El canto de los desocupados

poema de Emilio Frugoni


Desocupados o Desocupación, 1934
Antonio Berni (Argentina)
Témpera sobre arpillera
218 x 300 cm
Colección particular

 

Treinta millones de obreros sin trabajo

hacen guardia en las puertas

de todos los talleres

y en los portones de todas las granjas.
Su sombra descuelga la noche

sobre la tierra en pleno día

y apaga la llama moribunda

de innúmeros hogares.
Millones de puños
se cierran ociosos, vacíos de herramientas.

Treinta millones de cerebros

comprenden la infamia del mundo.
Habrá que sepultarlos en los cuarteles

y embriagarlos de frenesí guerrero

para que no piensen.
Y sepultarlos en las trincheras

para que trabajen matándose.
Así se habrá concluido

con los desocupados.
Será como si el mundo capitalista
se quitase de encima
con un sacudimiento de hombros,
de golpe, el peso muerto
de treinta millones de obreros
sin trabajo.

 

¡Si esos treinta millones de obreros

se diesen las manos ociosas

e hiciesen una enorme cadena

de indignaciones rebeldes

contra el destino!
Con esa cadena podría aprisionarse

al monstruo de la injusticia

y al dragón del privilegio.
Tirando de esa cadena

podría arrastrarse el mundo capitalista

hasta que se derrumbasen hechas polvo

todas sus torres.

 

Treinta millones de obreros
vagan por las calles de todas las ciudades
y por los caminos de todos los campos.
El rumor de sus pasos

se suma al clamor de los mares
en el Universo.
Y se oye por encima

de todos los pensamientos del hombre,

en esta larga noche de insomnio

en que la historia está de parto.

 

Treinta millones de obreros
se ponen en marcha
hacia todas las tierras vacías
que se tienden bajo el Sol
como hembras que esperan al hombre.
Tendrán que apresurarse
para que no los detenga la muerte.
Sus pasos trazan en el Mundo
una avenida polvorienta
para que puedan algún día
caminar victoriosos
sus hijos, sus hijos, sus hijos...
El rumor de sus pasos

a través de la noche

acalla el clamor de los mares.
Cientos de hombres reunidos

en el Museo Geológico de Londres

quieren con sus torrentes de palabras

poner a flote la nave

de la humanidad encallada

en un banco de arena.

 

Acudid, ¡oh treinta millones

de trabajadores sin trabajo!
Y de un solo envión de vuestros hombros

haréis saltar la nave,

como un lebrel libertado,

por sobre los arrecifes!
Treinta millones de obreros parados

están de guardia ante las puertas

de una nueva edad

del género humano.
¡Si todos se arrojasen de golpe

sobre esas puertas cerradas!. ..

Avalanchas de luz

inundarían el presente,

y el canto del trabajo en la alegría,

sobre los campos, las urbes, los mares

iría a perderse en el oído atento

de las estrellas invisibles...

poema Emilio Frugoni (1933)
del libro "Poemas civiles"

Biblioteca Rodó Nº 118

La Bolsa de los libros - Claudio García & Cia. Editores

Montevideo 1944

 

Texto digitalizado, y editado, con el agregado de imagen, por el editor de Letras Uruguay

Inédito en el cíber espacio al 1 de noviembre de 2016.

 

Ver, además:

 

            Emilio Frugoni en Letras Uruguay

 

Editado por el editor de Letras Uruguay

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