Capítulo 3 - El pueblo

María Esther Giribone

Conchillas. Pueblo ubicado en la 7a. Sección Judicial de Colonia, Departamento que se encuentra en el sur oeste de la República Oriental del Uruguay. El nombre se debe a los depósitos calcáreos que se encuentran en la costa. Estamos a 50 Km. de la ciudad de Colonia y a 40 de Carmelo. Pueblo único en estas latitudes, fue fundado por una factoría inglesa, la compañía Walker CO., que había ganado la licitación para realizar el puerto nuevo de Buenos Aires, hoy Puerto Madero. Esto por los años 1880; dicha empresa necesitaba piedra y arena y la encontraron en esta zona, a muy poca distancia ya que estamos a 40 Km. más o menos de la Argentina.

Se radican aquí y traen mano de obra especializada de Europa, italianos, búlgaros, griegos, además de los ingleses, y luego toman criollos. Compran partes de estas tierras y edifican casas de piedra asentadas en barro o cal, con muy poco cimiento; las paredes de mayor a menor y el techo a dos aguas. Las paredes pintadas de amarillo y el techo de rojo con jardines en el frente. Las casas son todas iguales y pegadas, o sea todo el largo de una calle a la otra. No digo de una cuadra porque han de ser más metros. 

En el lado de atrás, otras edificaciones iguales pero más pequeñas para las cocinas y las letrinas, o sea los baños, también en el lado de atrás sobre una callecita llamada de las cocinas. No tenían pozo negro, sino un tarro o balde. En horas de la noche pasaba el encargado recogiendo todos los residuos de los tarros, era el "nochero". Esto favorecía la no contaminación de las napas de agua. Por eso en chiste a los nacidos en Conchillas le dicen que tienen "la marca del balde". 

Los ingleses eran muy cuidadosos, realizaron un hospital retirado de este lugar cuando la fiebre amarilla. En su apogeo llegaron a tener 2000 operarios. Construyeron diques en el arroyo para enfriar ciertas herramientas; llevaban en vagonetas la piedra hacia el puerto distante unos 6 o 7 Km., y realizaron todo un trazado de línea férrea. Extraían con bombas el agua del arroyo que pasa aquí al lado, el "San Francisco", la llevaban a unos tanques que se encuentran en la parte más alta del lugar, y de allí por una red de cañerías a todas las casas. Esto funciona hasta el día de hoy y el lugar donde se encuentran los tanques de depósito es muy lindo por su vegetación y la vista que se tiene de todo el pueblo, además de tener agua potable de un pozo. 

Dicen que fue el primer pueblo en tener luz eléctrica en el Uruguay. Eso sí, a las 11 de la noche se apagaba. A las casas nadie podía hacerles ninguna reforma, cambiar un árbol, ni arreglarlas o pintarlas. Todo corría por cuenta de la empresa, por eso -pienso yo- es que la gente de aquí no tiene mucha iniciativa. Siempre esperan que todo lo hagan otros, y en las distintas comisiones, como actividades, los que tienen más empuje son gente que ha llegado después. Ellos se encargaron de la educación de los niños así como de la religión.

Hubo un naufragio y sólo una persona se salvó, el cocinero, en la punta del palo mayor pidiendo auxilio tocando una campana: don David Evans. Comenzó dando de comer debajo de unas chapas, con muy buen ojo para los negocios y ayudado por los Walker, abrió un comercio y en poco tiempo fue un gran comerciante que llegó a tener su propia moneda y un gran edificio, que hasta la actualidad se conserva muy bien. El techo llama la atención por una vuelta que tiene en el mojinete, que era para la nieve, fue traído desde Inglaterra. Realizaba la comercialización directamente con el Reino Unido, enviando lo producido en la zona y trayendo todo lo que se necesitaba en un automóvil, hasta las masas finas para la hora del té. Ya que dije té, en la empresa a las 5 de la tarde sonaba un silbato, se detenía el trabajo y todos a tomar el té con el tradicional dulce de naranja.

En las libretas del comercio se podía encontrar -mejor dicho se puede encontrar porque todavía conservan algunas- que se apuntaba tanto 1 k de azúcar, una sedalina como un auto, una pieza de tela como todo lo que se necesitaba para una carneada. El comentario de la gente, era que no dejaba a nadie de a pie; cuando no podían pagar les palmeaba el hombro y les decía, "para la próxima cosecha se arregla todo".
Para Navidad había regalos para todos los niños del pueblo y de la zona de influencia. Y así debe de haber sido ya que cuando se organizaron los festejos de los 100 años y se decidió poner nombre a las calles del pueblo, por votación popular, el nombre de David Evans superó ampliamente a todos y hoy día es el nombre de la calle principal donde se encuentra su antiguo comercio.


En el año 1911 finalizan las obras y se inaugura un gran hotel, único edificio de dos plantas y orgullo del pueblo, realmente digno de conocer, tiene forma de "U", con un patio en el centro y un aljibe. Tanto del exterior como en su parte interior tiene corredores todo alrededor. Yo que lo he recorrido digo que es espectacular, rodeado de jardines, una gran puerta de entrada, a la derecha una gran pieza que hace de estar con un piano, y luego el comedor muy amplio que comunica con la cocina por una ventana. A la izquierda del hall de entrada hay una gran escalera de madera que lleva a la planta alta. En la planta baja grandes habitaciones con estufas a carbón, la cocina muy amplia, y no les digo lo que es el fogón o cocina a leña, al lado de una pieza que pienso hará de despensa. En la planta alta muchas habitaciones, todas muy espaciosas y las que dan al sur con una vista espectacular ya que se ve el Río de la Plata y alguna embarcación; así como también los edificios de Buenos Aires si el tiempo lo permite. En su época fue un hotel muy prestigioso, dicen que venían de Carmelo o Colonia las familias más acomodadas, a tomar el té con las masitas traídas de Inglaterra. 

Lo que siempre me llamó la atención de los ingleses fue la poca importancia que le daban a los baños; pensar que en la actualidad es en una de las cosas por la cual más nos preocupamos. El hotel no tiene baño en cada habitación, en la planta alta hay varios pero juntos, al fondo de cada corredor. En la planta baja creo que tres al lado de la puerta que va al patio interior. En este momento ahí está, como monumento nacional igual que todas las casas y el cementerio, pero sin explotar como lo que es, un hotel. En su alrededor hay patios, árboles y mucho verde como también un espacio donde en su esplendor estaba una cancha de tenis.

Cuando la empresa decayó y se retiraron pasó algo para mí insólito: vendieron a la firma Capandeguy-Urruti, el pueblo con la gente incluida. Esta firma hace mensurar y venden, teniendo prioridad el ocupante de la vivienda con muchas facilidades. Dieron a la Intendencia la plaza, que en una época estuvo alambrada, el cementerio, la comisaría y demás servicios que tiene la comunidad. 

Actualmente la mayoría de sus habitantes son jubilados, empleados públicos o municipales. Hay comercios que trabajan con la gente de la campaña y ésta de la lechería y ganadería en primer lugar, y algunos son queseros artesanales o tienen apiarios.

Por las calles de Conchillas
María Esther Giribone

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