Patria perdida
Saúl Ibargoyen

Borrador para un poema a Carlos Marx

Un hombre con ropas cansadas
camina sencillamente por las duras calles
-que suponemos húmedas-
de Londres.
Debajo de su barba dispuesta
para sólidos retratos
silenciosa ante los hijos muertos
deshecha en el taller generoso
de las revoluciones
la corbata anuda una flor solidaria
y un corazón trabaja
bebiendo las voces de Europa
las miserias y luchas totales
que explican y cambian el mundo.
Sabemos que es fácil embriagarse
con los múltiples vinos
y obras y cantos humanos
pero Carlos Marx
-así se llama quien así estudia
las húmedas calles de Londres- 
se apoya con sus pasos profundos
en claras avenidas
en mares tumultuosos
que empiezan a derramarse
a llegar hasta nosotros.
Página a página exilio a exilio
fue hecho este camino
como creciendo de una hermosa
barba descuidada
cuya raíz es una flor
o una corbata.
El hombre camina
hacia el sillón dulcemenete agazapado
entre libros y cartas y papeles
que el polvo de grandes tormentas
armoniza y desordena.
Carlos Marx tal vez no sabe
que es un 14 de marzo de aquel Londres
donde el oscuro signo de Piscis
poco puede importar en su cansancio.
Camina simplemente
hacia su vieja tumba de Highgate
donde su compañero Federico
verá para cada siempre 
nacer y crecer y nacer
la hierba nueva.

Saúl Ibargoyen
Patria perdida

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