"El terrorismo no es de izquierda"- recalca la Senadora Socialista Mónica Xavier.
Resume su visita a Israel, impresionada de la combinación entre la tensión, el desarrollo y el constante empuje.
Ana Jerozolimski

La Dra. Mónica Xavier, Senadora socialista, acaba de participar en un Congreso Internacional de Mujeres líderes, organizado por la División de Cooperación internacional de la Cancillería israelí (MASHAV). Combinando un serio trabajo de sesiones dedicadas al estudio y al debate de la temática del evento con algunas recorridas por Israel, finalizó su visita impactada por lo que vio.

Combinando la impresión por su visita al Museo del Holocausto Yad Vashem, que no paraliza a Israel en el pasado pero sí rinde homenaje a la memoria , analiza la dinámica que caracteriza hoy el estado judío., No esquiva temas polémicos, pero su principal resumen, nos resulta sabio: Una cosa es exigir la determinación de los pueblos en sus tierras- lo cual interpretamos como un apoyo a la creación de un estado palestino independiente- pero otra muy diferente es lograrlo mediante el terrorismo. "Eso no es izquierda"- dice categóricamente.

Le agradecemos el tiempo dedicado a esta entrevista y la cordialidad que inspira de inmediato en el diálogo, que precisamente por su sencillez y cercanía, permitió el tuteo, no por falta de respeto a su investidura y cargo.

P: ¿Cómo se conjugan tus identidades? Senadora, médica, mujer líder....
R: En primer término, mi identidad es como mujer. Como tú bien decías, he venido a una reunión de mujeres de todo el mundo, pero creo que hay determinadas definiciones en las que uno tiene que dejar en claro que lo de ser Senadora y tener un cargo elegible por parte de la ciudadanía, es algo a término. Ojalá uno pueda seguir renovando la confianza de la gente, porque va a significar que efectivamente cumplió con las cuestiones a las que se comprometió. Pero siento que mis ideas las puedo llevar adelante como mujer comprometida, como socialista, independientemente de que esté en un cargo de representación tan representativo como el Senado, trabajando desde cualquier lugar. Las definiciones que uno quiere llevar adelante, son compromisos que se pueden ejercer desde cualquier lugar en que una se encuentre como ciudadana.

P: Pero el potencial de alcance de acción es otro estando en un puesto así, verdad?

R: Claro. Sin duda se puede hacer más desde el gobierno que desde la oposición. Yo creo que en Uruguay habrá un ciclo de gobiernos progresistas, porque las reformas que están planteadas van a ser llevadas adelante. Esos fenómenos no se concretan en cinco años. Cierto es que hay necesidad de generar un cambio de mentalidad. Estando en Israel, qué te puedo decir de lo que significa que la gente se proponga y haga el esfuerzo para lograrlo ¿no? Un pueblo que vive en la situación en que vive y sin embargo uno ve la alegría en la gente en el diario vivir y también una serie de realizaciones sociales y económicas que no son maná del cielo, sino que se logran con esfuerzo.

P: ¿Hay alguna vivencia de lo que has visto en Israel, que piensas que se puede extrapolar a Uruguay? Si bien hay similitudes también hay por supuesto muchas diferencias entre los dos países, pero mientras Israel tiene problemas de aceptación en su entorno regional, Uruguay tiene problemas en el suyo en cuanto a que se encuentra entre dos economías gigantescas que no le hacen la vida fácil....
R: Nuestros barrios no son fáciles para vivir. El nuestro, por lo menos últimamente, y salvando las distancias, claro..Ahora, en cuanto a similitudes o comparaciones, te diré lo siguiente. No por haber venido ahora del Museo de la memoria del Holocausto voy a estar impactada, aunque lógicamente uno se siente profundamente conmovido. Pero también me ha pasado en otros países que han vivido situaciones muy difíciles, que comprendí que cuando las recuerdan y destacan, no es que viven en el pasado, sino que es reconocer la historia. Hay que tener esos espacios para conservar esa memoria. Sobre todo porque los jóvenes muchas veces , al no vivir esas situaciones dramáticas, piensan que hay cosas que se puede arriesgar. Políticamente hay que ser muy consecuentes con la democracia, para que determinadas cosas no ocurran. Y hay que generar una sociedad muy inclusive y muy tolerante, dentro del respeto de la ley. Está el riesgo de que la sociedad se fragmente. Creo que hay que apelar a la inclusión, al respeto de lo diferente. Creo que esa es una de las cosas que uno acá ve, que también lo ves en el Holocausto, de cómo aquello que fue diferente terminó en lo que todos sabemos. Creo que son valores que hay que fomentar en la sociedad de manera permanente: el respeto, la tolerancia.

P: Justamente hay jóvenes de la colectividad que están desarrollando un proyecto muy interesante que se llama Proyecto Shoá, cuyo objetivo es concientizar a la sociedad en general sobre el peligro del extremismo y la intolerancia. No se trata sólo de un mensaje para la colectividad judía, que recuerde, sino para la sociedad uruguaya toda, para protegerse a si misma y a todos sus miembros.
R: Y vemos lo que pasa en Europa, donde no logra eliminar la xenofobia. Pero también lo hay en América Latina. Advertir el peligro que significa la estigmatización y las conductas que puedan no incorporar diversidades, es realmente un compromiso con el cual países que tenemos una historia de democracia como Uruguay, tenemos que efectivamente rescatar. Muchas veces períodos de dictaduras como nos tocaron vivir, o ideologías que se imponen en el mundo, hacen que nuestros jóvenes no puedan acceder a una cultura de valores que son universales para toda la vida.

P: ¿Cómo te trató Israel estos días?
R: ¡Muy bien! Realmente Mashav y el Centro Golda Meir tienen estas experiencias que nos sirven mucho a todos. Yo estoy relativamente acostumbrada a participar de eventos donde se expresa la multiculturalidad y situaciones diversas, pero al haber sido un grupo relativamente chico, mujeres de unos 50 días, se permite otro conocimiento. Por haber estado en sesiones trabajando, no hemos tenido tiempo de pasear y recorrer mucho aunque sí hemos visto algunos lugares históricos que uno se lleva en el corazón y en la retina. Pero hemos visto un país en construcción que creo que es de un nivel de excelencia. Eso es lo que muestra que por el hecho que haya un rescate permanente de la memoria, uno no se ancla en el pasado sino que lo toma como una plataforma imprescindible para proponerse un presente y un futuro promisorio. Yo me alegro de haber venido y lamento de no haber podido venir antes en otras ocasiones en las que fui invitada, pero a veces los compromisos no lo permiten. Me voy gratamente impresionada.

P: ¿Cómo te imaginabas a Israel?
R: Te digo lo que yo de alguna manera temía y la reacción que tuvieron instantáneamente otras participantes, cuando hubo determinado ruido-que era el viento- que parecía una sirena. Todas paramos el oído y nos miramos y luego reconocimos que silbaba el viento. Pero uno piensa que se va encontrar en un clima mucho más hostil. No es que quiero trivializar la situación que se vive sino que logran combinar de manera increíble la vida cotidiana, el desarrollo, los proyectos a largo plazo, con esa situación bélica, de conflicto de tantos años. Creo que eso no es fácil. Eso se logra cuando uno realmente está muy convencido de que importa salir adelante y que las cosas se logran batalla por batalla. Hay que lograr siempre para preservar los derechos.

P: ¿Sorprende que un país en guerra tenga proyectos a largo plazo?
R: Si. Creo que no todos pueden combinar esas dos cosas. Y me parece que eso es algo maravilloso, que sin duda Israel se lo propone transmitir y lo transmite, por más que sean pocos los días en que estuve y uno tenga una visión limitada, eso  capta ese impulso.

P: ¿Se habló algo del conflicto y de la nueva etapa de negociación con los palestinos?
R: Estuvo incorporado el tema en algunos de los discursos oficiales en los distintos eventos. Creo que hay expectativas, que nadie se planteaba apostar todo a la cumbre de Annapolis porque cuando ha habido otras instancias en las que hubo fracasos, uno aprende que tiene que tener una esperanzadora cautela.

P: En los últimos años, especialmente a raíz de la intifada que había estallado a fines del año 2000, inclusive figuras de izquierda en Israel, fueron muy críticas de la actitud palestina. Pero lo que te quería mencionar era un diálogo que mantuve con una persona del kibutz Metzer, una localidad muy de izquierda ideológica y práctica en sus relaciones con los palestinos, que me hablaba de su impresión sobre la actitud de algunos sectores de izquierda en América Latina, diciendo que parecían apoyar a sectores reaccionarios y anti democráticos en el mundo árabe, en lugar de a la democracia israelí que luchaba contra el terrorismo. ¿Cómo lo ves?
R: Efectivamente, muchas veces no hay equilibrio cuando uno juzga situaciones políticas,  viéndolas desde un lugar donde uno está involucrado de otra forma. Uno tiene a veces una dificultad en separar lo que es el legítimo derecho de los pueblos a vivir en sus territorios, de metodologías terroristas. Ahí, las confusiones son muy grandes. Uruguay tiene definiciones históricas con relación al conocimiento tanto del Estado de Israel como del Estado palestino, pero también tiene condenas- en eso capaz que pudo haber habido en algún momento valoraciones a la distancia no tan precisas como la realidad lo podía haber exigido. Hay cosas que nosotros, como izquierda, no acompañamos, y nos parece que las alternativas  de los muros no son alternativas que ayuden. Claro, para quien vive de alguno de los dos lados y le puede llegar una bala, no es fácil entenderlo. Y reconozco que es muy difícil de entender. No creo que la izquierda de América Latina sea unánime en la valoración hacia Israel y los países árabes. En su mayoría creo que la izquierda latinoamericana condena el terrorismo. Creo que el terrorismo no es de izquierda. Y esa es la primera frase que hay que tener clara.

P: Con esta frase resumiste lo central....
R: Eso no quita que uno pueda, críticamente, realizar observaciones acerca de que hoy en el mundo es imprescindible recuperar el multilateralismo. Los últimos gobiernos estadounidenses han sido una provocación al mundo y hay que reconocer que a veces hay  países tienen determinadas alianzas coyunturales que reflejan intereses estratégicos que otros no llegan a comprender, pero eso no quita que uno pueda seguir reclamando que se recupere la multilateralidad porque esa es una de las garantías de paz en el mundo.

Ana Jerozolimski
Semanario Hebreo

Ir a índice de Periodismo

Ir a índice de Jerozolimski, Ana

Ir a página inicio

Ir a mapa del sitio