Mis cuatro clavos

María Esther Giribone

¿Porque este nombre?, así lo dice mi hijo Luis.

En Enero del año 74 me casé con una persona de la zona, así que irme ya no estaba en mis planes, compró una casa de las de Conchillas y en el Octubre anterior me mudé, es donde vivo actualmente. Cuando lo conocí, Mario trabajaba  en el campo, luego pasó a ser funcionario Municipal. Una enorme casa, instalé una pequeña maternidad independiente, con entrada distinta de la de la casa, con sala de espera y un cuarto grande con dos camas, ropero, mesa de luz, ya con mucha más comodidad, al lado hay otro dormitorio, el de huéspedes, pero también tuve puérperas allí, porque en más de una oportunidad tuve dos mujeres internadas. Ahora es dormitorio de mis hijos varones. Mi casa, de las típicas de Conchillas, con  lo ya descripto, amplio zaguán, una pieza dividida  por un tabique en dos dormitorios, la cocina típica pero entre la casa y la cocina un enorme estar con fogón, baño, despensa, otro cuarto que lo usaba de pieza de planchar, ahora dormitorio de Lety cuando viene  y el baño de afuera.

En Febrero del 76 tuve mi primer hijo, María Leticia. Muchas colegas cuando han estado embarazadas han pensado en negativo sobre su hijo y parto, uno sabe de todos los riesgos que se corren y las mal formaciones que pueden aparecer, digo siempre “es más feliz el más ignorante”. Desde que supe que estaba embarazada pensé siempre en positivo, nunca se me pasó por mi cabeza pensar que mi hija naciera con algún problema, esperaba una nena, lo deseaba, en esos años ecografías  no se hacían  en la zona, el embarazo me lo controló el Dr. García, los análisis me los hacía la señora que tenía en ese momento. Pasé un embarazo espectacular, no tuve las nauseas del primer trimestre tan comunes. Por la cuenta que se saca la fecha probable de parto era para el 14 de Febrero, yo decía que iba a nacer el 15 porque era domingo y es cuando había más partos, pero nació el lunes 16 de Febrero a las 8 y 5 minutos de la mañana. Ese mes el doctor no se encontraba porque salía de licencia y el parto me lo iba atender Alicia en Carmelo. Empecé a las 3 y media de la mañana con pérdida de tapón mucoso o sea señas, me acosté y me dormí como no sentía nada, a la hora me volví a despertar tenía alguna contracción pero no dolían. Me dije todo el embarazo, que iba a tener un parto muy bueno, no iba a dar tiempo a nada, me autosugestioné y eso que mis antecedentes familiares no me favorecían, porque en el primer parto de mamá el bebe murió, venía en podálica, yo fui el segundo parto normal, a mi hermana también le costó mucho. A Berta le llevó como 24 horas el trabajo de parto, pero fue normal. Así que cuando Mario se enteró de mi situación fue una tromba en querer aprontar todo y salir, yo le decía que no había apuro tenía para todo el día, lo que recuerdo que en el trayecto a Carmelo, tuve 9 contracciones, hacía relajación y dolor no tenía. A las 6 y media estábamos parados frente a la casa de Alicia,  me vio y me llamó, yo no quería llamar para no despertarla, ya que a mi me faltaba mucho, eso decía. Me examinó y me  mandó de inmediato al sanatorio porque tenía una dilatación casi completa, llegué, me hicieron un enema y luego Alicia me rompió la bolsa de aguas y a pujar, 8 y 5 minutos nace María Leticia y dije “que fea”. Esperaba tener un bebe rubio y pelado y nació con mucho pelo y negro, por supuesto que antes de volver a Conchillas la hice pelar. Mientras tanto, Mario fue a Colonia Estrella a buscar a mamá, no podían creer que cuando volvieron  ya tenía mi hija en brazos.

Cuando Lety cumplió 2 años quedé embarazada nuevamente, otro embarazo fantástico, trabajando siempre. En la fecha esperada, un 24 de Noviembre del año 78, nace Luisito, nació en mi casa atendida por el Dr. García  y Sonia, que pasó unos de sus sustos más grandes, así que Luis es de los que tienen “la marca del balde”.

Me había ido tan bien en el primer parto, porque no podía tener en mi propia maternidad, había dejado todo pronto para mi momento, a las 4 y media de la mañana empecé con contracciones “no dolorosas”, así que confirmo que hay trabajos de parto sin dolores, haciendo buena relajación y estar tranquila. Con la ayuda de mamá me hice el enema y luego mandé a buscar al Doctor,  tenía un dolor en las caderas.

Recuerdo muy bien que llegó el Doctor García, en la cama de al lado desparramó unos libros de inglés, porque iba a estudiar mientras yo hiciera mi trabajo de parto, pero al examinarme, me da un reto “ porque no lo llamé antes”, mi hijo estaba para nacer, Mario fue a buscar a Sonia. Pocas veces se habrá visto un parto en el cual la parturienta levantaba la cabeza y daba indicaciones donde estaban las cosas que iban necesitando. Nace Luisito que no llora inmediatamente, eso desespera a Sonia, yo veía que tenía buen color y respiraba. Este sí era rubio y bien pelado, nace a las 6 y 10 minutos  de la mañana  muy flaco y largo, midió 55 centímetros y pesó 4 kilos. Siempre nos acordamos  y a él no le gusta, que  la tía Delia dijo “nunca he visto un recién nacido con los rasgos tan definidos”, pobre hijo, era pura boca y nariz.

En otro momento me he expresado sobre las visitas, diré que ese día recibí  23 visitas y no se las veces que Mabel, una sobrina de Mario, aprontó el mate, María Leticia nerviosa con el acontecimiento y eso que su hermano le  trajo un regalo, cuanto niño de su edad estuvo de visita lo peleó y le pegó.

Al cumplir 2 años Luisito, quedo nuevamente embarazada, este sí tengo que reconocer no buscado pero muy bien recibido, paso nuevamente bien el embarazo, pero en los últimos días, tengo hipertensión, creo que por el exceso de trabajo, Mario Enrique nace un 13 de Agosto año 81 y el día 11 atiendo un parto en mi casa, tenía más contracciones yo que la parturienta, como trabajaba, en el período expulsivo, al ser en una cama común y no tener perneras, como en las camillas en las salas de parto actuales, la parturienta afirmaba su pie en mi cadera y la otra pierna se la sostenía algún familiar.

El día 12 voy por control al médico, tenía hipertensión y me mandó que al otro día a primera hora fuera a Carmelo a ver el Dr. Gil y realizarme un análisis de orina, me ve e indica sulfato de magnesio intravenoso y me deja internada en el Hospital, la presión me baja y deciden esperar a la tarde para hacerme cesárea. Mario vuelve a Conchillas, queda conmigo mi Tía Vitalina y luego Berta. A las 11 y media Alicia me dice que me va a examinar y si tengo un cuello maduro me coloca un goteo de inducción del parto, al realizar el examen exclama “gorda ¿no tenés dolores?, si tenés la dilatación completa” yo no tenía dolores, alguna contracción espaciada, me rompe bolsa de agua, me viene sensación de pujar y a las 12 nace Mario Enrique, esperaba otra nena y Berta  que estaba conmigo exclama “otro Luisito” pauta que en esa época era bastante bandido. Llaman por teléfono a casa para avisar del nacimiento y Mario vuelve a Carmelo, se encuentra en la Radial con Vitalina, que iba a Colonia y ésta le decía, “Esther quedó bien” y él le contestaba “si, tiene un varón”, ella no entendía nada. Mi conclusión es que si no fuera que estaba internada, si hubiera estado en casa, rompo membranas y tengo mi hijo sola o con la persona que estuviera en ese momento conmigo. Mario Enrique también pesó 4 kilos pero era con pelo y oscuro.

Mientras fueron bebe, Lety tuvo algunas mañas dadas por el padre y el tío Héctor, tenía que dormir en brazos, recuerdo las disputas a quién le daba los brazos si al tío Héctor o a Elsa la señora que trabajaba en casa, de ella tengo mucho que  hablar. Leticia fueron los ojos del tío Héctor, un primo de Mario y compañero de trabajo, le encantaban los niños y en esa época  era soltero.

Luisito cuando bebe lo más bueno, durmió siempre de noche y nunca lloró. Cuando nació Mario Enrique me dije este más fácil, con la experiencia y lo bueno de Luisito, pero lloró toda la noche los 3 primeros meses, que ganas tuve mas de una vez de tirarlo por la ventana para afuera. Además en esa época Mario tenía úlcera de estómago, yo sin dormir e ir a trabajar.

De mis hijos estoy orgullosa, pero tengo que confesar que malos ratos y sustos me han hecho pasar, por enfermedades o accidentes.

Luisito digo que ha sido el del fuego, porque siendo bebe dormía en un catrecito y una noche Lety lo prendió fuego. En esa época de invierno, no recuerdo porque motivo se realizaban cortes de luz programadas, yo  tejía a máquina en el comedor con la luz de un farol a gas, Mario dormía y al lado lo hacía Luisito en su catre y había una vela encendida sobre la mesa de luz, Lety iba y venía, en una oportunidad tomó una faja de la lana, va y la enciende en la vela, la tira y cae dentro del catre, la ropa agarra fuego, se asusta y llama al padre que a manotazos lo apaga, el llanto de Luisito era por los golpes del padre, se quemó la funda, parte de la almohada, el buzo que tenía puesto y la polera de abajo.

Lety caminó al año, Luisito a los 15 meses y así fueron los golpes que se dio, cuando el cumpleaños de Lety, los 4, pasó el día en brazos de Berta, porque no veía debido a tantos golpes en la frente y la hinchazón le había cerrado los ojos.

Mi padre cumplía años el 28 de febrero y su cumpleaños era sagrado, siempre lo festejaba,  en ese año lo hizo el 4 de marzo, un domingo, fuimos a Colonia Estrella donde vivían en ese momento. Después del almuerzo jugando se le cae arriba de un pie medio eje de un carro a Lety, con ella al sanatorio, la ve un médico, le sacan placa, dice que no tiene nada, hielo y calmar el dolor, como todos estábamos pendiente de ella no nos damos cuenta que Luisito se levanta de la siesta, descalzo y sale para el patio de las gallinas,  mi padre tenía la costumbre de sacar las brazas de la churrasquera y las tiraba en el medio del corral en un pozo, cuando sentimos los gritos de Luisito y corro me lo encuentro parado arriba de las brazas, no digo mi desesperación, lo levanto y corro a un estanque de agua y le sumerjo los pies, eran igual como cuando uno pone un churrasco en una plancha muy caliente, en mi desesperación las cosas que le digo a mi padre, adiós cumpleaños, nos volvimos a Conchillas directo al médico, pasamos de largo de Carmelo, queríamos estar en casa, Mario lo llevó a lo Raquel, una señora que dicen sacaba el fuego, la verdad se calmó mucho, el Dr. García le recortó la piel porque todo era una sola ampolla hasta los dedos del lado de arriba, debajo de la piel quemada era como una  gelatina, suponía que habría que hacerle injerto, le dio antibióticos, pobre hijo mío, todo vendado y con los pies para arriba, perdía mucho líquido. Al otro día me llamaron del sanatorio que llevara a Leticia, la placa se había fijado más y aparecía una fractura por aplastamiento, había que enyesarla, quedó Elsa con Luisito y nosotros a Carmelo con Lety, no me dejaron volver enseguida, me tuve que quedar otro día, volvió Mario ya que a Luisito había que curarlo nuevamente, menos mal que fue siempre muy de la IAIA, como ellos le decían a Elsa.

¡Qué panorama! Leticia enyesada por 45 días en un changuito, Luisito quemado en un cochecito que me prestó una vecina. Por suerte Luisito sanó ante de lo esperado y no necesitó injerto y Lety le retiraron el yeso cuando correspondía, en esos días recuerdo apareció en Conchillas, Carlos, “el maestro”, un joven de Tarariras que vino al pueblo a poner un jardín de infantes, conoció a mis hijos, futuros alumnos y amigos después, en esa situación, luego que pudo caminar Lety comenzó a ir al jardín.

Cuando Leticia cumplió 5 años la llevé al médico porque me parecía que tenía pie plano, el Dr. García la examina por lo que la llevo y luego le hace un examen general y le encontró acostada un soplo cardíaco que al ponerse de pie desaparecía. No le dio importancia pero que al año se la llevara para control. Al año fui  y el soplo había aumentado  de pie no desaparecía por lo tanto me dió pase para el cardiólogo y mientras realizando placa y análisis. Grande mi sorpresa cuando vamos al cardiólogo y me dijo que lo que tenía, la única solución era la cirugía, fue como un balde de agua fría que me tiraron de golpe. El Dr. García no se podía convencer y yo me decía  “¿porqué mi hija en miles de niños?” al tiempo razono y  digo “¿porqué no?” Al salir de la consulta con el cardiólogo todavía sin reaccionar me encuentro con mamá y Berta y como pocas veces en mi vida largo el llanto. Porque para llorar era dura, costaba que se me cayera una lágrima, no sé si porque me criaron que de las dos yo era la mayor la fuerte, porque Berta  siempre fue de lágrima fácil, desde pequeña siempre detrás de mamá, con una almohada debajo del brazo y el chupete, todo la asustaba hasta una pluma que volaba, largaba el llanto y volaban el chupete para un lado y la almohada para otro. A mi poco me asustaba, siempre para adelante, mire si me iba  asustar una pluma,  mamá me encontró que tenía un pichón de tero colgado de un portón de una pata para degollarlo porque “así hacía la tía Vitalina con los patos”.

Con el tiempo las lágrimas se me aflojaron y lo han conseguido mis hijos, tanto en las malos momentos como en los buenos por las emociones y satisfaciones que me han dado. Hace pocos días leí Paula de Isabel Allende y confieso que terminé llorando.

Siguiendo con lo de Lety, la operación se debía realizar en Montevideo, previo cateterismo para ver si había alguna malformación cardíaca, lo que diagnosticaron era un conducto arterial o sea que el pase hacia los pulmones que existe en la vida fetal y se cierra al nacer o al poco  tiempo, a ella le persistía y se debía ligar porque con los años iba a tener insuficiencia cardíaca. Coordinaron todo en la Española en Montevideo para las vacaciones de Julio, ese año había comenzado la escuela. Allá marché sola con ella, esperé los resultados y cuando fijaron el día de la operación y dadores de sangre, aviso y van el padre, los padrinos que son Berta y Ruben y dos sobrinos de Mario, Mabel como siempre al lado de nosotros, decidí no sacar de casa a Luisito y Mario Enrique así que vino mamá para casa, Nélida, hermana de Mario y por supuesto la Iaia que conocía la casa más que yo, después estuvo unos días Mabel. Después de la operación y unas horas en CTI pasó a cuidados intermedios que fueron inaugurados con ella. Quedamos para cuidarla Berta y yo. Ese día estaba en esa clínica el Dr. Favaloro, que fue especialmente para una operación muy importante a un preso político y presenció la de Leticia, lo vimos por los pasillos. Todo salió muy bien pero el mal rato lo pasé. Como nos atendieron fue espectacular y más detalles no creo que corresponda.

Como todo niño, tuvieron gripes, resfriados, bronquitis, me dieron trabajo para tomar los antibióticos, sobre todo Lety, con el médico decidía ir a los inyectables que se los daba yo misma. Sin decirles nada los ponía cola para arriba y cuando querían reaccionar ya estaba dada. No creo mucho en la psicología que hay que explicarles antes, no es tan fácil  que comprendan y acepten ser inyectados para el bien de ellos.

Pero el susto más grande que me he llevado hasta el día de hoy me lo dio Luisito, cuando una tarde, de un sábado 18 de Marzo, cuando comenzaba Semana Santa, quién se lo va olvidar, aparece en casa corriendo Mario Enrique a buscarme que Luisito se había caído de un techo luego de tocar unos cables y estaba en el suelo quieto, corrí tan desesperada que perdí hasta el calzado, en la casa de un vecino, lo de Julio, estaba boca abajo, no me animé ni a tocarlo, salí corriendo a buscar el médico, en esa época estaba Pilar, cuando regresamos Mario lo había levantado y lo llevaba en brazos a casa. Lo puso en una cama, quería reaccionar pero estaba en estado de shoc. Nunca sabemos, si tocó los cables de UTE y al patearlo se cayó, había subido por una escalera de hierro al techo de la casa, es una casa moderna de planchada, o al caerse quiso agarrarse de los cables, pero algo de electricidad recibió porque le quedaron las marcas de las quemaduras, cayó de espalda sobre una planta de rosa y, al rebotar, cae al suelo, sobre una piedra boca abajo. Luego de ser examinado por la médica, decide trasladarlo a Carmelo para sacarle una placa y que lo vea un pediatra. Lo llevamos en el propio auto del médico, en el camino reacciona más pero le empieza un dolor al costado y no me gusta el color que tiene, cuando entra al Sanatorio en brazos de Gaye (tenía 10 años) del consultorio pasa directamente a la sala de operaciones, tuvimos tanta suerte que se encontraban allí pediatra, cirujano y anestesista. Tenía lesionado el hígado, por lo tanto una hemorragia interna, había que intervenir de urgencia y sin saber los resultados, el hígado no se puede suturar, sin que me dijeran nada, me di cuenta de todo, estaba convencida que no me lo devolvían con vida. Mientras tanto Gaye fue a buscar a Berta, para que tuviera compañía y luego regresó a Conchillas a buscar el resto de la familia. Berta se asustó como me encontró, en un patio de Camoc me tiraba del pelo, me daba contra las paredes, no sé porque estaba tan negativa, convencida que no lo vería más con vida, sí, se porqué, no hacía mucho tiempo un niño que conocía y había nacido en casa, se pechó la punta de una mesa o paredón, no se bien, y se lesionó el hígado, lo atendieron en el Hospital de Carmelo, lo intervinieron y no lo pudieron salvar, esto estaba muy fresco en todos los de Conchillas. Al poco rato aparecieron en el sanatorio Irina y don Angel, un matrimonio amigo. Después de no se cuanto rato me avisan que ya lo sacaban que lo habían intervenido y puesto unas compresas de gasa para parar la hemorragia, lo llevan a sala y a esperar, porque no se sabía como iba a evolucionar, CTI en Carmelo en ese momento no había, si  seguía sangrando muy probable que había que trasladarlo y el pronóstico nada bueno. Gracias a Dios luego de horas de angustia fue evolucionando favorablemente. El cirujano era el Dr. Puig. Pasamos toda la semana Santa en el sanatorio, los primeros días no me moví de su lado, llovían las llamadas telefónicas, agradezco a todos los que se preocuparon por él, pero no atendí prácticamente a ninguna, salvo los tíos de Colonia y a Pilar, no quería moverme de su lado, tenía suero, transfusión de sangre, cuidarlo que no se moviera y vigilar que no sangrara, rogando a Dios que esto no sucediera. El Dr. Barranguet lo visitaba varias veces al día, siempre diciéndole chistes y ofreciéndole una escalerita que tenía en el fondo de la casa. Durante la semana el cirujano fue el Dr. Gil y el día viernes lo intervinieron nuevamente para sacarle las compresas de gasas que tenía en su interior, de allí evolucionó mucho mejor. Al día lunes le dieron el alta, se portó muy bien, las enfermeras lo querían mucho, tenía sus picardías, cuando las visitas, que no le gustaban, se hacía el dormido, cosa que se fueran pronto, su caso fue muy comentado y agradezco a todos sus preocupaciones y ruegos que realizaron por él, me enteré que en misa pidieron por él.

El Dr. García vivía en Carmelo y nos visitó en más de una oportunidad  y cuando ya estaba fuera de peligro  un día me dice....”Vio que Dios aprieta pero no ahorca”...y le contesté...”pero aprieta feo ¿no?”..

Ese año estaba en 5to de la escuela,  su maestra Ana, fue a casa para que no se atrasara y tuvo un cambio muy grande, más tranquilo y responsable. A fin de  año, lloré pero porque salió abanderado, con la bandera de Artigas y recibió su primera comunión.

Lety había sido abanderada de las de los Treinta y Tres Orientales. En nuestro país los mejores alumnos de 5to son los que reciben nuestras banderas. La Nacional o Uruguaya, el mejor de  la clase, elegido no solo por la maestra sino también por los compañeros, la de Artigas  es para el segundo  y la de los 33, para el tercero, luego los escoltas, Mario Enrique recibió la Uruguaya.

Debido a lo pasado con Luisito quedamos todos más pendientes de él, inclusive Leticia, porque era decir que le dolía algo y todos nos trasformábamos, tuve que cuidarlo por un tiempo, sobre todo en las comidas, al día de hoy le queda la cicatriz de recuerdo. Han tenido caída en bicicletas, golpes de fútbol y hasta dientes han perdido por este deporte que les apasiona, Mario Enrique fractura de menisco pero ya de grande.

Desde pequeño Mario Enrique fue más maduro, no le  perdía pisada a Luis y aprendía todo solo, caminó antes del año y fue el único que se escapaba del corral, así como el que habría la puerta del frente o se escapaba por el fondo escalando un tejido y aparecía una persona del pueblo trayéndolo que lo encontraba por ahí solo. Sus amigos eran los de Luis, los de su edad para él eran chicos a Luis le fastidiaba y donde le podía hacer algo o pegarle lo hacía, a este no le importaba seguía detrás de su hermano.

En épocas de verano iban mucho al arroyo que está muy cerca de casa, allí pescaban, se bañaban, armaban balsas, jugaban sobre todo en la mañana, de tarde íbamos a la playa. Llegaron a hacer una casita arriba de un árbol al lado del arroyo.

En todos estos juegos los compartían con Marcelo, que vivía pegado a casa y con los hijos de Julio y Estela, de estos sobre todo con Carlos Eduardo que es de la edad de Luisito, siempre estuvieron juntos, jardín, escuela, liceo, fútbol, clases de pintura, lo que no hacían era dormir en la misma casa, estos son cuatro varones, Lety se crió prácticamente entre varones.

Los  tres fueron al jardín de infantes “las ardillitas”, Mario Enrique  más años que ninguno porque desde el año y medio comenzó a ir, mire si se iba a quedar si iba el hermano. Luego a la escuela 104, Lety hizo todo el liceo en Carmelo se quedaba con mamá, vivía sola y en esa localidad. Los dos varones hasta 4to en el liceo de Conchillas, se había conseguido crearlo, 5to y 6to en Carmelo y se quedaban con la Abuela.

Fueron a Casa de la Cultura a dibujo, danza nativa, Luis hizo un curso de botánica y algo de dactilografía. Pero lo que más les apasionaba a los dos, el fútbol, así  que allí estaba apoyando el baby-fútbol, luego en los juveniles en Uruguayo de Carmelo. En el liceo fueron buenos atletas, Luis tiene varias medallas de los campeonatos interliceales  departamentales.

Lety se encuentra actualmente en Montevideo estudiando en la facultad de Ciencias Económicas para contadora pública y trabaja. Luis fue a Sarandí Grande a una Escuela Agraria y se recibió de Técnico Agropecuario y Mario Enrique está con la hermana en Montevideo en la Facultad de Derecho, dice que se va a dedicar a la política. Los tres fueron, mejor dicho son muy buenos estudiantes, de allí que al comenzar decía que estaba orgullosa de ellos y creo que bastantes buenas personas, creyentes, practicantes más que los padres, porque los mandé al catecismo, tomaron la primera comunión, luego continuaron para la confirmación y mientras tanto integraron el grupo Scouts. Luis y Lety hicieron un curso de capacitación en Pando en el campo escuela. Luego integraron un grupo de jóvenes de la capilla de Santa Rosa y Lety en Montevideo el Gredimer, cuando tenía tiempo iba a una villa en la Cruz de Carrasco.

Hace unos años pasó algo que afectó mucho a toda la familia, esto lo haré en un capítulo especial o en otro momento.

Por las calles de Conchillas
María Esther Giribone

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