El cangrejito Simón |
-Abuela,
cuéntame un cuento. -¿Aquel
del rey y una princesita que... -No,
no, hoy quiero uno con música de mar y muchos colores. -Entonces
recuerdo el del Cangrejito Simón, que vivió hace muchos, muchos años,
cerca del gran pantano del país de Nomeacuerdo. El
Cangrejito Simón, muy pequeñito y rosado, nació una noche de luna llena
en la familia Cangrejola, la que vivía en la puerta más ancha y oscura
del pantano con árboles que llegaban casi, casi, hasta el cielo, donde
nadie se atrevía por temor a hundirse en el barro. Pasaban los días y el
Cangrejito Simón crecía rápidamente.
Sus pequeñas patas chuecas lo llevaban de aquí para allá, nunca sabíamos
si iba o si venía, porque sí, porque no, adelante y atrás, recorría el
lugar. Impresionaban sus ojos grandes como dos botones negros que miraban
siempre de costado, a derecha, a izquierda. ¿Qué buscaban? Un
día se alejó de la puerta de su casa más de la cuenta, vio otros
paisajes y otros amigos. Decidió recorrer el mundo llevando unas monedas
de plata y su bastón. El
pantano era peligroso. -Pero
yo no tengo miedo, soy muy valiente- dijo. Siguió adelante, atrás, a
derecha, a izquierda, moviendo sus pequeñas patas chuecas sin parar. De
pronto quedó quieto ¿qué vio?, una puerta gigantesca con una llave
enorme. -La
abriré con cuidado...- murmuró, y encontró un largo camino que a cada
paso se volvía más blanco y lleno de suave música. Se
dejó llevar, le gustaba hamacarse en las aguas claras, avanzaba más rápido
que en el pantano, nada lo detenía. Sus
ojos saltones y negros miraban a derecha y a izquierda, vieron flores de El
agua era cada vez más cálida y el terreno oscuro del pantano de un amarillo claro. Lo envolvían colores, música
y el olor a sal. La
luz lo deslumbró. Quedó encantado. Allí se quedaría, en el fondo del
mar. -Sólo
me falta buscar una puerta con un cartel anunciando SE ALQUILA para
vivir feliz- pensó. ¿Piensas
que la encontró? ¿Sí? ¡Claro que sí! Y desde ese día vivió feliz para siempre con la Cangrejita Jazmín. |
Nair Ferreyra de Aparicio
Cuentos viajeros
Selección: Sylvia Puentes de Oyenard
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