Uno de los temas más discutidos de las elecciones palestinas

Los árabes de Jerusalem este votaron por parlamento palestino

Ana Jerozolimski

N.de Red: Esta nota fue escrita pocos días antes de la realización de las elecciones palestinas, que en el momento de llegar estas páginas a los lectores, ya culminaron. Indice de participación en general y en Jerusalem oriental, es un dato que aún no ha sido publicado en el momento de cerrar esta edición.

Son aproximadamente 220.000 palestinos, que no viven bajo el control del gobierno palestino sino del israelí, como residentes permanentes de Jerusalem oriental. Pero este miércoles 25, podían votar en las elecciones para el Consejo Legislativo Palestino.

Su identidad nacional es categóricamente palestina y afirman sentirse bajo ocupación. Pero no renunciarían por nada a la cédula de identidad azul israelí que poseen por ser habitantes de Jerusalem oriental y por ende considerados parte del Estado de Israel, aunque proclaman abiertamente que esa zona debe convertirse en capital de un futuro Estado Palestino. No renunciarían por nada a los beneficios que les da el Seguro Nacional israelí -algo de gran importancia especialmente en caso de familias con numerosos niños, lo cual determina un pago mensual apreciable- pero sostienen que políticamente, se sienten parte de la sociedad palestina. De hecho, viven entre dos universos. Una década después de la primera votación por el Parlamento de la Autoridad Palestina, también los árabes de Jerusalem oriental fueron a las urnas para elegir a diputados palestinos, aunque ellos siguen viviendo, como desde 1967, bajo gobierno israelí, conscientes inclusive de que poco de lo que debate o decide el Consejo Legislativo en Ramallah puede incidir en sus vidas. Al menos, hasta que llegue el momento de la verdad y en el marco del proceso de paz, israelíes y palestinos encaren realmente negociaciones sobre la paz definitiva, de modo que ésta incluya también una eventual división o al menos repartición de autoridad en Jerusalem.

"Es verdad, vivimos entre dos universos" -sostiene Ahmed Daud, un taxista de 53 años, que por su trabajo viaja a menudo a los territorios palestinos, se siente parte del pueblo que allí vive, pero no renunciaría jamás a su vida en Jerusalem oriental, donde nació, esté quien esté en el gobierno. "Es verdad que muchas cosas dependen de lo que pase en las negociaciones, cuando se reanuden"- dice con un tono de cierto escepticismo. "Pero lo claro es que yo aquí nací y aquí me muero, esté quien esté en el poder".

El viernes, Ahmed nos decía que quisiera votar el miércoles, pero no parece que el tema le resulte primordial. Es que de fondo, hay muchas críticas. Así como tiene cosas que condenar respecto al lado israelí, tiene no pocas también en relación a la Autoridad Palestina. En no pocos viajes que esta cronista ha hecho con él a Ramallah y otros sitios de Cisjordania, el trueno de su voz fuerte, parece concordar con lo categórico de sus posturas, criticando la corrupción en la Autoridad Nacional Palestina. Y ahora, al acercarse el día de los comicios, le importa poder en principio usufructuar el derecho de colocar una papeleta en la urna según lo que indique su conciencia, que tratar realmente de cambiar algo. Es que de fondo, parece no creerle mucho a nadie.

Uno de sus colegas, Aref, lo saluda cuando caminamos cerca de la calle Salah-al-Din (Saladino), a pocos metros de la oficina de Correo, lugar central de votación en la parte más céntrica de Jerusalem oriental. Se saludan amigablemente y Ahmed afirma que Aref "es loco". Todo, con una sonrisa. "¿Es por la votación del miércoles?"- preguntamos medio en broma. "¿Las elecciones? No, ni sé si voy a votar" -responde Aref mientras una pasajera sube a su taxi. Preguntamos si acaso el tema no es importante. Aref da a entender que ni está seguro de lo que promete cada uno.

En la calle hay movimiento, como siempre, pero algo menos en la hora de la oración. Entre las 11.15 y las 12.30, aproximadamente, muchos están en las mezquitas. En el negocio de regalos y juguetes que está a pocas decenas de metros del correo, a media cuadra, frente al cerrado Café "El Dorado", una mujer-Fadua- observa unas pantuflas para niños. Su hijo menor se le durmió en brazos y la hija, que tendrá no más de cuatro años, le toma la mano. Fadua, cubierta con el "hijab" propio de las religiosas musulmanas, no quiere decir por quién votará, pero dice que es importante hacerlo. De todos modos, con varios niños en casa, no está segura de tener tiempo para hacerlo.

Pensamos que quizás ella sería una típica votante de los integristas de Hamas, por su evidente religiosidad. Ahmed Daud comenta que no son muy fuertes en la Ciudad Vieja de Jerusalem y que actúan más que nada en Tsur Baher y Um Tuba, también parte de Jerusalem oriental. "Aquí, va más Fatah y los independientes"- afirma con mucha seguridad.

Las opciones son variadas. Salah Abu-Qatish, activista gremial, cuenta que son 38 los candidatos de Jerusalem oriental. "No quiero dar nombres de los que no me gustan"- dice con una sonrisa. "Pero está claro que no a todos los importa cambiar las cosas para bien, sino sus propios intereses". "Eso pasa en todos lados, también en Israel"- comenta un amigo que le escucha. "Es verdad, pero yo quisiera que en el Parlamento palestino todo fuera diferente, aunque sé que no lo es"- responde Salah. Insiste que es importante votar, para hacer acto de presencia, "porque Jerusalem es importante y deberá ser nuestra futura capital".

Las paredes están cubiertas de afiches electorales de los que surge un colorido mosaico de posibilidades, no sólo fotos y promesas de los residentes de la propia Jerusalem Este. En un negocio que parece abandonado, las paredes de afuera están cubiertas con posters de Naser Qaus, que fuera guardaespaldas del líder palestino de la zona. Faisal el-Husseini, fallecido hace algo más de cinco años de un paro cardíaco durante una visita a Kuwait. "¿Has visto? ¡De guardia quiere convertirse en diputado!"-comenta Ahmed divertido. Nasser aparece en los posters solo, destacando los temas de "Jerusalem , Libertad, Confianza", pero en otros, junto a Faisal, lo que nos hace recordar los afiches del Presidente Abbas, en las elecciones presidenciales de hace un año, en los que aparecía junto al poco antes fallecido Yasser Arafat.

Dos jovencitos de 16 años, que sólo aceptan decir que se llaman Muhamad y Riad, pasan y cantan medio en broma ante el micrófono. No tienen todavía edad para votar, pero toman todo medio a la ligera al preguntárseles si conocen algo, si les gusta algún candidato. Viéndolos, al menos, la sensación es que ningún problema especial les preocupa, lo cual a su edad, es muy bueno.

Salah, el sindicalista, y sus connacionales palestinos, dentro y fuera de Jerusalem, tienen claro que nadie puede garantizar hoy que se concrete alguna vez lo que ellos exigen, una nueva división de la ciudad o al menos que la parte oriental sea capital de un Estado palestino independiente. Pero convencidos de que ese deberá ser el desenlace, consideran imprescindible tener el derecho a votar. "Sabemos que no es seguro que lo nuestro influya mucho y que de hecho votamos por un Parlamento que no rige nuestras vidas" -admite. "Pero es una apuesta al futuro y por eso, no podemos quedarnos por detrás".

Y cuando de futuro se trata, por más que sostienen que Jerusalem Este debe ser capital palestina, los potenciales votantes de este miércoles en el correo de Salah al-Din, parecen decididos: lo más importante para ellos, es quedarse en Jerusalem. "Aquí nací, aquí es mi vida"- reitera con firmeza Ahmed Daud. "Y aquí, pase lo que pase, también me muero".

Ana Jerozolimski
Semanario Hebreo
26 de enero 2006

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