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“El día de recuerdo de Rabin, debería ser convertido en el día de la democracia israelí”.
Es la opinión de Yair Sheleg, investigador en el Instituto Israelí de Democracia.
Ana Jerozolimski

Yair Sheleg también es periodista y escribe en el diario “Haaretz”, especializándose en la cobertura del tema colonos y el sionismo religioso.

P: ¿Cómo está hoy la sociedad israelí? Hace 15 años, derecha e izquierda, religiosos y laicos, quedaron estremecidos por el asesinato de Rabin...Hoy se vuelve a discutir ..
R: La sensación de culpa que tenía el sionismo religioso después del asesinato de Rabin-sensación por la cual gran parte de ese sector tenía dificultades en combatir fenómenos como una acusación colectiva contra ellos-creo que ha desaparecido casi totalmente. Esto es claro especialmente después de la desconexión (de Gush Katif, de la Franja de Gaza). No se sienten culpables. De alguna forma, creo que sienten que por un lado, alguien mató al Primer Ministro y que por más terrible que sea el asesinato, era una persona, mientras que por otro, con la desconexión, se perjudicó a un sector entero de la población y que por ende, en el balance político general, hay cierto equilibrio. O más aún: hay quienes sienten que el desequilibrio es para el otro lado, que el daño que le hicieron al sionismo religioso fue sumamente serio.
Eso le da legitimidad a extremistas para expresarse de esa forma ya que no sienten la culpa que sentían antes. La limitación es que se cuidan de no actuar contra judíos sino “sólo” contra árabes, con –por ejemplo-esas acciones extremistas de ataques a plantaciones y propiedades de árabes , que son presentadas como respuesta a medidas del ejército contra ellos. Quizás esto deriva de una lección que aprendieron: que puede que a la opinión pública no le gusta que ataquen a árabes, pero es más sensible todavía a ataques contra judíos.

P: En el momento del asesinato, la polarización era terrible...por la discusión sobre el proceso de paz. Hoy también existe ¿pero ha cambiado de forma, tiene otros límites?
R: Después del asesinato se sentía que las relaciones entre las diferentes partes de la sociedad israelí no volverían nunca a ser lo que eran. Siempre hubo una especie de intimidad especial, en gran medida por el servicio militar conjunto de religiosos y laicos, izquierda y derecha…una sensación de que a pesar de las discrepancias, estamos todos juntos. Después del asesinato se temió que eso desaparecería, pero no sucedió. Se mantuvieron no sólo relaciones personales que cruzaban esas líneas sino que también a nivel de grupos, de marcos organizados, que si ya estaban en contacto antes, lo mantuvieron e inclusive les empujaron a esforzarse más para fortalecerlo para luchar contra la polarización.
A mi me parece que si hay hoy un mayor alejamiento entre las partes, más que nada entre religiosos y quienes no lo son pero eso no se debe al asesinato o a la polarización política , como temíamos en aquel entonces, sino a otros fenómenos. Creo que se debe más a lo relacionado al mundo cultural y religioso. Los seculares se tornaron más seculares todavía y más permisivos y como reacción a ello los religiosos se hicieron más religiosos que antes, más exigentes por ejemplo en el cuidado de la Halajá, no quieren servir en el ejército en sitios en los que también hay mujeres soldadas…cosas por el estilo. 

P: Siempre se polemiza sobre la forma en que hay que recordar a Rabin. ¿Cuál es su opinión?
R: Yo creo desde hace tiempo que hay que cambiar el carácter del día recordatorio. En los últimos años, se ha concentrado demasiado en la personalidad de Rabin, casi un culto a su personalidad..Rabin hizo cosas muy importantes en su vida, pero no se puede decir-independientemente de la pregunta de si acaso el proceso de Oslo fue bueno o malo- que fue el Primer Ministro más importante o el mejor que tuvo Israel. 
Por otro lado, al haber pasado ya muchos años, el recuerdo directo se va borrando y hay quienes ya no saben de qué se trata. No es casualidad que se esté hablando de la posibilidad de que este año, el acto central en la plaza Rabin, sea el último , ya que temen que no venga suficiente gente. La sensación del trauma que embargó cuando el asesinato a Israel, ya tampoco existe como antes. Desde entonces, ya hemos vivido no pocos traumas, como todos los atentados de la segunda intifada...Ya que menciono la segunda intifada, retomo un punto que mencioné antes: creo que también esa intifada, con todos sus atentados, influyó en el cambio de la sensación de culpa que tenía sectores del sionismo religioso, de la derecha, tras el asesinato. Miren lo que nos provocó el proceso de Oslo, dijeron no pocos, recordando que Rabin lo había hecho. O sea que eso redujo en parte la sensación de culpa colectiva.

P: En aquel momento, cuando el asesinato, pensamos que se destruía la democracia israelí..Eso no pasó...
R: Claro que no. Es verdad que en ese entonces así lo sentíamos. Esperemos que nunca más pase algo así como el magnicidio. Pero claro está que a pesar de lo terrible que fue, nuestra democracia pudo sobrevivir. Quiere decir que las naciones saben lidiar también con serios traumas. A pesar de ello, por todo lo que ya expliqué, creo que el día recordatorio debe convertirse en un día dedicado al tema central: el Día de la Democracia israelí. Sería una oportunidad para explicar sobre la importancia de preservarla, sobre el significado de que las reglas del juego entre campos adversarios sean respetados. Eso daría un significado perecedero, no algo que se diluye con el tiempo, como ya vemos que sucede cuando el punto central es Rabin, la personal, el líder.

P: Cada vez que se acerca el día recordatorio oficial del asesinato y de Rabin, resurgen las polémicas. Y mi sensación es que ello se debe no solamente al hecho que la izquierda quizás cometió un gran error al recordarlo de modo que parecía apropiarse de Rabin, el líder, como si el tema central fuera el camino a Oslo que él condujo, sino también a que en el seno del sionismo religioso-del que salió el asesino de Rabin-no se analizó suficientemente lo sucedido, no se aprendió la lección de la terrible incitación...
R: Hablemos primero de los errores de la izquierda. Ante todo, en el día oficial de recuerdo, el carácter de los actos es formal, abarca a todos, ahí no se habla de lo bueno o lo malo de Oslo. La situación es otra en lo relacionado a la reunión anual en la Plaza Rabin, que es organizada por los movimientos de izquierda , para destacar también la faceta de Rabin como líder del campo de la paz. Al principio, admito, me molestaba. Yo me preguntaba por qué lo hacen así y pensé que eso lleva a un distanciamiento de otros sectores. Pero luego llegué a la conclusión que es legítimo. Es legítimo que junto al recuerdo oficial, que abarca a todos, con el mensaje central de que no se asesina a un Primer Ministro por más que se discrepe con él, se recuerde también la parte política. El tenía la faceta política por cierto, encabezaba una parte determinada de la población, con un determinado camino político y es legítimo que ese sector de la ciudadanía lo recuerde destacando lo terrible que le parece que haya sido asesinado quien estaba al frente del así llamado campo de la paz. Las dos cosas están bien y son plenamente legítimas. Una cosa no contradice a la otra. Y no pasa nada si la derecha y mis amigos en el sionismo religioso no van al acto en la plaza Rabin pero sí van a los actos oficiales, estatales.

P: La pregunta es si realmente van...
R: Si, yo creo que si. Los diputados religiosos estoy seguro que van. No es que he contado uno por uno o que me he fijado en todos los nombres, pero estoy seguro que asisten a los actos, salvo un extremista del Ijud Leumí (la Unión Nacional), Mijael Ben Ari..Los otros, también los diputados más de derecha.

P: Esto nos lleva al segundo punto que había mencionado, si el sionismo religioso aprendió la lección...
R: Creo que en general, en las capas más generales del sionismo religioso, sí se aprendió la lección. Recordemos que cuando Netanyahu fue Primer Ministro por primera vez, dio algunos pasos que para la derecha eran muy problemáticos. El firmó el acuerdo de Wye Plantation que determinaba etapas de retiradas, fue él quien entregó el 80% de Hebron a los palestinos ..pero casi no hubo una protesta seria por todo ello. Indudablemente la derecha se abstuvo de lanzar contra Bibi una campaña personal como la que habían lanzado contra Rabin. Creo que aprendieron la lección de que hay que tener cuidado, de que hay que bajar el tono y el carácter general de la protesta. Me parece que comprendieron que a lo sumo, pueden hablar con dureza contra los hechos políticos mismos, pero no atacar personalmente al líder. Recordemos que también vino después la desconexión de Gaza. Me parece que los ataques contra Ariel Sharon por eso habrían sido mucho peores de no ser por el efecto del asesinato de Rabin, aunque entre una cosa y otra pasaron diez años. No recuerdo que a Sharon lo hayan vestido con una kefia árabe o con uniforme nazi, como le hicieron a Rabin.

P: Si esta es la situación ¿podemos decir acaso que es imposible que vuelva a haber un asesinato?
R: Imposible es mucho decir, nunca digas nunca...

P: Replanteo la pregunta, ya que para un asesinato alcanza con que haya un demente extremista que logre abrir fuego y matar. La pregunta debe ser acaso por lo que enseñó el magnicidio, le parece que es imposible que vuelva a darse un ambiente de incitación general como el que precedió al asesinato. Recordemos que solemos decir que fue esa incitación la que hizo posible el asesinato...
R: Yo creo que habrá mucho más cuidado que lo que hubo-o no hubo- hace 15 años, precisamente por el asesinato, a pesar de que me parece que la segunda intifada y la desconexión de Gaza, afectaron ese proceso, como ya expliqué antes. Me parece que la derecha se cuidará más que antes en sus ataques a la izquierda (en general esa es la dirección de las protestas).Los instintos violentos que tienen los extremistas de la derecha estarán más dirigidos contra los árabes. Ya lo hemos estado viendo. Allí canalizarán su suposición de que mediante la violencia podrán arruinar el proceso de paz.

P: Los responsables de eso no son solamente los así llamados “jóvenes de las colinas”...alguien los guía...
R: Están sí esos “jóvenes de las colinas”, unos cientos de jóvenes que viven en los puestos o amigos de ellos, pero no son sólo ellos. Yo diría que no menos importante es el silencio que se siente de parte del liderazgo de los colonos. Claro que si uno les pregunta, condenan el fenómeno. Pero la sensación que yo tengo es que sienten y piensan que después de lo que se les ha hecho a ellos, no condenarán a sus amigos voluntariamente. Quizás les dirán en silencio que está mal lo que hacen, pero claro está que no se ven condenas que salen en forma natural como años atrás. Por ejemplo, cuando se descubrió a la “majteret”, una organización clandestina de los colonos que perpetró atentados contra alcaldes palestinos y demás, todo el liderazgo de los colonos, absolutamente todo, condenó el hecho.

P: Hoy es diferente..
R: Creo que ahora el enfoque es otro. Pero hay matices internos. Gente como Pinjas Wallerstein, líder en la zona de Biniamin, critica muy duramente en los últimos años a los extremistas. También otros, como el rabino Yoel Bin Nun. Quizás es un tema de generaciones. La generación de los mayores, en muchos casos crecieron en hogares de sobrevivientes del Holocausto, y para ellos, al final de cuentas, lo principal es el país, el Estado. También para gente de “Eretz Israel Hashlema”, gente que quisiera preservar “toda la tierra de Israel”, entera, sin concesiones. Entienden que lo principal es cuidar al país, que no se desmorone, que no quede desmembrado. La generación más joven ya se acostumbró al país como algo que dan por sentado.. Y en ese sector hay menos cautela. Y allí están tanto los más extremistas en la práctica como la corriente intermedia que simplemente no se molesta en condenar.