Preocupante futuro en Gaza

"El dolor lastima, pero enseña". Así lo escribió Juan Raúl Ferreira en su libro "Con la patria en la valija", un impresionante anecdotario de los años de exilio junto a su padre. Pero enseña, claro, sólo a quienes quieren aprender. Y fue en esa frase que pensamos ayer, al recibir las informaciones sobre lo sucedido en una zona muy alejada de la que fue el escenario de lucha de Wilson y su hijo, sobre lo que ocurría temprano a la mañana en la ciudad de Gaza.

Es legítimo y comprensible que los palestinos consideren motivo de fiesta la retirada de Israel de la Franja de Gaza. Esta terminará de concretarse al parecer en el plazo de una semana, ya que después de la evacuación de la población civil de los asentamientos en la zona, el ejército se dispone a comenzar su salida este lunes y a completarla, incluyendo de la frontera con Egipto en el sur, hasta el jueves próximo.

Pero sería propio de ciegos creer que con eso se resuelven todos los problemas palestinos.

No minimizamos en absoluto el peso del control militar israelí en los territorios hoy en proceso de evacuación ni el alivio que significa para los palestinos el que Israel ahora se vaya. Pero la problemática principal del pueblo palestino, no depende de Israel, sino de la dinámica de su propia sociedad, de las fallas de sus gobernantes y de males intrínsecos a una sociedad carente de verdadera democracia, sin preocupación de la cúpula gubernamental por las necesidades verdaderas del pueblo. Por eso, la salida de Israel no es una varita mágica que solucionará todo. Y los sucesos de ayer en la ciudad de Gaza, son una clara confirmación de ello.

Temprano a la mañana, fue asesinado junto a su casa, el General Mussa Arafat, hasta hace unos meses uno de los hombres más fuertes de Gaza, jefe de la Inteligencia militar palestina y comandante máximo en la Franja de Gaza de la Seguridad Nacional y en los últimos meses, tras su destitución, consejero especial de seguridad.

Numerosos coches llegaron antes del amanecer a la casa de Arafat en el barrio Tel el-Hawa en Gaza y decenas de hombres armados abrieron fuego hacia la casa durante largo rato, irrumpiendo luego a su interior y sacando al General a la calle, donde lo acribillaron con 23 balazos.

Pocas horas después, se informó que su hijo Nimhel, oficial en los servicios de seguridad, que fue secuestrado por los atacantes, había sido ejecutado.

El asesinato de ayer fue de especial relevancia, por tratarse de un Arafat y de ser alguien de tal alto rango en el escalafón de seguridad palestina. Pero es un ejemplo especialmente acútico, de un fenómeno que no empezó ahora y que amenaza con socavar los intentos de calmar la situación en la calle palestina. Sin que ello se logre, será irrelevante analizar qué sucederá a raíz de la retirada israelí. "Esto es desde ahora, problema sólo de los palestinos"- declaró el vice premier israelí, el laborista Shimon Peres, con mucha razón.

La compleja situación interna, de rivalidades entre grupos armados, venganzas por cumplir y trifulcas intestinas, va de la mano de la problemática relacionada a eventuales nuevos ataques contra Israel. La retirada será bien aprovechada únicamente si se garantiza que los ganadores sean los que buscan realmente la estabilidad y no aquellos con sus propias cuentas, como ser los grupos radicales que hablan de la continuación de la "resistencia",que en nuestra terminología es simplemente terrorismo.

Si se parte de la base que únicamente la estabilidad y la verdadera paz lograrán mejorar la situación de los palestinos y garantizarles crecimiento económico y seguridad, pues lo más problemático de cara al futuro, es el temor de que la "desconexión" israelí de Gaza no sea vista como señal de un nuevo comienzo exento de violencia , sino como otra etapa en una "lucha armada" que no termina.

Y en este sentido, está claro cuál es la interpretación que los propios palestinos-tanto los grupos extremistas armados como las propias autoridades oficiales- dan a la retirada israelí , seguros de que no fue un paso del Premier Ariel Sharon destinado a mejorar la situación y a crear un marco más propicio para el logro de la paz, sino una "rendición" ante la "resistencia", o sea una claudicación ante los atentados. Lo preocupante sobre el particular es que si ésta es la lógica, cabe suponer que se pretenda intensificar la vía armada a fin de lograr la retirada israelí también de otras zonas, sin aguardar a negociaciones de paz.

La propia terminología utilizada en la dialéctica pública palestina, lo demuestra.

Tal cual detallada un informe de "Palestinian Media Watch" (PMW) -una organización israelí que hace el seguimiento de los medios y diversos marcos de expresión en la sociedad palestina- los palestinos casi no utilizaron el equivalente en árabe de la palabra "desconexión" elegida por Israel como título de su plan. Optaron, alternativamente, por "insikhab" (retirada o marcha atrás), "tard" (expulsión) o "dakhr" e "indikhar" que significan expulsión y derrota. Expulsión, claro está, no de los habitantes judíos evacuados, sino de Israel todo, por parte de los palestinos.

Esta es la base de los mensajes claves transmitidos al público palestino, tanto por las autoridades como por los grupos radicales: que la "resistencia" (los atentados de diversa índole) ha demostrado ser la herramienta más efectiva para imponer concesiones a Israel, que Gaza es sólo el comienzo y de la misma forma serán "liberadas" otras zonas, según la determinación palestina.

Son varias las citas que aparecen en la prensa palestina y que han sido introducidas en el ya mencionado informe de PMW, para sustentar esta visión.

El 13 de agosto, pocos días antes del comienzo de la evacuación, el periódico palestino "Al Hayat al-Jadida" citó al Secretario de Al-Fatah (el grupo del presidente Abu Mazen dentro de la OLP) en la zona de Jenin, Ata Abu Irmilah, afirmando que "la partida del ocupante es un día de gran victoria, lograda por la resistencia palestina, encabezada por Fatah y las Brigadas Mártires de Al-Aksa".

El ministro de Asuntos civiles en el gobierno palestino, Muhamad Dahlan -que sirvió de enlace con Israel para la desconexión- fue citado por el mismo rotativo diciendo que "este es un día para el pueblo, para que pueda celebrar en honor del sacrificio de los mártires por Alá, ya que la retirada israelí no es un acto de caridad sino el fruto de la postura fuerte de nuestro pueblo en el transcurso de los años".

La problemática al respecto es que de esta sensación de victoria a través de la violencia que habría "expulsado" a Israel de la Franja de Gaza, deriva una firmeza a seguir la misma línea en otros sitios. Y la pregunta es si con esa línea de fondo, se logrará la estabilidad y el desarrollo necesario, o se continuará en una dinámica de conflicto que seguirá envolviendo cruentamente a las partes.

El conflicto con Israel y el interno palestino, ahogarán toda posibilidad de avance y desarrollo en la sociedad palestina, a menos que se los ataje a tiempo. Milicias armadas por las calles, enmascarados matando a Mussa Arafat -por más corrupto que haya sido- y más muertos como los de días atrás en el barrio Sayaíe al estallar un depósito de municiones que tenía en su casa un miembro de Hamas, no acercarán la paz. Ni la regional, ni la interna.

Eso en nada ayudará a aliviar el dolor del pueblo palestino. Ese dolor, que lastima y debería también enseñar.

Ana Jerozolimski
Semanario Hebreo

8 de setiembre de 2005

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