Arequipa, genio y figura
Luis D. Gutiérrez Espinoza
luchogutierreze@yahoo.com
Arequipa - Perú

Mi ciudad, como podrás apreciar, con su sal, ajo y cebolla y un poco de rocoto macho, se recuesta a las faldas de la cordillera, al sur este de la patria y ni muy abajo ni muy arriba, en consecuencia, no es ni costa ni sierra, es cuesta nomás, es que ya se porta como toda una urbe que se quiere y se respeta.

Sin embargo, eso sí, tiene costa y tiene sierra, un matizado y bonito entrevero que como ya deben saberlo, siempre nos tiene con el genio y el ingenio a punto. Y para que más lo sepan, Arequipa es un juergón de las 9 pm a las 6 am, ahí pa’ rematarla, la jarana digo, con el plato de caparinas en el Parque Duhamel o en el Puente Grau, tan recomponedor como un adobo en la plaza de Cayma o en Tiabaya, amén de su anisado pa’ cortarla y luego sus tres cervezas al hilo, para seguirla, la tranca pues, no sean mal pensados.

Arequipa, es algo así de colorido como la puesta del sol en el Puerto Bravo de Mollendo o en el balneario de Tingo, tan misteriosa y a veces tan pudorosa, como las nubes, las iglesias y los cóndores del Colca, el Cañón de Cotahuasi o el Valle de los Volcanes en Andahua. En efecto y además, Arequipa es  tengo y mantengo, la firme y verídica tranquilita en el hogar y a la trampa y solapa, a Tingo me la llevo, pa’ que se coma sus anticuchitos y sus buñuelitos cargaditos de miel y se limpie las manitos con su trapito con agua y luego, no me venga con quejas que a la mujer la quiero y la engrío más que a ella.

Pucha hermano, qué fregado… de punta a punta somos arequipeños compadre, desde Chala con sus caminos y Puerto Inca cruzando el Ande y llegando hasta el mismo Macchu Picchu, con la corvina fresca fresca pa’ que la saboree el soberano hijo del Dios Sol, somos Caraveli, frutas y vinos, somos Camaná, aunque no quieran reconocerlo, con su famoso arroz y sus frijoles, somos Valle de Majes con sus piscos y sus camarones, somos Chuquibamba y sus ganados pura leche, somos Cotahuasi y los Baños de Luicho, termales hasta pa’ curarte las reumas, igual que Yura o Socosani o Jesús, aquicito nomás, somos el carnaval de Mejía y los Caperos, una semana full tragos y una flaca al lado que ni sabes cómo se llama ni recuerdas ni su cara ni su teléfono. Como quien dice, un amorcito al paso.

Arequipa, es pues el fútbol tradición que hace grito y afición, es el Melgar, el Aurora, el Piérola, el Huracán, donde la redonda se hace escuela y la hinchada puro pulmón y ahí también que nos ayuda la devoción, que si el Señor de la Caña, que si el Señor de la Divina Misericordia, que si la Virgencita de Chapi, que si la Virgen de la Candelaria y paro de contar, que para el eterno cielo azul que tenemos, suficiente su amparo y protección, somos agosto aniversario y festivo y gil y mil en el Corzo de la Amistad, en el Jardín de la Cerveza o en las peleas de toros de Sabandía, celebrando nuestra arequipeñidad que hasta los foráneos se contagian y quieren su residencia ostentar en ese el pasaporte de nuestro lar, porque además y según ellos, somos gourmets oleados y sacramentados, con nuestra Escocesa, excelente bebida cola de insuperable sabor, categoría cinco tenedores a lo fino y a lo sencillo, el chaque, el chairo, el chupe de camarones, la timpuzca con peras, el rocoto relleno, el pebre, el caldo de lomos y tantos otros platos más que para qué te cuento hermano, si la barriga seguro que ya no te da para más, sino tú di y por ahí nos vamos: que al Sol de Mayo, que a Arancota, Tiabaya o Pampa de Camarones, que a La Capitana, El Yaraví o La Lucila y muchos otros de rica cuchara y  generoso fogón y bueno, ya sabrás que el Misti es nuestro volcán tutelar y anda resguardado por dos fornidos mayordomos, el Pichupichu y el Chachani, como para que en su nevada no se le pase la mano y nos quiera su lava arrojar y después toda la hermosa campiña arruinar, que la verdad y con esto del urbanismo y el crecimiento, ya poco ha de quedar... qué le vamos a hacer señor, así son los tiempos y los adelantamientos, dicen. Como habrán notado, somos ciertamente lonccos y ccalas, blancos, broncíneos o mestizos, plurales y diversos, conforme los entendidos, que a la hora y hora de bronca u otra algazara, nos levantamos a fondo y después, listos y sanseacabó, la vida continua y la casa anda en paz.

Somos así y asá, arequipeños hasta el tuétano y con el Tuturutu incluso y en plena pileta de la Plaza de Armas, llamando a que la verdad se cuadre y la razón prevalezca, tanto, que pese todo y  todos juntos, de arriba abajo o de orilla a orilla, que el río Chile no nos separa simplemente nos refresca, a toda garganta, pisco y bastante rocoto machazo, como en un himno, como en una oración, elevamos nuestro grito, alzamos nuestra emoción, precisamente ahí, frente a nuestra señera y señora Catedral: ¡Viva Arequipa carajo!    

Luis D. Gutiérrez Espinoza
Mayo de 2007

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