Por estar ahí

María Ángeles Chavarría

O reía o lloraba...
Pero esas sensaciones no sabría explicarlas.
Y es que estaban allí.

La merienda aportaba un respiro al estudio,
jugaba a ser pirata después de los deberes
y encontraba sonrisas en la dificultad.

Yo tenía mis miedos:
a un examen sin rostro,
a levantar la mano buscando una respuesta,
a un futuro sin suerte,
a no ser como todos esperaban que fuera.

Soñaba sin reservas y me dolía el sueño.
Pero estaban allí.

Convertían en fácil un mundo que interroga
con ojos de una niña que duda de verdades.
Aprendía de ellos el vivir cotidiano,
los instantes de premios, las palabras amables,
el rigor exigente del deber necesario
y la suave ternura que vela sin saberlo.

Y es que llenaban todo
(mi magia, mis sorpresas,
mi cartera estrenada,
mis tardes de solfeo,
mis nervios sin sentido,
mi corazón intacto...)
cuando estaban ahí.

María Ángeles Chavarría

Del libro, "Homenajes imprecisos" 

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