Hernandarias

 

—Hernandarias viajó en un barco que tenía velas y remos, y largó las vacas por ahí; los indios no sabían lo que era una vaca, y cuando pasaban las vacas las miraban un rato, y cuando se cansaban de mirarlas se iban y las dejaban. Pero después aprendieron a matar vacas, y entonces tenían comida, tenían caballo y tenían armas.

 

—Cuando los españoles les enseñaron a matar las vacas, los indios las agarraban entre unos cuantos, le pegaban un flechazo, y después almorzaban.

 

—Al principio los indios no le daban boliya a las vacas, pero después se pusieron abusadores porque a lo mejor mataban una vaca, le sacaban un churrasquito y tiraban lo demás.

 

—Después que todo esto se llenó de vacas empezaron a venir los piratas que iban haciendo provisiones de cueros para hacer lindas botas y camperas y cintos. Pero como había muchos peones trabajando, hubo un hombre, que puso un almacén para darles de comer a los trabajadores; después trajeron mujeres; después empezaron a poner cafés, fábricas de pastas, biógrafos, y se fue formando la ciudad.

 

—Cuando los indios no sabían matar vacas se pasaban comiendo pescados y pájaros. Pero cuando aprendieron a matar vacas, agarraban una entre cuatro indios, la mataban a palos, y se comían un asadito de falda, o un puchero de lomo, o una costilla, y el resto quedaba tirado por ahí.

 

—En el Uruguay no había vacas, pero en el Paraguay había muchas. Entonces el señor Hernandarias trajo algunas para acá y como nadie las mataba al poquito tiempo no se podía ni caminar de tantas que había. Entonces unos faeneros empezaron a matar vacas para sacarles el cuero y venderlo. Entonces los faeneros fueron formando un pueblo con almacenes, boliches, casas de familia. Y cada vez se amontonaba más gente, y así se fue formando una ciudad.

José María Firpo
El humor en la escuela 3
Arca Editorial

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