Río Negro
Saúl Ibargoyen

(para Anibal Beça y Thiago de Mello)

Nadie ninguém tocará
estas agua que flotan
sostenidas por un aliento
de arenas disueltas en su propio blancor:
aguas que son familia
de un otro río Negro en el Sur
con sus fulgores aplastados
de rocas bermejas.
¿Hay algo alguma coisa no ar
limpo de lixo e de fumaça?
¿Hay plumas y filamentos soltándose
desde los finos fierros donde
la onça casi pintada
los macacos de cola preta
el soñante ocelote
los araras apagándose
el pecarí soledoso
los capivaras embarrados
y otras tan humanas extensiones
elaboran sus geométricas geografías
entre hierbas y tallos y troncos
alzados otra vez como árboles?
Nadie ninguém puede
nombrar ni soplar ni escribir
o nome sagrado
de cada planta de cada bicho
de cada vaina de cada cáscara
ya entretejido por las voces
las burbujas las babas
los ronquidos las griterías misturadas
en el cuerpo indivisible del cielo mojado
y en el íntimo cuerpo de la selva
enraizándose en sus hojas quemantes.
Nadie ninguém dirá
de qué países viene el sol
ultrapasando sus regiones
de luz calcinada.
Nadie ninguém nem voce
ni tú nem a senhora
ni el señor podrán saber
por qué este río congrega
formas como peces nunca bautizados
por qué su espuma en fermentación
tiene espinas escamas pieles
y dientes verticales con su hambre
más allá de las bocas oscuras del agua.
Nadie de ninguém podrá dar nombre
a la piedra más quieta
ni podrá mencionar el hálito amarillo
de cualquier mariposa
ni podrá pronunciar
ningún sonido que este río reúne
mientras navega hacia otro río del Sur
ennegreciéndose con todos sus peces
y todas sus palabras.

Saúl Ibargoyen
De "¿Palabras?"
Manaos, XI / 2000

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