La belleza cruel

poema de Rafael Cansinos Assens (España)

Al ladrón de los museos, al que robó—temerario —las frías constelaciones guardadas en la noche avara de las vitrinas—un jurado clemente, compuesto de padres de familia lo absolvería, pues fue su intento humanizar esas gemas artísticas, arrancarlas a su esfera de absoluto y lanzarlas, expropiador igualitario, al torbellino de la vida en que desentrañarían su virtud generosa, su facultad de cambiarse por el óbolo numeroso.

Mas un jurado de artistas, siempre, al falaz Prometeo, habría de condenarlo, porque en su afán humanitario—siempre lo es quien convierte gemas frías y tristes en una sonrisa tibia y delincuente—al secularizar esas preseas altivas, olvidó, irreflexivo, que la belleza, por condición primera, ha de ser despiadada y cruel y debe permanecer así en los museos, en sus vitrinas inaccesibles, turbando y magnificando—astros lejanos e inútiles—el largo calofrío codicioso de los mendigos.

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