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Recordando algunos puntos sobre Jerusalem
Por Jana Beris

No sorprende que en la reunión del Consejo de Europa llevada a cabo este martes 8 de diciembre, los países miembros de la Unión Europea hayan expresado su opinión que Jerusalem deberá servir de capital tanto de Israel como de un futuro estado palestino independiente. El tema de Jerusalem fue desde un principio uno de los puntos en la agenda del proceso de paz y la posición de Europa –o al menos de la mayor parte de sus países- sobre su eventual división, no tiene nada de nuevo.

Pero es importante destacar que contrariamente a la posición que pretendía promover el Canciller de Suecia, exhortando ya ahora a la división de la ciudad y a la determinación de que Jerusalem oriental será la capital palestina, la resolución que fue finalmente adoptada es mucho más cuerda y equilibrada. Si bien Israel aclara también ahora que Jerusalem es su “capital eterna e indivisible”, hasta el Canciller Avigdor Liberman elogió la terminología del texto europeo de esta semana, que supedita todo al resultado de negociaciones directas entre Israel y los palestinos.

Consideramos que Israel cometió un error cuando, al reunificar Jerusalem tras liberar la Ciudad Vieja en la guerra de los Seis Días, no se limitó a anexar esa zona, conquistada por Jordania en la guerra de 1948, sino que anexó diez veces más de ese territorio,. Con ello, agregó al perímetro municipal de su capital, a barrios árabes que nada tienen que ver con la historia judía que tanto simboliza Jerusalem, y afectó el equilibrio de población en la ciudad.

También consideramos que hay que tener extremo cuidado en la instalación de familias judías en zonas pobladas exclusivamente por árabes, cerca de la Ciudad Vieja de Jerusalem, cuando de fondo hay muchas sensibilidades a flor de piel y la intención debe ser tratar de hallar soluciones negociadas, no crear situaciones que lleven a mayores conflictos. 

Al mismo tiempo, como ejemplo de lo complejo de la situación en Jerusalem, es imposible olvidar que en algunas de esas zonas, que los palestinos llaman hoy Ras el Amud y que para Israel es Ir David, la ciudad de David, fueron hallados justamente importantes vestigios de la época bíblica que reafirman la presencia judía en la ciudad ya hace milenios. ¿ Cómo combinar entre la conciencia de la historia sin la cual no existiría Israel, y la necesidad de adaptarse a los desafíos futuros? No hay por cierto una varita mágica que lo explique .

Pero aún si tenemos claro que nos parece inevitable que se halle eventualmente una fórmula política que solucione el tema de Jerusalem-y el propio Israel dice que deberá resolvérselo en la mesa de negociaciones- hay algunos puntos que resulta imperioso aclarar.

Jerusalem no fue jamás capital de los palestinos, ni de ningún país árabe ni de ningún imperio foráneo. Sólo el pueblo judío la convirtió en su capital, tanto en la antigüedad como al recuperarse la soberanía nacional judía en la era moderna. Para otros fue provincia alejada, a menudo abandonada.

Jerusalem no nació dividida. Era una sola ciudad en la que judíos y árabes vivían tanto en la parte occidental como en la oriental. Fue la guerra de 1948 que estalló cuando los árabes atacaron a Israel apenas declaró su independencia, lo que creó esos términos: Jerusalem Oeste y Jerusalem Este. Los judíos que vivían en el barrio ubicado dentro de las murallas de la Ciudad Vieja (parte oriental por cierto) tuvieron que abandonarlo, al ser ocupado el lugar por la Legión Jordana. 

Pocos meses antes de la creación de Israel, la ya muy conocida resolución 181 de las Naciones Unidas, recomendó la partición de Israel en dos Estados, uno judío y otro árabe. Para Jerusalem se destinaba un estatuto especial: corpus separatum, ser una entidad separada, bajo régimen internacional. Diez años después, se haría un referéndum entre los habitantes de la ciudad, para decidirse bajo qué soberanía quedarían.

El liderazgo sionista aceptó la fórmula propuesta, comprendiendo que la alternativa era quedarse sin nada. Los árabes la rechazaron. Atacaron a Israel, atacaron también a Jerusalem y la ciudad quedó dividida. 

Hasta ese momento, no había una capital árabe y otra judía, sino una única Jerusalem. 

Desde la división de la ciudad, la parte occidental quedó en manos de Israel que la declaró su capital, y la parte oriental, quedó en manos de Jordania. En otras palabras: Israel ocupó la parte oeste , y por la ligazón especial de Jerusalem con el pueblo judío, la convirtió en su capital, Jordania ocupó la parte oriental, pero no la convirtió en capital del reino ni tampoco la ofreció por cierto a los palestinos, que nunca habían tenido soberanía nacional. Entre 1948 y 1967- 19 años- Jerusalem Este estuvo en manos árabes, pero no fue hecha capital. 

Jerusalem, mencionada miles de veces en la Biblia, no aparece mencionada explícitamente en el Corán, aunque hay versículos que se interpreta que son referencia a ella. Para los judíos es el sitio más sagrado del mundo. Para los musulmanes, es la tercera ciudad más sagrada, después de Meca y Medina. Los judíos oran en dirección a Jerualem. Los musulmanes buscan la “qibla” (dirección de la oración) de acuerdo a la ubicación de La Meca.

Todo esto no quita que los palestinos tengan importantes vínculos hoy en día con la ciudad, no sólo por las mezquitas de Al Aksa y el Domo de la Roca sino por ser para ellos un centro neurálgico de actividad , un centro médico de importancia, fuente de trabajo y centro comercial.

Diversos elementos tendrán que ser tomados en cuenta cuando se llegue a una decisión. Habrá que pensar en el futuro con claridad. Pero será inevitable tener presente el pasado.

Ana Jerozolimski
Semanario Hebreo

10 de diciembre de 2009

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