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El refranero del Quijote  


por José Alberto Dibarboure

 

Voz de la sabiduría, dice de los refranes Salomón, como se ha dicho, asimismo, con incambiable sentido, “eco de la experiencia” o ”boca de verdades".

Tan antiguos como la sociedad, su uso concretó apogeó en la Edad Media, suponiendo, incluso, en su "época bárbara”, un claro fondo intelectual. A fines del medioevo, toma el camino de la decadencia en cuanto supone normalidad en su empleo.

Verdad incontrovertible su contenido, formalizan una unidad (pese a diferencias de un país a otro que supone abarque universal.

Desde que don Quijote sale de un lugar de la Marcha (mi camino —deseado— a la inmortalidad) “una mañana antes del día"’ del mes de Julio, hasta su “muerte literaria*’, en el bien decir de Madariaga, nos ofrece la novela un hervidero de refranes, como que Cervantes recurre a ellos para afianzar verdades; para economizar razonamientos; para concretar situaciones; para traducir experiencia.

Ya Cervantes, en el preámbulo a la aventura del "Yelmo de Mambrino”, hace hablar a su héroe, entrando en definiciones:

"Paréceme, Sancho que no hay refrán que no sea verdadero, porque todos son sentencias sacadas de la misma experiencia, madre de las ciencias todas, especialmente aquel que dice: donde una puerta se cierra, otra se abre”,

Y en novela picaresca con pícaro femenino ("La hija de la Celestina” de Salas Barbadillo) también se le define:

"Bien sabrás que hasta agora, a ningún refrán castellano se le ha cogido en mentiroso: todos son boca de verdades: mas vale la autoridad de uno destos, mayor doctrina encierra que seis sabios de los desta edad”.

A esas sentencias, "madre de tedas las ciencias", recurre Cervantes poniéndolas en boca de los mas diversos personajes manejados en la novela inmortal y, fundamentalmente en Sancho Panza. Este, caso típico del "analfabeto profundo”, tiene en el refrán su arma más expresiva. A veces no sabe explicarse, pero aquel lo enanca siempre.

Así —recordemos— solicité un cita el tan deseado salario. El por qué no se aclara en lenguaje corriente y explicativo. Pero recurre al habla popular y logra traducirse: porque, argumenta, “sobre un huevo pone la gallina” ; "muchos pocos hacen un mucho"; "mientras se gana algo no se pierde nada".

Frío y lógico razonamiento. Precisa toma de posición.

—¿Cuál es el primer refrán que asoma en la obra?

La del alba sería cuando don Quijote —armado caballero— salió de la venta y, por prevenciones necesarias volvía a la aldea...

A poco andar oye voces quejumbrosas provenientes del bosque. Vuelve riendas a Rocinante, penetra en aquel y ve a un muchacho (guardador de un hato) al cual azotaba un labrador en tanto le decía: "La lengua queda y los ojos listos".

Apareció el primer refrán de la novela en la primer puesta a prueba del ideal quijotesco.

—¿Y el último?

Cae de la boca de don Quijote, en molde de poética frescura, al declarar ya cuerdo, que "en los nidos de antaño no hay pájaros ogaño”.

Dentro de la curva tendida entre el primer refrán en boca del labriego y el postrero en boca de don Quijote ¿cuales espetó Sancho, costal lleno de ellos?

—Cientos!

Y Sancho recurrirá siempre, bien o mal, al refrán (concreción salvadora) y obliga a su Caballero en sus consejos antes de ir a gobernar la Ínsula Barataría, a exponer:

"También, Sancho, no has de mezclar en tus platicas la muchedumbre de refranes que sueles; que, puesto que los refranes son sentencias breves, muchas veces los traen  tan por los cabellos, que mas parecen disparates que sentencia.

Objeta Sancho que dio Dios lo puede remediar, porque:

".. se mas refranes que un libro, y llénenseme tantos juntos a la boca cuando hablo, que riñen por salir unos con otros: pero la lengua va arrojando los primeros que encuentra, aunque no vengan a pelo"...

Luego señala que tendrá cuenta de decir los que convenga a la gravedad de su cargo, por cuanto:

"En casa llena, presto se llena la cena: y quien destaja no baraja; y a buen salvo esta el que repica; y el dar y tener seso ha menester”.

Don Quijote que habíale solicitado excusase refranes y Sancho hecha varios, replica:

“Mira, Sancho: no te digo yo que fuese mal un refrán traído a propósito: pero cargar y ensartar refranes a trochemoche, hace la plática desmayada y baja”.

Obsérvese: el héroe cervantino anuncia, a través de la "plática desmayada y baja”, cómo el abusivo uso y su errónea aplicación va llevando al refrán a una lenta decadencia.

Luego, en el capitulo de la resolución de hacerse pastor, después de enhebrar refrán tras refrán, leemos:

”No mas refranes, Sancho dijo don Quijote; pues cualquiera de los que has dicho, basta para dar a entender m pensamiento; y muchas veces te he aconsejado, que no seas tan pródigo en refranes, y que te vayas a la mano en decirlo; pero paréceme que es predicar en desierto”.

Ante ese uso del refrán por el héroe —contaminación mutua y ampliada que ha de ir pronunciándose en el decurso de la novela— Sancho, alegre por tomarlo en supuesta falta, responde:

"Paréceme que vuesa merced es como los que dicen: dijo la sartén a la caldera: ¿quítate allá, ojinegra".

Y don Quijote, profesoralmente:

"Yo traigo los refranes a propósito, y vienen, cuando los digo, como anillo al dedo; pero tráeslos tú tan por los cabellos que los arrastras y no los guías: y, si no me acuerdo mal, otra vez te he dicho que los refranes son sentencias breves, sacados de la experiencia y la especulación de nuestros antiguos sabios; y el refrán que no viene a propósito, antes es disparate que sentencia”.

Finalmente nueva protesta del Caballero:

"Basta de refranes, Sancho, por un solo Dios.... habla a lo llano, a lo liso, a lo no intrincado, como muchas veces te he dicho y verás cómo le vale uno por cien".

Y Sancho: "es que no se decir razón sin refrán, ni reirán que no me parezca razón".

El refrán, por su raíz popular integraba de suyo el decir realista del Escudero y suponía siempre razón. Quedaba así autodisculpado de la aplicación errónea de algunos.

El refranero, como medio comunicativo es usado principalmente por Sancho, ya que ello supone "su seguridad y madurez en lo concreto”, que no en balde acude a tales para razonar en el manejo de sus ideas.

Toda una novela de experiencia supondría rescatar el refranero del libro. Tal su aplicación constante por vía de las mas opuestas voces fijadas en la obra inmortal.

Y tal el motivo —uno mas— de disparidad entre Caballero y Escudero, al margen de la fraternidad y la mutua compenetración que los uniera hasta la vuelta a la cordura del Caballero de la Bondad, de permanente vigencia.

 

Ensayo de José Alberto Dibarboure

"Letras" - Año II Nº 6

Florida (Uruguay) - noviembre de 1966

Digitalizado y editado por el editor de Letras Uruguay el día 7 de diciembre de 2016, hasta el día de la fecha inédito en la web mundial

Twitter: https://twitter.com/echinope / email: echinope@gmail.com / facebook: https://www.facebook.com/carlos.echinopearce 

 

 

 

 

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