“Es una locura exigir la dimisión de un gobernante porque se equivoca”
Ana Jerozolimski

En medio de la polémica desatada en Israel en relación a la forma en que debería actuar el Primer Ministro Ehud Olmert por las fallas durante la guerra en Líbano, pedimos la opinión del destacado analista Mario Wainstein, Director del semanario israelí en español “Aurora”. Conversamos con él horas antes de la presentación oficial del informe de la Comisión Winograd que investigó la guerra.

P: Mario, Israel está envuelto hace meses en una tormenta por la guerra en Líbano. ¿Cuáles son tus expectativas de la Comisión Winograd?

R: A pesar de que la opinión pública no está preparada para aceptarlo, la realidad es que normalmente en Israel el gobierno civil tiene la función de conseguir la oportunidad para que las fuerzas armadas puedan actuar y darles el tiempo necesario para que lo hagan.  Por lo general, siempre han sido deficientes en ese sentido. Las fuerzas armadas, por lo general, en las contiendas que ha tenido Israel, han tenido que encontrar un breve paréntesis en el cual poder actuar y siempre muy acosado por el tiempo porque no tenía el tiempo político para llevar a cabo lo que tenía que hacer. Por eso las guerras siempre eran muy cortas y no terminaban como tenían que terminar.

 

P: Y esta vez fue diferente..

R: Esta vez, en esta división de trabajos, aparentemente  fue precisamente el gobierno civil el que ofreció todo. Nunca Israel salió a una guerra con un consenso tan importante, prácticamente unánime, con el apoyo de todo el mundo, incluido la mayoría de los países árabes mismos. Nunca tuvieron las fuerzas armadas un período tan largo, un mes entero, para terminar la contienda como se debía. Sin embargo, no estuvieron preparadas para hacer frente a lo que tenían que hacer frente.

Es hasta natural que la crítica más seria sea a las fuerzas armadas y no a un gobierno que hacía apenas dos meses que estaba ejerciendo sus funciones. De todas maneras, hay una opinión pública que está exigiendo la cabeza del Primer Ministro. Lo más simpático en este momento es criticarlo, lo hace la mayoría de la gente. Hay suficientes razones para creer que no es la persona adecuada en el lugar adecuado.

 

P: Sin embargo, no crees que deba dimitir...

R: No por esas razones. Hay otras razones por las cuales Olmert podría dimitir. De todas maneras, creo que lo último que necesita Israel en este momento es una convocatoria a elecciones y mostrar una vez más que todo el aparato político israelí adolece de una inestabilidad casi italiana. Es un lujo que Israel no se puede permitir y hace ya muchos años que no hay un gobierno en Israel que termine su período tal cual está estipulado por ley.

Por lo tanto, ya que es probable que no pueda seguir Olmert en funciones hasta el fin de su período, por lo menos lo mejor que le podría suceder a Israel en este momento, sería un cambio dentro de su propio partido, por su Canciller Tsipi Livni

 

P: Aclaremos también algo muy de fondo: lo que podría llevar a Olmert a dimitir no sería una obligación legal producto de resultados de la investigación de la Comisión, sino la presión pública, política...

R: Así es. Por supuesto que no la Comisión Winograd que no es la de más alto rango (que sería una Comisión investigadora jurídica estatal) puede obligarle a dimitir. En ambos casos la comisión puede sólo recomendar. No es obligatorio aceptar las recomendaciones de la comisión. Lo que sucede es que en los dos tipos de comisión no resulta natural, simpático o adecuado, desoir las recomendaciones de una comisión que el mismo gobierno ha nominado. Lo que sucede es que la Comisión Winograd se ha comprometido ante la Suprema Corte de Justicia a no exigir conclusiones personales. O sea: la comisión no puede decir ahora que el Primer Ministro debe dimitir. Lo tiene prácticamente prohibido por ley. Eso es así porque la comisión prefirió comprometerse a eso para poder acortar el tiempo hasta la presentación de su informe final. De lo contrario, tenía la obligación de advertir a quienes podrían verse perjudicados por el informe final para que puedan hacer sus descargos, investigar testigos y demás, lo cual hubiera hecho que el informe final, en lugar de producirse ahora, habría sido presentado un año o año y medio más tarde.

 

P: Todo depende entonces de la presión pública que venga después..

R: Yo diría que la suerte de Ehud Olmert políticamente hablando, se va a tener que definir las dos primeras semanas que sigan a la publicación del informe. Si hasta entonces no dimitió, es porque no va a dimitir. 

 

P: Pero el tema de la dimisión no es el único que te preocupa...

R: Así es. Uno de los problemas que han surgido a raíz de la guerra, son algunas debilidades que hay en la sociedad israelí desde el punto de vista de su democracia. Cuando te viene un grupo de oficiales del ejército  y te dice “en calidad de oficiales del ejército, decimos que fulano tiene que renunciar”, es casi tan peligroso como un golpe de estado. Cuando un grupo de padres que han perdido a sus hijos dicen “en calidad de padres que han perdido a sus hijos, decimos que fulano tiene que dimitir”, es peligrosísimo. Con todo el respeto que la sociedad tiene para con los oficiales que están en el ejército, con todo el cariño y la solidaridad que hay para con padres que han perdido a sus hijos, un precio enorme, no puede ser que haya un grupo que por esa razón tenga derechos que otros no tienen y puedan presentar exigencias -¿ en calidad de qué?- lo que otros ciudadanos no pueden exigir. Creo que acá estamos perdiendo un poco la noción de dónde estamos y quiénes somos.

 

P: Está claro que la polémica no gira en torno a si había o no que salir a la guerra sino a cómo fue conducida. Y uno de los puntos más discutidos es la ofensiva terrestre que se lanzó cuando ya era inminente el alto el fuego y hay quienes preguntan para qué entonces salir a esa ofensiva, en la que murieron numerosos soldados...

R: Para mi fue terrible, casi un crimen, haber entrado a esas últimas 60 horas de combate en la ofensiva terrestre, que fueron totalmente inútiles. ¿Pero quién presionó para salir a esa ofensiva terrestre? Fue presión masiva, del ejército. Presionó al entonces Ministro de Defensa Amir Peretz para que él presione a Olmert. Presionaron a Peretz que hacía dos meses que estaba en el cargo y que la última vez que había visto un arma en vivo y en directo fue en su servicio militar, cuando resultó herido. Olmert fue el único que dudó hasta último momento si dar o no su consentimiento ante la presión que le llegaba de las filas castrenses. Finalmente dio la orden y se salió a esa ofensiva que fue catastrófica y que estuvo totalmente de más. Olmert es responsable de haber dado su consentimiento. Pero responsable no quiere decir culpable sino que él consintió, después de haberse asesorado, y cedió a la presión de la gente que supuestamente comprendía y que le decía que había que completar lo que se había empezado.

 

P: Hay algo de fondo en todo el sistema de protesta, que te choca sobremanera...

R: Es inconcebible, creo que no hay otro país en el cual un gobernante que se equivoca es llevado a juicio como si fuera un criminal de guerra. Esto es decididamente una locura. Y yo pregunto. Supongamos que en esas 60 horas se hubiera conquistado todos los baluartes más importantes de Hizbala, con la misma cantidad de muertos ¿entonces estaría bien? Creo que un hombre público, un gobernante, un político, es electo por un período de cuatro años y tiene que terminarlo. Si efectivamente fue tan malo, él sabe exactamente qué va a recibir cuando termine ese período y quiera presentarse para renovarlo. Lo que no se puede hacer es estar juzgando todo el tiempo al gobernante de manera tal que si se equivocó, si falló, tiene que dejar de gobernar, renunciar y tiene que irse. Yo creo que el error de Bush en Irak es infinitamente mayor que los errores que se pudo haber cometido acá durante la segunda guerra en Líbano. Y con toda la oposición que hay a Bush, no escuché de nadie que diga que tiene que dimitir antes de terminar su mandato, porque así lo exige la democracia. Y me parece totalmente lógico.

Ana Jerozolimski
Semanario Hebreo

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