Ante la detención, por orden judicial, del General Gregorio Álvarez, Presidente de la dictadura militar

“Semanario Hebreo” recabo opiniones de figuras nacionales, 

sobre sus sentimientos y análisis del significado de este desenlace.
Ana Jerozolimski

Hemos entrevistado a quien fuera Secretario del Partido Comunista, León Lev, y al entonces Secretario de la Federación de Estudiantes universitarios y hoy Director General del Ministerio de Salud Pública, Daniel Olesker. A ambos, judíos, planteamos la interrogante si acaso por su condición de tales incidió en algo en sus experiencias durante los años de prisión.

Con León Lev.

P: León ¿Cómo se siente con la detención del General Álvarez?
R: Hoy, cuando el pueblo siente una inmensa alegría porque cae un símbolo de la dictadura, uno de los pro-hombres que se creían inmortales, más que de venganza se trata de justicia. Lo que Uruguay necesita es justicia, para que se fortalezca la democracia, y para que las nuevas generaciones se eduquen y puedan tener una clara memoria oscuros, terribles y sombríos.

P: Usted discrepó por cierto con la Ley de amnistía..
R: Efectivamente. No creía que eso iba a cicatrizar las heridas. No se podía dar vuelta la página, como un sepulcro y lo que pasaba debajo de esa lápida se iba a olvidar. Todos nuestros desaparecidos son una conciencia viva que nos obligan a buscar la verdad. Es evidente que en los 20 años de democracia no se pudo hacer nada, hasta que llegó un gobierno con un compromiso irrevocable, para aplicar el artículo 4, desentrañar la verdad y desenterrar los huesos, que más que eso, son la memoria vida de la sociedad.

P: Y ésto va más allá de lo que cada uno pasó, como en su caso, esos años de clandestinidad y prisión. Esto me hace pensar, aunque en circunstancias totalmente diferentes, no sólo numéricamente por cierto, que el mensaje del holocausto tampoco pasa sólo por la tragedia de cada uno, ni sólo por la muerte de los 6 millones de judíos...
R: La verdad que los seis millones de judíos muertos en la segunda guerra mundial, siempre me acompañaron como un legado ético, como un compromiso de vida, de no olvidar jamás lo que sucedió. Por eso siento que estos hechos que de una forma reabren herida, sirven para cicatrizar, no para ahondar heridas. 

P: León ¿cómo fue su cronología personal en la dictadura?
R: En 1973 era funcionario del Banco Central. Hice la huelga general y luego de 15 días retorné a trabajar en mi puesto de banco, a pesar de ser una figura política conocida. Tres meses después, me requirieron las Fuerzas Conjuntas y tuve que pasar a la clandestinidad. Estuve prácticamente seis años en la clandestinidad sorteando todo tipo de riesgos, hasta que en marzo de 1979, fui detenido por los Fusileros navales, durante tres meses incomunicado y torturado y desde junio de 1979 hasta el 27 de febrero de 1985, fui prisionero en el establecimiento militar de reclusión número 1, de la localidad de Libertad, en el Departamento de San José.

P: ¡Qué irónico me pareció siempre eso de Penal de Libertad..!
R: Forma parte de esas ironías de la historia como aquello en los campos de concentración que “el trabajo liberaba”. También eso formó parte de las paradojas de nuestra historia uruguaya.

P: Es casi como reírse del preso, ¿no?
R: Si, lo que pasa es que se creyó que era posible hacer del Uruguay una gran cárcel. Mientras en Argentina asesinaban y hacían desaparecer por decenas de miles, en Uruguay lo transformaron en una gran cárcel donde decenas de miles pasamos por la tortura, por la prisión, o por supuesto por el exilio.

P: Es que por supuesto , la tragedia no se mide sólo en números, porque en ese aspecto, la situación en Uruguay fue muy diferente de la argentina.
R: Efectivamente, porque la sociedad uruguaya es distinta, porque el clima de violencia que vivía la sociedad uruguaya era distinto. Prácticamente se había derrotado a las fuerzas guerrilleras urbanas en 1972 y el golpe de estado de 1973 fue más contra el movimiento sindical y contra los partidos políticos, que contra movimientos guerrilleros. Eso hace que la realidad uruguaya fuera distinta de la realidad argentina.

P: ¿En qué estaba usted políticamente en ese momento, cuando fue el golpe?
R: Yo en ese momento era Secretario de organización de la Juventud comunista. Luego pasé a ser Secretario General , fruto de las diversas detenciones que hubo en Uruguay. Cíclicamente se hacían rasias , se generaban detenciones por centenares e incluso desapariciones, porque en Uruguay las desapariciones fueron un método de terror. Se trataba de sembrar el terror y el medio y no tuviera participación ni en las estructuras políticas, sindicales ni sociales. En 1976 pasé a ser el responsable de la dirección del Partido Comunista en el interior del país.
En 1979 me cupo el alto honor de ser el responsable del partido comunista del Uruguay.

P: ¿Qué tiene el León Lev de hoy en su personalidad, en su quehacer diario, de secuelas claras de aquellos oscuros años?
R: Lo primero es que el ser humano, cuando está convencido de algo, es capaz de hacer cualquier tipo de proezas. Lo que importa es la razón, la convicción de las ideas, de los valores, y la lucha por la libertad y la democracia, que son valores esenciales en la condición humana. En definitiva, el ser humano lucha por la libertad y la felicidad. Y en esos años oscuros, cuando parecía que todo estaba cerrado, poder encontrar un camino y pensar que con nuestra lucha somos capaces de derrotar a la dictadura, nos hacía sentirnos más fuertes. Y sabíamos que en cualquier momento podíamos ser detenidos, muertos o simplemente desaparecidas.

P: ¿Dónde estaba el judío León Lev en toda aquella situación?
R: Yo siempre mantuve una actitud de recuerdo de las tradiciones judías, que en definitiva me hicieron acercarme a la izquierda. Toda la lucha anti nazi y anti fascista fueron los principios con los que me crié en mi niñez y adolescencia. Eso formaba parte de la formación, de los valores, de saber arraigarse a una sociedad, pero con valores humanos. Creo que el pueblo judío, en su lucha milenaria por conseguir su tierra, por hacerse libre, por vencer todas las adversidades y las injusticias, ha dado un ejemplo imperecedero de cómo se puede mantener una idea y un valor, a pesar de tanto dolor, de tanta adversidad.

P: León, sabemos que los presos no fueron detenidos por ser judíos, pero que si un judío estaba preso, la pasaba peor. ¿Usted lo notó eso?
R: Uno sentía que había un antisemitismo rampante, aunque no podemos decir que esa fuera la característica de la dictadura uruguaya. Pero no me cabe duda que sectores nazistas estaban dentro de las filas de la dictadura y que parte de ellos eran orgullosos de la Wehrmacht. Por eso uno cree que hay valores universales. Más allá que cada pueblo tiene una lucha en particular, lo que importa es que hay valores universales que nos hacen en la condición de seres humanos. Y especialmente en ésto de los desaparecidos, yo recuerdo l oque decía Elie Wiesel sobre las víctimas del holocausto: "No dejemos que los maten por segunda vez".
Y lo que te puedo decir hoy es que cuando miro a mis hijas, a las que dejé con dos y cuatro años, cuando me fui de casa- doce años después, recobrada la democracia, me reencontré con ellas- es que sentí que más allá del dolor, valió la pena..Y vale la pena vivir, con dignidad, con valores, vivir para construir una justicia social, para que la gente y la humanidad sienta que puede haber un futuro mejor, más allá de las nubes , el pesimiso y las dificultades reales que existen hoy.

Con Daniel Olesker.

P: Daniel, ¿qué sentiste cuando te enteraste que el Goyo va preso?
R: Igual que en otros casos, pero quizás más fuerte, uno siente una gran satisfacción. Después de casi 20 años, empieza a hacerse justicia, y además, con alguien tan paradigmático, no sólo en sus últimos años de Presidente, sino en todo el proceso, fue visto como un liderazgo en esta dictadura.

P: No es uno más..
R: Claro. Y además abre camino para seguir profundizando esta labor de justicia que se está desarrollando.-

P: ¿Y hasta cuándo hay que profundizar? También hoy hay en Uruguay sigue habiendo quienes piensan que la ley de Amnistía estaba bien y que hay que seguir encontrando el equilibrio entre el deseo de justicia y el de garantizar que se mantenga la estabilidad del país, sin tocar muchas heridas...
R: Yo creo que hasta que la verdad sea totalmente conocida. No hay un deseo de venganza sino de verdad. Hay gente paradigmática. Creo que hay que seguir en ese camino y sobre todo intentar que se sepa la verdad total.

P: Cuando tú estabas preso ¿te pasaba por la cabeza el pensamiento de que llegue el momento en que paguen los responsables o estabas ocupado sólo con lidiar con tu difícil situación personal?
R: Las dos cosas. De alguna manera, cuando uno está preso, se adapta para ir viviendo cada día, pero también pensando que al finalizar la dictadura, se pueda hacer justicia.

P: Recordemos cuál fue tu camino personal durante la dictadura..
R: Yo era dirigente de la Federación de estudiantes universitarios cuando el golpe de estado y la intervención de la Universidad. Primero hubo dificultades para poder seguir estudiando. En febrero de 1977 fue detenido. Estuve dos años en Punta Carretas, un año y medio en el Penal de Libertad y en octubre del 80 salí. Tres años y medio preso.

P: ¿Te parece que se puede decir que hoy Uruguay festeja? Sigue habiendo discrepancias acerca de cómo lidiar con esto..
R: Más allá de discrepancias que son parte de nuestra vida, creo que todo el mundo coincide en que en estos dos años y medio ha habido trascendentes pasos adelante, que se quebró la inactividad de 20 años.-Unos querrán ir más despacio y otros más rápido, pero todos sabemos que las cosas han cambiado, que avanzar se avanza y estamos todos muy contentos con eso.

P: Está claro que no fuiste preso por ser judío ¿pero dirías que por ser judío la pasaste peor?
R: En global no, pero algunos días y en algunos momentos en las requisas, el tema salía, si. No era algo constante, pero siempre alguna referencia se hacía y se les notaba inmediatamente su fascismo.

P: ¿En qué se notaba?
R: Básicamente en entrar a revisar todo y decir “judío de mierda”. Salía de adentro, aunque no era algo constante sino en los momentos en los que venían realmente a jorobar.

P: ¿Quisieras que Álvarez termine sus días en la cárcel?
R: Si, quisiera. Se lo merece.

P: ¿Confiás en qué esto es un eslabón más en el proceso, que no termina con el Goyo?
R:; Sin duda. Esto empezó el 1º de marzo, con el discurso de Tabaré. Siguió y seguirá.

P: ¿Y no hay riesgos de grietas en la sociedad uruguaya a raíz de esto?
R: No, para nada. La sociedad uruguaya está muy consolidada, sabe lo que quiere. Creo que no hay ningún riesgo. Creo que al revés, que esto une en el sentimiento de que para estas personas tan paradigmáticas, hay que hacer justicia.

Ana Jerozolimski
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