Ariel Sharon: de duro a garantía de paz..

Ana Jerozolimski

Ariel Sharon, el político más popular hoy en el Estado de Israel, podría estar dejando el escenario político a raíz de su serio estado de salud. Todos parecen tener claro que aunque no fallezca, ya no podrá desempeñarse como jefe de gobierno, pero el tiempo lo dirá. Quien en el pasado vivió años en los que parte de la opinión pública israelí le consideraba prácticamente indeseable -eran los años de la guerra en el Líbano durante la que él había sido Ministro de Defensa- es ahora llorado, al agravarse su estado de salud, como padre de la nación.

Sharon fue durante toda su vida una figura polémica, ante la que nadie quedaba indiferente, despertando un sentimiento de admiración y gran aprecio personal o contrariamente, de profundo antagonismo y gran hostilidad.

Quien fue visto durante mucho tiempo por el mundo árabe como un acérrimo enemigo, llegó al poder por primera vez a la edad de 72 años, convencido de ser el único que lograría alcanzar la paz con los vecinos de Israel. Críticos creían que su ascenso al poder podría desembocar en una nueva guerra -acusándolo de una línea radical y muy conservadora- pero Sharon se vio a si mismo en los últimos años como el salvador, justamente el gobernante que lograría acercar la paz. Para ello, afirmaba, es necesario tener la combinación que él mostró en los últimos años: una convicción de que la negociación es inevitable, pero al mismo tiempo, de que hay que combatir a los grupos radicales responsables de atentados, para que no puedan determinar la realidad de la zona.

Mostró una gran osadía política al abandonar recientemente el partido Likud que él había creado, formando a su avanzada edad una nueva fuerza, recién confirmado como partido político en Israel.

La izquierda no le perdonó durante mucho tiempo su rol en la guerra de Líbano, durante la que mintió al entonces Primer Ministro Menajem Beguin acerca del curso que tomaba la situación, en un pantano del que Israel logró salir recién casi dos décadas después. Especialmente, le recordaron que era Ministro de Defensa cuando Israel estaba en Líbano y cuando las falanges cristianas entraron a los campamentos de refugiados palestinos Sabra y Chatila y perpetraron una masacre. El no tuvo nada que ver en ello, pero la comisión Kahan que le investigó determinó que debería haber supuesto que las falanges podría cometer esa barbaridad, prohibiéndole volver a ejercer como ministro de Defensa. Pero años después, se convirtió en lo que fuera su principal ambición política, Primer Ministro de Israel.

Su imagen comenzó a cambiar, ya antes de concretar la retirada de la Franja de Gaza, con la que ganó el corazón de sus adversarios de antes, recibiendo por otro lado las duras condenas de sus otrora aliados. Ya antes de demostrar lo fuerte y decidido de su liderazgo al concretar un paso que muchos temían desgarrara a Israel por dentro, la imagen de la que comenzó a gozar a los ojos de la ciudadanía israelí era de una especie de padre de la nación, preocupado por el bienestar de todos, consciente de la responsabilidad de preservar la seguridad de Israel.

Su carácter personal, su sentido del humor y sus gestos personales para con los funcionarios de su oficina- sin mantener mucha distancia ni formalismos, salvo los impuestos por sus guardaespaldas- le acercaron a la opinión pública general, viéndosele como un abuelo preocupado por todos y capaz de defender a Israel.

Sharon fue visto siempre como un "bulldozer" -aplanadora- palabra que los israelíes usan a menudo en términos positivos, dando a entender que cuando "Arik" emprende un proyecto, trabaja en serio y empuja hacia adelante. Para los árabes, ello fue un serio problema cuando Sharon utilizó sus energías para construir numerosos asentamientos en los territorios de Cisjordania y Gaza, que siempre consideró parte integral de la tierra de Israel bíblica. La desconexión de Gaza, dejó en claro que junto a su convicción histórica, ve también otras consideraciones.

"Para mi, lo primero, es mi condición judía, esencial para mi ser israelí" -declaró Ariel Sharon repetidamente. Y aunque no fue nunca una persona observante de la religión, el legado histórico judío le supone nervio motor. La voz y el tono de hablar de Ariel Sharon no le ayudaron durante mucho tiempo a mejorar su imagen de duro. No tiene pelos en la lengua y a menudo le falta tacto. Especialmente, cuando siente que es él el atacado y criticado sin razón. Su aspecto físico- un hombre ancho, de grandes dimensiones- también hacen lo suyo. Era otro, distinto, cuando joven oficial en el ejército israelí, con un desempeño elogiado por muchos, aunque criticado por todos aquellos que recordaban: no siempre acepta autoridad y tiende a excederse de la misma cuando lo considera apropiado.

Sharon mezcla lo casi dogmático en él, con el pragmatismo. A Yasser Arafat lo llamó más de una vez de "mentiroso" y "asesino", pero negoció con él cuando fue Canciller en el gobierno de Biniamin Netaniahu. Sin embargo, cuando llegó a la conclusión de que el líder palestino era un obstáculo en el camino, fue terminante en su boicot.

Sharon fue siempre un hombre de grandes contradicciones, combinando una línea conservadora y un estilo poco diplomático y categórico, con un gran pragmatismo, que le hizo acreedor del aprecio de gobernantes y líderes diversos en el mundo entero. En Israel, su grave estado deja una sensación de vacío de liderazgo, un vacío que no se llenará fácilmente si realmente no puede, como muchos estiman, volver a desempeñarse como Primer Ministro de Israel.

Recuadros

HISTORIA

 

Sharon nació en 1928 en la entonces llamada Palestina, cuando el Mandato británico gobernaba lo que se convertiría luego en el Estado de Israel. A los 17 años se enroló al ejército y en su servicio fue herido dos veces en combate. "Yo aprecio más que muchos otros políticos la importancia de lograr la paz, porque sé cual es

el precio de la guerra" -suele decir, destacando que fueron numerosos los compañeros que perdió en el campo de batalla. Sus adversarios piensan distinto: lo consideran aventurero, irresponsable y descuidado. En la prensa israelí fue presentado a menudo como "un elefante en una tienda de cerámicas", por la falta de tacto, delicadeza y diplomacia que le atribuyen, inclusive al tratar temas difíciles, como muchos de lo que ocupan a Israel.

Tras décadas de actividad política, antecedida por muchos años como oficial en las Fuerzas de Defensa de Israel, está claro que el evento principal por el que se le recordará a Sharon en los libros de historia, será la desconexión de la Franja de Gaza. Aproximadamente dos años después de pronunciarse por primera vez en favor de una retirada de dicha zona, concretó lo que otros consideraban imposible, aunque muchos veían como necesario: desmanteló los 21 asentamientos en la Franja de Gaza y otros cuatro al norte de Cisjordania, evacuando así a casi 9 mil israelíes que allí vivían y que en su mayoría, al parecer, lo habían votado a él como Primer Ministro, pensando que Sharon, que tanto había impulsado la construcción de asentamientos, jamás los sacaría del lugar. Pero Sharon ya era otro, había llegado a la conclusión de que era inevitable dar ese paso y lo concretó, sacando también a las tropas de la Franja, con la misma energía y determinación con que durante años había apoyado la creación de asentamientos.

Ana Jerozolimski
Semanario Hebreo
12 de enero 2006

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