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Mujeres en el ejército israelí: entre igualdad y distinción 
(Ana Jerozolimski)

La Brigadier General Yehudit Grissaro habla con orgullo: “Decir Tzahal y decir soldadas mujeres, son cosas que van de la mano. Somos el 33% de las Fuerzas de Defensa de Israel y  accedemos al 90% de los cargos”. Esta alta oficial, Asesora del Comandante en Jefe del Ejército israelí para temas de Mujeres, no tiene dudas de que”se ha logrado mucho”. Al recibirnos  en su despacho, también admite: “Sin embargo, si mi cargo todavía existe, es porque aún hay cosas por hacer e igualdad plena que lograr. Si no hubiera nada aún por lo que luchar, mi función no sería necesaria”.

 

Israel es el único país del mundo en el que mujeres son reclutadas por ley al  servicio militar obligatorio . La ley del Servicio de Defensa, fue promulgada en 1959, determinando que toda joven entre 18 y 26 años que sea apta físicamente, que no esté casada , no haya tenido hijos y no haya presentado objeciones por motivos religiosos o de conciencia, debe cumplir con el deber del servicio militar obligatorio. En la práctica, las mujeres integran las filas del Tzahal desde la creación del Estado en 1948 y fueron miembros activas también de las organizaciones paramilitares previas al nacimiento de Israel .

 

Las mujeres aportan en forma destacada y no cumplen meramente con lo mínimo: constituyen el 26% de todos los oficiales del ejército, registrándose  un leve aumento en su presencia en todos los rangos de las filas militares. Y justamente estos días, comenzó a operar un batallón compuesto exclusivamente por mujeres, en el marco de la Inteligencia de combate y observación en el terreno.

Las soldadas se destacan en cargos considerados siempre apropiados para mujeres, en funciones de carácter social y educativo, pero acceden ya a variadas unidades de combate en 10 puestos distintos. En la  División de Defensa Anti-Aérea y en el Cuerpo de Artillería, las mujeres son el 20% de la fuerza, son el 25% en las unidades de Rescate, el 10% en la Policía de Fronteras y el 70% en el Batallón Caracal, una fuerza especial que cuida la frontera con Egipto en el sur. Y desde el año en curso, pueden servir también en la Unidad de Tierra del Servicio de Inteligencia.

Brigadier General Yehudit Grissaro (Foto: Ana J.)

Ravit Bardugo , que se incorporó en su servicio de reserva, como enfermera, a la destacada unidad de Rescate del Frente de Retaguardia, tiene claro que “podemos hacer muchas cosas y mis compañeros hombres lo sienten de mi parte, no recibo ningún trato especial”.

 

Se maneja en el entrenamiento con total soltura y es posible apreciar fácilmente tanto su seguridad como la confianza que inspira en los soldados que trabajan con ella. “Es bueno tener una mujer cerca”, comentan algunos. “Tiene una sensibilidad que a veces los hombres no tienen, pero sin que ello atente en absoluto contra su profesionalismo”, explican.

 

La Brig. Gral. Yehudit Grissaro, que pasó la mayor parte de su carrera militar profesional-de ya casi tres décadas- en la Fuerza Aérea, revela que no hay ningún escuadrón en el que las mujeres no representen “la cuarta o tercera parte de la fuerza”. Las soldadas se destacan también en el área técnica en la Fuerza Aérea. “Esto es el resultado de un gran esfuerzo”, afirma.

 

El resumen es claro: la presencia de las mujeres soldadas en las filas del ejército israelí, es sumamente evidente, parte integral del TZAHAL: se encuentran en cargos tecnológicos, en la Inteligencia, computación, en el manejo de sistemas sofisticados de armamento, son técnicas electrónicas e instructoras de combate.

 

Y hay inclusive pilotos y co-pilotos de combate , mujeres, un orgullo especial por cierto.

(Foto: Portavoz del Ejército Israelí)

(Foto: Portavoz del Ejército Israelí)

A esto último se llegó tras una de las etapas más simbólicas de lucha por igualdad en las filas del ejército israelí: una apelación presentada en 1995  a la Suprema Corte de Justicia por parte de la joven soldada Alice Miller, que exigía se le permita acceder a la Escuela de Vuelo. Los jueces supremos aceptaron su petición y Miller , que en ese momento era ingeniera aeronáutica, fue la primera mujer en ir a curso de pilotos.

 

Ella misma no terminó el curso, pero eso ya parecía secundario, ya que la puerta había sido abierta. En el año 2001, se graduó la primera piloto de combate mujer y dos años después, la primera piloto de helicóptero de combate .Hoy, ya son varias.

 

Esto tuvo de fondo inclusive un marco legal, ya que en el año 2000, se enmendó la Ley del Servicio Militar, afirmándose que”el derecho de las mujeres a servir en cualquier función en las Fuerzas de Defensa de Israel es igual al derecho de los hombres”.

 

A distintos niveles, ese logro fue visto como algo que va mucho más allá del marco militar. “En Israel, servir en ciertas unidades del ejército es tu billete para llegar a buenas posiciones en la vida civil” , comentó una vez la entonces diputada Naomi Chazan, miembro del partido de izquierda MERETZ. “No se puede aceptar discriminación de las mujeres en el ejército, porque eso es como aceptar que sean discriminadas en la sociedad en general”.

 

Sin embargo, las dudas acerca de si realmente debe haber igualdad plena en todo tipo de cargos, no han desaparecido. La gran pesadilla es por cierto que una mujer en un puesto de combate, sea capturada por el enemigo

 

El hecho es que mujeres tienen hoy un acceso amplísimo a diferentes cargos que los que estaban vedadas en el pasado: sirven en unidades de control fronterizo, en naves de la Marina , como pilotos de combate  y en unidades especiales de guardia y observación en Cisjordania y en la frontera con Gaza. Son una parte importante y notoria en baterías de misiles anti –aéreos  en el terreno y en baterías de artillería.

Ravit Bardugo, en la prestigiosa Unidad de Rescate 

Uno de varios ejemplos



Ravit Bardugo, que se incorporó en su servicio de reserva, como enfermera, a la destacada unidad de Rescate del Frente de Retaguardia, tiene claro que “podemos hacer muchas cosas y mis compañeros hombres lo sienten de mi parte, no recibo ningún trato especial”.

(Foto: Ana J.)

Pero unidades de combate propiamente dicho, es una historia un tanto diferente. No hay mujeres en las unidades de combate por excelencia: ni en los comandos, ni en Golani o Givati.

 

Quienes se oponen a la integración de las mujeres en las unidades de combate  mismas, alegan que el entrenamiento causa daños físicos a las jóvenes y que su presencia reduce la efectividad de la unidad en el combate en sí. Análisis médicos sostienen que hay entre un 20% y 40% de diferencia  en la capacidad promedio de cargar peso, en el consumo de oxígeno y otros parámetros claves para lidiar con una situación de combate prolongado.

 

El Profesor Martin Van Crevelt, historiador militar, sostiene que en la práctica, las mujeres aún son mantenidas alejadas de situaciones peligrosas de combate. Y dio un ejemplo concreto: de 119 soldados muertos en la segunda guerra en  Líbano en julio agosto del 2006, sólo una era mujer: Keren Tandler, mecánica de vuelo en un helicóptero que fue derribado.

 

Hay otro tipo de reservas respecto al servicio de las mujeres en puestos de combate. Llega del lado de rabinos y oficiales de unidades en las que sirven soldados religiosos-que combinan el servicio militar con los estudios de las Sagradas Escrituras- convencidos de que las condiciones con las que tienen que lidiar los efectivos en las unidades de combate, en el terreno, no son apropiadas para que los hombres las compartan con mujeres. Aquí hay de fondo consideraciones relativas a la moral y la modestia  en la conducta entre ambos sexos.

 

Sobre eso se manifestó el propio Brigadier General Avijai Ronsky, Rabino Jefe de Tzahal. “La idea de chicas entrando a los tanques o en batallones de paracaidistas es impracticable y puede resultar perniciosa en combate”, declaró a la radio pública israelí. Ronsky opinó que le resulta “imaginario” que jóvenes soldadas quieran realizar este tipo de servicio , y aclaró que el Rabinato, está en contra. 

 

Si bien el fenómeno de intentos de esquivar el servicio militar obligatorio existe y va aumentando-en el caso de las mujeres se confirma cuando se declaran “religiosas” quienes no lo son y piden por ello no servir-, sumarse a las filas de Tzahal sigue siendo en Israel motivo de orgullo. Los niños crecen sabiendo que a los 18 años tendrán que enrolarse, por tres años los varones, por dos las mujeres. Es parte de la vivencia nacional, que deriva por cierto de la realidad geopolítica en la que existe Israel, en un entorno que aún le es hostil.

Un servicio singular
Mujeres en las filas de las fuerzas de Defensa de Israel

Un momento de respiro durante la guerra contra Hizballa en julio de 2006

Foto: Ariel Jerozolimski

Alertas, en puestos de observación 

Foto: Ariel Jerozolimski

 

Paramédicas de combate

Foto: Ariel Jerozolimski

Soldadas de la comunidad etíope, integradas a Tzahal 

(Foto: Portavoz del Ejército Israelí)

Un precedente histórico



Hoy hay inclusive pilotos y co-pilotos de combate, mujeres, un orgullo especial para ellas y para las Fuerzas de Defensa de Israel.

A esto último se llegó tras una de las etapas más simbólicas de lucha por igualdad en las filas del ejército israelí: una apelación presentada en 1995 a la Suprema Corte de Justicia por parte de la joven soldada Alice Miller, que exigía se le permita acceder a la Escuela de Vuelo. Los jueces supremos aceptaron su petición y Miller, que en ese momento era ingeniera aeronáutica, fue la primera mujer en ir a curso de pilotos.

Ella misma no terminó el curso, pero eso ya parecía secundario, ya que la puerta había sido abierta. En el año 2001, se graduó la primera piloto de combate mujer y dos años después, la primera piloto de helicóptero de combate .Hoy, ya son varias.

Esto tuvo de fondo inclusive un marco legal, ya que en el año 2000, se enmendó la Ley del Servicio Militar, afirmándose que”el derecho de las mujeres a servir en cualquier función en las Fuerzas de Defensa de Israel es igual al derecho de los hombres”.


Una co-piloto de combate

                                                                                                                                                                                                                        Foto: Ariel Jerozolimski

Ana Jerozolimski
Semanario Hebreo

10 de diciembre de 2009

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