Blanca de la Vega: poesía y arte en la obra de una mujer transgresora
por Patricia Díaz Garbarino

patricia.diazgarbarino@gmail.com

En las primeras décadas del siglo XX, las mujeres luchaban por su autonomía y reconocimiento. Remarcando sus singularidades; enfrentándose con el mandato y trascendiéndolo, la osadía no tenía límites. Mujeres excepcionales, artistas (escritoras, poetas, autoras teatrales, plásticas, periodistas, actrices, etc.) luchaban por la construcción de una nueva subjetividad de “mujer”.

Blanca de la Vega fue testigo de los cambios que se iban gestando; formando parte de innumerables actividades culturales asumidas como espacios de autoafirmación. Lucha que la tuvo como protagonista, en el campo de la docencia, el teatro, la declamación.

Blanca no declamaba, “decía los poemas”; transmitía con “ademán sobrio, ajustado y preciso” su frescura y pasión; alejada de los modelos paradigmáticos de la época.

Su verdadero nombre: Blanca Colorado Sáenz. Nació en La Paz, Bolivia, el 7 de noviembre de 1898. En Bolivia, se casa y adopta el apellido de su marido: de la Vega. Luego de un breve lapso de tiempo, se separa y viaja a Buenos Aires. Llega sola y sin dinero con el propósito de “sacar a su familia de la pobreza”. Había fallecido su padre –posiblemente de origen español- dejando a la familia desprotegida, constituida por su madre Carmen y hermanos.

Inicia su trabajo docente como profesora de declamación, en el Conservatorio de Música de Buenos Aires, que fundó y dirigió el compositor argentino Alberto Williams[1], desarrollando su carrera profesional en diferentes conservatorios y teatros de Buenos Aires por más de cincuenta años.

Una mujer transgresora, de fuerte carácter, solidaria, con un gran sentido del humor; comparte con sus contemporáneas la sensibilidad y el gusto estético de una época, dejándonos un valioso legado; amistad, autonomía y libertad. Voces polifónicas que demandan una búsqueda genealógica que las aleje del discurso identitario masculino. Genealogía de mujeres que en su singularidad, nos legan un riquísimo patrimonio cultural que nos constituye. 

Los primeros años

En la década del 20, ingresa al Conservatorio Nacional de Música y Declamación, dictando clases de declamación en reemplazo de Enrique García Velloso. Cuando se funda el Conservatorio, se dictaban las clases en el Teatro Colón. Luego de inaugurado el flamante Teatro Cervantes, pasó a desarrollar sus actividades en dicho teatro[2].

Por más de cuarenta años, formará parte del equipo docente del Conservatorio Beethoven, sito en la calle Rodríguez Peña, en el barrio de la Recoleta.

En la misma época, la revista “Caras y Caretas”, registra diversas actividades donde Blanca responde una encuesta sobre el voto femenino o reseña su participación y /o organización en diversos recitales poéticos: “La señora Blanca C. de la Vega, rodeada por un grupo de amigas, después del interesante recital poético que se realizó en el salón de la Wagneriana[3].    

Las reseñas se reiteran: recitales poéticos en el Teatro Colón, Cervantes, peñas y tertulias.

Estudió arte escénico con Joaquín de Vedia y se graduó con las más altas distinciones, lo que le valió representar el papel protagónico de La Malquerida, de Benavente, y Fedra, de Eurípides, en el Teatro Colón. Dirigió el cuerpo estable del Colón en dos oportunidades con la obra Tierra y Chaya. También protagonizó Amalia en el Cervantes[4]. Y la pieza Santa Rosa de Lima de André. El 6 de diciembre de 1938, dirigida por Blanca y actuada por los alumnos de Alfonsina Storni del Conservatorio de Música y Declamación, estrena Cimbellina en el 1900 y pico, farsa de Alfonsina Storni; en homenaje a su figura.

Formó parte de la Compañía de Comedias del Club Argentino de Mujeres dirigida por Lola Pita Martínez. En 1924, representó La madre de Rusiñol y El héroe y sus hazañas de Bernard Shaw,  junto a Beatriz Eguia Muñoz, Celia Tornú de Lakerman y Celia Botto.

El Club Argentino de Mujeres, prestigiosa institución cultural de la época, desarrollaba sus actividades en la calle Ayacucho 1176. El Club Argentino de Mujeres, si bien desarrolló actividades culturales y sociales  (Recordemos el Hotel del Club Argentino de Mujeres en Mar del Plata), también se interesó por los derechos civiles y políticos, organizando en el año 1928, el Tercer Congreso Internacional Femenino presidido –en esa oportunidad- por la Dra. Elvira Rawson. En el marco de dicho Congreso, se destacó la Primera Exposición  Femenina de arte, literatura, artesanías, etc., primera en su género, nucleando el trabajo de innumerables mujeres latinoamericanas. Sus organizadoras no se definían “feministas”, formaban parte de una clase “acomodada”, con los prejuicios enmarcados en el estereotipo de lo “femenino”; pero, abrieron un espacio de participación para que sus innumerables socias ocuparan el espacio público. Sin olvidarnos del momento histórico, los Clubes y Asociaciones culturales de mujeres formaron espacios de reflexión y visibilización.

Blanca de la Vega, llega sola a Buenos Aires. Ingresa al mercado laboral, desempeñando su tarea docente con honestidad y valentía. Comulgando con su arte, en libertad de pensamiento y acción. Inmediatamente, se integra a los círculos culturales de la época.

Comienza su relación con el diplomático boliviano Celso Borda que se extenderá hasta la muerte de Celso, siete años después. Sin contrato, Blanca se decide a convivir con uno de sus grandes amores. Relación que marcará profundamente su interioridad.

Docente del Conservatorio Nacional de Música y Declamación y del Teatro Infantil Labardén, conoce a la poeta y escritora Alfonsina Storni, compañera de trabajo en dichas instituciones. La entrañable amistad que las une, durará hasta la muerte de Alfonsina en el año 1938.

En diciembre de 1929, Blanca y Alfonsina viajan a España. El objetivo: brindar una serie de conferencias y audiciones poéticas, donde se visibilizan las voces de las mujeres.

Alfonsina titula a su conferencia: “Una mujer ultramoderna y su poesía”, donde se destaca en el sumario: “La inteligencia y el instinto femeninos. La escritora y la esposa. El documento humano de María Bashkirtseff. La Doña Juana del Siglo XX. La monja portuguesa Mariana Alcoforado. Semblanza sintética de grandes poetisas. La curiosidad, el engaño, la coquetería, los celos femeninos, a través de los versos de Amalia Guglielminetti.”  Blanca sumaba en su audición poética, una cuidada selección, donde nada dejaba al azar. Textos como “Fiera de amor” de Delmira Agustini, “Cantar” de Juana de Ibarbouoru, “Los ángeles de la prisa” de Rafael Alberti, “Arenga simplista a los ascensores” de Silva Valdés, “El poema del hijo” de Gabriela Mistral, “El martirio de Santa Olalla” de Federico García Lorca, entre otros[5].

En Barcelona, exponen en el marco de la Exposición Internacional de Barcelona, en la Casa de la Prensa, el 4 de enero de 1930. Luego, viajan a Madrid donde participan en diferentes espacios culturales: Teatro de la Comedia, Lyceum Club y en importantes círculos literarios y periodísticos de la época.

Es preciso destacar la unidad de dicho “espectáculo”; las conferencias de Alfonsina y la audición poética de Blanca; la participación de ambas, en un dúo de intelectuales que no era frecuente. Una empresa audaz para las primeras décadas del siglo XX. Asumiendo un discurso marcadamente feminista que se difunde a través de un espacio cultural: espacio de autoafirmación de una nueva subjetividad de mujer.

En sintonía con el trabajo que venía realizando el Lyceum Club de Madrid, la participación de Blanca y Alfonsina no pasó desapercibida para las mujeres madrileñas de la época.

La prensa deja testimonio de estos encuentros en innumerables artículos periodísticos, reseñas y fotos: El Heraldo de Madrid, La Gaceta Literaria, ABC, El Sol, Crónica; las revistas La Esfera, Nuevo Mundo, Mundo Gráfico, etc. Destacados periodistas e intelectuales realizaron extensas críticas como Diez Canedo, María Luz Morales, Rosa Canto o el ingenioso artículo de César González Ruano, donde descubrimos a Blanca con un gran sentido del humor y picardía. Una “interviú” en tono jocoso e íntimo, donde el periodista intenta un tono desarticulado para presentar a las “distinguidas” viajeras. La inteligencia de las entrevistadas y el humor de sus respuestas, se destacan en el artículo; desarmando el siempre presente paternalismo de periodistas e intelectuales de la época.

Las reseñas destacan el estilo y la personalidad de Blanca. El diario español ABC, el 15 de febrero de 1930, establecía: “Blanca de la Vega es la mujer que ha profundizado en todas las normas de la plástica, consiguiendo ser en cada momento y en todas sus expresiones, académicamente estatuaria.” (…) “Es alta y es elástica, y es noble en sus movimientos y actitudes. Dicen que ha hecho en América teatro griego. Antígona no tendría mejor intérprete que ella. Recitó poesías de diferentes matices. El recital de Blanca de la Vega como el de Alfonsina Storni fueron ampliamente aplaudidos y celebrados por el selecto público de la Comedia[6].”

“Que Gabriela Mistral hable por mí”

El 2 de diciembre de 1932, la revista El Hogar, establecía: “Los miembros de la “República de la Boca” celebraron una fiesta a bordo del “Río de Janeiro Maru”. Se trataba de una fiesta de disfraces organizada por artistas y escritores de la Boca, encabezada por Benito Quinquela Martín. La cámara capta el instante: Blanca de la Vega vestida de chola boliviana junto a una discreta Alfonsina Storni que luce un vestido sin mangas: “Cholas, gauchos, marineros y románticas, se confundieron democráticamente en la fiesta de la “República”, donde la crisis y los problemas económicos son un mito. He aquí a Blanca de la Vega y a Alfonsina Storni sorprendidas como en éxtasis.” [7]

Blanca concurría asiduamente a la Peña “Signo”, que se realizaba en el subsuelo del Hotel Castelar. Así lo registran las fotografías que la prensa de la época difunde de las muchas actividades culturales que desarrolló “Signo” en la década del 30.  Peña que tuvo como invitado especial al poeta Federico García Lorca. En su estadía en Buenos Aires, se hospedó en el Hotel Castelar; habitué de la peña “Signo” y de radio Stentor que realizaba sus transmisiones radiales en el Castelar.

En 1934, “Signo” ofrece un banquete a González Carbalho, con motivo del premio concedido a su libro “Cantados” en el subsuelo del Hotel Castelar; la fotografía registra a Federico García Lorca, Pablo Neruda, Blanca de la Vega, Nora Lange, Emilia Bertolé, Alfonsina Storni, Ulyses Petit de Murat, Pedro Miguel Obligado, Alberto Gerchunoff, entre otros[8].

En ese mismo año, se inaugura  el Club “Kuntur” (Cóndor Americano), “Divulgación de Letras y Arte”, donde se desarrollan diversas actividades culturales: conferencias, exposiciones, conciertos, etc. Su fundadora, la escritora y periodista argentina Adela García Salaberry. Blanca de la Vega forma parte de la comisión directiva.

En el archivo personal de Adela García Salaberry que conserva el Museo Histórico Regional Alte. Brown de Bernal (Quilmes), observamos una breve carta y un retrato fotográfico de Blanca de la Vega dedicado a su amiga Adela.

En 1938, en su libro “Vidas” Primera Serie, Adela García Salaberry, establece: “Blanca de la Vega es un símbolo en la recitación, porque encuadra la innegable esencia del pensamiento del Poeta, penetrando en el corazón mismo de las inmortales rimas, con sus aptitudes de sobriedad y emoción artística. Está identificada, en el noble apostolado de la Enseñanza del bien decir…” (…) “Es la profesora, por intuición y talento, que sabe dar cauce al arte de la recitación, dentro de la dicción clara, natural y sonoridad expresiva de la estrofa.” (…) “ha conquistado merecidos laureles, aquí y en Europa, por su meritoria labor artística[9].”

En 1928, publica la Antología de de la Poesía Infantil, reeditada por Editorial Kapelusz en los años 1954 y 1969.  En 1931, Antología de versos y prosas recitables para los cursos de Declamación Infantil. En ambas antologías, incluye un texto “A modo de prólogo”, de la poeta Gabriela Mistral: “A los niños”: “Después de muchos años, cuando yo sea un montoncito de polvo callado, jugad conmigo, con la tierra de mi corazón y de mis huesos. Si me recoge un albañil, me pondrá en un ladrillo, y quedaré clavada para siempre en un muro, y yo odio los nichos quietos. Si me hacen ladrillo de cárcel, enrojeceré de vergüenza oyendo sollozar a un hombre; y si soy ladrillo de una escuela, padeceré también de no poder cantar con vosotros, en los amaneceres. Mejor quiero ser el polvo con que jugáis en los caminos del campo.” (…) “Decid, cuando me tengáis en las manos, un verso hermoso y crepitaré de placer entre vuestros dedos. Me empinaré para miraros, buscando entre vosotros los ojos, los cabellos de los que enseñé. ¡Y cuando hagáis conmigo cualquier imagen, rompedla a cada instante, que a cada instante me rompieron los niños de ternura y de dolor!”  Estas palabras de la poeta chilena, definen la sensibilidad y la mirada pedagógica de Blanca, su legado. Nada más elocuente que sus palabras inaugurales: “Gabriela: Porque siento como tú y sufro la dolorosa tortura de mi pluma inhábil, recurro a tus palabras mágicas en traducir sentimientos y en el secreto de llegar al corazón, y dejo que hables por mí a nuestros queridos niños[10].”

Lily Sosa de Newton en su Diccionario Biográfico de Mujeres Argentinas, establece que Blanca de la Vega “compiló una antología para mayores, en 1948, traducida al Braille.”

Teatro Infantil Labardén: trabajo y vocación

En 1928, cuando se inaugura el Teatro Infantil Labardén, Blanca ingresa como profesora, dictando clases de declamación y arte escénico. Fue designada directora del Labardén, llevando a escena muchísimas obras de teatro protagonizadas por niños/as para niños/as.

El 10 de diciembre de 1938, estrena Blanco, negro, blanco, la obra de Alfonsina Storni, con los alumnos de Alfonsina del Teatro Labardén.  Para dar un ejemplo: brindó trece funciones en el Teatro Colón en las temporadas de 1949 a 1955. No era frecuente que la cuna de la ópera brindara espacios para el teatro, pero el Colón abrió sus puertas al Teatro Infantil Labardén y a su directora. En esos años, el secretario era Alejandro Storni, hijo de Alfonsina.  Son muchas las reseñas que en tan breve espacio no se pueden detallar. Pero se constata la permanente presencia del Teatro Infantil Labardén en innumerables obras llevadas a escena en el Teatro Colón, entre los años 1938-1957, en el marco de los “fin de curso”, con la dirección de Blanca de la Vega. Directora que, además de seleccionar la obra adecuada, armar la escenografía, estaba en todo detalle. Puntillosa, exigente, brindando lo mejor, entregando en cada instante: todo. Así, la recuerdan sus alumnos, entre los que se destacan grandes actores y actrices de la escena argentina.

Sensibilizar a través del arte, convivir con la poesía. Era una postura, una actitud; una forma de educarlos para la vida en la sensibilidad artística. Blanca no era partidaria del trabajo del niño/a actor/actriz. Esa sería una decisión posterior, tomada de forma individual, en cada caso. La “enseñanza del bien decir” y la sensibilidad artística, le brindaría a los/as niños/as herramientas para la vida; sostengo, asumida como actitud.

Cuando Perón asume la presidencia, Blanca es destituida. Su defensa del Labardén la lleva a solicitar una entrevista con Eva Duarte y manifestarle la importancia del trabajo que, por décadas, venía realizando con los/as niños/as del emblemático teatro. Eva la reintegra a sus actividades. Blanca trabaja como puede, resistiendo. No adhiere al peronismo; sigue lealmente su mirada pedagógica e intenta mantener los valores que ha legado el Teatro Labardén. Es justo decir, que  Eva no opone resistencia al trabajo social que Blanca realizaba. A mi entender, un discreto “alejamiento”, entendido en el marco de un Estado dogmático con sus múltiples estrategias de control.

En 1957, Blanca es destituida. Sus alumnos/as realizan una “huelga” solicitando que se reintegre a Blanca de la Vega. Así lo recuerda la actriz y cantautora Marilina Ross: “Estudié en el Teatro Infantil Labardén hasta el año 57, que me expulsaron por liderar una huelga de alumnos que protestábamos porque queríamos de vuelta a Blanca de la Vega[11].”

En 1960, fue invitada por el Ministerio de Educación para crear y dirigir el Teatro para niños.

Luisa Kuliok: “para mí fue fundacional

La actriz argentina Luisa Kuliok fue alumna de Blanca en el Teatro para niños. En una entrevista que le realizáramos, recordaba: “Yo tenía cinco o seis años. Viajaba con mi padre, en el colectivo 105, desde Devoto. Las clases se dictaban en el Nicolás Avellaneda, en la calle Talcahuano. Luego, en la Escuela Monteagudo en Santa Fe al 2200. Eran los sábados de 15 a 18 hs. y los domingos de 9 a 12 hs. Las funciones se daban en el Patronato de la Infancia, en los hospitales, etc. No trabajábamos, era hacer lo que estudiábamos; todo muy acabado porque Blanca era exigente; tenía una rigurosidad que asustaba. Pasé un año sin actuar, sentada. Le decía a mi padre: “Papá cuándo me va a tocar” y él me respondía: “Tenés que tener paciencia, ya te va a tocar”. Y yo tenía paciencia –chiquita como era- porque mi papá me llevaba y me decía eso. Un día, se enfermó la chica que protagonizaba las obras y Blanca preguntó: ¿Quién sabe la letra de este personaje? Yo levanté la mano, tímidamente. Es que me sabía todos los papeles; de las chicas y chicos; al haber estado sentada tanto tiempo, con paciencia, escuchando. Bueno, hice el personaje y me quedé con el personaje. Era una obra muy bella “Rosas en la nieve” de María Alicia Domínguez. Yo adoraba esa obra, ese personaje, lo que le pasaba… Si Blanca te concedía la posibilidad de hacer eso, te estaba dando la bendición: tú eres capaz de hacerlo. Lo que significa para un niño. Son las piedras fundamentales que van armando tu vida futura. Por eso es tan importante que a los niños se los trate bien, se los valore y se los aliente.

Fue una época de una belleza extraordinaria. Estar conectada con los grandes textos, con las grandes obras, con la poesía.” Blanca defendía el teatro de niños para niños; Luisa Kuliok, nos decía: “Lo veía como una totalidad, una función social con la rigurosidad del arte. Para ella “niño” era una palabra sagrada. En el prólogo de su Antología de la Poesía Infantil, en esas palabras de Gabriela Mistral (ya citadas en este artículo), está el espíritu de su doctrina, de su enseñanza, de su alma. Esa es Blanca. Había que ser fuerte para convivir con su modo, porque su modo era muy exigente. Blanca era fresca, le gustaba el humor, la gracia, la picardía  y al mismo tiempo, cuando se trataba de algo serio… Era muy moderna en su época. Exquisita en el movimiento de manos. Trabajé, con ella, el “bien decir” que era una manera de actuar. Para mí fue fundacional[12].”

Además de Luisa Kuliok, entre los grandes actores y actrices que de niños la tuvieron como profesora de arte escénico y declamación, podemos mencionar a Alfredo Alcón, Irma Roy, Marilina Ross, Graciela Borges, Manuel González Gil, Juan Carlos Altavista, Ernesto Bianco, Augusto Fernándes, entre otros.

A la vida hay que vivirla con pasión

José Luciano Alberti, será el compañero de Blanca, toda su vida. Hombre que la valoró y respetó sus silencios; acompañándola lealmente; amando su vida con entrega y dedicación. En la década del 40 se casan en Montevideo.  José Alberti era médico y uno de los fundadores de la Escuela Psicoanalítica Argentina. La pareja no tuvo hijos.

Carmen Fernández Sáenz, sobrina de Blanca, será la hija que el matrimonio adopta de corazón. Hija de Luis Alejandro Fernández Sáenz (Lucho), hermano de Blanca. Ser humano entrañable, amigo de Alejandro Storni y recordado por éste, con muchísimo cariño. “Lo que soy se lo debo a ellos”, nos dice Carmen. Ella nos acerca a una Blanca humana; de fuerte carácter: generosa, posesiva, celosa, con muchísima imaginación. Y establece: “Los valores que Blanca de la Vega transmitió a sus alumnos, familiares y amigos, tuvieron que ver con una enorme determinación, pasión y fuerza de voluntad para cumplir sus objetivos. Era tremendamente intuitiva y percibía belleza en detalles que para otros pasaban desapercibidos. Su generosidad se concretaba en actos de ayuda a quien pudiera necesitarla y en su gran hospitalidad con la gente que invitaba a su casa. Sabía disfrutar de la vida y contagiaba su entusiasmo a los que la conocían. Le gustaba agasajar a sus amigos con comidas exquisitas de origen boliviano que preparaba con esmero. Cultivaba el arte de la conversación, lo cual hacía que estas reuniones fueran muy especiales[13].”  A las/os niñas/os  “les enseñó a amar la vida, a vivir”.

A la vida hay que vivirla con imaginación y poesía: con pasión.

Blanca de la Vega: apasionada, transgresora, coherente. Falleció en Buenos Aires, el 18 de setiembre de 1996, en su apartamento de la calle Rodríguez Peña.

Testigo y protagonista de un Siglo de luchas por la construcción de una nueva subjetividad de mujer en el campo cultural argentino.

                                                                                           Patricia Díaz Garbarino

Notas

[1] Conservatorio de Música de Buenos Aires. Fundado por el compositor argentino Alberto Williams (1862-1952) en el año 1893. Lo dirigió hasta el año 1941.

[2] Conservatorio Nacional de Música y Declamación. Inicia sus actividades en el año 1924 con la dirección de Carlos López Buchardo. En 1939, pasa a denominarse Conservatorio Nacional de Música y Arte Escénico. En 1948, luego del fallecimiento de López Buchardo, el Conservatorio Nacional de Música y Arte Escénico, llevó su nombre en homenaje a su primer director. Con sede propia, se instala en la Avenida Las Heras; su primera sede, ocupando otros espacios en sus múltiples transformaciones.

[3] Revista Caras y Caretas, N° 1623, Buenos Aires, 9 de noviembre de 1929. Hemeroteca Digital. Biblioteca Nacional de España.

[4] Sosa de Newton, Lily; Diccionario Biográfico de Mujeres Argentinas; Buenos Aires; Plus Ultra, Tercera Edición; 1986. Estos datos se encuentran en las breves reseñas biográficas de este importante libro de referencias de Lily Sosa de Newton.

[5] Conferencia dada el viernes 14 de febrero de 1930, por Alfonsina Storni, sobre el tema: “Una mujer ultramoderna y su poesía” y Audición poética por Blanca de la Vega, la gran artista boliviana.” (Se adjunta Programa) Revista Boletín Musical, Madrid, Febrero 1930. Hemeroteca Digital. Biblioteca Nacional de España.

[6] Alfonsina Storni y Blanca de la Vega que han dado un Recital en la Comedia con gran éxito.” Diario ABC, Madrid, 15 de febrero de 1930. Hemeroteca Digital. Biblioteca Nacional de España.

[7] Una fiesta en el Río de Janeiro Maru”; Revista El Hogar; Año XVIII; N° 1207; Buenos Aires; 2 de diciembre de 1932. Sección de Hemeroteca. Biblioteca Nacional Argentina.

[8] La fotografía que se cita me la facilitó la Comisión de Cultura del Hotel Castelar. Comisión que realiza diversas actividades culturales y difunde la presencia de Federico García Lorca, conservando la habitación de época que ocupara Federico como “Museo” interactivo.

[9] García Salaberry, Adela; Vidas (Primera Serie); Buenos Aires, Talleres Gráficos Argentinos L. J. Rosso; 1938.

[10] Vega, Blanca de la; Antología de versos y prosas recitables para los cursos de Declamación Infantil; Buenos Aires; 1931.

[11] Breve fragmento extraído de la página web de la actriz y cantautora argentina Marilina Ross. Estas palabras acompañan una fotografía del Teatro Infantil Labardén. Solamente cito las palabras referidas a Blanca de la Vega; no me parece menor el Amor demostrado por las/os alumnas/os a su maestra, realizando una “huelga”.

[12] Entrevista a la actriz argentina Luisa Kuliok, Buenos Aires, 11 de octubre de 2013.

[13] Entrevista a la Prof. Carmen Fernández Sáenz, sobrina de Blanca de la Vega; Buenos Aires; 2 de agosto de 2012. Palabras de su autoría.

*Agradezco a Carmen Fernández Sáenz por su generosidad, brindándome la posibilidad de conocer la personalidad de Blanca. A través de una entrevista y correos electrónicos, transitamos el camino de Blanca y de los seres más cercanos. Nadie mejor que ella para hablar de su tía, que la conoció y convivió a su lado. Nos acerca a una Blanca humana; un ser entrañable.

A la actriz Luisa Kuliok, que me permitió entrevistarla; por su humildad y generosidad. Por su valioso testimonio. Las palabras que se incluyen en este artículo, son breves fragmentos de la entrevista que será reproducida en el ensayo sobre la obra y vida de Blanca de la Vega que se publicará, próximamente, en el marco de esta investigación.

por Patricia Díaz Garbarino
patricia.diazgarbarino@gmail.com 

 

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