Amigos protectores de Letras-Uruguay

 

Si quiere apoyar a Letras- Uruguay, done por PayPal, gracias!!

 
 

"Es mucho más lo que une a judíos y cristianos que lo que nos separa"
Lo afirma el Presbítero Dr. Gabriel González Merlano, a poco de regresar de un seminario teológico en Israel.

por Ana Jerozolimski

 
 

El Presbítero Dr. Gabriel González Merlano, de la diócesis de Florida, participó hace pocas semanas junto a sacerdotes católicos de Argentina, Brasil y Chile, del seminario teológico promovido por el Centro Judeo Cristiano para el Entendimiento y Cooperación, presidido por el Gran Rabino de Efrat, Dr. Shlomo Riskin y cuyo Director Latinoamericano es el Rabino Dr. Angel Kreiman-Brill.

Fue ordenado sacerdote hace 21 años. En los últimos 15 se ha dedicado a la docencia universitaria, fundamentalmente en la Facultad de Derecho de la Universidad Católica del Uruguay y en la Facultad de Derecho del Claeh, aunque también enseña en la Facultad de Teología del Uruguay. No obstante su formación teológica, su preparación es básicamente jurídica. Es doctor en Derecho Canónico. Su licenciatura en dicha especialidad la realizó en la Universidad Pontificia de Salamanca, el doctorado en la Pontificia Universidad Católica Argentina, de Buenos Aires; todo eso tras haber estudiado Teología en Montevideo, como parte de sus estudios para ordenarse sacerdote.

A raíz de su especialización en derecho canónico, que es el ordenamiento jurídico de la Iglesia, integra el Tribunal Eclesiástico de Montevideo, como fiscal. Además es miembro del Consorcio Latino Americano de Libertad Religiosa, que nuclea académicos juristas de Latinoamérica que se dedican al tema de las relaciones Estado-Derecho-Religión.


P: Gabriel, me da especial gusto poder comunicarnos directamente para realizar esta entrevista, aunque lamenté perderme de conocerlo personalmente en Jerusalem cuando estuvo aquí hace muy poco, en un seminario especial para sacerdotes latinoamericanos .. ¿Fue la primera visita a Israel? 
R: No fue la primera visita; en realidad fue la segunda. La primera fue hace cerca de 20 años, por lo que encontré muchos cambios.

P: Veinte años en Israel realmente es casi una eternidad... ¿Es lo mismo que le pregunte sobre su visita a Israel o sobre su visita a Tierra Santa? No es una pregunta meramente semántica ¿verdad?
R: Creo que no es una distinción sólo semántica. Si bien lo de Tierra Santa es un término de cuño cristiano, prefiero hablar de Israel; creo que es mucho más adecuado para el diálogo judeo-cristiano. Así como otros términos que no son indiferentes, por ejemplo hablar de holocausto en lugar de shoá; como también, hablar de Antiguo Testamento para referirnos al Tanaj. No son términos muy felices; el primer paso hacia la unidad es manejar los mismos conceptos, hablar "el mismo idioma".

P: Qué linda y directa esa explicación... Aunque ya hemos adelantado algo en nuestro número de hace dos semanas, creo que sería bueno recordar de qué se trató ese encuentro tan singular.
R: Fue un encuentro cuya propuesta era muy interesante y su concreción fue excelente. En pocas palabras se trató de concretizar la idea, o deseo, de Benedicto XVI, trasmitida a dos rabinos, hace unos años, de avanzar en el diálogo judeo-cristiano, pasando del aspecto meramente social o político al teológico. De ahí que fue un encuentro muy rico, de estudio y de intercambio religioso-cultural.

P: ¿Qué le ha dejado esa cita tan especial?
R: La riqueza de conocer más profundamente y hacer vida aquello que los católicos sabemos, es decir, que nuestra raíz está en el pueblo de Israel, en el pueblo elegido, pero que muchas veces no pasa de ser sólo una idea aprendida.

 

Una singular cita judeo-católica en Israel. Gabriel, tercero de la izquierda, atrás.
En el medio, sentado, el Obispo William Shomali del Patriarcado Latino de Jerusalem. A su izquierda, el Rabino Angel Kreiman.



P: ¿Estaría en lo cierto si digo que cuando más uno se acerca, más claro queda en cuánto tienen aún por aprender a conocerse mutuamente católicos y judíos?
R: Sin duda que si, porque de esa forma queda de manifiesto que es mucho más lo que nos une que las diferencias que podamos tener. Y, además, no se puede querer lo que no se conoce.

P: De todos modos, se ha andado ya un trecho nada corto ¿no es así?
R: Sí, desde el Concilio Vaticano II, podemos decir que formalmente se comenzó un diálogo, pero hay testimonios de experiencias previas, de quienes intuían que ese era el camino, aunque a nivel oficial las posiciones estaban aún encontradas.

P: ¿Cómo vive usted, dentro de la Iglesia, como católico, la importancia del diálogo judeo-cristiano en general, o digamos judeo-católico?
R: Para mi es muy importante.

Aquel deseo de Jesús, transformado en oración: "Padre, que todos sean uno", creo que vale no sólo en el diálogo ecuménico, es decir, entre cristianos, sino también en el diálogo interreligioso. Pero no con afán proselitista, para convertir al otro, sino para lograr convivir en armonía y cooperación, más allá de las diferencias. Además, el diálogo no supone que cada uno abandone parte de sus convicciones para encontrarse en un punto en común, sino todo lo contrario. El verdadero diálogo exige creyentes convencidos y arraigados en su fe; no se trata de convencer al otro. Para mi esta experiencia vivida en Israel supuso confirmar mi fe católica a la vez que un gran acercamiento al mundo judío.

P: ¿Cree que se puede hablar de quién lo necesita más? El Papa Juan Pablo II, de bendita memoria, hablaba del pueblo judío como "nuestros hermanos mayores".. pero ¿sería correcto decir que para los judíos este diálogo parece más esencial, por una cuestión numérica?
R: No, para nada, no es una simple cuestión numérica, sino esencial. Me parece muy afortunada la expresión de Juan Pablo II. Hay una mutua necesidad y no creo que sea mayor de una parte u otra; de hecho los cristianos debemos reconocer que el pueblo judío es el elegido por Dios, el verdadero heredero de la promesa. Por eso digo que las cuestiones que requieren el diálogo son esenciales, no de conveniencia.

P: Sabemos que a menudo, en muchos ámbitos, una cosa son las órdenes formales, el marco oficial y otra la situación concreta en el terreno .. Me refiero a temas como lucha contra los prejuicios en general. ¿En qué medida se puede decir que el diálogo con el pueblo judío es parte de la misión actual de la Iglesia, de su enseñanza y no mera iniciativa de aquellos sacerdotes, a distintos niveles, que se identifican con ello?
R: Sí, de hecho este es uno de los compromisos que nos lle­vamos del encuentro. Debemos tratar de eliminar muchos prejui­cios infundados que dificultan enormemente el diálogo. No se trata de declaraciones formales sino de trasmitir esa cercanía que hemos experimentado, al pueblo católico. Por eso los invitados eran sacerdotes jóvenes, que tra­bajan principalmente con jóvenes, pues se
trata de ir cambiando la mentalidad en las nuevas genera­ciones, erradicando prejuicios.

P: Durante mucho tiempo, los judíos tuvieron reservas respecto a la Iglesia, por etapas históricas en las que, como bien sabemos, el antisemitismo era más que nada de fuentes cristianas. ¿Siente que eso está totalmente superado? Me refiero tanto a sentimientos antisemitas inspirados en la acusación de deicidio, por ejemplo, que el hasta hace poco Papa Benedicto XVI echó por la borda inclusive en uno de sus libros, como a las sospechas de parte judía respecto a la visión cristiana.
R: Sí, la iglesia ha sido muy clara al respecto, especialmente desde el documento conciliar Nostra Aetate, hasta el presente, como bien dice usted, con las intervenciones favorables al encuentro superando errores del pasado, de Benedicto XVI y Juan Pablo II. Si en algunas personas o grupos aún no estuvieran superados estos sentimientos, podemos decir que no están en sintonía con la Iglesia, con su teología y su magisterio respecto al tema.
 

El uruguayo del grupo, Pbr. Dr. Gabriel González Merlano, parado, Ángel en el medio,
detrás del Rabino en Kreiman, en el encuentro judeo-católico en Israel.


P: Todos estos temas ¿fueron tratados también en el seminario en Israel? Me imagino que el desafío era también hablar de los problemas, no sólo de que hoy el camino es diferente. verdad?
R: Claro que sí, por eso, como antes expresaba se trataba de una semana de estudio teológico, donde a la vez de advertir las coincidencias, y todo aquello que el cristianismo ha heredado del judaísmo en cuanto tradiciones, ritos, etc., también tomar conciencia de las diferencias. Y esto ya es avanzar, precisamente porque el camino es diferente, porque si bien ya se ha caminado bastante en el diálogo, ahora hay que profundizar en la reflexión teológica, lo que constituye todo un desafío.

P: Un buen amigo mío, muy creyente y católico, me dijo una vez que en resumen, lo que nos diferencia a judíos y cristianos es que los judíos todavía esperamos al Mesías y los cristianos creen que ya ha llegado..¿También usted lo ve como algo tan sencillo?
R: Si todo fuera tan simple, esperaríamos tranquilamente la llegada del Mesías, pues coincidiríamos plenamente, ya que lo que para los judíos sería la primera llegada, para los cristianos sería la segunda. Algo de eso hay, pero también hay mucho más, incluso en este aspecto concreto no creo que tengamos la misma visión acerca de la naturaleza y características de este Mesías. Con esto quiero decir que el diálogo a nivel teológico no es tan sencillo, es muy profundo, pero es posible y muy constructivo e integrador.

P: ¿Hay más que une a las dos religiones..o que separa? ¿Qué puntos de unión destacaría?
R: Ya antes lo dije, es más lo que nos une. Desde el momento que tenemos un testamento, una revelación, que es común a ambos, no hace falta señalar todo lo que compartimos.

P: Volviendo a la visita misma... ¿qué le pareció Israel? ¿Le sorprendió?
R: Sí, me sorprendió mucho. Al visitar esta tierra se desmitifican muchas informaciones interesadas que se nos trasmiten. Es sorprendente la convivencia entre distintas culturas, a pesar, insisto, de la imagen de violencia que muchas veces trasmiten los medios de comunicación, que nos hacen creer que ir a Israel es peligroso. En otro aspecto, asombra ver el aprovechamiento de la tierra para el cultivo, en una geografía que no es favorable; esto a los uruguayos nos llama la atención, ya que tenemos tanta tierra ociosa, sin producir.

P: Recuerdo que hace muchos años entrevisté en Jerusalem a Monseñor Víctor Gil, Obispo de Minas, que aunque estaba visitando Israel por primera vez, hablaba como conociendo todo, por las lecturas bíblicas.. ¿También usted sintió en cierto modo que estaba llegando a algo conocido?
R: A pesar, que ya conocía, siempre se llega a Israel como un lugar familiar, ya que uno a través de la Sagrada Escritura va haciendo un recorrido espiritual. Pero también en ocasiones es sorprendente, pues verse físicamente en la geografía de los relatos bíblicos es una experiencia muy especial.

P: ¿Y no es difícil andar por la Jerusalem terrenal, conociendo más que nada la celestial?
R: Sin duda, allí se vive una espiritualidad muy profunda. El que no se siente llamado a rezar, a tener una experiencia espiritual seria, es porque no quiere, porque la misma atmósfera, y la cantidad de lugares sagrados, invita a ello, uno se ve arrastrado. Y queda de manifiesto cuando vamos a otras ciudades de Israel, como Tel Aviv, que es una típica ciudad occidental, secularizada, alejada de Dios.

P: ¿Cree que los líderes religiosos pueden jugar juntos un rol importante en pro de la paz?
R: Sí, claramente. La religión muchas veces en la historia ha sido, y sigue siendo, parte del problema, muchas guerras son por motivos religiosos. Por eso, es importante que, en este mundo convulsionado, las religiones pasen a ser parte de la solución. Todas ellas muestran al hombre la apertura a la trascendencia, sin la cuál no hay plenitud, sin Dios el hombre se pierde, carece de identidad y por tanto no puede existir reconciliación con sus hermanos, a los que debe ver como imagen de ese Dios del cual él es imagen y por tanto como semejantes. Sin esa apertura al otro no hay verdadera paz.

P: ¿Cómo se siente respecto a la situación de los cristianos en Oriente Medio?
R: Sabemos que Medio Oriente es un caldo de cultivo de enfrentamientos religiosos, principalmente entre musulmanes y cristianos, y estos por ser minoría llevan la peor parte. Sin duda que esto no contribuye al respeto del derecho fundamental a la libertad religiosa, tanto de las personas como de los grupos. Este derecho se ve herido, cada vez que se persigue o incluso mata a aquellos que poseen una creencia diferente a la dominante. Pero también esta realidad de persecución ofrece la posibilidad del testimonio, el perdón, la reconciliación. Son muchos los cristianos que en medio de esta difícil situación dan ejemplo de ello, viviendo su vida cristiana, como lo que es, una vocación, y no un destino del que hay que huir. Justamente, para reflexionar sobre estos temas, Benedicto XVI convocó, en el año 2010, un Sínodo de Obispos en Medio Oriente.

P: Sin duda, la situación es compleja.. y los cristianos lidian en la región con no pocos desafíos.. Gabriel, ¿hay un antes y un después de una visita como la que usted realizó a Tierra Santa, a Israel?
R: Sí, porque no fue un viaje más, una peregrinación, para mirar desde afuera tantos lugares, sin duda, cargados de significación, sino un encuentro interreligioso en el que tuvimos la oportunidad de compartir desde dentro distintos aspectos de una cultura que está en nuestras raíces cristianas. Los conocimientos adquiridos y las vivencias compartidas fueron la diferencia.

P: ¿Siente que volvió a Uruguay con un compromiso de diálogo interreligioso?
R: Sí, de hecho esa era la consigna, conocer, para poder dar testimonio de lo vivido y aprendido, especialmente de cara a esa tarea de la que hablábamos, de eliminar prejuicios.

EL PAPA FRANCISCO

P: Y no podemos finalizar esta entrevista sin comentar sobre la reciente elección del Cardenal Bergoglio como nuevo Papa Francisco. ¿Qué le inspira? Por ahora, parece que está tocando muchos corazones.
R: Sin duda una sorpresa, pero muy agradable, por cierto. Su sencillez y humildad, su modo de comunicación directo y fraterno, es lo que toca los corazones; muestra la imagen de una Iglesia muy cercana al pueblo. De ahí el nombre elegido, por todo lo que significa Francisco de Asís como reformador de la Iglesia, no desde el poder sino desde la pobreza.

P: Una Iglesia de los pobres y para los pobres dijo el Papa. ¿Lo conoce? ¿Es realmente tan especial, sencillo y humano como parece?
R: No puedo decir que lo conozco, sólo porque alguna vez lo haya visto. Pero, por lo que ya se sabía y ahora circula, lo que está haciendo, la forma como se muestra, tiene antecedentes, pues así se manifestaba siendo Cardenal Arzobispo de Buenos Aires. Con esto quiero resaltar la coherencia; su constante referencia a la pobreza, su renuncia a cierta vestimenta o símbolos materiales costosos, o que vaya en bus en lugar de limusina, no es un gesto demagógico, porque lo mismo hacía en Buenos Aires; entonces, hay autenticidad.

P: En lo que a la relación con los judíos se refiere, entiendo que no podría haber habido una mejor elección. ¿Le parece?
R: Estoy totalmente de acuerdo, sólo nos cabe esperar que siga en la misma senda de Juan Pablo II y Benedicto XVI, e incluso que la profundice. También aquí tenemos antecedentes y actos concretos desde el primer día de su pontificado. En cuanto a sus antecedentes, en Argentina, fue comprometido promotor del diálogo con los judíos y lo demostró especialmente siendo un activo defensor de la causa de la AMIA. Y actualmente, a pocas horas de haber sido nombrado Sumo Pontífice, tiene el gesto de dirigir una carta al Rabino de Roma, invitándolo para la inauguración de su pontificado, en la que expresa su deseo de contribuir al progreso registrado en las relaciones entre judíos y católicos desde el Concilio Vaticano II, para una renovada colaboración al servicio de un mundo en armonía con el Creador. Todo un programa, en la misma línea de sus predecesores, si tenemos en cuenta la cercanía que ellos tuvieron con el Rabino de Roma.

P: Gabriel, yo le agradezco muchísimo su tiempo y haber compartido conmigo estos pensamientos que tanto enseñan y enriquecen.
R : Muchas gracias Ana.

 

Ana Jerozolimski

Semanario Hebreo

N° 2572 - Año LII - Jueves 21 de Marzo al 3 de Abril de 2013 - 10 de Nisan de 5773

 

Ir a índice de Periodismo

Ir a índice de Jerozolimski, Ana

Ir a página inicio

Ir a Índice de autores