El enjambre

poema de Salvador Rueda
Del libro "Antología poética"

 

Colaborando cada cantora con su zumbido,

nutriendo todas el haz vibrante con su sonido,

teje el enjambre la halada música de su tropel:

de sus sonoros carretes líricos salen las notas,

y de la rueca de hilos armónicos surgen las gotas

que hacen riente, candela rubia, de la áurea miel.

 

Cien mil obreras, todas alegres, cuajan iguales

los huecos leves y logarítmicos de los panales

como una randa, como un encaje de la ilusión,
¡que en nada hay fuente más fecundante, más productora

que el hilo rítmico de la armonía germinadora:

panales, rosas, óperas, versas: cuanto hace el son!


Giran, se enredan, pasan y ondulan entrelazadas,

como las cuentas de un hilo isócrono sinfonizadas,

y articulando la misma nota, van al trasluz;
y la maestra, con su batuta leve y divina,

por un pentagrama de inquietos círculos, va peregrina

ritmando abejas cual si ritmara notas de luz.


Sabias devanan sus remolinos las hilanderas

—perlas con alas, perlas con música, perlas parleras—,

cantando eufónicas la egregia rítmica de su papel;
y cual si fuesen firmes acentos de una poesía,

de su engranaje surge cual clave de la armonía,

el filarmónico panal eterno, lección de miel.


Lección que enseña la Madre augusta, la Madre exacta;

frágil parece, y es irrompible su urdimbre abstracta;

hecha por ritmo, de sus compases la forma va;
Cátedra lírica, muestra, cual aulas de luz repletas,

su canon músico lleno de siglos a los poetas;

ante los ojos de hambres y edades, abierto está.


¡Lección perenne, troquel sagrado, troquel numérico;

cuanto en la rítmica de ti se aparta, todo es quimérico;

tú eres turquesa, registro y pauta, norma y matriz;
y es tan fecundo tu molde eterno, panal de oro,

que te hace el vate, si en él se vierte, bronce sonoro

que echa en las almas y en las edades flor y raíz!


Callad; oigamos a las abejas laboradoras;

buscando polen, van auscultando, susurradoras,

lechos de cálices, almas de pétales, bocas de flor:

cuajan el polen como los vates cuajan los trinos,

y uno en la estrofa, y otra en la cera, vierten divinos

miel en la célula, luz en el verso, y ambos amor.

 

En sus atriles deletreando van su armonía,

y a las edades la van cantando con la poesía,

ambos haciendo—vates y abejas—verso y panal;

y como el fuego del Astro Padre beben sus fieles.
razas y siglos—en cera y verso—chupan las mieles,

que son en ritmo de savia y verbo don inmortal


Como millones de gotas tiene la estalactita,

un panal lleva de todo un bosque la flora escrita,

y un vate encierra de todo un siglo la vibración.
¡Con miel y ritmo bañad las penas, pechos humanos;

y haciendo coro donde se trencen todas las manos,

sabios, al libro; fuertes, al yunque; vates, al son!


poema de Salvador Rueda
del libro "Antología poética"

Compañía Iberoamericana de Publicaciones (S.A.)

Renacimiento (Madrid/Buenos Aires)

Este libro pertenece a los fondos de la Biblioteca Nacional de España, a quien se le agradece.

 

Editado por el editor de Letras Uruguay

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