocimiento enseguida?

R: No, no lo perdí en absoluto. Luego entendí que cuando hay una lesión así en la columna vertebral, el cuerpo recibe un gran shock. No me dolía nada ni nada me molestaba. Me caí, no me podía mover, vi mucha sangre,pero no entendía cómo es que no me duele nada. Traté de levantarme y no podía.Traté de hablar y tampoco podía. En pocos segundos llegaron otros soldados, lo mataron a ese ugandés y se ocuparon de atenderme a mi.

P: Ese policía ugandés podría haber alcanzado a matarte...

R: Sin duda.Al parecer creyó que yo estaba muerto.

P: Resultaste herido en Entebbe y quedaste en silla de ruedas. Tenías claro que tu opción es seguir viviendo y que de la situación en la que te encuentras no caes sino que haces lo máximo posible.¿Pero hubo momentos de crisis en los que te dijiste “lástima que me eligieron a mi”, o para qué habrás tenido que ir a ese operativo?

R: No, nunca. Siempre hay crisis en la vida. Pero nunca tuve crisis de sentirme deprimido, de creer que estoy frente a un espejo negro. Yo conozco mucha gente lisida, limitada en diferentes aspectos y está clarísimo que entrar en crisis no ayuda para nada.¡ Es tan sin sentido! No soluciona ningún problema, no ayuda.No diré que no tengo dificultades, problemas, limitaciones con las que lidiar, cosas que enervan y frustran, pero el enfoque debe ser que aunque se sienta eso, hay que seguir adelante, porque es una lástima gastar demasiadas energías en eso.

P: ¿Y cómo vive Surin Hershko hoy?

R: Te diré que yo estuve internado medio año en rehabilitación e inmediatamente después de eso-no sé por qué me apuré tanto- me anoté a la universidad y empecé a estudiar Economía, Ciencias Políticas y Sociología en la universidad de Tel Aviv.Luego hice segundo título en Estudios Laborales. En aquellos años empezaron a aparecer las computadoras portátiles.Yo empecé a probarlas y a manejarlas, valiéndome de un palo con el que movía las teclas.Me gustó mucho esa área , dejé la universidad y fui a estudiar en uno de los numerosos institutos que habían aparecido, de programación de computación y ahora hace ya más de 20 años que me ocupo de eso. Soy programador de computación, trabajo en eso en forma independiente, la mayor parte del trabajo la hago solo en casa, pero tengo también algunos socios.Escribo programas, me gusta mucho.

P:¿Cómo lo haces técnicamente? Tienes la vara con la que aprietas las teclas, con tu boca.¿Pero necesitas alguna otra ayuda de alguien?

R: No, me las arreglo muy bien con eso, solo.Uno aprende a teclear rápido con el palillo ese. El teclado es común y corriente, también la computadora, nada fuera de lo común. Cuando menos adaptaciones uno tenga que hacer, mejor. Trabajo muchas horas. Y yo lidio con problemas de computación con los que todos lidian. Mi trabajo es como el que hace cualquier otro programador de sistemas, aunque quizás un poquito más despacio.¿Pero quién está tan apurado?

P: ¿Crees que de no ser por la herida que sufriste , tu vida habría tomado un curso diferente?

R: Probablemente sí. La verdad es que como me faltaba poco para terminar el ejército, yo ya me había anotado en la universidad y pensaba, tal cual hice luego en la práctica, estudiar Economía. Supongo que habría estudiado como pensaba, habría trabajado, como hoy.

P: Me contaste que te encuentras con grupos de niños.¿Qué te preguntan? ¿Sobre Entebbe o sobre tu parálisis?

R: Depende quién.  A veces tienen que hacer trabajos, en el marco de las escuelas , o del ejército y hablan sobre Entebbe.Y es lindo ver las diferencias entre los niños y las niñas.Los varones siempre preguntan qué armas usamos en el rescate,cuántos soldados éramos, por dónde corríamos,por dónde entramos a la terminal. Y las niñas preguntan cómo nos sentíamos, qué pensábamos, cómo lidio en la vida con el hecho que estoy en sillas de ruedas.Esa es más o menos la división de las preguntas.

P: ¿Te preguntan también sobre tu vida hoy, cómo lidias con tu situación?

R: Si, claro que sí, porque evidentemente es algo poco común. Les interesa. Me preguntan cómo soluciono mis problemas, cómo puedo teclear. Los más chicos me preguntan cómo duermo y cómo como.

P: ¿Cuáles son tus planes de futuro Surin?

R: Espero que la salud siga bien, que no haya mayores problemas .Estoy bien. Y me gusta lo que hago, el área a la que me dedico.Sólo quisiera tener un poco menos de intesidad de trabajo, tener más tiempo libre para pasear, tomarme algo de vacaciones.

P: Surin ¿eres un héroe?

R: No, no me gusta esa palabra. Es  muy grande. Pero aprendí en el marco de esas conferencias con los niños, que hay un mensaje importante que transmitir. Yo no soy quién para dar enseñanzas a otros,pero aprendí que aunque no seamos siempre conscientes de ello, somos capaces de mucho más de lo que pensamos, de lo que creemos sobre nosotros mismos.

P: ¿Te refieres a Israel, como país o a nivel personal, humano?

R: Me refiero a nosotros como personas.Cada uno tiene que tomar en cuenta que es capaz de mucho más de lo que cree.

P: Teniendo un enfoque positivo como el tuyo, consciente al mismo tiempo de la limitación con la que vives día a día ¿dirías que eres una persona feliz, orgulloso con lo que alcanzó en la vida?

R: No creo que yo sea nadie especial.Estoy feliz con mi familia y mis amigos.Estoy satisfecho con lo que hago, algo que no es evidente siempre en la vida. Hay cosas que me gustan y cosas que me ponen nervioso.No creo que sea diferente del promedio de la gente que vive aquí en Israel. 

“No se negociaba con terroristas”

P: El rescate de Entebbe fue un motivo de orgullo a nivel nacional israelí,  porque la sensación es que Israel llegó allí a una cúspide muy singular. Siempre se combate al terrorismo, pero el rescate de Entebbe fue algo fuera de lo común.

R: Sin duda, fue de los operativos más especiales llevados a cabo por Israel. Tuvo una gran influencia sobre todo lo que era la lucha contra el terrorismo. A raíz del éxito del rescate de Entebbe, hubo un impulso muy grande, especialmente en países de Europa Occidental, aunque también en Estados Unidos, en el sentido de combatir el terrorismo. El enfoque hasta ese momento tendía a ser, a menudo, que mejor transar para que los dejen tranquilos.Pero después de Entebbe, las cosas cambiaron.Las unidades de lucha anti-terrorista que hoy existen en todo país que se precia de si mismo y que ocupan un lugar muy destacado en los sistemas de defensa, no existían antes.Comenzaron a organizarse para crearlas, recién después del rescate de Entebbe.Recordemos lo que pasó cuando el atentado contra los atletas israelíes en las Olimpiadas de Munich en 1972.

P: Que terminó en tragedia..

R: Así es.Pues quienes intentaron rescatarlos fueron los policías de la seccional local. Pero el enfoque,después de Entebbe, cambió.La lucha anti terrorista viste desde entonces otro carácter. Por otro lado, si miro hoy la situación, 30 años después, seguimos muriendo por las mismas cosas y seguimos bastante estancados en el mismo sitio.

P: Se quería salvar a los civiles secuestrados, pero además, estaba de fondo el principio claro, tajante, de que no se permitirá que los terroristas se salgan con la suya...

R: En aquellos años, los 70, había un principio que se mantenía con mucho cuidado: no negociar con terroristas. Los secuestradores en el caso de Entebbe, exigían la liberación de unos 70-80 terroristas encarcelados en Israel y en Europa.El número no es tan grande, en comparación con la cantidad de terroristas liberados años después.

P: Como ser 1150 que fueron puestos en libertad a mediados de los años 80 , en el marco del intercambio con Ahmed Jibril.

R: Así es. La cantidad  era pequeña y supuestamente insignificativa.Pero el principio era claro: no se negocia con terroristas..En ese momento, mantener ese principio  y no romperlo, era un gran logro.Nadie imaginaba en ese momento que años después, justamente Menajem Beguin liberaría 70 terroristas para recuperar a un soldado de reserva que se había perdido en Líbano.

El regreso de los rehenes liberados

Valió la pena

P:¿Te encontraste con los rehenes después del rescate?

R: Si, con muchos de ellos. Cuando estuve internado, creo que el 90% de los rehenes fueron a visitarme.

P: ¿A agradecerte?

R: No sé si a agradecerme.Quizás algunos también por cortesía. Con algunos estoy en contacto hasta hoy.Ya se creó una relación de amistad. Hay mutua simpatía y hoy en día, con algunos, nos reunimos, vamos a tomar algo en un café.

P: Supongo que te hace sentir algo muy especial, ver que pudieron retomar sus vidas, que se salvaron y siguen adelante, en parte gracias ti.¿Te dices entonces a ti mismo cuán valioso fue aquello a pesar de tu propia dificultad?

R: No hay ninguna duda de que cuando quienes eran niños de 4 ó 5 años durante el secuestro, me invitan  a sus casamientos y luego al nacimiento de sus hijos, siento una gran experiencia, algo muy especial.

El secuestro 

El 27 de junio de 1976, el vuelo 139 de Air France, un Airbus A300 que llevaba 244 pasajeros y 12 miembros de la tripulación, despegó de Atenas con destino a París. Poco después del despegue ,  fue secuestrado por cuatro terroristas, dos  del Frente Popular para la Liberación de Palestina y dos de la Facción del Ejército Rojo Alemán o  Baader-Meinhof. Tras una parada en Libia para cargar combustible, el avión aterrizó en Entebbe, Uganda, donde otros tres terroristas se sumaron a los cuatro primeros, con el apoyo del régimen del  presidente Idi Amin.

Los secuestradores liberaron posteriormente a gran parte de los secuestrados, dejando sólo a los  israelíes y a los judíos, a los cuales amenazaron con asesinar si el gobierno israelí no liberaba a decenas de terroristas cuyos nombres ellos habían detallado. El comandante del vuelo  Michel Bacos, advirtió a los secuestradores que todos los pasajeros, incluídos los que aún no se habían liberado, estaban bajo su responsabilidad y no los dejaría atrás. Toda su tripulación le apoyó en su decisión (lo cual le valió una sanción cuando volvió a Francia, al ser suspendido durante un tiempo). Una monja francesa también se negó a irse, e insisitió en ocupar el lugar de uno de los que aún estaban prisioneros. Sin embargo los soldados ugandeses la obligaron a subir al avión que había llegado para llevarse a los prisioneros liberados.

El gobierno israelí rechazó negociar con los secuestradores y en lugar de ello decidió lanzar “Operación Trueno” para rescatarlos.Luego, a raíz de la muerte en el mismo de Ionatan Netaniahu, se pasó a conocer la misión como “Operativo Ionatan”. Más de un centenar de soldados israelíes al mando del General Dan Shomron, incluídos algunos miembros de las fuerzas de élite Sayeret Matkal  participaron en la Operación Entebbe, con el apoyo del gobierno de Kenia, opuesto al régimen de Idi Amin.

Una herida para siempre

P: ¿Estaba claro de antemano que quedabas paralizado, sin poder moverte?

R: Estaba clarísimo que era una herida en la columna vertebral,pero cuán grave era, recién con el tiempo se fue aclarando totalmente.  Lleva un poco de tiempo hasta que el cuerpo se “reorganiza” y uno entiende qué pasa.

P: Y hasta que llega ese momento, antes de eso, en el avión ¿qué te pasaba por la cabeza? Por un lado estaba el éxito impresionante del rescate -a pesar de tu herida y de la muerte de Ioni Netaniahu- y por otro, tu desgracia personal...

R: La sensación era extraña, a veces agradable, a veces tenía mucho frío, de repente mucho calor, había mucha confusión. Muchos médicos me vieron . A los rehenes no los vi en ese momento. Su  avión estaba a medio kilómetro del nuestro. Yo vi las escenas tan conocidas del reencuentro y el regreso después, en una filmación que me trajeron al hospital. Armaron una película de todo lo que salió en los noticieros y me la llevaron al hospital, me la mostraron en una cámara de 8 mms.

P: ¿Se puede hablar de una etapa en la que te alegrabas por el rescate y luego la otra, en la que empezaste a sentirte mal por lo que te había sucedido a ti?

R: Había una gran alegría y eso lo sentíamos todos . Todas las grandes figuras, que hoy llamarían “celebridades”, venían a la unidad de cuidados intensivos en la que yo estaba internado, a visitar. Era una peregrinación. Hacían fila, se anotaban para entrar a verme y yo tenía que decir quién quería que entre y quién no, cuándo no y cuándo si.

P: ¿Tu estado era como hoy,  no podías moverte?

R: No, quedé tal cual estoy ahora.Nada cambió.Meses después, cuando no había ninguna reacción ni de los brazos ni de las piernas, comprendí que esa sería la situación, que así quedaría y que eso no cambiaría. Empezó entonces mi lidiar con la nueva situación, con mis problemas.De lo que recuerdo, pasé a la etapa siguiente bastante rápido. Al principio,en las primeras semanas, en los primeros meses,  si bien no creía que lograría levantarme de la silla de ruedas, todavía esperaba poder mover algo  las piernas y los brazos, pero cuando vi que eso no iba a cambiar ni mejorar, el proceso que yo pasé fue bastante rápido, comprendiendo que me tenía que adaptar a esa nueva etapa.

P: Es cuestión de entereza personal...

R: Me imagino, sí. Me dije que si esa es la situación con la que tengo que lidiar, pues tengo que hacerlo.Y que con eso me quedo y con eso hago lo máximo.Una de las cosas que recuerdo que pedí a los médicos, fue que me presenten gente que había sufrido heridas similares y que se encontraba en una situación parecida a la mia, para que yo pueda aprender de ellos qué se hace en ese estado, cómo se lidia con eso.

“¡Qué suerte! ¡Estoy adentro!”

P: Surin, cuéntame un poco de ti.Eras un soldado joven, de 21 años, en aquel entonces..

R: Hasta Entebbe yo era un muchacho israelí común. En realidad, medio olé jadash, porque había llegado de Rumania a los 12 años.Tenía más cabello, algunos rulos (risas). Vivía en Naharia. Cuando me enrolé, quería un servicio interesante y fui a los paracaidistas. El ejército se estaba reorganizando después de la guerra de Iom Kipur. Fue hasta entonces un servicio bastante común, patrullas, entrenamientos, todo común. Cuando me llamaron para participar en el operativo Entebbe, yo estaba por terminar mi servicio militar.

P: ¿Y cómo fue? ¿Recuerdas claramente todo?

R: Todo, exactamente.Yo estaba patrullando en los altos del Golan. Tenía que recoger ya todo mi equipo,porque como me estaba por liberar, tenía que devolver mis cosas. Teníamos que organizar un  grupo de 15 muchachos y en un  ómnibus nos recogería  tendríamos que llegar a una determinada base. Pregunté a mi comandante para qué , cuál era la misión y me dijo que al llegar, ya nos explicarían.

P: ¿No se imaginaban de qué se trataba?

P: No, para nada. Sabíamos por supuesto del avión secuestrado.Yo pensé en determinado momento que quizás estaban programando una represalia contra bases terroristas en Líbano, pero no pensé en ese rescate. Viajamos toda la noche y llegamos a la base de Sirkin.Ahí estaban todos, elComandante en Jefe de Tzahal, todos los más altos oficiales, el Ministro de Defensa, había muchos vehículos, aviones Hércules.Entendí que lo que estaban preparando era algo mucho más grande que lo que yo había pensado.

P: ¿Y cuál es, en una situación así, el primer pensamiento que se te pasa por la cabeza: “están locos” o “qué suerte que yo estoy adentro”?

R: Sin duda, “qué suerte que yo estoy adentro”.Y también la esperanza de que no lo vayan a cancelar a último momento. Eramos muy conscientes de que teníamos muy poco tiempo .Nos entrenamos sólo dos días y estaba claro que en ese lapso tendríamos que alcanzar lo más posible. Realmente durante dos días nadie durmió. Nos mantenía despiertos la adrenalina y el temor de que si te dormías, traían a otro en tu lugar,que te quedabas en casa y otro salía a esa misión. En la base de Sirkin se construyó un modelo del aeropuerto de Entebbe, no con proporciones exactas,pero sí señalando dónde está cada cosa.

P: Y se sabía, porque Israel lo había construido..

R: Así es. Se señaló allí dónde está la terminal, dónde la torre de control,las pistas de aterrizaje y demás. Entrenamos el aterrizaje de los aviones, cada fuerza tenía que salir lo más rápidamente de los aviones y llegar lo más sigilosamente posible al punto destinado.Y de allí cada unidad tenía su rol, su misión concreta que cumplir.  Salimos cuatro aviones Hércules. En tres de ellos había soldados , combatientes, y el cuarto estaba vacío, porque tendría que devolver a los rehenes de regreso a casa.Y en un avión Boeing estaba la comandancia, para el contacto con el Estado Mayor que permanecía en Israel y los oficiales en el aire, durante el rescate.Y otro avión, cuyo interior fue totalmente desarmado,estaba lleno de camillas y equipos médicos y llevaba unos 50 médicos y enfermeros.

Ana Jerozolimski
Semanario Hebreo
6 de julio 2006

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