“Otra historia del mundo” (Uruguay, 2017)
Dirección: Guillermo Casanova
Género: Ficción/comedia
Otra historia del mundo. Fabulaciones pretéritas
Los enanitos del coronel
Crítica cinematográfica Gustavo Iribarne
gusiribarne@yahoo.com

Hacer cine en Uruguay es difícil. Muy difícil. A Guillermo Casanova le llevó más de diez años cristalizar este segundo filme luego de “El viaje hacia el mar”. Basta fijarse en sus credenciales para advertir que el proyecto había logrado el Premio Desarrollo Programa Ibermedia por el año 2004 (y que pensaba tener a Natalia Oreiro como co-protagonista) para darse cuenta de todo el tiempo y esfuerzo que demandó llevar “Otra historia del mundo” a la pantalla grande.

Basada en la novela “Alivio de luto”, del consagrado Mario Delgado Aparaín, la trama se desplaza a la época de la dictadura en el ficticio pueblo de Mosquitos donde dos amigos roban los enanitos de jardín que “decoran” la casa del coronel interventor.

Por supuesto que las cosas no salen del todo bien y uno de los involucrados termina preso mientras el otro se abandona encerrado en su habitación hasta que decide tomar armas en el asunto.

Para eso, dicta clases de historia universal en el centro cultural del poblado, realizando una “reconstrucción” del pasado que inventa cierta mitología sobre su compañero encarcelado. En la novela este desarrollo es contado con singular virtuosismo y supone la complicidad del lector para re-elaborar esos sucesos fantásticos que van instalándose como delicada metáfora de la rebelión. La película de Casanova se esmera en respetar ese transcurrir narrativo mientras deja paso a las destacadas actuaciones de César Troncoso (como el “profesor” Esnal) y Néstor Guzzini (el coronel) para que den voz e imagen a los personajes del libro.

Dicho respeto -quizás- lleva a un relativo estiramiento que podría haber sido acortado en la edición pero ya se sabe que algunas decisiones, muchas veces, son difíciles de tomar. También -en ciertas ocasiones- resulta difícil trasladar el espíritu de una novela a la caligrafía audiovisual, como podría estar ocurriendo en ese intento de demostrar cuando comienza “a desdibujarse aquella línea divisoria entre los simpatizantes de los golpistas y los que ofrecían una tenue y anodina resistencia”(…) “para dividirse entre los que iban a las clases del profesor Esnal y los que permanecían en una incómoda ignorancia…”según señala el propio texto de Delgado Aparaín.

Ese proceso -a juicio de quien suscribe- se “acelera” artificialmente en la película en medio de probables “demoras” que la dirección entendió necesarias para redondear el microuniverso de Mosquitos, con la música de Darnauchans como telón de fondo.

Quien realiza este comentario no busca desmerecer los logros que la película alcanza (es muy fácil escribir unas breves líneas sobre algo que implicó tantos años de maduración) más allá que perciba cierto agotamiento de una temática que, efectivamente, debería haber sido filmada unos diez años atrás.

De todos modos hay que reconocer la excelente fotografía y reconstrucción epocal de un contexto pretérito, entre otras virtudes que hacen de “Otra historia del mundo” un largometraje nacional digno de ser calificado como una de las producciones más interesantes del año.

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