El Candombe uruguayo
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Es probable que el Candombe uruguayo se relacione con
el Candomblé brasilero. El Candomblé es una religión de origen africano
que, en Brasil, atrae el interés de observadores relativamente
especializados : médicos, como Raymundo Nina Rodrigues (que asimismo es
antropólogo) ; intelectuales surgidos de comunidades africanas, como
Manuel Quérino ; sacerdotes, como el padre Brazil. A partir de los
años 1930, son antropólogos estadounidenses, como Melville Herskowitz ;
o franceses, como Pierre Verger y - especialmente- Roger Bastide,
quienes investigan las diferentes formas del Candomblé brasilero. El afoché Bastide estudia el candomblé yoruba o nagó en Bahia y en el Nordeste brasilero. La finalidad de las ceremonias propiamente religiosas consiste en que las hijas e hijos de los dioses entren en contacto con sus Orixas protectores. Bastide descubre que existen, asimismo, manifestaciones profanas. Su finalidad es el deleite popular. Los Yoruba de Bahia llaman afoché a esos ritos terrenales. La sabrosa traducción de la palabra afoché es « candomblé para reír ». |
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Óleo sobre tela 50 x 70 |
Óleo sobre tela 50 x 70 |
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Óleo sobre tela 40 x 60 |
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Lápiz sobre papel 30 x 50 |
Lápiz sobre papel 30 x 50 |
La mayoría de esas manifestaciones son propias de la « nación bantú » : esclavos originarios de África ecuatorial y austral, que se encuentran entre los últimos en llegar a Brasil. Bastide describe el « candomblé para reír » en los siguientes términos : « Es el descenso de la cofradía africana a las calles bulliciosas del casco urbano, no ya bajo la forma de un conjunto de sacerdotes y fieles sino más bien bajo la apariencia de una corte, con su rey, su reina, sus príncipes, sus guardias y sus damas de honor… es el candomblé sin transe ni posesión... » |
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Óleo sobre tela 40 x 60Eduardo Vernazza : « Candombe «, óleo sobre tela, 50 x 70 |
Lo que explica la ausencia de transe es el hecho de que los tambores que se utilizan en esa ocasión « no han comido » : no han sido rociados con la sangre de los animales sacrificados en los terreiros, en honor a los dioses. Sin esa sangre sacrificial, el sonido de los tambores no tiene la potencia necesaria para « hacer descender » a los orixas. Bastide niega que el « afoché» sea una parodia del « candomblé » religioso. Sostiene que es otra forma de homenaje a los dioses. Un homenaje en el cuál los humanos permanecen solos. Progresivemente, sin embargo, la dimensión religiosa desaparece. Entre los Bantú, el « candomblé para reir » sólo tiene reminiscencias de las antiguas cortes reales africanas y de las visitas que los soberanos hacían a sus pueblos en medio de la diversión general. Tal evolución explica porqué, de modo paulatino, el « candomblé para reir » se puede integrar al carnaval, que es una fiesta donde las élites y el pueblo se acercan de modo simbólico. |
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Eduardo Vernazza : « Candombe «, óleo sobre tela, 50 x 70 |
Origen de la palabra « Candombe” Existen diferentes hipótesis sobre el origen y significado de la palabra « Candombe ». Según algunos lingüistas, la misma sería una deformación del término « Candomblé ». Según la lingüista brasilera Yeda Pessoa de Castro, la palabra “Candomblé” deriva del término Kongo “kandombelé”. El Kongo es bantú y, en los idiomas bantúes, existen dos tonos: alto y bajo. De acuerdo con el tono con que se la pronuncie, la raíz "ndombe" puede significar "negro" o "rezar". "Ka" significa lugar, y por lo tanto, ka - ndombe probablemente significara "unión de quienes rezan" o "lugar donde se reza". Y candomblé (de ka-n-domb-éd-é) significaría algo asi como "lugar de quienes van a rezar y pedir por la intercesión de". Pero también puede significar « lugar de negros ». Según otra teoría, originariamente, « Candombe » es una onomatopeya que imita el batir de los tambores. |
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Eduardo Vernazza : « Candombe », drypen y acuarela sobre cartón, 40x60 |
Eduardo Vernazza : « Candombe », tinta y lápiz sobre papel, 40x60, 1972 |
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Eduardo Vernazza : « Candombe », drypen y lápiz sobre cartón, 40x60, 1979 |
Eduardo Vernazza : « Candombe », drypen y acuarela sobre cartón, 40x60 |
Designa a ese instrumento musical y, luego, a la danza que se asocia a la ceremonia religiosa del Candomblé. Los hablantes de la lengua kikongo traducen « Candombe » como « lo que es propio de negros ». El sociólogo brasilero Artur Pereira Ramos observa que « en Uruguay y en Argentina, el término subsiste con el sentido más general de ‘danza de negros’ ». |
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Eduardo Vernazza : « Candombe », acuarela y tinta sobre papel, 50x70, 1982 |
Eduardo Vernazza : « Candombe », óleo sobre tela, 40x60,s.d. |
El Candombe y la comunidad afro- en Uruguay En Uruguay, la población de origen africano representa, hoy, sólo el 6% de la población total, un porcentaje mucho menor que el de Brasil, Cuba u otros países de América Latina. Sin embargo, a fines del siglo XVIII, los esclavos « importados » de África representaban cerca del 35% de la población de la Banda Oriental. Montevideo era, entonces, el único puerto que daba acceso a la región del Río de la Plata. Desde ese puerto, los navíos negreros desembarcaban a los esclavos destinados al trabajo de los campos. El historiador estadounidense George Raid Andrews[1] reconstruye las grandes etapas de los descendientes de esclavos africanos en Uruguay. Su investigación revela el papel que juega el Candombe. El término aparece, por primera vez, en 1830 en un poema publicado por el periódico montevideano “El Universal”. En el mismo se mencionan varias etnias del Congo y Angola. En esos años se podían identificar trece « salas de nación ». Éstas eran asociaciones de esclavos fundadas sobre un origen étnico común. Las asociaciones compraban o alquilaban terrenos en el exterior de la ciudad para organizar ceremonias religiosas o sesiones de danza y música. (Gracias a esas asociaciones, los descendientes de la nación yoruba pudieron mantener el culto de Yemanjá. El mismo continúa hasta hoy y los devotos de la “Virgen del Mar” ya no son sólo de ascendencia africana.) Volviendo al Candombe, parece que el mismo haya adquirido tempranamente una dimensión mundana. Tal secularización es el efecto del proceso de integración de la población « afro-uruguaya ». Les antropólogos que estudian esa población observan que es bastante heterogénea, aunque los Bantúes sean mayoría. Por razones vinculadas al contexto, desde su llegada a la Banda Oriental, los “afro-orientales” sufrieron una aculturación bastante rápida. Sólo un número relativamente pequeño fue a trabajar al campo. Los esclavos se emplearon, sobre todo, en el seno de las familias coloniales más o menos adineradas y, por lo tanto, se encontraron en contacto directo con los blancos. El resultado fue la aleación, aún si las leyes de la época exigían que las personas de alto rango solicitaran una autorización para casarse con negros o mulatos. Muchos afro – orientales fueron liberados a pedido de sus progenitores. A comienzos del siglo XIX, la participación de los afro- descendientes en las guerras de la independencia acentúa el proceso de liberación. Por consiguiente cuando, en 1842, se produce la abolición de la esclavitud, en la población negra los esclavos son una minoría. Y cuando Uruguay entra en el marco del capitalismo industrial, los afro-uruguayos pueden integrarse al proletariado. |
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Eduardo Vernazza , esgrafiado sobre tela, 40x60, s.d. |
Según Bastide, el hecho « constituye una promoción colectiva » porque permite que las personas de origen africano participen de modo más amplio en la vida social del país. Asimismo, aportan su impronta cultural, especialmente a través del Candombe. En su artículo « Los afro-uruguayos », el sociólogo uruguayo Carlos Manuel Rama señala que éstos siempre supieron que podían desplegar el Candombe en el seno mismo de Montevideo sin peligro alguno, aun si una disposición del Cabildo de la ciudad prohibía « las danzas de negros y de sus naciones ». Aún más : en 1834 algunos de los representantes de la más significativa de esas naciones, la «Junta de los morenos congos de Cunga » presenta un documento ante el jefe de policía de Montevideo con el fin de precisar que no son una secta sino una organización política y abierta a todos. El texto, que se encuentra en el Archivo General de la Nación, dice así : « Nuestras juntas no tienen nada de esas asociaciones secretas contra las cuales en el día se declama. Nuestras asociaciones son públicas, en casas sabidas y determinadas, con residencia conocida, a puertas abiertas, sin ninguna reserva... En segundo lugar nos permitimos observar al Sr. Jefe Político que unas juntas tan inocentes, lejos de poder causar alguna alarma, más bien contribuyen a sostener el orden, la obediencia y subordinación, pues fomentan la moral, la Religión y la Piedad, que son las bases más sólidas de los tronos y los estados. No es su Excelencia peregrino en su patria que ignora su historia y sus memorables acontecimientos. En todos ellos han figurado los regimientos de los morenos libres con esplendor y como los más fuertes apoyos de sus gobiernos. No somos ignorantes que desconozcamos las leyes humanas, los principios liberales proclamados en nuestro favor por las nuevas instituciones…” (Documento fechado el 11 de noviembre de 1834, numerado con el n° 31, carpeta 3, caja 36, en Archivo General de la Nación, Montevideo.) Ex-esclavos e inmigrantes europeos
En esa época, parecería que las « naciones »
afro-uruguayas no se perciben a sí mismas como grupos religiosos sino
como asociaciones de ayuda mutua, cuya vocación es organizar fiestas
populares. |
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Eduardo Vernazza , óleo sobre tela, 40x60, s.d. |
Unos y otros utilizan un vocabulario, el « lunfardo », que contiene numerosos italianismos y galicismos, así como abundantes términos de origen africano. Desde hace tiempo, el Candombe se ha integrado al carnaval de Montevideo. Los danzarines y los músicos participan en el desfile con un conjunto de 80 a 90 compañías. En los barrios Sur y Palermo, se puede apreciar a los músicos mientras dan vueltas alrededor del fuego para calentar la piel de sus instrumentos. En África todavía puede verse un espectáculo semejante. Pero en Uruguay, hoy, hay más músicos blancos que negros. Por consiguiente, el Candombe aparece como una notable creación sincrética. |
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Eduardo Vernazza : « Candombe », tinta sobre papel, 30x50, s.d. |
Eduardo Vernazza : « Candombe », tinta sobre papel, 30x50, s.d. |
Eduardo Vernazza : « Candombe », tinta sobre papel, 30x50, s.d. |
Candombe y carnaval El 6 de enero es el día de San Baltazar, el Rey Mago que representa a África en la tradición católica. La fecha corresponde, asimismo, a la primera epifanía (o primera manifestación de Cristo). Y, siempre según el calendario católico, el 6 de enero es el inicio oficial del carnaval. Los esclavos daban a tal fecha significados de risa. Burlándose de los reyes negros, buscaban mofarse de sus amos blancos. Para representar a sus propietarios se vestían con trajes burgueses, correspondientes a la moda de la época. El hecho recuerda el sentido profundo del carnaval europeo que, según el filósofo rumano Mircea Eliade, es «… un rito de abolición del tiempo mundano y del orden existente por medio de la confusión social, el regreso de las almas de los muertos, la licencia erótica, todo lo que puede simbolizar la desarticulación de las cosas , el regreso del cosmos al caos…». Tal contenido semántico linda con la burla del rey en el universo bantú. En el marco de las realezas africanas, el cuerpo del rey es el símbolo del cosmos y del orden establecido. Atacarlo, aunque sólo sea mediante la burla, es destruir el orden cósmico y entrar en un período de caos. En cosecuencia, el Candombe es la puesta en escena, de hecho muy estudiada, de ese caos. Por consiguiente, aparece como una notable creación sincrética afro-euro-americana. |
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Eduardo Vernazza : « Candombe », tinta y lápiz sobre papel, 30x50, s.d. |
Eduardo Vernazza : « Candombe », óleo sobre tela, 40x60, s.d. |
Eduardo Vernazza : « Candombe », acuarela y tinta sobre papel, 30x50, s.d. |
Referencias
Bastide, R.
Le
candomblé de Bahia.
Paris : Plon, Collection Terre Humaine, 2000
Eliade,
Mircea Le sacré et le profane. Paris : Gallimard, 1965
Rama, C. M.
“Los Afro-uruguayos” in:
Cahiers du monde hispanique et luso-brésilien, n°11, 1968. pp.
53-109. |
Jacques Barou
[1] Ver Eduardo Vernazza en Letras Uruguay
Editado por el editor de Letras Uruguay
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