El canto de la sirena
Fernando Luis Pérez Poza

Al poeta mexicano Roberto Reséndiz,
                   en las horas tristes que suceden a un naufragio.

Has probado
el lecho de la hembra submarina,
la picadura mortal de la sirena,
sus cálidos senos,
el almendrado vientre,
ignorando el consejo de la divina Circe.

 

Has sentido
su pisciforme atracción fatal,
el néctar de su voz,
la voz del agua,
su canto lleno de promesas,
y ahora estás herido de ausencia,
tritón irritado, neptúnico ulises,
atado al mástil de tu propia vida,
el mismo que tú plantaste en el jardín del tiempo.

 

Sabes con certeza
que jamás volverás a oírla
y la has visto alejarse,
con paso tenue, a escama descubierta.
Desconoces el nombre de la ínsula que habita
esa hechicera que derribó
los muros de tu sacra Babilonia.

 

Era la rueda encerrada en el círculo,
el último delirio, el que jamás se olvida,
el hada de terciopelo que decía Baudelaire
                   o quizá,
        simplemente,
una quimera
                   que te volvió realidad
                                                      el corazón.

©Fernando Luis Pérez Poza
Pontevedra - España - Enero 2007

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