El autobús de la vida
Antonio Macías Luna

Cola hormigueante al pie de un autocar, 
cuentas que se deslizan 
a lo largo de un hilo; 
rosario eterno que no tiene prisa 
diciendo arcanos rezos a la aurora, 
reciente amanecida. 
Manos nerviosas hurgan en bolsillos, 
dedos con fiebre agitan 
un mezquino rosario 
de sucia calderilla.

Ojos llenos de dudas, contraídos, 
de borrosas pupilas 
y visible desgano; 
ojos que lanzan recias jabalinas 
hacia el angosto umbral del autobús, 
a sus fauces carnívoras.

Cola de carne humana, 
que la fiera con lúcida loriga 
dentro del cuerpo inhóspito recoge 
mientras le tiembla el pecho de alegría.

Con alientos de sol, 
con chuzos o llovizna, 
aúlle el viento o truene, 
con lentitud la cola se desliza; 
se arrastra vacilante, 
a paso fúnebre de igual medida.

Rezagados hay siempre, 
se dejan ir algunos que no avisan. 
No se queden atrás
cuentas que al parecer se les olvida 
que a última hora, en el postrer instante, 
también los años se les precipitan. 
Aunque algunos no quieran guardar cola, 
también entonarán la letanía.

Antonio Macías Luna
De "Versos que empujan desde el alma"

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