“En Israel, lo primero que me dijeron, fue que ahora estoy en paz”.
El testimonio de Adam Abdallah (42), refugiado de Darfur.
Ana Jerozolimski

Por lo menos 1700 refugiados de Sudán -sólo parte de ellos de la zona de Darfur- se encuentran hoy en Israel. Uno de ellos es Adam Abdallah Subunke, hoy residente en el kibutz Nir Banim en el sur del país. Cerca de allí, en el liceo de Beer Tuvia, ha recibido un puesto de maestro de inglés.

 

Este es su testimonio, mezcla de dolor y esperanza.

 

P: Adam ¿por qué tu país está en guerra?

R: Es una larga historia. Desde que yo era niño, oía que los árabes en Sudán roban gente y secuestran niños. Uno de mis amigos, cuando tenía 5 años, había sido secuestrado con su hermano mientras pastoreaba a sus cabras. Pero tuvieron suerte porque la gente de la aldea persiguió a los secuestradores y lograron devolverlos un día después. Pero esa es la situación en Darfur.

 

P: Los civiles, en medio de la guerra…

 

R: Sin duda. Robos de gente, secuestros, asesinato. De los árabes contra los pobladores locales, que somos todos, en Darfur, musulmanes. Luego empezaron a robar el ganado de las aldeas y a matar a los líderes y a la gente más educada. La guerra civil empezó en los años 80. Los árabes empezaron a incendiar las aldeas, prohibiendo a la gente trabajar en agricultura. Si uno iba a sus campos, le disparaban. La gente dejó de cultivar, no podía ir al mercado, el hambre reinaba y la gente empezó a abandonar sus casas. Las milicias “janjaweed” ampliaron sus ataques prendiendo fuego a las aldeas y en toda nuestra tierra había caos. Todas las aldeas fueron incendiadas, numerosos civiles fueron asesinados y mucha gente se fue. La situación  nos empujó a irnos, también a llegar a Israel. En 1991 empezó un movimiento rebelde, encabezado por Yahiat Daud Bullat, pero no tuvo éxito. En el 2003 se formó el Movimiento de Liberación de Sudán, encabezado por Abdul Wahed Ahmad Nur, quien está luchando por los derechos de la gente de Darfur. Ahora están por negociar pero él dice que no se sentará a negociar a menos que haya una fuerza internacional de paz, que la gente desplazada de sus aldeas pueda volver a sus hogares y que se garantice la seguridad de los que van a negociar con el gobierno.

 

P: Darfur, de población musulmana, es uno de los focos de la guerra, reconocido como zona de genocidio. Otro es el sur, habitado por cristianos. ¿Es la misma guerra?

 

R: El gobierno de Sudán decía que la lucha en el sur del país estaba relacionado al tema religioso entre cristianos y musulmanes y que se estaba librando un jihad, guerra santa, contra los cristianos de esa zona. Era algo que decían explícitamente, que declaraban en los medios, que estaban combatiendo en jihad contra el sur, porque no son musulmanes. Si es así, cabe preguntarse por qué el gobierno combate entonces a la población de Darfur, que son árabes como ellos.

 

P:El líder máximo, Omar el-Bashir, también es árabe.¿Es esta una guerra de árabes contra la población local que no lo es?

R: Por supuesto. Si fuera una guerra religiosa ¿por qué estaría combatiendo a los darfurianos, que también son musulmanes? Lo que hay aquí es una guerra racista. Y lo decimos porque todos los países árabes y musulmanes, están apoyando al gobierno de Sudán. Ninguno de estos países nos apoya .No hemos recibido ninguna ayuda de los países árabes, aunque somos musulmanes. Las zonas en las que vivíamos están ocupadas ahora por gente de Niger, Chad y otros países, todos árabes.

 

Las dudas

 

P: ¿Cómo ves el futuro de los refugiados de Sudán en Israel?

 

R: El futuro para los refugiados en Israel, todavía no está claro. Hemos oído que el Ministerio del Interior ha dicho que los refugiados de Darfur deben recibir ciudadanía. Pero desde mi punto de vista no hay que diferenciar entre los refugiados según la zona o el país del que vengan, sino tomar decisiones únicamente en base a su estatuto legal, algo que es determinado por convenciones internacionales. Hay aquí sudaneses, de Rwanda, de Costa de Marfil, de Eritrea, de Liberia y todos han pasado experiencias muy malas debido a que en sus países están en guerra. Han sufrido mucho. En Rwanda, al igual que nosotros en Darfur y la gente del sur de Sudán, han pasado un genocidio. Es como la gente del Holocausto. Y creo que a todos hay que tratarlos igual.

Un nuevo comienzo

 

P: ¿Cómo ves esta nueva etapa que estás viviendo en Israel, mientras tu esposa y sus dos hijos están todavía en Egipto, sin que sepas cuándo los verás?

 

R: Mi fe, mis convicciones, me dan paciencia. Estoy trabajando en mi campo y eso ayuda. Aunque al principio trabajé en agricultura, he vuelto a trabajar en mi especialidad, como maestro de inglés. Lo único que me falta es recuperar a mi esposa y mis hijos, pero no pierdo la esperanza de que volvamos a estar juntos.

 

Adam y nuevos alumnos

P: ¿Cómo te tratan los israelíes?

R: Estoy muy emocionado. La gente a mi alrededor ayuda mucho. De hecho comenzaron a ayudarme antes de iniciar yo mi trabajo. Ya hace unas semanas me ofrecieron un lugar para vivir, luego tú también me dijiste que podrías conseguir un sitio cerca del liceo en el que trabajo, cada uno me ofrece un lugar. Todos me dan la bienvenida. Y cuando llegué en mi primer día de trabajo, parecía una celebración. Sandy, una israelí del kibutz Nir Banim que me ayuda, trajo un ramo de flores. La vida es muy agradable aquí para mi.

 

P: ¿Qué sabías de Israel antes de llegar aquí?

 

R: Lo que me habían dicho en mi país es que Israel está contra Sudán, pero increíblemente, apenas llegué sentí algo diferente. Cuando entré a Israel, la primera palabra que oí de un israelí, fue “ahora estás en paz”. Era un soldado israelí. Me dio agua, me dio comida y me llevó a una clínica porque estaba seriamente herido. El alambre de la frontera me había lastimado todo el cuerpo. Estuve dos días en esa clínica, hasta que me recuperé un poco. Y allí, había agua, comida, tratamiento. Y las palabras que oía, eran todas amables, de apoyo. Lo que yo había oído antes en Sudán sobre Israel era terrible, especialmente comparado con lo que sentí al llegar.

P: ¿Ves aquí tu futuro?

 

R: Si. Sin duda. Empezar ahora aquí mi nuevo trabajo, es el punto en el que se inicia mi nuevo futuro. Soy optimista de que el futuro para mi será bueno de aquí en adelante. Para mi, la vida en Israel es más fácil que en Sudán. ¿Por qué? Porque dondequiera uno va, cuenta con apoyo. Y eso es clave, porque una persona que no cuenta con apoyo, no logra avanzar. Y aquí , en Israel, todos cooperan conmigo. Aquí, sintiendo que nos ayudan, nuestra gente también ha empezado a organizarse en comunidades. Hay refugiados de Sudán en Tel Aviv, en kibutzim, en moshavim, viviendo junto a los judíos.

 

P: Adam, hay quienes tienen una posición crítica en cierta medida respecto al tema de los refugiados de Sudán. No es que están contra los refugiados, pero dicen cosas como “somos un pequeño país, el único estado judío, con muchos problemas, no podemos agregarnos otro problema con el que lidiar, el de los refugiados de Sudán”. Dicen “¿quién sabe cuántos miles más vendrán? Otros deberían resolver este problema ..”. ¿Puedes entender a esa gente?

 

R: Yo creo que lo que hay es un malentendido. Si entendieran por qué estamos acá, no creo que dirían nada . Está bien que cada uno preserve su identidad, pero eso no significa que no pueda ayudar a los demás. No somos nosotros los que creamos violencia y eso debe ser comprendido. Lo único que pedimos es ayuda.

 

Un dolor personal

 

Adam, musulmán de Darfur, carga sobre sí varias tragedias personales. Su padre falleció cuando él tenía sólo 6 años y su madre fue asesinada por las milicias árabes “janjaweed” hace casi dos décadas. El intentó infructuosamente salvarla y fue herido al atacársele con una espada, lo cual le ha dejado una cicatriz en la cara. Sus dos primeras esposas y sus nueve hijos con ambas- de entre 4 y 18 años-, quedaron en Sudán y no sabe nada sobre su situación. En marzo del 2004 logró huir de Sudán a Egipto con su tercera esposa. El 4 de julio de este año, ambos y los dos hijos de su pareja, a los que él adoptó, trataron de cruzar la frontera entre Egipto e Israel, pero sólo él lo logró. Ahora, trata de empezar de nuevo, esperando al mismo tiempo la reunificación con sus seres queridos.

 

La guerra es lo peor

 

P : Adam , de acuerdo a lo que tú has vivido ¿cómo explicarías qué es la guerra?

 

R: La guerra es lo peor del mundo. Gente ha perdido a sus familias. Hay familias de las que no ha quedado nadie, o en las que sólo una persona ha sobrevivido. Eso es guerra, lo peor que hay.

 

R: Sepultar a un niño con vida. Los jenjeweed secuestraron niños, los prendieron fuego y los enterraron vivos. Yo lo he visto con mis propios ojos.

 

P: Pero ahora es Ramadan, el mes sagrado musulmán , y tú ayunas todos los días, de sol a sol. Sigues creyendo en Dios, en Ala, a pesar de todo. Después del Holocausto en la segunda guerra mundial, hubo judíos que dejaron totalmente la religión, casi diríamos enojados con Dios, y otros que sintieron la necesidad, precisamente por lo sucedido, de acercarse más a la fe. ¿Tú no tienes quejas a Dios?

 

R: Dios, perdónanos si hemos cometido errores. Perdona a aquellos que abusaron. Honra la memoria de aquellos que han muerto en guerras, a las víctimas de genocidio. Perdónanos a todos, sea cual sea la fe, porque todos somos iguales ante ti. Tú eres quien nos juzga, nuestra referencia cuando te necesitamos. Señor, ayúdanos y ayuda a quienes ayudan a los demás. Esto es lo que siento.

 

P: ¿No pierdes la fe en el ser humano, después de lo que has vivido?

 

R: No, porque creo en Dios y en mi religión. Y considero que Dios iluminará nuestro futuro, solucionará nuestros problemas. Y nos guiará.

 

P: ¿Qué te ha significado todo esto para ti  en lo personal?

 

R: Yo he perdido a mi madre, la persona más querida en mi vida. Ahora estoy perdiendo a mis hijos, algunos en Sudán, otros en Egipto. Es como si no estuviera vivo. Pero gracias a Dios, sí estoy vivo y abrigo la esperanza de que algún día estemos juntos. Y agradezco al Estado de Israel porque nos ha dado refugio, el cobijo que no hallamos en nuestro propio país. Estuvimos en Egipto pero allí pasamos muy mal. No podíamos soportar la situación allí. Muchos murieron tratando de cruzar la frontera. Algunos estuvieron y numerosos siguen estando en prisión. También mi esposa fue encarcelada durante 21 días. La torturaron y perdió el bebé, nuestro bebé, que estaba esperando. Ahora está enferma. Yo la extraño mucho. ¿Cómo me puedo sentir? Lo único que pedimos, es ayuda. En Israel, la estamos recibiendo.  

Una uruguaya trabajando con un refugiado de Sudán

 

En el liceo de Beer Tuvia, donde Adam  ha encontrado trabajo como nuevo maestro de inglés, le ayuda Karin Haas, una uruguaya-israelí, coordinadora de la Sala de inglés del colegio.

 “Adam todavía no ha dado clases porque estamos armando el programa, pero los profesores  y la gente que trabaja en la escuela lo han recibido muy bien, todos dispuestos a ayudar, con los brazos abiertos”- nos cuenta. “El Director ha hablado ya con los chicos, les ha explicado qué está pasando en Sudán y les ha dicho que espera que respeten a Adam y lo reciban bien. Seguramente así será.”. Y con una sonrisa agrega: “Lo van a tratar como a todos los profesores….le van a hacer la  vida imposible”

Adam y Karin Haas, una uruguaya-israelí

Ana Jerozolimski
Semanario Hebreo

Set/ oct de 2007

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