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Visiones y agonías
La vigencia del primer Rosales

por Eugenio Eidelstam

Cuando a mediados del año pasado se publicaba en Portugal “O mar na poesia da América Latina”[1], el índice incorporaba poetas clásicos como Darío, Vallejo, Neruda, Lezama Lima, Borges, Mistral, Martí, Huidobro, Storni, pasando por figuras contemporáneas de reconocido relieve: Drumond de Andrade, Mutis, Westphalen, Cabral de Melo Neto, Aridjis, Fernández Retamar, entre otros.

El abanico de autores se completaba con voces de generaciones más recientes (Zurita, Morejón, Cisneros, etc.) y, entre las más jóvenes, la del uruguayo Héctor Rosales.

La antología mencionada recogía uno o dos textos por autor, y en el caso de Rosales se había recurrido al titulado “Gaviotas”, de su primer libro “Visiones y agonías”. Si la elección de este poema venía condicionada por el tema del mar, esqueleto del volumen portugués, algunos lectores de la obra del poeta uruguayo no dejaríamos de preguntarnos por aquel primer trabajo suyo, cuya breve edición original (posiblemente una de las más fotocopiadas de toda su carrera), se había agotado hace dos décadas.

En cualquier caso Rosales estaba presente en la muestra de Portugal con una pieza perteneciente a la versión corregida y ampliada de su libro, del que tuvimos algunas entregas por revistas literarias, suplementos, postales, pliegos, páginas de internet y otros medios, pero el libro, esa muy esperada reedición, seguía sin aparecer.

En 1999, cumplidos los veinte años de la salida de “Visiones...” en Barcelona, se promovieron diversas evocaciones de este título, dueño de algunos de los ejes temáticos donde circularía la posterior y más conocida producción de su autor. Las nuevas publicaciones de reseñas, selecciones de poemas, artículos y demás alusiones culminarían con la edición completa de “Visiones y agonías” alternando dos colecciones de Ediciones Nuevo Espacio (EE.UU.), fácilmente accesibles a través de internet.

Precisamente la red informática ha sido una de las mayores difusoras de la trayectoria de Rosales a nivel internacional; sólo la web oficial del poeta (producida en Barcelona y lanzada en marzo de 1997) ha superado a la fecha las 250.000 visitas, con una media en progresión de 12.500 entradas mensuales.

El profesor y crítico español Jorge Rodríguez Padrón[2], refiriéndose a la selección de textos del libro que adelantó el diario “La República”[3], comenta: “Los poemas, con el aliento de la verdad, y sin necesidad de muchas goyerías, apuntan con tino al blanco que desean, y dibujan la imagen de un individuo y un tiempo, con la contundencia del verbo y la concisión que hace del suceso, o la escena, verdadera iluminación poética”.

Rosales expresaba en su nota introductoria a esos mismos poemas: “La vigencia del libro nace de su temática, extensible no sólo a otras ciudades o países, sino a la condición humana, que lleva en sí misma los estigmas de la soledad, el miedo, la rebeldía, la Ignorancia (con mayúscula), la solidaridad o el desamor entre los escenarios casi inevitables del tránsito terrestre”. Y concluía en relación a sus versos: “Si alguien más reconoce en ellos algún que otro fragmento de sus propios días, las palabras habrán logrado su más sano propósito: unir luminosamente los sonidos y las imágenes que nos determinan en común”.

Notas:

[1] Selección de textos y ensayo de Isabel Aguiar Barcelos, traducción de José Agostinho Baptista. Ed. Assírio & Alvim, Lisboa, 1999.

[2] Carta, Madrid, 31/05/2000.

[3] Suplemento “Lecturas de los Domingos”, Montevideo, 14/05/2000.

Eugenio Eidelstam
Copenhague, julio 2000

Del suplemento “Lecturas de los Domingos”, nº 183

Diario “La República” (Montevideo, Uruguay), 1/10/2000

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