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Marcela juega con su muñeca, no se dio
cuenta que ya es de noche. La maestra nos mira y fuma: “Estas nenas son
un clavo”. Cuando llegue a casa me voy a mirar en el espejo a ver si me
parezco a un clavo.
Cada vez que oigo pasos corro a la puerta.
No, no llega todavía. Miro por la ventana pero está muy oscuro. Allá
atrás de la canchita de fútbol, veo las luces de los autos que pasan. Me
da mucho miedo la oscuridad, en casa dejan la luz prendida porque así los
monstruos no pueden salir. Mamá es muy valiente, cuando quiero ir al baño
de noche la llamo y me acompaña.
Marcela le habla a su muñeca Marilú, la
rezonga porque se hizo pis encima y mojó su vestido rosa. Me da risa
Marcela, ella se hace pis en la cama, pero la pobre Marilú no habla y
ella la rezonga igual. Como tenemos solo una cama, dormimos cada una en
una punta, pero yo soy más larga y cuando Marcela se hace pichí me enfría
los pies. Mamá me dijo que va a comprar una cama de dos pisos, y como yo
soy la más grande voy a dormir arriba, así Marcela no me va a mojar más.
Tengo miedo que mamá no venga, siempre me
viene ese miedo cuando se tarda, pero al final llega. ¿Qué pasa si unos
indios la atacan? Capaz se olvidó de nosotras. ¿Y si el bus choca como
cuando chocamos con la tía? Tengo miedo que un pirata se enamore de ella
y se la lleve lejos y entonces no voy a poder verla nunca más. En la tele
cuentan la historia de un niño que se llama Marco, que como eran muy
pobres su mamá se fue lejos a trabajar, pero como demoraba mucho en
volver y no sabían de ella Marco fue a buscarla. ¡Pobre Marco! A veces
me pongo tan triste que me hace llorar y entonces mi abuela se enoja y
dice como hacen esos dibujos para niños que ya bastante tienen con ser niños.
Cuando sea grande voy a poder irme sola del
jardín de infantes, y entonces ya no tendré que esperar a mamá. Y también
me voy a comprar los zapatos rojos con taquito para pasear y después voy
a comerme tres helados de chocolate, porque no tendré alergia. Y también
quiero una cama para mi muñeca Nené y para mí, y un día voy a tener
los ojos bien celestes de
mirar mucho al cielo y entonces voy a ser princesa. ¡Ah! y también voy a
comprar como ocho relojes para avisarle a mamá que es hora.
A veces, cuando quiero mucho que pase algo,
cierro fuerte los ojos y cruzo todos los dedos de las manos y entonces
pido un deseo, pero tengo que hacerlo rápido porque nadie puede verme
para que se cumpla. Así hice cuando papá se fue pero Marcela me vio y
entonces por más fuerza que hice no volvió. Estoy enojada
porque nos dejó solas y ahora ya no tengo quién me lleve a
caballito por la calle y si algún día viene no le voy a hablar y tampoco
le voy a hacer ningún dibujo como éste tan bonito que le hice a mamá.
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