Reiteración de Oaxaca
Saúl Ibargoyen

Estos zapatos de lomos rastreros balbucean
en medio de fatigadas pirámides
y de chapulines desorientados.
Se mezclan estos zapatos
con raíces vacilantes
entre la polvazón verdadera
y los vientos herrumbrados por el sol
de los neblinosos reinos de Oaxaca.
Todavía no estoy aquí
otra vez aún no he regresado.
Y las hojas del oscuro laurel
se clavan en la afirmada
sabrosura de la luz.
¿En qué sitio de esta frágil crónica
habrá de aparecer la persona de una sombra
levantada nuevamente desde el fondo
del pie de estos zapatos?
Porque nadie está aquí
nadie quiere volver
para que no haya
palabras frescas con su miedo
y su blanco dolor.
Entonces se hace verdad
la paloma que de pronto enceguece
los pellejos de este rostro
con las plumas de su vientre descuidado.
Y no queda en las gotas y arenas
donde el opacado resplandor
de los presentes reinos se repite
nada más que la marca de estos zapatos
con su esqueleto de cuero contaminado
con sus fibras incansables
con sus agrias sales despojadas.
Y más verdad se vuelve
la fruta de harina amarilla
con su calor de carbón.
Y más verdad en lo real de este día
también aparece un resto
de otros aires aquí mismo consumidos.
Y la persona de mojados zapatos
mete sus vértebras en la otra
tocable persona de su sombra.
Y respira y aspira y expira y estira
el polvo y los olores espaciales
que la hacen regresar
a todos los sitios juntándose
en una región que tropieza 
con el mundo
y encuentra en estos reinos
su único país y su frontera.

Saúl Ibargoyen
De "Hentropía"

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