Niño con perro
Saúl Ibargoyen

El niño y sus ojos que no pueden conocer
las líneas negras estrechando las furias
de sus primeros apelativos:
el niño que ya soltó
las espesas primicias de la mañana:
el niño que se pone en los labios primordiales
una botella blanca
del ron que vendrá:
ese niño camina entre las flores
agrisadas de las jacarandas
entre piernas de arañas fatigadas
entre sucios escarabajos sin aliento
entre suspiros de gusanos fracasados
entre regüeldos de flacas palomas
en copulación:
el niño tiene un perro
en medio de los ojos.
Un perro como una desaseada casa
de pelos cochambrosos
que un imperio de pulgas deshabita:
un perro que olvidó
su agrio desayuno del próximo día:
un perro que apartó el hocico
de las marcas de húmedas hembras:
un perro mirando oscuramente a ese niño
que tiene un perro distinto
en cada ojo.
Y así estos dos muy bichos tribales
separando sus pedazos tocados por el sol
estos dos tan bichos tan solos
caídos de sus patas
con sus babas amargas agrietándose
dos bestias solas
sin nada que decirse
clavadas en el polvo derrotado
de la mañana sin nadie.

Saúl Ibargoyen
De "Hentropía"

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