Exaltación de Walt Whitman

por Nicolás Fusco Sansone

“Aquel que toque mi libro tocará a un hombre”.

Walt Whitman

LEON Felipe, en el bello prólogo de su traducción del "Canto a sí mismo" de Walt Whitman, afirma acertadamente que los grandes poetas no tienen biografía, tienen Destino que se canta. Es verdad. El propio Walt Whitman se anticipa a la posible actitud del lector, previniéndole: "Aquel que toque mi libro tocará a un hombre".

También nos dice con claro ejemplo: un poeta, un auténtico creador de poemas, es un canto, un sólo canto que se levanta entre la vida y la muerte. No cree en las obras completas.

Así nos lo demuestra con su "Leaves of Grass” ("Hojas de Hierba") que aparece en 1855 —el poeta tenía 36 años— con 95 páginas. La tercera edición publicada en 1860 aparece con 456 páginas. Un sólo canto que crece y se eleva desde un inmenso amor y venciendo —|oh, maravillosa intrepidez de poeta!— todas las incomprensiones y los silencios.

De su puño y letra es la siguiente síntesis de su vida.

Nota biográfica de Walt Whitman

1819. — El 31 de mayo. — Nace en West Hills, Long Island, Estado de New York. Hijo segundo de Walter Whitman y de Louisa Van Velsor. Durante 1820-23 sigue viviendo en West Hills.

1824. — Se traslada a Brooklyn. Entra en la escuela pública. En QIEQ 1831 sirve en una oficina de abogado. Luego, en la de un médico. En 1834 ingresa en una imprenta para aprender el oficio

1838. — Enseñando en escuelas campesinas de Suffolk. Luego, sin dejar de trabajar allí, también en escuelas de tierras de Queens, durante tres años. Después publica un semanario, "The Long Islander", en Huntlnghton.

1840. — Vuelve a la ciudad de New York, trabajando en Imprentas y haciendo periodismo. En el 1846 y 47 publica "The Eagle", diario de Brooklyn.

1848. — Va a Nueva Orleáns como uno de los directores del diario "The Crescent". Después viaja por el Sud y el Sudoeste.

1850. — Vuelve al Norte. Edita "The Freeman”, diario de Brooklyn. Trabaja luego construyendo casas y vendiéndolas.

1855. — Publica Leaves of Grass, la primera edición, en cuarto menor, 95 páginas. En 1856 la segunda edición, en 16, 384 páginas. En 1860, la tercera edición, en 12, 456 páginas, Boston.

1862. — Va a los campos de batalla en la guerra de Secesión. Comienza sus servicios a los heridos en los hospitales y después de las batallas, y se mantiene allí firme durante tres años. En 1865 ocupa un cargo en las oficinas del Gobierno.

1867. — Publica la cuarta edición de Leaves of Grass.

1873. — Postrado por la parálisis en Washington. Parte para una playa del Atlántico por orden de! médico. Empeora en Philadelphia y fija sus cuarteles en Camden. New Jersey donde ha permanecido unos quince años hasta la fecha.

1873. — Sexta —o centésima— edición de Leaves Grass, con otro volumen, Two Rivalets, de prosa y poemas alternados. En 1881 séptima edición de Leaves of Grass, publicada por Osgord y Cía., en Boston.   

1882. _ Octava edición de Leaves of Grass, publicada por David Mac Kay, Philadelphia. También publica Specímen Days, un volumen de prosa y de autobiografía.

1888. — Mr. Whitman está ahora en su año 70. Se halla casi enteramente imposibilitado por la parálisis, consecuencia de sus persistentes tareas de hospital en 1863 y 1864. Reside en la calle Mlckle, Camden. New Jersey.

Emerson y Walt Whitman

Los Estados Unidos, jubilosos en su completa y organizada libertad política, fuertes y risueños, fecundos v afirmativos, necesitaban un poeta, el Poeta.

Ralph Waldo Emerson reclamaba el poeta que cantara la nueva vida de los pueblos florecientes y audaces, poseedores de verdaderas energías inagotables.

He aquí cómo palpitaba el anhelo nostálgico de Emerson:

"Busco en vano el poeta que describo. No nos preparamos con bastante sencillez ni suficiente profundidad para la vida, ni nos atrevemos a cantar nuestro tiempo y las circunstancias sociales. No tenemos todavía en América ningún genio, de ojo tiránico. América es un poema que tenemos a la vista”.

Ese era el poderoso anhelo de Emerson.

Y,. entonces, surgió resplandeciente y triunfador el poeta deseado: ¡Walt Whitman! El inmenso creador de poemas tenía ante él. Intactos, los fuertes temas vírgenes de su tierra. ¡América! Con su canto resonante en el pecho, ágil v resuelto, avanzó con firmes pasos de pionero, sin predecesores, en una joven civilización sin pasado.

Un reciente comentarista de Whitman habla del espaldarazo de Emerson. Aclaremos.

Electivamente: Emerson saluda la aparición del Poeta. En una carta elogiosa le dice que considera Hojas de Hierba "como el más extraordinario trozo de espíritu y de sabiduría que América haya producido hasta hoy".

La poesía de Walt Whitman agitó el charco do los mediocres que protestaron ante Emerson, creyéndolo loco porque elogiaba a un poeta obsceno. Y el filósofo calló. Ni un gesto apareció en la placidez sonriente de su rostro iluminado por una bondad evangélica. Nos lo imaginamos a través de Richard Garnet: oyó como quien oye llover, bostezó con sordina y se durmió por dentro sin intentar desilusionar a sus enfurecidos interlocutores. Pero veinte años más tarde excluye a Whitman de una antología de poetas americanos. He ahí la verdad del espaldarazo de Emerson.

El canto de Walt Whitman

Su canto tiene la forma y el ritmo del mundo. ¿Cómo podía, Walt Whitman, el poeta del sol, de la mañana, de la noche, del mar, de las selvas, de la mujer, del hombre, de los nlños, e! poeta del perfecto universalismo, cantar la avasallante eternidad de la Naturaleza como lo haría cualquier versificador?

Whitman es creador de poemas.

En su época no se le dio el profundo valor que tiene. Es un signo: la tragedia del artista se valoriza desde las perspectivas del tiempo. No es posible, ni aún hoy, que entiendan y amen a este poeta de abismos dionisíacos, desenfrenado y libre, los que viven simplemente en la pobreza de sus sensaciones.

El Poeta no lamentó la incomprensión. Sabía con Goethe que el poeta es un hombre que lleva el mundo hundido en el pecho. Siguió, gran caminador, el camino de su canto, diciéndonos:

"Esperaré que vayan comprendiéndome.

A medida que crezca la simpatía hacia mi persona.

Sin rechazar a nadie, aceptando a todos"

Así habla Walt Whitman, el divino enamorado de las palabras. Enumera y canta. Sin embargo alguien una vez quiso mostrar el peligro de las enumeraciones, pero Whitman sabía que "cada palabra era antes un poema" y dijo:

"Instinto divino, amplitud de visión salud potencia corporal.

aislamiento, razón legisladora

Alegría, bochorno, solaz, pureza atmosférica..."

Tales son algunas de las palabras de sus poemas.

La alegría de Walt Whitman.

También se le ha querido censurar al portentoso creador de poemas, su alegría que no decae ni un instante en el ilimitado mundo de sus cantos. Y se ha puesto, frente a él, y como ejemplo de vida más realizada, el dolor de humanidad que sintió León Tolstoy, el torturado maestro de Yasnaia Poliana.

Esta afirmación significa un desconocimiento de la verdadera alegría de Walt Whitman.

¡Qué difícil es llegar a la alegría cósmica de este poeta! Es una Alegría que retoma del dolor — superándolo — hasta llegar, alegremente, a "La canción de la Muerte", sin estériles tristezas.

He aquí el comienzo y el fin de la canción citada:

“Ven, muerte adorable y balsámica!

Ondula alrededor del mundo,

acércate, muéstranos tu serena frente,

día y noche, sin olvidar a nadie .

Acércate, muerte delicada.

 

... Por encima de las hondas que suben y bajan,

Por encima de los campos y de las praderas inmensas.

Por encima de los susurrantes bosques

elevo mi canción hacia ti.

Por encima de las olas que suben y bajan,

por encima de los campos y de las praderas inmensas.

Por encima de todas las ciudades compactas y amontonadas,

por encima de los muertos y de las avenidas hormigueantes,

¡elevo esta canción hacia ti. oh muerte! ¡Con alegría! ¡Con alegría!"

Giovannl Pcrpinl, el de los "24 Cervelli", vio como pocos, los elementos whltmanlanos al asegurar que "el canto de Wall Whitman no sería verdaderamente universal si él viese solamente la belleza y la bondad del mundo" y agrega, más adelante, que su optimismo no se asemeja, precisamente, al optimismo del doctor Pangloss. "El no ignora el mal pero lo supera. A veces no logra sobrepujarlo con plena serenidad; un pensamiento imprevisto lo asalta, y entonces sus palabras están llenas de tristeza (legítima y limpia tristeza, agregamos nosotros), húmedas de lágrimas, sonoras de tambores fúnebres y de campanas".

Paplni testimonia su juicio con estrofas del canto de Walt Whitman:

"Yo no lloriqueo que el tiempo y la nada son sinónimos,

que la tierra no es nada mis que podredumbre.

Tropel gemebundo y rampante,

raza de valetudinarios y de ortodoxos que buscan la cuadratura del circulo

en cuanto a mí. llevo mi sombrero según me plazca.

En adelante no esperaré mis la suerte;

yo mismo seré la suerte.

En adelante, no lloriquearé mas,

no tendré mis necesidad de nada

Estoy harto de los dolencias que huelen a cuartos cerrados,

de bibliotecas y de criticas fastidiosas

Alegre y fuerte recorro la vía pública"

Comenta Paplni: "Pero también llegan

para él días de dolor. Y cuando contempla el rostro de los durmientes, no ve solamente el rostro de los felices, sino que ve también tas naufragadas fisonomías de los hastiados, el pálido semblante de los cadáveres, la cara lívida de los borrachos, la cara enfermiza v gris de los onanlstas, el cuerpo de los obreros en los campos de batalla, el looo en lat piezas de puertas firmemente cerradas y los moribundos que emergen de las puertas".

|Walt Whítmanl |Alegría vencedora de la muertel

CANTO DE AIRE UBRE

Todos los cantos de Walt Whitman nacen y crecen al aire libre.

Escuchad sus amores:

Amo todo lo que se desarrolle al aire libre;

los hombres que guardan tropas y rebaños,

los que navegan por los océanos, los que viven en plena selva.

Los que construyen y los que tripulan naves,

los que manejan el hacha y el azada,

los que doman potros y los que cazan búfalos.

Me complazco en su compañía, semanas tras semanas.

Y también, querido Walt Whitman, en pleno sol y en pleno aire, nacieron los profundos pensamientos de muchos Inmortales compañeros tuyos que nos place recordarlos en este cincuentenario que hemos tomado como pretexto para exaltarte una vez más.

¿Recuerdas? Allá van los eternos viajeros con sus soliloquios, por los interminables y siempre atractivamente bellos caminos del mundo. Siempre en marcha. A veces rodeados por la luz del día y otras, cubiertos por las caricias de los velos y el surtidor nocturno que añora el padre de Zaratustra.

Allá van, el paso ágil y la frente alta, espejo de claros pensamientos...

Fausto, Mowgli (el de 'Las Tierras Vírgenes"), Don Quijote y otra vez Zaratustra...

Saludemos con alegría, con renovada y limpia alegría, al viejo Walt Whitman, creador de poemas y Poeta de la Democracia!

 

por Nicolás Fusco Sansone.

 

Publicado, originalmente, en: Suplemento dominical de El Día Año XI Nº 480 Montevideo, 29 de marzo de 1942

Gentileza de Biblioteca digital de autores uruguayos de Seminario Fundamentos Lingüísticos de la Comunicación Facultad de Información y Comunicación (Universidad de la República)

Link del texto: https://anaforas.fic.edu.uy/jspui/handle/123456789/74777

 

Ver, además:

 

                      Walt Whitman en Letras Uruguay

 

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