Homero Aridjis, Antología poética (1960-2018), edición de Aníbal Salazar Anglada, Madrid, Cátedra-Letras Hispánicas, 2018, reseña de José Carlos Rovira Soler (España)

«Toda antología es, pues una marca en el tiempo, un signo que interroga el pasado y propone desde el presenta las formas futuras. Del modo en que sucede en todo clásico, la poesía de Aridjis invita a nuevas lecturas que, a su vez, modifican o desistalan lecturas anteriores en el palimpsesto en que inevitablemente termina por convertirse el ejercicio de la crítica» ( p. 117). Esta casi conclusión de Aníbal Salazar en el prólogo a la Antología poética (1960-2018) de Homero Aridjis es quizá la guía de un trabajo que considero muy relevante: editar en España la poesía de quien sin duda es un escritor trascendental por su narrativa, su ensayo y su poesía; también en el activismo medioambiental, contenidos todos éstos que pueblan una amplia y productiva trayectoria de quien se dedica a la escritura y la vida con la misma pasión.

Saludamos la aparición de esta antología crítica en la medida en que llena, si no un vacío, una posibilidad de acceso más cómoda a una obra de larga presencia también entre nosotros, una obra que fue sobre todo narrativa. He dicho, he escrito alguna vez, que tengo algunas obras de Homero Aridjis entre las mejores enseñanzas contemporáneas, lecciones de una fusión entre historia y presente que asumen con él una dura originalidad. Tengo por ejemplo 1492. Vida y tiempos de Juan Cabezón de Castilla como una referencia permanente de la explicación de la historia y la ficción como fusión contemporánea.

En la poesía me ocurrió además una cosa hace bastante tiempo: me sedujo allá por 2003 Ojos de otro mirar, la recopilación poética realizadas por el propio autor que llegaba con casi toda su producción a 2001. Recuerdo un trabajo que se titulaba Emergen las ruinas en la ciudad y la literatura, en donde hace algún tiempo entre otros ejemplos situé a Aridjis para plantear una poética de las ruinas en la ciudad de México. Me habían seducido sus destrucciones y decía yo más o menos que en Homero Aridjis hay una de las visiones más complejas de articulación de la ciudad prehispánica en un universo urbano contemporáneo. En su poesía ha construido una mirada concreta a las ruinas de la ciudad de México como contrapunto de un universo personal en el que el poeta narra, por ejemplo, una historia de amor. Es «Sueño en Tenochtitlán» de Construir la muerte uno de los ejemplos principales de esta articulación contemporánea de un pasado, aquí el de la ciudad sobre la laguna, con sauces y templos que recuerdan la imaginación de poemas prehispánicos

Homero Aridjis construye en otros momentos evocaciones de las ciudades del pasado, de sus ruinas, construyéndolas como mito personal: poemas como «Teotihuacán», «Mitla», «Tormenta sobre México», «Desde lo alto del templo Moctezuma muestra a Cortés su imperio», «Vientos de piedra», «Monte Alban», «Espejos», «Sol de Movimiento» forman un universo que, también a través de la narrativa, ha querido recuperar un espacio mítico que tiene que ver con metáforas urbanas contemporáneas. Pero me voy a ceñir al comentario que vinculaba «Sueño en Tenochtitlán» a la historia personal. La historia amorosa es insistente en la visión de la ciudad del pasado y obtiene un amplio espacio narrativo e histórico en un poema como «Poema de amor en la ciudad de México», donde comienza contándonos el pasado de la ciudad tras el mito fundacional, y luego, las destrucciones en un tiempo en el que el fin de la historia de amor construye una metáfora de la soledad de la urbe:

Cuando ella se fue, la ciudad se quedó sola,

con sus muchedumbres,

su lago desecado, su cielo de neblumo

y sus montañas invisibles

La ciudad del pasado nos ha conducido al presente y a una resolución urbana del espacio amoroso en el que, como sabemos, se nutre temáticamente una parte de la poesía de nuestro autor. Lo señaló el primero Juan Rulfo, quien decía que “La poesía de Homerto Aridjis es un símbolo del amor”, pero sobre ello han escrito también Sergio Mondragón, Cristina Peri Rossi o Giuseppe Bellini.

En la antología de ahora, la amplia introducción de Salazar construye algunos valores principales para el lector que quiera aproximarse a la obra del poeta. La abre un reflexión sobre poéticas y sobre la poética de Homero Aridjis. Se fija el antólogo en un texto de El ojo de la ballena (2001) y elige el verso final del poema “La poesía” “poeta serás sin haberla encontrado nunca”, para abrir una reflexión sobre la poesía como “algo anterior al poema”, algo que “preexiste independientemente de que se materialice o no en palabras”, un tópico en el que el romanticismo sobreabundó y que es recorrido ahora en una tradición reflexiva que tiene a Octavio Paz como exponente seguro, pero que se puede rastrear en muchos ejemplos de la modernidad. En una reflexión sobre el sentido de la originalidad, concluye Salazar, en que lo esencial de un autor es cómo se apropia de la tradición: Eliot, o Chesterton o Doris Lessing sirven de apoyo a una incursión teórica que nos lleva a que el valor principal de la poesía de Aridjis es cómo se apropia de la tradición para establecer un diálogo con sus contemporáneos y con él mismo en la construcción amplia de su poesía.

La tradición, y las tradiciones que asume, son el recurso principal de indagación que se propone sobre la obra de quien ha fundido desde el principio la tradición griega —la de uno de sus orígenes biográficos, el paterno- y la tradición mítica mexicana, materna y vivencial desde su nacimiento.

Sigue una reconstrucción biográfica precisa y significativa: tiempos esenciales de la vida del escritor que van marcando su obra, desde aquel accidente desgraciado de los diez años del que regresó a la vida con la lectura intensa y reveladora, a su descubrimiento de los millones de mariposas Monarca que llegan todos los otoños al Contepec de su nacimiento e infancia —tema poético y vivencialmente militante toda la vida para el autor ecologista-; su consagración poética a los 26 años por la antología Poesía en movimiento realizada en 1966 por Octavio Paz, sus estudios de periodismo, su relación con escritores como Arreola, Juan Rulfo.. .sus premios, sus viajes norteamericanos y europeos, su militancia ante la destrucción de la naturaleza, con episodios biográficos que dan coherencia también al desarrollo de su amplia escritura. Creo que la síntesis biográfica de Aníbal Salazar, su biobibliografía poética diremos, se ajusta bien al territorio que buscamos con las antologías, la presentación reducida de un universo literario pero representación a fin de cuentas que es capaz de dar cuenta de él.

Continúa una exégesis de la poética de Aridjis basada en el símbolo extenso de la luz, un símbolo espacioso que Salazar evoca en toda la tradición posible que lo construye. Me interesa particularmente la referencia inicial a Marsilio Ficino, por lo que tiene también de tradición declarada en cita del propio Aridjis, pero me importa sobre todo la reconstrucción entre tradiciones, la mítica azteca, la mística española, la vinculación al universo de los ángeles en su significado no religioso, o la atenuación de la luz con el espacio de lo gris, que es social en la evolución del autor; o sea, lo gris como representación de la sociedad y la naturaleza.

Un epígrafe final amplio es una meditación algo preocupada que se titula “Antologar la poesía de Homero Aridjis”. Todo antólogo, y cuanto más joven sea más lo debe sufrir, debe plantearse las cuestiones que Salazar esboza. Una reflexión de Alfonso Reyes -junto a Pedro Henríquez Ureña, el más brillante y riguroso crítico de la tradición cultural y literaria latinoamericana todavía hoy- sirve de invitación para antologar partiendo de que unas veces prevalecerá el gusto personal del coleccionista y otras el criterio histórico, objetivo, decía Reyes. Salazar matiza este criterio y como el siglo XX ha desplazado la noción de lo histórico y lo objetivo a lugares donde la crisis conceptual prevalece, queda la angustia vivida alguna vez de quien, joven o menos joven, se ha tenido que plantear cómo reducir editorialmente amplios universos poéticos a un recorrido limitado de páginas. Sólo cabe la preocupada decisión personal que nos da la intuición, el gusto literario y la cultura que más o menos tengamos afianzada. Entonces pienso que lo ha conseguido Aníbal Salazar, porque en el fondo no es difícil hacerlo cuando los poemas que hay que seleccionar proceden de un conjunto poético amplio, culturalmente actual, poéticamente irreprochable y a veces entrañable en la dimensión de ser hoy, a comienzos de 2019, interlocutores con alguien que ha conseguido crear también un universo poético propio.

 

reseña de José Carlos Rovira Soler

Universidad de Alicante

 

Publicado, originalmente, en: Boletín de la Biblioteca de Menéndez Pelayo Año 2020, Vol. 96, Número 1
Boletín de la Biblioteca de Menéndez Pelayo es una publicación gestionada por la Real Sociedad Menéndez Pelayo y apoyada por el Ayuntamiento de Santander y el Gobierno de Cantabria
.

Link del texto:  https://doi.org/10.55422/bbmp.460 / https://publicaciones.sociedadmenendezpelayo.es/BBMP/article/view/460

 

Ver, además:

 

Homero Aridjis en Letras Uruguay

 

Editado por el editor de Letras Uruguay

Email: echinope@gmail.com

Twitter: https://twitter.com/echinope

facebook: https://www.facebook.com/carlos.echinopearce

Linkedin: https://www.linkedin.com/in/carlos-echinope-arce-1a628a35/ 

 

Métodos para apoyar la labor cultural de Letras-Uruguay

 

Ir a índice de ensayo

Ir a índice de José Carlos Rovira Soler

Ir a página inicio

Ir a índice de autores