La Mirta está pa irse

 
Como te venía diciendo, mirá Flaco, yo siempre pensé que uno no debe meterse en las cuestiones ajenas del amor de los otros. Que no se puede dar consejos en eso, porque un suponer es como escupir parriba ¿viste? nunca se sabe... No sé si me explico. Lo más fácil de todo es el arranque ¿sabés? Mirá, más o menos uno no es un gil, digo... y claro, como uno no es un gil empieza a darse cuenta de las cosas. De cosas que le pasdan a los otros. Y más si los otros están cerca de uno, trabajando con uno. Hace días que quería hablarte de este asunto, porque hace días que te veo que te vas quedando. Pa estas cosas y pal empacho tengo un ojo bárbaro, un fluido que ni prestado. Una sensibilidá, como decía el Tirabuzón. Se me ocurre, porque hace como una semana que te vengo estudiando, y porque hice algunas averiguaciones con el señor Oreja, el violinista que vive pegado a tu pieza... se me ocurre, te expresaba, que estás como sufriendo de amor, que te ha atacado una especie de fiebre intestinal pero al cuore.
Comprendeme que es bravo meterse a aconsejar, y más a vos que nunca decís nada, que siempre mirás a la gente con esa cara de empleado de la pompa. Vos disculpame, pero más que amigos somos socios, y hasta ahora le hemos dado de punta a la cuestión de las yilé. Mirá, pa serte franco, hace un rato mientras bajaba unas cañas pa encontrar las palabras que te tenía que decir, calculaba que no te iba a mencionar el negocio. Pensaba que te iba a hablar de la amistá, pero me di cuenta que a los amigos no se les puede hablar de ciertas cosas que, con perdón de la palabra, son prendas íntimas de la intimidá de cada uno. ¿Me explico? No sé si captás la imagen. Yo a vos te aprecio como amigo, pero te admiro como socio. Cuando el verano pasado te encontré en el control, cuando te vi vendiendo las cremitas de Paysandú a pura cara, casi sin hablar, me dije, así padentro, me dije: "Loco, con esa cara y tus conexiones te vas parriba". Sí, ya sé, no me digás nada porque sé lo que estás pensando. Te almito que te dieron la biaba y arriba marchaste en canoa por culpa mía. Pero, aunque no digás nada conviene dejarlo claro: yo no sabía que los roles eran afanados. Los relojes me los dio el Doble Pechuga, y yo en el Doble Pechuga creía, que querés que te diga. Pero eso quedó patrás. No hay rencor. Nosotros estamos en otra cosa, y tenemos que cinchar parejos. Ya sé que estás como adormecido de dolor pero, disculpame, no tiene gollete que en una semana no te hayas vendido ni una yilé. Mirá que pa estas hay mercado, que no son de la güilquinson. Lo que pasa es que ni salís, porque vos, Flaco, con esa cara no tenés que hacer ningún esfuerzo. No hay dedicación. Y si esto sigue así terminamos vendiendo paturuzú al pasaje capitalino. Escuchame, porque yo no sé si me escuchás. Siempre pienso lo mismo cuando te hablo. Me pregunto: "¿El Flaco, aparte de todo, no será sordo?". Bajá un poquito, mirame. Entre vos y yo nunca ha habido ni un si ni un no. ¿Me entendés? Vos sos padentro y yo soy pafuera de uno mismo. Vos las cosas no las decís, pero tampoco las tragás. Te conozco bien. Y aparte del negocio, que no me importa si se va al bombo, porque al final la güilquinson es una mercadería que se coloca... Aparte del fato de las yilé, sé que hace días que andás como masticando lo que no desembuchás ni tragás. Estás afetado. Y un hombre afetado merece consideración, como dijo Lavalleja. Y mucho más si ese tipo es amigo de uno... Pero antes que hablés, que soltés el rollo... Pero antes que digas nada: te aceto todo lo que me tengás que decir. Antes de que vos abrás la boca dejame que te diga, sé que te va a doler, pero disculpame la sinceridá: la Mirta no vale ni un cachito así de lo que valés vos. Hacé conciencia y tratá e verla con claridad. ¿Cuánto vivió contigo la Mirta? Ah, es cierto que me dijo que fueron como ocho meses. Ocho meses no es una eternidá, pero tampoco son dos días. Comprendo que te hayas encariñado, pero la Mirta no es mujer pa vos ni pa nadies. ¿Entendés Flaco? Y disculpame que te nuembre la guitarra, pero es mujer pairse. Dejame que termine, acetá que la Mirta no es la nunca vista, que como vino ella vendrá otra. Es como la cuestión de los roles, quién te iba a decir que cuando más embromados quedamos, cuando el deshaucie era general por culpa de los relojes podridos, cuando estábamos en la super yaga, quién iba a decir, va y aparece el Laucha con el negocio de las yilé. Ves, mirala por ese lado. Es como una ténica que hay que tener. Pensala por ahí. Ya va a venir otra. Esto de las mujeres es muy delicado y más en este caso, pero querés un mal consejo, aunque más no sea en esto, no lo mirés por unidá, miralo a lo grande, por cantidá. En esta cuestión de las mujeres si la ves por unidá, vas muerto, no sacás ni pa los gastos. Y entonces si te entra la tristeza y como el desgano pa salir a laburar. Con la mano en el corazón, dejame decirte Flaco que si no le metés nos vamos al tacho. Dale, qué te cuesta, si al fin y al cabo lo único que tenés que hacer es poner la cara y mostrar la cajita con las yilé. Vos naciste paesto. Sos crá absoluto. Sé que si pasás ésta nos vamos parriba. Además, y no es pa consolarte, la Mirta conmigo no va a durar. Te lo aseguro Flaco, ni una semana me va a durar. Y no es por nada, pero está como cantado. Y cuando me diga gudbai te juro que no voy a quedar en el vacío, te juro por vos, Flaco. Yo nunca te he mentido. ¿Sabés? Lo noto. Así como no te duró a vos, de la misma manera. Lo único que nos va a quedar son las yilé, porque la Mirta está pairse. Siempre. ¿Me captás Flaco? Está pairse.

Milton Fornaro
"El humor está de feria". Editado en 1983.

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