La copa
Saúl Ibargoyen

Escucha los presagios
las voces translúcidas
el relámpago roto entre nieblas de arena:
Escucha sin contemplar
las figuras repentinas entretejiéndose
con las sustancias sangrientas del cielo:
Escucha el rumor subjetivo
de las columnas negras sostenidas
por un sola perla de ceniza sagrada:
Escucha el susurro
en lo interno de ese polvo
que viene de los huesos disueltos
por las llamas del momento final:
Escucha otra vez los vaticinios
las voces transparentes
que buscan el sendero perfecto
a través de los fustes
que el último hijo del árbol negro perdió: 
Escucha con oído resurrecto
las predicciones
las voces fulgentes que traspasan el aire
donde el incienso se consume
entre colores blancos:
Escucha el gemido
de las tortugas endurecidas
como piedra perdurable:
el llanto de los ancianos peces
como carpas que encienden
sus tenues escamas de espuma y esplendor:
Escucha todos los sonidos
del hambre real
del estulto crimen
del inderrotable dolor
del sórdido abandono
de la pérdida sinfín
del pútrido extravío
de la fiel desesperanza
del parto impuro
de la guerra inacabada
del beso fósil
del ombligo muerto:
Escucha a toda oreja 
los sonidos que rompen el viento
como una copa de cristal renunciando
al límpido vino que contiene.

Saúl Ibargoyen
De "Verba varia"

Ulsan, Corea / México D.F., IX/05

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